martes, 27 de noviembre de 2018

Pequeñas Semillitas 3835

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 13 - Número 3835 ~ Martes 27 de Noviembre de 2018
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina) 
Alabado sea Jesucristo…
Hoy celebramos la advocación mariana de la Virgen de la Medalla Milagrosa, cuya primera aparición a Santa Catalina de Labouré (su fiesta es mañana) se produjo en París en el año 1830.
Comienza lo que el papa Pío XII llamó la “era de María”, una etapa de repetidas visitaciones celestiales, entre otras: La Salette (1846), Lourdes (1858), Fátima (1917).
La Virgen se apareció en París a Santa Catalina Labouré para darnos dos mensajes:
El primero, decirnos que fue concebida sin pecado, INMACULADA.
El segundo, para regalarnos su tercera arma de Madre, su MEDALLA MILAGROSA.
Las dos primeras armas son el Rosario y el Escapulario.
Que en este día nuestro corazón esté mucho más cerca de María, nuestra Madre y medianera ente Jesús. Recordemos que nadie puede entrar al cielo sin María, pues Ella es la llave que abre las puertas celestiales.

¡Buenos días!

Antes de leer la Biblia
Dios está vivo en su Palabra para iluminarte, consolarte, fortalecerte… Pero debes acercarte a ella con verdadera fe. Antes de leerla es adecuado que te pongas en la presencia del Señor con alguna oración que te ambiente en un clima de devoción y acogida cordial del don de Dios. Puede servirte la que sigue.

Dios, mi Padre bondadoso. Estoy rodeado de ruidos y voces. Estoy cansado de escuchar palabras sin verdad, sin el calor de la intimidad personal, sin la eficacia del amor comprometido. Tú, Señor, me hablas con una Palabra nueva. Por eso quiero escucharte. Porque tu Palabra me muestra la verdad, me revela la eficacia de tu amor, me ofrece la participación en tu misma vida. Señor, que tu Palabra se haga carne en mi vida. Te ofrezco un corazón pobre y abierto. Siembra en mí tu Palabra, que tu Espíritu la haga fecunda, como en el seno de María, la santísima Virgen y Madre de Jesús. Y seré en el mundo el eco de tu voz, la proclamación de tu Evangelio. Amén.

La actitud de humilde escucha es decisiva para leer con provecho, pero es un don que debes pedirle al Señor con la confianza de un hijo. Y el libro sagrado te animará con promesas de vida sin fin, será para ti una escalera para subir al cielo, te ofrecerá normas simples de vida inocente  y  te descubrirá el amor entrañable de Dios por ti. Que sea tu alimento cotidiano.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas de hoy
 
Primera Lectura: Apoc 14, 14-19

Salmo: Sal 95, 10-13

SANTO EVANGELIO: Lc 21,5-11
En aquel tiempo, como dijeran algunos acerca del Templo que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida».
Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?». Él dijo: «Estad alerta, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘el tiempo está cerca’. No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato». Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo».

Comentario:
Hoy escuchamos asombrados la severa advertencia del Señor: «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida» (Lc 21,6). Estas palabras de Jesús se sitúan en las antípodas de una así denominada “cultura del progreso indefinido de la humanidad” o, si se prefiere, de unos cuantos cabecillas tecnocientíficos y políticomilitares de la especie humana, en imparable evolución.
¿Desde dónde? ¿Hasta dónde? Esto nadie lo sabe ni lo puede saber, a excepción, en último término, de una supuesta materia eterna que niega a Dios usurpándole los atributos. ¡Cómo intentan hacernos comulgar con ruedas de molino los que rechazan comulgar con la finitud y precariedad que son propias de la condición humana!
Nosotros, discípulos del Hijo de Dios hecho hombre, de Jesús, escuchamos sus palabras y, haciéndolas muy nuestras, las meditamos. He aquí que nos dice: «Estad alerta, no os dejéis engañar» (Lc 21,8). Nos lo dice Aquel que ha venido a dar testimonio de la verdad, afirmando que aquellos que son de la verdad escuchan su voz.
Y he aquí también que nos asevera: «El fin no es inmediato» (Lc 21,9). Lo cual quiere decir, por un lado, que disponemos de un tiempo de salvación y que nos conviene aprovecharlo; y, por otro, que, en cualquier caso, vendrá el fin. Sí, Jesús, vendrá «a juzgar a los vivos y a los muertos», tal como profesamos en el Credo.
Lectores amigos: unos versículos más adelante del fragmento que ahora comento, Jesús nos estimula y consuela con estas otras palabras que, en su nombre, os repito: «Con vuestra perseverancia salvaréis vuestra vida» (Lc 21,19).
Nosotros, dándole cordial resonancia, con la energía de un himno cristiano de Cataluña, nos exhortamos los unos a los otros: «¡Perseveremos, que con la mano ya tocamos la cima!».
Rev. D. Antoni ORIOL i Tataret (Vic, Barcelona, España)

