PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
13 - Número 3604 ~ Domingo 25 de Febrero de 2018
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Jesús había declarado a sus discípulos lo que iba a
sufrir y padecer en Jerusalén, antes de morir a manos de los príncipes y
sacerdotes. Los Apóstoles quedaron sobrecogidos y entristecidos por este
anuncio. La ternura de Jesús les da ahora “una gota de miel” a los tres que
serán testigos de su agonía en el huerto de los Olivos, Pedro, Santiago y Juan:
les hace que contemplen su glorificación.
Ojalá que en este día no nos quedemos simplemente a
ver la Transfiguración como un milagro más, tal vez un poquito más espectacular
por parte de Cristo, sino que, viendo a Cristo Transfigurado, nos demos cuenta
de que ésa es nuestra identidad, de que ahí está nuestra felicidad. Una
felicidad que vamos a ser capaces de tener sola y únicamente a través de la
comunión con los demás, a través de la comunión con Dios. Una felicidad que no
va a significar otra cosa sino la plenitud absoluta de Dios y de todo lo que
nosotros somos en nuestra vida; una felicidad a la que vamos a llegar a través
de ese estar con Cristo todos los días, muriendo con Él, resucitando con Él,
identificándonos con Él en todas las cosas que hagamos.
Pidamos para nosotros la gracia de identificarnos con
Cristo como fuente de felicidad. Pidámosla también para los que están dentro de
nuestro corazón y para aquellas personas que no son capaces de encontrar que
estar con Cristo es lo mejor que un hombre o que una mujer pueden tener en su
vida.
P. Cipriano Sánchez
¡Buenos días!
Camino de esperanza
Te
presento hoy un poema vibrante de esperanza. Esta virtud busca lo bueno en la
gente, en lugar de subrayar lo malo. La esperanza descubre lo que se puede hacer,
en lugar de protestar por lo que no se puede. La esperanza obtiene su poder de
una firme confianza en Dios y en sus promesas y en la bondad innata de la
humanidad. La esperanza ayuda a llevar una vida plena.
Cuando la luz del día está en su cumbre, eres, Señor
Jesús, luz y alegría
de quienes en la fe y en la esperanza celebran ya la
fiesta de la vida.
Eres resurrección, palabra y prenda de ser y de vivir
eternamente;
sembradas de esperanzas nuestras vidas, serán en ti
cosecha para siempre.
Ven ya, Señor Jesús, Salvador nuestro, de tu radiante
luz llena este día,
camino de alegría y de esperanza, real acontecer de
nueva vida. Amén.
Que
en las pruebas y luchas de la vida sepas recordar y repetirte, como el
salmista: “Señor, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu
derecha” (S 16). Don Bosco en sus homilías solía recordar a los niños y
jovencitos del Oratorio: “No olviden que un rinconcito de Cielo todo lo
arregla”. Que tengas un día de mucha paz.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó, a ellos
solos, aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos, y sus
vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero
en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo. Se les aparecieron Elías
y Moisés, y conversaban con Jesús.
Toma
la palabra Pedro y dice a Jesús: «Rabbí, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer
tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías»; pues no sabía
qué responder ya que estaban atemorizados. Entonces se formó una nube que les
cubrió con su sombra, y vino una voz desde la nube: «Este es mi Hijo amado,
escuchadle». Y de pronto, mirando en derredor, ya no vieron a nadie más que a
Jesús solo con ellos.
Y
cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto
hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. (Mc 9,2-10)
Comentario:
Hoy
contemplamos la escena «en la que los tres apóstoles Pedro, Santiago y Juan
aparecen como extasiados por la belleza del Redentor» (San Juan Pablo II): «Se
transfiguró delante de ellos y sus vestidos se volvieron resplandecientes» (Mc
9,2-3). Por lo que a nosotros respecta, podemos entresacar un mensaje:
«Destruyó la muerte e irradió la vida incorruptible con el Evangelio» (2Tim 1,
10), asegura san Pablo a su discípulo Timoteo. Es lo que contemplamos llenos de
estupor, como entonces los tres Apóstoles predilectos, en este episodio propio
del segundo domingo de Cuaresma: la Transfiguración.
