martes, 13 de febrero de 2018

Pequeñas Semillitas 3592


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 13 - Número 3592 ~ Martes 13 de Febrero de 2018
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina) 
Alabado sea Jesucristo…
Oír y escuchar son comúnmente usadas como sinónimos, pero en realidad son dos actitudes distintas.
La primera representa el acto de captar una sucesión de sonidos o palabras. Escuchar es una habilidad que exige apertura, transparencia y ganas de comprender.
En estos tiempos modernos vivimos comunicados y hablando todo el tiempo, pero ¿cuántas veces escuchamos realmente?
Ser escuchados es una necesidad. Saber escuchar no sólo es oír a la otra persona, es mucho más. Al ser escuchados, nos sentimos valorados, apreciados, aceptados y queridos. Cuando alguien nos escucha con atención, nos hace saber que nos aprecia, nos respeta. Saber escuchar requiere “ponerse en el lugar del otro”.
Goethe decía: “Hablar es una necesidad, escuchar es un arte”.
¿Y si empezamos a ejercitar el arte de saber escuchar?

¡Buenos días!

El pan de cada día
La Biblia contiene la palabra sagrada escrita por autores elegidos e inspirados por Dios. Sabía él muy bien en medio de qué tinieblas se encontrarían sus hijos en los años venideros, y por amor a cada uno de nosotros asistió con dones especiales a los escritores del libro santo para que escribieran todo y solo lo que él les inspiraba. Son cartas de amor de Dios a nosotros.

Cuentan que el emperador romano había prohibido con la amenaza de severos castigos a los cristianos que tuvieran una Biblia en su casa. Pero muchos cristianos la guardaban a pesar de todo y la leían a escondidas. Un día entró al pueblo un contingente de policías para revisar casa por casa. Una mujer que los veía llegar tuvo una idea ingeniosa. Ya que estaba justo preparando la masa para hornear el pan para la semana tomó la Biblia la envolvió en la masa y la introdujo en el horno. Cuando entraron los policías a la casa no encontraron Biblia alguna en la casa. Vieron nada más que pan horneándose. Al día siguiente la madre sacó el pan del horno para servirlo a la familia. En medio del pan la Biblia estaba perfectamente conservada.

Vigorízate cada día con el pan de la Palabra. Te sugiero que pongas en un lugar visible el libro sagrado. Elige un rinconcito de Dios en tu casa. En una mesita con algunas imágenes o estatuas de Jesús, María y tus santos patronos, que esté también la Biblia adornada con flores, velas, o ikebanas… Y que de día en día crezcas en amor y vivencia de la Palabra de Dios.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, los discípulos se habían olvidado de tomar panes, y no llevaban consigo en la barca más que un pan. Jesús les hacía esta advertencia: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes». Ellos hablaban entre sí que no tenían panes. Dándose cuenta, les dice: «¿Por qué estáis hablando de que no tenéis panes? ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Es que tenéis la mente embotada? ¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís? ¿No os acordáis de cuando partí los cinco panes para los cinco mil? ¿Cuántos canastos llenos de trozos recogisteis?». «Doce», le dicen. «Y cuando partí los siete entre los cuatro mil, ¿cuántas espuertas llenas de trozos recogisteis?» Le dicen: «Siete». Y continuó: «¿Aún no entendéis?». (Mc 8,14-21)

Comentario:
Hoy —una vez más— vemos la sagacidad del Señor Jesús. Su actuar es sorprendente, ya que se sale del común de la gente, es original. Él viene de realizar unos milagros y se está trasladando a otro sector en donde la Gracia de Dios también debe llegar. En ese contexto de milagros, ante un nuevo grupo de personas que lo espera, es cuando les advierte: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes» (Mc 8,15), pues ellos —los fariseos y los de Herodes— no quieren que la Gracia de Dios sea conocida, y más bien se la pasan cundiendo al mundo de mala levadura, sembrando cizaña.
La fe no depende de las obras, pues «una fe que nosotros mismos podemos determinar, no es en absoluto una fe» (Benedicto XVI). Al contrario, son las obras las que dependen de la fe. Tener una verdadera y autentica fe implica una fe activa, dinámica; no una fe condicionada y que sólo se queda en lo externo, en las apariencias, que se va por las ramas… La nuestra debe ser una fe real. Hay que ver con los ojos de Dios y no con los del hombre pecador: «¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Es que tenéis la mente embotada?» (Mc 8,17).
El reino de Dios se expande en el mundo como cuando se coloca una medida de levadura en la masa; ella crece sin que se sepa cómo. Así debe ser la auténtica fe, que crece en el amor de Dios. Por tanto, que nada ni nadie nos distraiga del verdadero encuentro con el Señor y su mensaje salvador. El Señor no pierde ocasión para enseñar y eso lo sigue haciendo hoy día: «Nos hemos de liberar de la falsa idea de que la fe ya no tiene nada que decir a los hombres de hoy» (Benedicto XVI).
Rev. P. Juan Carlos CLAVIJO Cifuentes (Bogotá, Colombia)

