domingo, 11 de noviembre de 2018

Pequeñas Semillitas 3819

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 13 - Número 3819 ~ Domingo 11 de Noviembre de 2018
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina) 
Alabado sea Jesucristo…
Ante la generosidad de Dios que nos ha enviado a su Hijo amado, ante Jesús que se entregó del todo por cada uno y se ha quedado en la Eucaristía, no cabe otra moneda que la generosidad: no dar los restos, lo que sobra, sino echar el resto, hasta el final. Todo lo nuestro ha de ser de Dios, también los bienes que tenemos: todo ha de estar de una manera u otra a su servicio.
El Señor sale a nuestro encuentro cada día pidiendo, facilitando nuestra entrega, para cambiarla en santidad y en vida eterna. Puestos en presencia de Dios entendemos que no tiene sentido el cálculo egoísta. Quien es generoso comprende bien que quien da, recibe.
¿Qué es lo que me pide Dios ahora? ¿Qué me costaría darle? Diré con san Ignacio: “Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento, todo mi haber y poseer; Vos me lo disteis, Señor, a Vos lo torno. Todo es vuestro, disponed de mí según vuestra voluntad. Dadme vuestro amor y gracia, que esto me basta”.
Padre Jesús Martínez Garcia

¡Buenos días!

Mensajeros de paz
Defiende y cultiva la paz en tu corazón, porque es el clima indispensable para crecer en plenitud en todas las dimensiones de tu vida. Vigila cuanto entra en tu corazón para que no se infiltre en él el polvo de la ansiedad, el ácido de la irritación, o el veneno del odio. Gozar de la paz profunda del alma merece tu permanente alerta. Lee un mensaje de la Reina de la paz.

“Queridos hijos! Hoy les agradezco por cada sacrificio que han ofrecido por mis intenciones. Hijitos, los invito a ser mis apóstoles de paz y de amor en sus familias y en el mundo. Oren para que el Espíritu Santo los ilumine y los guíe por el camino de la santidad. Yo estoy con ustedes y los bendigo a todos con mi bendición maternal. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado! ”

La ambición desmedida, la agitación y el ritmo descontrolado de las ocupaciones pueden llevarte a olvidar las cosas esenciales de la vida. La Virgen María te invita a la oración para perseverar en difundir paz y amor a tu alrededor. Cultiva con incansable dedicación la paz interior.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas de hoy
 
Primera Lectura: 1Rey 17, 8-16

Salmo: Sal 145, 6c-10

Segunda Lectura: Heb 9, 24-28

SANTO EVANGELIO: Mc 12, 38-44
En aquel tiempo, dijo Jesús a las gentes en su predicación: «Guardaos de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje, ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones. Esos tendrán una sentencia más rigurosa».
Jesús se sentó frente al arca del Tesoro y miraba cómo echaba la gente monedas en el arca del Tesoro: muchos ricos echaban mucho. Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una cuarta parte del as. Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: «Os digo de verdad que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro. Pues todos han echado de lo que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir».

Comentario:
Hoy, el Evangelio nos presenta a Cristo como Maestro, y nos habla del desprendimiento que hemos de vivir. Un desprendimiento, en primer lugar, del honor o reconocimiento propios, que a veces vamos buscando: «Guardaos de (…) ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes» (cf. Mc 12,38-39). En este sentido, Jesús nos previene del mal ejemplo de los escribas.
Desprendimiento, en segundo lugar, de las cosas materiales. Jesucristo alaba a la viuda pobre, a la vez que lamenta la falsedad de otros: «Todos han echado de lo que les sobraba, ésta [la viuda], en cambio, ha echado de lo que necesitaba» (Mc 12,44).
Quien no vive el desprendimiento de los bienes temporales vive lleno del propio yo, y no puede amar. En tal estado del alma no hay “espacio” para los demás: ni compasión, ni misericordia, ni atención para con el prójimo.
Los santos nos dan ejemplo. He aquí un hecho de la vida de san Pío X, cuando todavía era obispo de Mantua. Un comerciante escribió calumnias contra el obispo. Muchos amigos suyos le aconsejaron denunciar judicialmente al calumniador, pero el futuro Papa les respondió: «Ese pobre hombre necesita más la oración que el castigo». No lo acusó, sino que rezó por él.
Pero no todo terminó ahí, sino que —después de un tiempo— al dicho comerciante le fue mal en los negocios, y se declaró en bancarrota. Todos los acreedores se le echaron encima, y se quedó sin nada. Sólo una persona vino en su ayuda: fue el mismo obispo de Mantua quien, anónimamente, hizo enviar un sobre con dinero al comerciante, haciéndole saber que aquel dinero venía de la Señora más Misericordiosa, es decir, de la Virgen del Perpetuo Socorro.
¿Vivo realmente el desprendimiento de las realidades terrenales? ¿Está mi corazón vacío de cosas? ¿Puede mi corazón ver las necesidades de los demás? «El programa del cristiano —el programa de Jesús— es un “corazón que ve”» (Benedicto XVI).
Pbro. José MARTÍNEZ Colín (Culiacán, México)

Palabras de San Juan Pablo II
«El 8 de noviembre comienza el mes dedicado a la Virgen, tan querido para la piedad popular. [...] Ojalá que sea por doquier un mes de intensa oración con María. Este es el deseo que de corazón formulo para cada uno de vosotros, amadísimos hermanos y hermanas, a la vez que os recomiendo una vez más el rezo diario del Santo Rosario. Se trata de una oración sencilla, aparentemente repetitiva, pero sumamente útil para penetrar en los misterios de Cristo y de su Madre, que es también Madre nuestra. Al mismo tiempo, es un modo de orar que la Iglesia sabe que agrada a la Virgen. Se nos invita a recurrir a esta plegaria también en los momentos más difíciles de nuestra peregrinación en la tierra.»