Es
bueno que en nuestro ejercicio cuaresmal acojamos este estallido de sol y de
luz en el rostro y en los vestidos de Jesús. Son un maravilloso icono de la
humanidad redimida, que ya no se presenta en la fealdad del pecado, sino en
toda la belleza que la divinidad comunica a nuestra carne. El bienestar de
Pedro es expresión de lo que uno siente cuando se deja invadir por la gracia
divina.
El
Espíritu Santo transfigura también los sentidos de los Apóstoles, y gracias a
esto pueden ver la gloria divina del Hombre Jesús. Ojos transfigurados para ver
lo que resplandece más; oídos transfigurados para escuchar la voz más sublime y
verdadera: la del Padre que se complace en el Hijo. Todo en conjunto resulta demasiado
sorprendente para nosotros, avezados como estamos al grisáceo de la
mediocridad. Sólo si nos dejamos tocar por el Señor, nuestros sentidos serán
capaces de ver y de escuchar lo que hay de más bello y gozoso, en Dios, y en
los hombres divinizados por Aquel que resucitó entre los muertos.
«La
espiritualidad cristiana -ha escrito San Juan Pablo II- tiene como
característica el deber del discípulo de configurarse cada vez más plenamente
con su Maestro», de tal manera que -a través de una asiduidad que podríamos
llamar "amistosa"- lleguemos hasta el punto de «respirar sus
sentimientos». Pongamos en manos de Santa María la meta de nuestra verdadera
"trans-figuración" en su Hijo Jesucristo.
Rev. D. Jaume GONZÁLEZ i Padrós (Barcelona, España)
Palabras de San Juan Pablo II
“La
Cuaresma nos invita a un mayor recogimiento y a una mayor seriedad de vida.
Constituye un tiempo de reflexión y oración más intenso, junto con formas
oportunas de sacrificio y de penitencia y gestos de solidaridad concretos.
También es tiempo de silencio interior y de meditación, en el que, dejando a un
lado cuanto turba o amenaza con transformar la conciencia o la fantasía, cada
uno se esfuerza por redescubrir y vivir mejor los profundos valores de la fe
cristiana. Con la Cuaresma, la Iglesia empieza un período de penitencia y
reconciliación, a fin de que todos los cristianos caminen a la luz del misterio
pascual hacia la Vida, con la esperanza feliz de la resurrección en el Reino de
los Cielos”
Predicación del Evangelio:
Ante la desfiguración... La Transfiguración
Hambre,
miseria, tortura, luchas ideológicas, violencia, dolor, muerte… son, entre
otras cosas, notas que marcan la situación totalmente desfigurada y complicada
del mundo. Ante ello, el Señor nos ofrece unas pistas: no hay que desfallecer,
hay que seguir hasta el final aunque, el camino, sea duro e incluso con
sufrimiento.
Mirar
a nuestro alrededor es caer en la cuenta de muchos rostros desfigurados o
deprimidos porque tal vez, hace tiempo, dejaron de sentir y de escuchar aquello
de “tú eres mi hijo amado”.
De
nuevo, en este segundo domingo de Cuaresma, Jesús nos invita a reemprender el
camino junto con Él. No será una senda fácil ni de respuestas a la carta. Pero,
como siempre, nos lanzará a la cruda realidad, ayudados de su mano, y
sobrecogidos si, de verdad, hemos intentado tener una experiencia profunda de
Él y con Él.
A
nadie nos gusta la cruz pesada; a ninguno nos seduce el final de un camino
dibujado con el horizonte de las espinas o del dolor. Preferimos, y hasta echamos
en falta, una vida más merengada y con éxitos, sin llantos ni pruebas, sin
lamentos ni zancadillas, tranquila y sin sobresaltos. Todos sabemos… que no
siempre es así.