Santoral Católico:
Virgen de la Medalla Milagrosa
Advocación Mariana 

El 27 de noviembre de 1830 la Virgen Santísima se apareció a Santa Catalina Labouré, humilde religiosa vicentina, y se le apareció de esta manera: La Virgen venía vestida de blanco. Junto a Ella había un globo luciente sobre el cual estaba la cruz. Nuestra Señora abrió sus manos y de sus dedos fulgentes salieron rayos luminosos que descendieron hacia la tierra. María Santísima dijo entonces a Sor Catalina:
"Este globo que has visto es el mundo entero donde viven mis hijos. Estos rayos luminosos son las gracias y bendiciones que yo expando sobre todos aquellos que me invocan como Madre. Me siento tan contenta al poder ayudar a los hijos que me imploran protección. ¡Pero hay tantos que no me invocan jamás! Y muchos de estos rayos preciosos quedan perdidos, porque pocas veces me rezan".
Entonces alrededor de la cabeza de la Virgen se formó un círculo o una aureola con estas palabras: "Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti". Y una voz dijo a Catalina: "Hay que hacer una medalla semejante a esto que estás viendo. Todas las personas que la lleven, sentirán la protección de la Virgen", y apareció una M, sobre la M una cruz, y debajo los corazones de Jesús y María. Es lo que hoy está en la Medalla Milagrosa.
Para más información hacer clic acá.
© Aciprensa

Pensamiento del día

“Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, yo te ofrezco en este día, alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Amén”

Tema del día:
Guía para la Confesión
Uno de los hábitos que el Padre Pío más recomendaba a sus hijos espirituales era el de la confesión frecuente, al menos una vez a la semana. Al respecto, el Padre Pío decía: “La confesión es el baño del alma. Tienes que ir al menos una vez a la semana. No quiero que las almas se mantengan alejadas de la confesión por más de una semana. Incluso una habitación limpia y no ocupada recoge el polvo; regresa después de una semana y verá que es necesario quitar el polvo de nuevo.”

La Penitencia, que se llama también Confesión, es el sacramento instituido por Jesucristo para perdonar los pecados cometidos después del Bautismo.

Se da el nombre de Penitencia a este sacramento porque para alcanzar el perdón de los pecados es necesario detestarlos con arrepentimiento, y porque quien ha cometido la culpa debe sujetarse a la pena que le impone el sacerdote. Jesucristo instituyó el sacramento de la Penitencia el día de su Resurrección, cuando en el Cenáculo dio solemnemente a sus Apóstoles la facultad de perdonar los pecados.

Oraciones para un buen examen de conciencia:
- Santísima Virgen María, Madre mía, dígnate de obtenerme la gracia de sentir un sincero dolor por haber ofendido a Dios, y el firme propósito di corregirme, y la gracia de hacer una buena confesión.
- San José, dígnate interceder por mi ante Jesús y María.
- Mi buen Ángel Custodio, dígnate de recordarme mis pecados y ayudarme a decirlos todos sin falsedad ni vergüenza.

