martes, 6 de febrero de 2018

Pequeñas Semillitas 3585

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 13 - Número 3585 ~ Martes 6 de Febrero de 2018
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
El conocido sacerdote franciscano capuchino Padre Ignacio Larrañaga (España, 4 Mayo 1928 — México, 28 Oct 2013) dejó una inmensa cantidad de escritos de gran valor para nuestra espiritualidad a lo largo de su vida de predicador, escritor, conferencista, organizador de cursos, talleres y retiros.
A él pertenece esta reflexión: “Los sueños, arrójalos a la basura; las llamas, apágalas, y toma serena y sabiamente en tus manos la fría realidad: eres como eres. Y, de todas maneras, a pesar de tus reticencias y repugnancias, eres una maravilla. Transforma tus sufrimientos en brazos de compasión para ti mismo y tus entrañas en un regazo de acogida. Acéptate a ti mismo, no como te gustaría ser, sino como realmente eres”
Toda una sabia definición para que aprendamos a aceptarnos como somos (sin por ello dejar de intentar mejorar), y no vivamos en permanente estado de ansiedad por metas que nos auto imponemos. No se puede dejar pasar la vida buscando la felicidad total, sino que hay que vivir felices en el día a día con lo que somos y tenemos, haciendo siempre el bien a todos los que el Señor cruza en nuestro camino.

¡Buenos días!

Salvar y salvarse
La salvación que te ofrece Cristo —mencionada con frecuencia en la Biblia— es total y trascendente, se refiere a la vida presente y alcanza también, y especialmente, a la vida futura. El Señor espera tu colaboración en esta misión, ya que él quiere salvar a toda la humanidad. Cuando respondes a este llamado, por eso mismo estás asegurando tu propia salvación.

En un día invernal un hombre viajaba por sobre una capa de nieve profunda. Poco a poco llegó a entumecerse y, sin darse cuenta, estaba perdiendo sus facultades vitales. Ya estaba a punto de perecer congelado, dispuesto a abandonar la lucha por la vida, cuando escuchó los lamentos de un caminante como él que se estaba muriendo de frío. Se despertó en él el deseo de rescatarlo. Comenzó a frotar los helados miembros de aquel hombre infortunado, y después de un considerable esfuerzo, consiguió que se mantuviera en pie; pero como no podía caminar, lo llevó con simpatía en sus brazos recorriendo el camino que él pensó que no lograría hacer solo. Y cuando llegó con su hermano viajero hasta un lugar seguro, se le hizo clara la verdad de que al salvar a su semejante se había salvado también a sí mismo.

“Dios quiere salvarnos en racimo”, junto con los demás, en primer lugar con tu familia. Si pretendieras alcanzar la salvación solo, aislado del prójimo,  —“¡sálvese quien pueda!”—, por eso mismo te excluirías de toda posibilidad. El amor a Dios y al hermano está en el centro del mensaje de Jesús, nuestro único Salvador. Asegura tu salvación abriéndote a los demás.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén. Y vieron que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas, -es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos, y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas-.
Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: «¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras?». Él les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres’. Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres». Les decía también: «¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios, para conservar vuestra tradición! Porque Moisés dijo: ‘Honra a tu padre y a tu madre y: el que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte’. Pero vosotros decís: ‘Si uno dice a su padre o a su madre: Lo que de mí podrías recibir como ayuda lo declaro "Korbán" -es decir: ofrenda-’, ya no le dejáis hacer nada por su padre y por su madre, anulando así la Palabra de Dios por vuestra tradición que os habéis transmitido; y hacéis muchas cosas semejantes a éstas». (Mc 7,1-13)