Ante
la desfiguración a la que se siente sometida la humanidad, los hombres, las mujeres
de nuestro tiempo, hay que refugiarse en la Transfiguración del Señor. Entre
otras cosas porque, en ese estado, uno se encuentra muy bien; adquiere la
vitalidad y el impulso necesario para descender al llano de cada día y
enfrentarnos a los crudos escenarios en los que nos toca actuar desde la
sinceridad o desde la falsedad.
El
domingo pasado, Jesús en el desierto, nos recordaba que –la tentación– avanzará
en paralelo con nosotros, pero que nunca nos faltará la fuerza de Dios para
darle batalla y progresar hacia la victoria. Hoy, con su Transfiguración, da un
paso más: nos toma de su mano y nos lleva a un lugar tranquilo (por ejemplo la
Eucaristía o la misma Palabra de Dios) para que nos vayamos configurando con
El, meditemos sus enseñanzas o reconstruyamos de nuevo ese edificio espiritual
y hasta corporal que las prisas, el agobio, el egoísmo, el individualismo y la
superficialidad han demolido.
También
nosotros somos testigos de la Resurrección de Cristo. No estamos en el monte
Tabor como meros espectadores o marionetas. Nuestra presencia, aquí y ahora, en
la oración o en los sacramentos, nos debe de empujar a ser algo más que simple
adorno, en la misión o en el apostolado que llevamos entre manos. ¡Qué más
quisiéramos, como Pedro, construir tiendas lejos del ruido y de los dramas de
la humanidad! Pero, el Señor, si nos lleva a un lugar apartado, es para que
comprendamos y entendamos que vivir en su presencia en esta vida, es un
adelanto de lo que nos espera el día de mañana: la Gloria de Dios y el compromiso
activo en el día a día.
© Padre Javier Leoz
Nuevo vídeo y artículo
Hay
un nuevo vídeo subido al blog
de
"Pequeñas Semillitas" en
internet.
Para
verlo tienes que ir al final de esta página
Hay
nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
Puedes
acceder en la dirección:
Ofrecimiento para sacerdotes y religiosas
Formulo
el siguiente ofrecimiento únicamente
para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas
Semillitas" por e-mail: Si desean recibir los comentarios del Evangelio
del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de
preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales sobre la
Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com
Sólo
deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia
y a qué comunidad religiosa pertenecen.
Agradecimientos
Imaginemos
que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las
oraciones de las personas en la tierra:
Una
es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que
atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que
llegan en todo momento.
La
otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y
en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega
ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde
esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por
semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina:
agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros
pedidos de oración.
♡ Desde Bogotá, Colombia, Carlos Cardona Ortiz escribe y
dice: “Deseo aprovechar este correo para dar Gracias a Dios porque me ha
regalado –el día 20– un año más de vida. Ruego al Señor me permita vivir los
que a Su Santa Voluntad tenga, siempre sirviéndole a Él con caridad, fe y
esperanza a través de mi humilde trabajo. Gracias Señor por la salud, por mi
familia, mi esposa y mis hijos son mi vida y la razón de mi existencia. Gracias
Señor por mi familia materna a la que amo con toda el alma y oro por que les vaya
siempre bien y se encuentren firmes en la unidad de sus hogares. Gracias Señor
porque en mi trabajo puedo llevar Tu Palabra a muchos chicos que la necesitan,
además a través del testimonio que Tú permites en mi práctica docente todos los
días. Gracias Señor por esta hermosa obra 'Pequeñas Semillitas' que todos los
días me acerca a Ti y acrecienta mi vida espiritual motivado siempre por la
presencia de Tu Santo Espíritu. Gracias Señor por regalarnos esa Madre Linda
que siempre intercede y nos acompaña sin desdén”
♡ Desde Buenos Aires, Argentina, recibimos una acción de
gracias dirigida a todos los que rezaron por la salud de Francisco José. Ya está operado y en la casa, con rehabilitación y
mejorando. Con las oraciones de todos ayudaron y continúan ayudando a su
recuperación. Dios los bendiga a todos, y en especial a Francisco José, para
que recupere todas sus capacidades y fuerzas.
Cada día de Cuaresma
I.