¿Cómo confesarse?
Para una buena confesión es útil recordar los pecados en orden cronológico, empezando por los que cometimos primero, desde la última confesión que hemos hecho, y para los que no se han confesado por mucho tiempo, los pecados graves que recuerden en el orden que ocurrieron, dentro de lo que les permita su memoria.

No es siempre fácil confesarse: tantas veces no se sabe que decir, se cree que no es necesario dirigirse al sacerdote… Tampoco es fácil confesarse bien: la dificultad más grande es la exigencia de orientar de nuevo nuestros pensamientos, palabras y acciones que, por nuestra culpa, nos distancian del evangelio.

Es necesario un camino de auténtica conversión, que lleva consigo una liberación del pecado, y una elección del bien enseñado por el Evangelio de Jesús. Es rechazar al demonio y sus insidias y hacerse discípulo e imitador de Cristo.

Este es el contexto para la digna celebración del sacramento de la Penitencia. El camino a recorrer, comienza por la escucha de la voz de Dios y prosigue con el examen de conciencia, el arrepentimiento y el propósito de la enmienda, la invocación de la misericordia divina que se nos concede como una gracia, mediante la confesión de los pecados al sacerdote, la absolución de este en los casos que corresponda, la satisfacción o cumplimiento de la penitencia impuesta, y finalmente, con la alabanza a Dios por medio de una vida renovada.

¿Qué confesar?
El que quiere obtener la reconciliación con Dios y con la Iglesia debe confesar al sacerdote todos los pecados graves que no ha confesado aún y de los que se acuerde, tras examinar cuidadosamente su conciencia.
La confesión de las faltas veniales, está recomendada vivamente por la Iglesia.

Examen de conciencia
Consiste en interrogarse sobre el mal cometido y el bien emitido: hacia Dios, el prójimo y nosotros mismos.

1-En relación a Dios
¿Solo me dirijo a Dios en caso de necesidad? ¿Participo regularmente en la Misa los domingos y días de fiesta? ¿Comienzo y termino mi jornada con la oración? ¿Blasfemo en vano el nombre de Dios, de la Virgen, de los santos? ¿Me he avergonzado de manifestarme como católico? ¿Qué hago para crecer espiritualmente, cómo lo hago, cuándo lo hago? ¿Me revelo contra los designios de Dios? ¿Pretendo que Él haga mi voluntad?

2- En relación al prójimo
¿Sé perdonar, tengo comprensión, ayudo a mi prójimo? ¿Juzgo sin piedad tanto de pensamiento como con palabras? ¿He calumniado, robado, despreciado a los humildes y a los indefensos? ¿Soy envidioso, colérico, o parcial? ¿Me avergüenzo de mis hermanos, me preocupo de los pobres y de los enfermos y los que necesitan de mi tiempo?
¿Soy honesto y justo con todos o me aprovecho de las debilidades de mis prójimos? ¿Incito a otros a hacer el mal? ¿Observo la moral conyugal y familiar enseñada por el Evangelio? ¿Cómo cumplo mi responsabilidad de la educación de mis hijos? ¿Honro a mis padres? ¿He rechazado la vida recién concebida? ¿He colaborado a hacerlo?

3- En relación a mí mismo
¿Soy un poco mundano y un poco creyente? ¿Cómo, bebo, fumo o me divierto en exceso? ¿Me preocupo demasiado de mi salud física, de mis bienes? ¿Cómo utilizo mi tiempo? ¿Soy perezoso? ¿Me gusta ser servido?
¿Amo y cultivo la pureza de corazón, de pensamientos, de acciones? ¿Nutro venganzas, alimento rencores? ¿Soy misericordioso, humilde, y constructor de paz?
Fuente: Santa Virgen María

Mensaje de María Reina de la Paz 
Mensaje de María Reina de la Paz del 25 de Noviembre de 2018

”Queridos hijos, este es un tiempo de gracia y de oración, un tiempo de espera y de donación. Dios se da a vosotros para que lo améis por encima de todo. Por eso, hijos míos, abrid vuestros corazones y vuestras familias para hacer que esta espera se convierta en oración y amor, y especialmente en donación. Yo estoy con vosotros, hijos míos, y os exhorto a no renunciar al bien, porque los frutos se ven y se escuchan a lo lejos. Por eso el enemigo está enojado y utiliza todo para alejaros de la oración. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”

Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” 
Otro privilegiado por la Providencia de Dios, fue el Buen Ladrón. Porque ninguno como él supo entender al Señor, ya que sufría el mismo martirio que Jesús. Pero, además, fue quien con su conversión a última hora, consoló el Corazón de Cristo. También defendió al Señor ante el otro ladrón que moría impenitente, blasfemando de Dios.
Y si prestamos atención a la frase que le dirige Jesús al Buen Ladrón: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”, caemos en la cuenta de que ni siquiera tuvo que pasar por el Purgatorio, sino que fue directamente al Cielo, es un santo de Dios. ¡Y todo a último momento!
Por eso nunca hay que desesperar de la salvación del alma, porque hasta el último instante uno se puede volver a Dios, y más cuando quizás hemos rezado durante la vida, u otros han rezado por nosotros. No hay que desesperar de la salvación eterna de quienes amamos, por más que los veamos en el pecado, pues Dios tiene sus tiempos y no dejará caer nuestras oraciones, sacrificios y lágrimas en el vacío, sino que a su debido tiempo atraerá a esas almas a su Corazón. Y no nos extrañemos si vemos a esas mismas almas, en el Cielo, tal vez más cerca del Señor que nosotros mismos, lo cual deberá ser motivo de alegría, más que de envidia, puesto que si las amamos querremos lo mejor para ellas.
Los caminos de Dios son admirables, y siendo Dios tan bueno, no podemos menos que caminar con confianza en la vida, rezando mucho por nosotros y por todos, sabiendo que el Señor atraerá hacia Sí a quienes amamos.

Pedidos de oración 
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los pacientes internados en la Casa de la Bondad en  Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración para el joven Jonathan Javier, de 29 años, de Bogotá, Colombia, a quien, a pesar de su temprana edad, le han encontrado problemas renales (creatinina en cantidades anormales), razón por la cual le han ordenado hospitalización domiciliaria. Pedimos al Señor le dé el don de la salud e ilumine a los galenos que lo tienen a su cargo para que el tratamiento sea certero y efectivo.

Pedimos oración para Liliana Z., de Buenos Aires, Argentina, que comienza sus controles semestrales por cáncer de mama, esperando con la bendición  de María y el Sagrado Corazón de Jesús, que todo salga bien.

Pedimos oración para Bárbara G., de Córdoba, Argentina, afectada de polimialgia reumática, situación que le dificulta mucho los movimientos del diario vivir por el dolor y la rigidez muscular. También oramos por su esposo Osvaldo, pidiendo para ambos las gracias sanadoras de Jesús.

Seguimos rezando por Marina, de Málaga, España, cuya condición general de salud sigue siendo muy delicada, rogando al Señor Jesús, por la intercesión de la Virgen de la Medalla Milagrosa, que alivie sus sufrimientos y prepare su suave ingreso al paraíso prometido.

Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Cinco minutos del Espíritu Santo
 
Noviembre 27
“Ven Espíritu Santo, y enséñame a seguir tus impulsos de amor.
Enséñame a intentar cada día reaccionar mejor.
Tú conoces mi debilidad, y sabes cuánto me cuesta cambiar mi forma de vivir.
Sabes cómo me arrastra muchas veces el egoísmo, el orgullo, la comodidad o la tristeza.
Pero enséñame a intentar otra manera de encarar la vida.
Porque sé que bastan esos pequeños intentos para ir cambiando poco a poco mi existencia.
Ven Espíritu Santo, toca mi inteligencia, mi imaginación, mis capacidades, mis gestos, mi sensibilidad.
Tócalo todo con tu gracia, para que me decida a cooperar contigo y así aprenda a vivir mejor.
No quiero conformarme con pedirte una nueva vida. Sé que tengo que entregar algo de mí para alcanzarlo.
Ayúdame Señor. Ven Espíritu Santo. Amén.”
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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