lunes, 19 de febrero de 2018

Pequeñas Semillitas 3598

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 13 - Número 3598 ~ Lunes 19 de Febrero de 2018
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
La Cuaresma es un camino  de crecimiento espiritual. Hagamos de nuestro camino de cuaresma, un camino hacia Dios abriendo nuestro corazón. Yo estoy seguro, de que siempre que abramos nuestro corazón vamos a encontrarnos con nuestro Señor, con Cristo que nos dice por dónde tenemos que ir.
¿Cómo buscamos a Cristo? ¿Cuánto somos capaces de abrir los ojos para ver a Cristo? ¿Hasta qué punto nos atrevemos a ir descubriendo, en todo lo que nos pasa, a Cristo? La experiencia cotidiana nos viene a decir que no es así, que muchas veces preferimos cerrar nuestros ojos a Cristo y no encontrarnos con Él.
Que el reclamo a la santidad, que es la Cuaresma, sea un reclamo a un corazón tan abierto, tan generoso y tan disponible que no tenga miedo de reconocer a Cristo en todas y cada una de la situaciones por las que atraviesa; en todas y cada una de las exigencias, que Cristo, venga a pedir a nuestra vida cotidiana. No se trata simplemente de esperar hasta el día del Juicio Final para que nos digan: “tú a la derecha y tú a la izquierda”; es en el camino cotidiano, donde tenemos que empezar a abrir los ojos y a reconocer a Cristo.
P. Cipriano Sánchez

¡Buenos días!

Triunfo de Clodoveo
En tu vida, como en la de cualquier hombre, hay días decisivos en los que ves abrirse ante ti un horizonte nuevo donde vislumbras más paz y felicidad. Es el momento de discernir con sabiduría y hacer una buena opción. Pide iluminación al Señor para no dejar pasar en vano su gracia, si es él quien golpea la puerta de tu corazón.

Cuando Clodoveo, rey de los francos, salió un día a una difícil batalla, su esposa Clotilde, fervorosa cristiana, le dijo: “Si quieres obtener la victoria, invoca al Dios de los cristianos”.  En lo más duro del combate, acosados los francos por todas partes, Clodoveo exclamó: “Oh Cristo, a quien mi esposa invoca como hijo de Dios. Creo en ti. Si hoy me salvas de mis adversarios, recibiré el bautismo y entraré a tu religión". Desde ese momento su ejército se sobrepuso y venció a los agresores. El rey al volver victorioso, saludó a su esposa con estas palabras: "Clodoveo venció a sus enemigos, y tú venciste a Clodoveo". El terrible pagano empezó a estudiar la religión para hacerse bautizar. San Remigio, obispo misionero, preparó y bautizó al rey de los francos. En la celebración le dijo estas memorables palabras: "Valiente guerrero: en adelante quema lo que has adorado, y adora lo que has quemado".

Para tomar acertadas decisiones necesitas evaluar con lucidez y ponderación los aspectos positivos y negativos. Conviene también escuchar el parecer de personas prudentes. Esta evaluación podría llevarte a un nuevo enfoque que abrirá insospechadas posibilidades a tu vida. El Señor ilumine tus pasos y te guíe por el camino correcto.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de Él todas las naciones, y Él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ‘Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme’. Entonces los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?’. Y el Rey les dirá: ‘En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis’.
»Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis’. Entonces dirán también éstos: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?’. Y él entonces les responderá: ‘En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo’. E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna». (Mt 25,31-46)

Comentario:
Hoy se nos recuerda el juicio final, «cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles» (Mt 25,31), y nos remarca que dar de comer, beber, vestir... resultan obras de amor para un cristiano, cuando al hacerlas se sabe ver en ellas al mismo Cristo.
Dice san Juan de la Cruz: «A la tarde te examinarán en el amor. Aprende a amar a Dios como Dios quiere ser amado y deja tu propia condición». No hacer una cosa que hay que hacer, en servicio de los otros hijos de Dios y hermanos nuestros, supone dejar a Cristo sin estos detalles de amor debido: pecados de omisión.
El Concilio Vaticano II, en la Gaudium et spes, al explicar las exigencias de la caridad cristiana, que da sentido a la llamada asistencia social, dice: «En nuestra época, especialmente urge la obligación de hacernos prójimo de cualquier hombre que sea y de servirlos con afecto, ya se trate de un anciano abandonado por todos, o de un niño nacido de ilegítima unión que se ve expuesto a pagar sin razón el pecado que él no ha cometido, o del hambriento que apela a nuestra conciencia trayéndonos a la memoria las palabras del Señor: ‘Cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis’ (Mt 25,40)».
Recordemos que Cristo vive en los cristianos... y nos dice: «Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).
El Concilio Lateranense IV define el juicio final como verdad de fe: «Jesucristo ha de venir al fin del mundo, para juzgar a vivos y muertos, y para dar a cada uno según sus obras, tanto a los reprobados como a los elegidos (...) para recibir según sus obras, buenas o malas: aquellos con el diablo castigo eterno, y éstos con Cristo gloria eterna».
Pidamos a María que nos ayude en las acciones de servicio a su Hijo en los hermanos.
Rev. D. Joaquim MONRÓS i Guitart (Tarragona, España)