Comentario:
Hoy contemplamos cómo algunas tradiciones tardías de los maestros de la Ley habían manipulado el sentido puro del cuarto mandamiento de la Ley de Dios. Aquellos escribas enseñaban que los hijos que ofrecían dinero y bienes para el Templo hacían lo mejor. Según esta enseñanza, sucedía que los padres ya no podían pedir ni disponer de estos bienes. Los hijos formados en esta conciencia errónea creían haber cumplido así el cuarto mandamiento, incluso haberlo cumplido de la mejor manera. Pero, de hecho, se trataba de un engaño.
«¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios, para conservar vuestra tradición!» (Mc 7,9): Jesucristo es el intérprete auténtico de la Ley; por eso explica el justo sentido del cuarto mandamiento, deshaciendo el lamentable error del fanatismo judío.
«Moisés dijo: ‘Honra a tu padre y a tu madre’» (Mc 7,10): el cuarto mandamiento recuerda a los hijos las responsabilidades que tienen con los padres. Tanto como puedan, les han de prestar ayuda material y moral durante los años de la vejez y durante las épocas de enfermedad, soledad o angustia. Jesús recuerda este deber de gratitud.
El respeto hacia los padres (piedad filial) está hecho de la gratitud que les debemos por el don de la vida y por los trabajos que han realizado con esfuerzo en sus hijos, para que éstos pudieran crecer en edad, sabiduría y gracia. «Honra a tu padre con todo el corazón, y no te olvides de los dolores de tu madre. Recuerda que por ellos has nacido. ¿Qué les darás a cambio de lo que han hecho por ti?» (Sir 7,27-28).
El Señor glorifica al padre en sus hijos, y en ellos confirma el derecho de la madre. Quien honra al padre expía los pecados; quien glorifica a la madre es como quien reúne un tesoro (cf. Sir 3,2-6). Todos estos y otros consejos son una luz clara para nuestra vida en relación con nuestros padres. Pidamos al Señor la gracia para que no nos falte nunca el verdadero amor que debemos a los padres y sepamos, con el ejemplo, transmitir al prójimo esta dulce “obligación”.
Rev. D. Iñaki BALLBÉ i Turu (Terrassa, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Pablo Miki y compañeros
Mártires en Japón
Fiesta de los 26 mártires de Japón que fueron crucificados y lanceados en Nagasaki el 5 de febrero de 1597: San Pedro Bautista, franciscano español, y otros cinco hermanos suyos de hábito, así como diecisiete japoneses, seglares franciscanos. San Pablo Miki y dos de sus catequistas, los tres japoneses. Las tensiones políticas y religiosas surgidas en aquel país desencadenaron una persecución contra los cristianos, que en algún tiempo habían sido bien acogidos. Pablo Miki nació en Japón, ingresó en la Compañía de Jesús y predicó con mucho fruto el Evangelio entre sus conciudadanos. Y he aquí los datos de los frailes franciscanos: San Pedro Bautista nació en San Esteban del Valle (Ávila, España) el año 1542. Vistió el hábito franciscano en Arenas de San Pedro (Ávila). En 1581, ya sacerdote, fue destinado a Filipinas. Estuvo misionando de paso en México y luego en Manila. Con otros compañeros pasó a Japón en 1593, enviado como embajador de Felipe II ante el emperador Taikosama. Trabajó denodadamente y convirtió a muchos a la fe. San Felipe de Jesús nació en la Ciudad de México en 1571. Vistió el hábito franciscano en Filipinas y, cuando volvía a México para recibir la ordenación, el galeón naufragó en aguas de Tosa; se refugió en el convento de Meaco o Miyako, donde muy pronto lo arrestaron. Es patrono de los plateros y el primer mártir y santo mexicano. San Francisco Blanco nació en Monterrey (Orense, España) hacia 1567. Ingresó en la Provincia franciscana de Santiago (Galicia). De paso hacia Filipinas, estuvo algún tiempo en México, donde se ordenó de sacerdote. Llegó a Japón en 1596. San Francisco de La Parrilla, hermano profeso laico, nació en 1543 en La Parrilla (Valladolid). Tomó el hábito a la edad de 21 años. Camino de Filipinas, permaneció un par de años en México. En 1593 formó parte del séquito que acompañó a san Pedro Bautista cuando éste fue a Japón en misión de paz. San Gonzalo García, hermano profeso laico, nació en la ciudad de Bazaín, en la India Oriental de Portugal, hacia 1562. Se dedicó al comercio hasta que, en Manila, vistió el hábito franciscano. Cuando san Pedro Bautista fue enviado a Japón, Gonzalo fue incluido en su séquito como intérprete. San Martín Aguirre de la Ascensión, sacerdote, nacido en Vergara (Guipúzcoa, España) en 1567, que, siendo estudiante de teología en la Universidad de Alcalá, vistió el hábito franciscano. Más tarde pasó a México, camino de Filipinas, y luego llegó a Japón en junio de 1596.
Oración: Oh Dios, fortaleza de todos los santos, que has llamado a san Pedro Bautista, a san Pablo Miki y a sus compañeros a la vida eterna por medio de la cruz, concédenos, por su intercesión, mantener con vigor, hasta la muerte, la fe que profesamos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano - Aciprensa    

Pensamiento del día
"Apoyados en su amor, no os dejéis intimidar por un entorno en el que se pretende excluir a Dios y en el que el poder, el tener o el placer a menudo son los principales criterios por los que se rige la existencia. Puede que os menosprecien, como se suele hacer con quienes evocan metas más altas o desenmascaran los ídolos ante los que hoy muchos se postran. Será entonces cuando una vida hondamente enraizada en Cristo se muestre realmente como una novedad y atraiga con fuerza a quienes de veras buscan a Dios, la verdad y la justicia" (Benedicto XVI)

Temas Médicos:
Hábitos que envejecen
Aprendamos a cuidarnos por dentro y por fuera para envejecer bien y disfrutar de todas la etapas de la vida.