Predicación del Evangelio:
Lo mejor de la Iglesia 
El contraste entre las dos escenas no puede ser más fuerte. En la primera, Jesús pone a la gente en guardia frente a los dirigentes religiosos: "¡Cuidado con los maestros de la Ley!", su comportamiento puede hacer mucho daño. En la segunda, llama a sus discípulos para que tomen nota del gesto de una viuda pobre: la gente sencilla les podrá enseñar a vivir el Evangelio.

Es sorprendente el lenguaje duro y certero que emplea Jesús para desenmascarar la falsa religiosidad de los escribas. No puede soportar su vanidad y su afán de ostentación. Buscan vestir de modo especial y ser saludados con reverencia para sobresalir sobre los demás, imponerse y dominar.

La religión les sirve para alimentar fatuidad. Hacen "largos rezos" para impresionar. No crean comunidad, pues se colocan por encima de todos. En el fondo, solo piensan en sí mismos. Viven aprovechándose de las personas débiles a las que deberían servir.  Marcos no recoge las palabras de Jesús para condenar a los escribas que había en el Templo de Jerusalén antes de su destrucción, sino para poner en guardia a las comunidades cristianas para las que escribe. Los dirigentes religiosos han de ser servidores de la comunidad. Nada más. Si lo olvidan, son un peligro para todos. Hay que reaccionar para que no hagan daño.

En la segunda escena, Jesús está sentado enfrente del arca de las ofrendas. Muchos ricos van echando cantidades importantes: son los que sostienen el Templo. De pronto se acerca una mujer. Jesús observa que echa dos moneditas de cobre. Es una viuda pobre, maltratada por la vida, sola y sin recursos. Probablemente vive mendigando junto al Templo.

Conmovido, Jesús llama rápidamente a sus discípulos. No han de olvidar el gesto de esta mujer, pues, aunque está pasando necesidad, "ha echado todo lo que necesitaba, todo lo que tenía para vivir". Mientras los maestros viven aprovechándose de la religión, esta mujer se desprende de todo por los demás, confiando totalmente en Dios.

Su gesto nos descubre el corazón de la verdadera religión: confianza grande en Dios, gratuidad sorprendente, generosidad y amor solidario, sencillez y verdad. No conocemos el nombre de esta mujer ni su rostro. Solo sabemos que Jesús vio en ella un modelo para los futuros dirigentes de su Iglesia.

También hoy, tantas mujeres y hombres de fe sencilla y corazón generoso son lo mejor que tenemos en la Iglesia. No escriben libros ni pronuncian sermones, pero son los que mantienen vivo entre nosotros el Evangelio de Jesús. De ellos hemos de aprender los presbíteros y obispos.
Padre José Antonio Pagola

Nuevo vídeo y artículo

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"Juan Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:

Ofrecimiento para sacerdotes y religiosas
  
Formulo el siguiente ofrecimiento únicamente para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas Semillitas" por e-mail: Si desean recibir los comentarios del Evangelio del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales sobre la Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com 
Sólo deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia y a qué comunidad religiosa pertenecen.
  
Agradecimientos 
 
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde Bogotá, John Fredy G. escribe y dice: “Deseo expresarle mi agradecimiento por la oración en su espacio de “Pequeñas Semillitas” por la salud del señor Carlos Jesús L. M., quien fue llamado a la casa del Padre celestial el día 3 de noviembre, dejando un ejemplo de vida en quienes lo conocimos. Que Dios misericordioso premie sus buenas obras y su buen corazón aquí en la tierra y lo acoja en su morada eterna.

Elena Ch. B., de Canadá, desea agradecer a Dios, Padre Creador de lo que existe, existió y existirá, por su inconmensurable amor y su obra en todo lo que le ruega a su gracia. Agradece su vida, las  almas que ha contactado, a los que se fueron y a los que Él tiene a su lado, y todo lo que con tanto amor otorga a ella y a los suyos. Agradece también la respuesta siempre generosa a los pedidos de oración hechos a través de “Pequeñas Semillitas”, como el caso de V.E.Z.D. de Canadá.

Desde Buenos Aires, Argentina, llega un agradecimiento por las oraciones hechas en favor del doctor Norberto D., que luego de un accidente automovilístico ya se encuentra recuperado y retomando sus actividades.

Cinco minutos del Espíritu Santo
 
Noviembre 11
El último don del Espíritu Santo es el santo temor de Dios. Pero este don no tiene nada que ver con el miedo. Porque en realidad, “en el amor no hay lugar para el temor; al contrario, el amor perfecto elimina el temor" (1 Juan 4,18).
El santo temor de Dios es la capacidad de reconocer que Dios siempre es infinitamente más grande, que nos sobrepasa por todas partes, que nunca podemos abarcarlo. El amor nos permite descubrir a Dios muy cercano y lleno de ternura, pero el santo temor nos permite reconocer que nuestro amor nunca puede agotar a Dios ni poseerlo completamente, ya que él es el infinito e inabarcable, que está por encima de todo. Este don nos permite recordar que nunca dejamos de ser sus creaturas, y nos ayuda a ser muy cuidadosos para no ofender a Dios, para no desagradarle con nuestra conducta, porque él es el Santo.
* Mons. Víctor Manuel Fernández 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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