Santoral Católico:
San Mansueto de Milán
Obispo
Obispo de Milán, que gobernó santamente su diócesis y, de modo particular, luchó decididamente contra la herejía monotelita, que afirmaba que en Cristo sólo había una voluntad. Murió el año 680.
© Directorio Franciscano – Catholic.net

Pensamiento del día

“Señor, que no le tenga miedo al desierto,
al silencio, a la renuncia de mi propia voluntad por hacer la tuya.
Señor, que tenga la luz suficiente para distinguir tu voluntad
de las insinuaciones del maligno y así llegue contigo a la victoria de la resurrección.”

Tema del día:
40 días, 40 ideas de Benedicto XVI
Presentamos 40 frases extraídas de mensajes que Benedicto XVI ha dirigido a los cristianos con motivo de la Cuaresma durante el tiempo de su pontificado:

1. Que en cada familia y comunidad cristiana se valore la Cuaresma para alejar todo lo que distrae el espíritu y para intensificar lo que alimenta el alma y la abre al amor de Dios y del prójimo. Pienso, especialmente, en un mayor empeño en la oración, en la lectio divina, en el Sacramento de la Reconciliación [confesión] y en la activa participación en la Eucaristía, sobre todo en la Santa Misa dominical.

2. El ayuno es una gran ayuda para evitar el pecado y todo lo que induce a él.

3. El verdadero ayuno, repite en otra ocasión el divino Maestro, consiste más bien en cumplir la voluntad del Padre celestial, que “ve en lo secreto y te recompensará”.

4. Si, por lo tanto, Adán desobedeció la orden del Señor de “no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal”, con el ayuno el creyente desea someterse humildemente a Dios, confiando en su bondad y misericordia.

5. Ayunar es bueno para el bienestar físico, pero para los creyentes es, en primer lugar, una “terapia” para curar todo lo que les impide conformarse a la voluntad de Dios.

6. Esta antigua práctica penitencial, que puede ayudarnos a mortificar nuestro egoísmo y a abrir el corazón al amor de Dios y del prójimo, primer y sumo mandamiento de la nueva ley y compendio de todo el Evangelio.

7. La práctica fiel del ayuno contribuye, además, a dar unidad a la persona, cuerpo y alma, ayudándola a evitar el pecado y a acrecer la intimidad con el Señor.

8. Privarse del alimento material que nutre el cuerpo facilita una disposición interior a escuchar a Cristo y a nutrirse de su palabra de salvación. Con el ayuno y la oración Le permitimos que venga a saciar el hambre más profunda que experimentamos en lo íntimo de nuestro corazón: el hambre y la sed de Dios.

9. El ayuno nos ayuda a tomar conciencia de la situación en la que viven muchos de nuestros hermanos (...) Al escoger libremente privarnos de algo para ayudar a los demás, demostramos concretamente que el prójimo que pasa dificultades no nos es extraño.

10. Privarnos por voluntad propia del placer del alimento y de otros bienes materiales, ayuda al discípulo de Cristo a controlar los apetitos de la naturaleza debilitada por el pecado original, cuyos efectos negativos afectan a toda la personalidad humana.

11. “Quien ora, que ayune; quien ayuna, que se compadezca; que preste oídos a quien le suplica aquel que, al suplicar, desea que se le oiga, pues Dios presta oído a quien no cierra los suyos al que le súplica” (San Pedro Crisólogo).

12. Que la Virgen María, Causa nostræ laetitiæ, nos sostenga en el esfuerzo por liberar nuestro corazón de la esclavitud del pecado para que se convierta cada vez más en “tabernáculo viviente de Dios”.

13. La Cuaresma nos ofrece una ocasión providencial para profundizar en el sentido y el valor de ser cristianos, y nos estimula a descubrir de nuevo la misericordia de Dios para que también nosotros lleguemos a ser más misericordiosos con nuestros hermanos.

14. La limosna representa una manera concreta de ayudar a los necesitados y, al mismo tiempo, un ejercicio ascético para liberarse del apego a los bienes terrenales.