Santoral Católico:
Beato Jordán de Sajonia
Presbítero Dominico
Nació en Burgherg (Westfalia) en torno al año 1175 o 1185, hijo de los condes de Ebernstein. Estudió en la Universidad de París, y era ya maestro en artes y bachiller en teología cuando, en 1220, se encontró allí con santo Domingo. La palabra y el ejemplo del Santo lo convenció, y no tardó en vestir el hábito de los dominicos. El fundador de la Orden de Predicadores murió en agosto de 1221, y el capítulo general celebrado en París el año 1222 lo eligió como sucesor suyo al frente de la Orden. Es una de las grandes figuras de su Orden, contribuyó grandemente a su difusión y supo transmitir a la posteridad las líneas esenciales de la espiritualidad de Domingo y los rasgos que caracterizan a su familia religiosa. Fue hombre de palabra elocuente, tierno corazón y celo apasionado por llevar a todos el amor de Cristo. Peregrinó a Tierra Santa; a su regreso, la nave naufragó frente a las costas de Siria y él murió ahogado; era el 13 de febrero de 1237.
© Directorio Franciscano – Catholic.net   

Pensamiento del día

“Dios no desea de nosotros un sacrificio
por el mero hecho de hacer sacrificio,
sino para vivir más.
La Pascua no es un tiempo de renunciar al deseo,
un tiempo de masoquismo y de sufrimiento.
La palabra correcta es ‘podar’,
Dios corta el viñedo podando las ramas ‘golosas’
que desperdician la preciosa savia, para producir más.”
(Denis Sonet)

Tema del día:
Oración de sanación para Cuaresma
Ayer me dijo una persona: "No se me ocurre ninguna buena idea para mi sacrificio de Cuaresma. ¿Me sugiere algo que usted crea que le agrade a Jesucristo?"

A los sacrificios de Cuaresma se les da con frecuencia un enfoque negativo: cosas a las que hay que renunciar. Personalmente prefiero el enfoque positivo: vencer el mal con el bien (Rm 12,21), hacer el bien.

Abstinencia, ayuno, abnegación, renuncia, son palabras que se ponen de moda en Cuaresma. Renunciar a cosas agradables es difícil, supone sacrificio. También supone sacrificio ser generoso, salir de sí mismo y pensar en el bien del otro antes que en el propio.

Cuando Jesucristo tenía la cruz delante dijo que él daba su vida voluntariamente: "Nadie me la quita, yo la doy por mí mismo." (Jn 10,18a) Fue un acto de generosidad. El sacrificio de Jesucristo fue poner amor y poner el mayor amor posible.

Si aún no encuentras qué sacrificio de Cuaresma puedes ofrecer a Jesucristo, tal vez te interese esta idea: Orar por tus enemigos y por aquellas personas que te han hecho sufrir o te resultan pesadas. La oración de intercesión consiste en una petición en favor de otro. No conoce fronteras y se extiende hasta los enemigos, nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica en el n. 2647.

¿Y por qué lo propongo como sacrificio de Cuaresma? Porque cambiar la herida en compasión y purificar la memoria transformando la ofensa en intercesión (cfr. Catecismo 2843) es un camino de conversión.

Es también oración de sanación, porque una oración así sana las heridas del corazón, purifica el rencor, prepara al perdón, ensancha el corazón.

"Interceder, pedir en favor de otro, es, desde Abraham, lo propio de un corazón conforme a la misericordia de Dios. En el tiempo de la Iglesia, la intercesión cristiana participa de la de Cristo: es la expresión de la comunión de los santos. En la intercesión, el que ora busca "no su propio interés sino el de los demás" (Flp 2,4), hasta rogar por los que le hacen mal" (Catecismo 2635).