Hay sociedades que ven el envejecer como una enfermedad de la que hay que huir despavoridamente cuando, en realidad, esa es de las pocas certezas que tenemos: si dentro de unos años seguimos con vida, nuestra piel tenderá a arrugarse.

Pero eso no quiere decir que, ante este hecho inminente, tengamos que descuidarnos. Al contrario. Podemos poner de nuestra para ayudar al tiempo a que deje menos estragos en nosotros.

No solo estoy hablando del envejecimiento físico. ¡Cuidemos también el alma! ¡Cuántos ancianos vemos con una actitud fresca y alegre que disfrutan de la vida! ¡Y cuántos jóvenes sin embargo parecen tener más de 80 años!

Corregir los malos hábitos es clave para mitigar los efectos negativos del paso del tiempo en nuestra vida. Analiza si has caído en alguno de ellos y, si es así, vale la pena que te esfuerces en cambiarlos. Con el paso de los años lo agradecerás.

1. Mal dormir. Lo ideal es ir a la cama no más tarde de las 10 PM para así lograr 8 horas de sueño “totalmente” reparador, profundo. El mal dormir es el aliado número 1 del envejecimiento porque  deteriora nuestro sistema inmunológico.

2. Beber poca agua. El 60% de nuestro cuerpo es agua por lo que debemos beber al menos 2 litros –ocho vasos– de agua al día.

3. Alimentación deficiente. Recordemos que el alimento es el combustible de nuestro cuerpo. No se trata de comer por comer, sino de nutrirnos de alimentos con contenido nutricional y energético. Nuestra ingesta diaria de alimentos debe ser equilibrada en cuanto a las aportaciones de proteínas, carbohidratos, grasas, minerales, antioxidantes, vitaminas, etc. Lo ideal es comer cada 3 horas en cantidades moderadas. O bien, 3 comidas fuertes y 2 colaciones. El azúcar y los dulces también son aliados del envejecimiento.

4. Sedentarismo. El ejercicio es importantísimo para oxigenar nuestras células, estimular la producción de serotonina, dopamina y endorfinas –hormonas de la felicidad y del amor–, entre otros muchos beneficios. Si no estás acostumbrado a hacer ejercicio puedes comenzar con 10 minutos al día.  O bien, si permaneces mucho tiempo sentado procura pararte a caminar cada cierto tiempo.

5. Estrés. No es malo en su justa medida porque hasta cierto punto es un mecanismo de defensa que nos pone en alerta cuando algo no anda bien. Lo malo, malísimo es vivir estresado, es decir, en constante tensión. El estrés provoca la liberación de la hormona llamada cortisol –hormona del estrés– que puede causar problemas de corazón y obesidad.

6. Fumar u otras adicciones. ¡Cuántos efectos negativos causa el tabaco en la salud! Se nota en la piel, en la respiración, en las manos, en la boca, en los dientes… El exceso de alcohol también puede causar importantes estragos en el cuerpo: insuficiencias cardíacas, presión arterial alta, cirrosis hepática, sobrepeso…

7. Piel mal cuidada. No desmaquillarse por la noche o bien, no limpiarse ni cuidarse la cara debidamente –mínimo 2 veces al día– agiliza el proceso de envejecimiento. La piel de la cara debe limpiarse por la mañana y sellarla con protector solar después de aplicar las cremas correspondientes. Y por la noche se debe limpiar totalmente para permitirle respirar y que se regenere.

8. Una mala actitud, el pesimismo. Vivir enojado o mal encarado también provoca que la piel se nos agriete, que se envejezca más pronto. Tan solo observa a las personas que viven en constante pesimismo, tienen una línea muy marcada en el entrecejo. Las líneas de expresión de su frente son más hacia lo vertical. ¡Por esto y por muchas cosas más, nada como ser positivos y alegres! ¡Que las arrugas que tengamos sean por sonreír!

9. Exceso de sol. Por favor, olvídense de las camas de bronceado que se han convertido en la causa número 1 de cáncer de piel. Por supuesto que hay que tomar el sol porque es como producimos vitamina D, entre otros muchos beneficios. Pero hay que hacerlo de una forma inteligente, a horas prudentes y siempre usando un buen protector solar que nos proteja de los rayos UBA y UBV y de mínimo 30 SPF.