15. ¡Cuán fuerte es la seducción de las riquezas materiales y cuán tajante tiene que ser nuestra decisión de no idolatrarlas!

16. No somos propietarios de los bienes que poseemos, sino administradores: por tanto, no debemos considerarlos una propiedad exclusiva, sino medios a través de los cuales el Señor nos llama, a cada uno de nosotros, a ser un instrumento de su providencia hacia el prójimo.

17. Socorrer a los necesitados es un deber de justicia aun antes que un acto de caridad.

18. No hay que alardear de las propias buenas acciones, para no correr el riesgo de quedarse sin la recompensa en los cielos.

19. La limosna evangélica no es simple filantropía: es más bien una expresión concreta de la caridad, la virtud teologal que exige la conversión interior al amor de Dios y de los hermanos, a imitación de Jesucristo, que muriendo en la cruz se entregó a sí mismo por nosotros.

20. Quien sabe que “Dios ve en lo secreto” y en lo secreto recompensará, no busca un reconocimiento humano por las obras de misericordia que realiza.

21. Cuando actuamos con amor expresamos la verdad de nuestro ser: en efecto, no hemos sido creados para nosotros mismos, sino para Dios y para los hermanos.

22. Cada vez que por amor de Dios compartimos nuestros bienes con el prójimo necesitado experimentamos que la plenitud de vida viene del amor y lo recuperamos todo como bendición en forma de paz, de satisfacción interior y de alegría. El Padre celestial recompensa nuestras limosnas con su alegría.

23. La limosna, acercándonos a los demás, nos acerca a Dios y puede convertirse en un instrumento de auténtica conversión y reconciliación con él y con los hermanos.

24. Podemos aprender [de Cristo] a hacer de nuestra vida un don total; imitándolo estaremos dispuestos a dar, no tanto algo de lo que poseemos, sino a darnos a nosotros mismos.

25. Que María, Madre y Esclava fiel del Señor, ayude a los creyentes a proseguir la “batalla espiritual” de la Cuaresma armados con la oración, el ayuno y la práctica de la limosna.

26. La Cuaresma es un tiempo propicio para aprender a permanecer con María y Juan, el discípulo predilecto, junto a Aquel que en la cruz consuma el sacrificio de su vida por toda la humanidad.

27. En el misterio de la cruz se revela plenamente el poder irrefrenable de la misericordia del Padre celeste.

28. Miremos a Cristo traspasado en la cruz. Él es la revelación más impresionante del amor de Dios (...) En la cruz Dios mismo mendiga el amor de su criatura: tiene sed del amor de cada uno de nosotros.

29. El Todopoderoso espera el «sí» de sus criaturas como un joven esposo el de su esposa.

30. Sólo el amor en el que se unen el don gratuito de uno mismo y el deseo apasionado de reciprocidad infunde un gozo tan intenso que convierte en leves incluso los sacrificios más duros.

31. La respuesta que el Señor desea ardientemente de nosotros es ante todo que aceptemos su amor y nos dejemos atraer por él.

32. Vivamos, pues, la Cuaresma como un tiempo «Eucarístico», en el que, aceptando el amor de Jesús, aprendamos a difundirlo a nuestro alrededor con cada gesto y cada palabra.

33. El apóstol Tomás reconoció a Jesús como «Señor y Dios» cuando metió la mano en la herida de su costado. No es de extrañar que, entre los santos, muchos hayan encontrado en el Corazón de Jesús la expresión más conmovedora de este misterio de amor.

34. Cristo «me atrae hacia sí» para unirse a mí, a fin de que aprenda a amar a los hermanos con su mismo amor.

35. De ningún modo es posible dar respuesta a las necesidades materiales y sociales de los hombres sin colmar, sobre todo, las profundas necesidades de su corazón.

36. Quien no da a Dios, da demasiado poco.

37. Es preciso ayudar a descubrir a Dios en el rostro misericordioso de Cristo.

38. Mientras el tentador nos mueve a desesperarnos o a confiar de manera ilusoria en nuestras propias fuerzas, Dios nos guarda y nos sostiene.

39. La Cuaresma es el tiempo privilegiado de la peregrinación interior hacia Aquél que es la fuente de la misericordia. Es una peregrinación en la que Él mismo nos acompaña a través del desierto de nuestra pobreza.

40. Aunque parezca que domine el odio, el Señor no permite que falte nunca el testimonio luminoso de su amor. A María, «fuente viva de esperanza», le encomiendo nuestro camino cuaresmal, para que nos lleve a su Hijo.