Jesús había declarado a sus discípulos lo que iba a sufrir y padecer en
Jerusalén, antes de morir a manos de los príncipes y sacerdotes. Los Apóstoles
quedaron sobrecogidos y entristecidos por este anuncio. La ternura de Jesús les
da ahora “una gota de miel” a los tres que serán testigos de su agonía en el
huerto de los Olivos, Pedro, Santiago y Juan: les hace que contemplen su
glorificación. Mientras Él oraba, cambió el aspecto de su rostro y su vestido
se volvió blanco, resplandeciente (Lucas 9, 29). Y le ven conversar con Elías y
Moisés, que aparecían gloriosos. Pedro exclama: Señor, ¡bueno es permanecer aquí!
Hagamos tres tiendas... El evangelista, refiriéndose a este suceso, comenta “no
sabía lo que decía”: porque lo bueno, lo que importa, no es hallarse aquí o
allá, sino estar siempre con Jesús, en cualquier parte, y verle detrás de las
circunstancias en las que nos encontramos. Si permanecemos con Jesús, estaremos
muy cerca de los demás y seremos felices en cualquier lugar o situación en que
nos encontremos.
II.
La existencia de los hombres es un caminar hacia el Cielo, nuestra morada (2
Corintios 5, 2). Caminar en ocasiones es áspero y dificultoso, porque con
frecuencias hemos de ir contra corriente y tendremos que luchar con muchos
enemigos de dentro de nosotros mismos y de fuera. Pero quiere el Señor
confortarnos con la esperanza del Cielo, de modo especial en los momentos más
duros o cuando la flaqueza de nuestra condición se hace más patente. El atisbo
de gloria que tuvo el Apóstol lo tendremos en plenitud en la vida eterna. El
pensamiento de la gloria que nos espera debe espolearnos en nuestra lucha
diaria. Nada vale tanto como ganar el Cielo.
III.
Lo normal para los Apóstoles fue ver al Señor sin especiales manifestaciones
gloriosas, lo excepcional fue verlo transfigurado. A este Jesús debemos
encontrar nosotros en nuestra vida ordinaria, en medio del trabajo, en la
calle, en quienes nos rodean, en la oración, cuando nos perdona en la
Confesión, y sobre todo, en la Sagrada Eucaristía, donde se encuentra
verdadera, real y sustancialmente presente. Pero no se nos muestra con
particulares manifestaciones. Más aún, hemos de aprender a descubrir al Señor
detrás de lo ordinario, de lo corriente, huyendo de la tentación de desear lo
extraordinario. Nunca debemos olvidar que aquel Jesús con el que estuvieron en
el monte Tabor aquellos tres privilegiados es el mismo que está junto a
nosotros cada día, ahora mismo. Esta Cuaresma será distinta si nos esforzamos
en actualizar esa presencia divina en lo habitual de cada día.
© Francisco Fernández Carvajal
Los cinco minutos del Espíritu Santo
Febrero 25
El
que se hace amigo del Espíritu Santo no le teme a la soledad, porque el
Espíritu Santo le va dando una fuerza emotiva, una firmeza afectiva que le
permite tener relaciones sanas, no posesivas ni absorbentes. Eso le va ganando
el aprecio de muchos y amistades más bellas y satisfactorias, sin angustias
enfermizas.
Por
algo dice la Biblia: "Busquen primero el Reino de Dios, y todo lo demás se
les dará por añadidura" (Mateo 6,33).
El
amor nos llena el corazón cuando no nos obsesionamos por alcanzarlo. Lo importante
es permitir que el Espíritu Santo nos regale el amor como él quiera, y no tanto
como nosotros lo imaginamos.
Muchas
veces no somos felices porque nos empecinamos en alcanzar una forma de
felicidad, porque nos empeñamos en vivir la felicidad de una determinada
manera. Pero hay muchas formas de ser felices. Hay que aceptar la que nos toque
y vivirla con ganas.
Si
dejamos que el Espíritu Santo nos haga vivir el amor como a él le parezca,
entonces no existirá la soledad en nuestras vidas. Él es capaz de saciar
nuestra sed de amor y de cariño.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el
más pequeñito de todos)
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