Envejecer es maravilloso, es parte de la vida y esto no debe ser sinónimo de decadencia o de inservibles, sino de experiencia y madurez. Recuerda lo que dice el trovador: no hay que ponerle años a la vida, sino vida a los años. ¡Venga! ¡Con arrugas o sin ellas, pero a vivir!
© Luz Ivonne Ream / Aleteia

Meditaciones
Dios Padre creó un depósito de todas las aguas y lo llamó mar. Creó un depósito de todas las gracias y lo llamó María. El Dios omnipotente posee un tesoro o almacén riquísimo en el que ha encerrado lo más hermoso, refulgente, raro y precioso que tiene, incluido su propio Hijo. Este inmenso tesoro es María, a quien los santos llaman el tesoro del Señor, de cuya plenitud se enriquecen los hombres. (n.23)
Dios Hijo comunicó a su Madre cuanto adquirió mediante su vida y muerte, sus méritos infinitos y virtudes admirables, y la constituyó tesorera de todo cuanto el Padre le dio en herencia. Por medio de Ella aplica sus méritos a sus miembros, les comunica virtudes y les distribuye sus gracias. María constituye su canal misterioso, su acueducto, por el cual hace pasar suave y abundantemente sus misericordias. (n.24)
Dios Espíritu Santo comunicó a su fiel Esposa, María, sus dones inefables y la escogió por dispensadora de cuanto posee. De manera que Ella distribuye a quien quiere, cuanto quiere, como quiere y cuando quiere todos sus dones y gracias. Y no se concede a los hombres ningún don celestial que no pase por sus manos virginales. Porque tal es la voluntad de Dios que quiere que todo lo tengamos por María. Y porque así será enriquecida, ensalzada y honrada por el Altísimo la que durante su vida se empobreció, humilló y ocultó hasta el fondo de la nada por su humildad. Estos son los sentimientos de la iglesia y de los Santos Padres. (n.25)
(San Luis María Grignión de Monfort)

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio. 

Pedimos oración para Francisco José N., de Argentina, que padece un tumor y que aún no puede ser operado debido a una complicación infecciosa. Lo encomendamos a la mediación de la Santísima Virgen de Lourdes para que Ella pida a Jesús por su recuperación. 

Seguimos rezando por las víctimas y damnificados de las catástrofes naturales en el norte argentino y en todos los lugares del mundo donde acontecen.

Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo.  Al rezar por la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados.  Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Los cinco minutos del Espíritu Santo
Febrero 6
Los que han dado su sangre por Cristo muestran hasta qué punto el Espíritu Santo puede fortalecernos. A veces pensamos que nunca seríamos capaces de soportar ciertas cosas, pero olvidamos que el Espíritu Santo puede fortalecernos de una manera maravillosa. Eso se ve claramente en los mártires.
Hoy la Iglesia celebra a San Pablo Miki y a otros 25 mártires, en su mayoría japoneses, que dieron su vida por Cristo el 5 de febrero de 1597. Son los primeros mártires de la época moderna. Hasta ese momento, la Iglesia veneraba sobre todo a los mártires de los primeros siglos, y cuando pensaba en el martirio recordaba a esos mártires de un pasado lejano. Pero cuando los cristianos se empeñaron decididamente en la evangelización de Asia, y se apasionaron por plantar la Iglesia en Japón y en otros países lejanos, entonces el martirio volvió a aparecer en abundancia, como semilla de nuevas comunidades. En 1597 dan la vida nueve misioneros jesuitas y franciscanos, junto con 17 laicos (un catequista, un médico, un soldado, tres monaguillos, etc.). Murieron crucificados a las afueras de Nagasaki sólo por pretender vivir públicamente su fe.
Los mártires que hoy celebramos, en su mayoría misioneros o predicadores, nos muestran hasta qué punto podemos entregarnos a la misión evangelizadora. Murieron dignamente, unos cantando, otros sonriendo, otros invocando a Jesús y a María, o exhortando a los testigos de la masacre a ser fieles al Evangelio.
Por otra parte, la multitud de creyentes que presenciaban el acto, los alentaba diciéndoles que pronto estarían en el paraíso.
En las Actas de los Santos se narra que Antonio, uno de los laicos crucificados, se puso a cantar un salmo "que había aprendido en la catequesis de Nagasaki". Pidamos al Espíritu Santo que nos haga capaces de entregarnos hasta el fin, cantando y orando.
* Mons. Víctor Manuel Fernández 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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