Cada día de Cuaresma
Existencia y actuación del demonio
I. El demonio existe. La Sagrada Escritura habla de él desde el primero hasta el último libro revelado, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. La historia del hombre ha padecido la influencia del diablo. Hay rasgos presentes en nuestros días de una intensa malicia, que no se explican por la sola actuación humana. El demonio, en formas muy diversas, causa estragos en la Humanidad. La actuación del demonio es misteriosa, real y eficaz. Con Jesucristo ha quedado mermado el dominio del diablo, pues Él “nos ha liberado del poder de Satanás” (Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium). Por razón de la obra redentora, el demonio sólo puede causar verdadero daño a quienes libremente le permitan hacérselo, consintiendo en el mal y alejándose de Dios: nadie peca por necesidad. Además, para librarnos del influjo diabólico, Dios ha dispuesto también un Ángel que nos ayude y proteja. “Acude a tu Ángel Custodio, a la hora de la prueba, y te amparará contra el demonio y te traerá santas inspiraciones” (San Josemaría Escrivá, Camino).

II. El demonio es un ser personal, real y concreto, de naturaleza espiritual e invisible, y que por su pecado se apartó de Dios para siempre. Es el padre de la mentira (Juan 8, 44), del pecado, de la discordia, de la desgracia, del odio, de lo malo y absurdo que hay en la tierra (Hebreos 2, 14), el enemigo que siembra el mal en el corazón del hombre (Mateo 13, 28-39), y al único que hemos de temer si no estamos cerca de Dios. Su único fin en el mundo, al que no ha renunciado, es nuestra perdición. Y cada día intentará llevar a cabo ese fin a través de todos los medios a su alcance. Es el primer causante de las rupturas en las familias y en la sociedad. Sin embargo, el demonio no puede violentar nuestra voluntad para inclinarla al mal. El santo Cura de Ars dice que “el demonio es un gran perro encadenado, que acosa, que mete mucho ruido, pero que solamente muerde a quienes se le acercan demasiado”.

III. Nos debe dar gran confianza saber que el Señor nos ha dejado muchos medios para vencer y para vivir en el mundo con la paz y alegría de un buen cristiano: la oración, la mortificación, la Confesión y la Eucaristía, y el amor a la Virgen. El uso del agua bendita es también eficaz protección contra el influjo del diablo. Nuestro esfuerzo en la Cuaresma por mejorar la fidelidad a lo que sabemos que Dios nos pide, es la mejor manifestación de que frente al Non serviam del demonio, queremos poner nuestro serviam: Te serviré, Señor.
© Francisco Fernández Carvajal

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por el alma de Valentina, adolescente de Buenos Aires, Argentina, que el miércoles 14 fue atropellada por un auto, falleciendo inmediatamente. Que el Padre celestial la reciba en su Reino y  la Virgen Santísima interceda para que la familia encuentre el consuelo ante este dolor tan profundo.

Pedimos oración para los jóvenes Juan Carlos y Carlos Alberto, de Medellín, Colombia que tienen cáncer con metástasis el primero en los testículos y ya le paso a los pulmones y el segundo cáncer cerebral. A ambos los dejamos en las santas manos de la Virgen de Lourdes para que Ella interceda por su salud.

Pedimos oración para Mariluz C. O., de Colombia, cuyo estrés se ha hecho evidente a través de síntomas muy preocupantes con diversas somatizaciones, seguramente causado por la situación que vive su hijo mayor, Sergio Alberto, con problemas mentales (psicológicos y/o psiquiátricos) tardíos no tratados por negativa del mismo, siendo ya mayor de edad y por quien también pedimos oración. Colocamos en las Santas Manos Sanadoras de nuestro Señor Jesucristo, seguros que su amparo y protección, acompañado de la intercesión de nuestra Madre, la Virgen María, todo saldrá bien, haciéndose su Santa Voluntad.

Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Los cinco minutos del Espíritu Santo
Febrero 19
"Espíritu Santo, quiero vivir en tu paz, gozar de tu amor cada día, y entregarme a la vida con entusiasmo.
Pero tú sabes que guardo dentro de mí rencores y resentimientos que he tratado de ocultar.
Hoy te pido la gracia de liberarme, Espíritu Santo. Derrama en mí un profundo deseo de perdonar, de vivir en paz con todos y de comprender profundamente las agresiones y desprecios de algunas personas.
Ayúdame a descubrir sus sufrimientos y debilidades para poder mirarlos con ternura y no juzgarlos por lo que me hacen.
Regálame la gracia de comprender y bendecir a los que me ofenden, persiguen y desprecian, alabándote por ellos, que son tuyos.
Derrama en mí un espíritu de profunda tolerancia.
Ven Espíritu Santo. Amén."
* Mons. Víctor Manuel Fernández 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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