Lo más difícil de este sacrificio es hacer la oración con un corazón que ha conocido la conversión. Cuando hagamos oración por las personas que nos resulten pesadas o nos hayan hecho daño, hay que hacerlo poniendo buenos sentimientos. No es un: "Te suplico, Señor, que esta persona se muera cuanto antes, pues no la soporto", sino de verdad poner amor, como Jesús: "El cual, habiendo ofrecido en los días de su vida mortal ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas al que podía salvarle de la muerte, fue escuchado por su actitud reverente, y aun siendo Hijo, con lo que padeció experimentó la obediencia; y llegado a la perfección, se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen" (Hb 5,7-9).

¿A quién se le ocurre orar por los enemigos, por las personas insoportables, por quienes no nos perdonan, por aquellos que nos han herido, por quienes nos ofenden y hacen daño, por los seres queridos que nos hacen sufrir? A un buen cristiano.

Poner amor como un acto generoso y gratuito es un modo de construir la civilización del amor. La civilización del amor también se construye orando por aquellos a quienes hemos hecho sufrir y por quienes nos han hecho sufrir. Como dice la canción: Si amo la flor, amo también sus espinas. Sólo el amor nos hace grandes, sólo el amor hace ver que es precisamente lo que duele lo que hace al hombre amable entre los seres.

Te propongo que al terminar de leer este artículo pienses en alguien que te cueste tratar, o en alguna persona que te haya hecho daño, o en alguien que se dedique a ofenderte, y que reces por él. Y puedes rezar también por aquellos que sienten lo mismo respecto a ti. Hacerlo todos los días de Cuaresma sería lo mejor.
* Autor: P Evaristo Sada LC

Meditaciones
Jacob Y Esaú (Génesis 27, 1-41) representan a los hermanos que creen que las “cosas” valen más que la fraternidad y por eso terminan dividiéndose y como los peores enemigos. Hoy hay muchos hermanos que se matan por plata y por cosas que no valen mucho. Un hermano vale más que todo el dinero del mundo. Y todos tenemos que tratarnos como hermanos. ¿Para qué rezas el Padre Nuestro si vas a tratar al otro como a un enemigo? José y sus hermanos (Génesis 37, 4) representan a todos aquellos que se dejan llevar por la envidia ante los triunfos del otro y creen que la única posibilidad de sentirse bien es ver a los otros perdiendo y sufriendo. Personas que viven para hacer infelices a los que están a su lado ya que abdicaron de la posibilidad de ser felices en su proyecto personal. Lía y Raquel (Génesis 30, 1-24), expresan a los hermanos que pelean por el amor de pareja. Esos que no han entendido que no se puede obligar a nadie para que lo ame a uno. Que si uno no puede entender que alguien no lo ama es porque está enfermo emocionalmente. Sería más fácil si dejáramos ser a cada uno y buscáramos la manera de comprendernos. Jesús nos deja claro que tenemos que vivir como hermanos. Ahora, esta fraternidad está marcada por la escucha y la puesta en práctica de la Palabra de Dios (Mc 3, 31-35). Eso es ser cristiano. Tenemos que buscar la manera de ayudar a que todos vivan dignamente, tengan espacios para realizarse y vivir en plenitud. El verdadero pecado es dañar al otro.
P. Alberto José Linero

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración para Zulema A., de Córdoba, Argentina, que será operada de cadera. Que la Virgen de Lourdes la acompañe e interceda ante Jesús por el éxito de la cirugía. 

Pedimos oración para Luis Alberto R., de Córdoba, Argentina, afectado de lumbalgia aguda y que hace dos semanas está inmovilizado. Que el Señor le conceda una pronta mejoría para volver a sus actividades habituales.

Pedimos oración para Fray Antonio, que es un novicio de un convento franciscano en Albania. Ha sido ingresado por leucemia y su estado es muy grave. Rezamos por su curación con la intercesión del siervo de Dios José Torres Padilla, confesor de Santa Ángela de la Cruz. Confiamos en la misericordia de Dios para con este hijo suyo.

Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Los cinco minutos del Espíritu Santo
Febrero 13
Los hermanos de Oriente han desarrollado una profunda devoción al Espíritu Santo y nos han dejado hermosas oraciones. Oremos con una de ellas:
"Ven, Espíritu Santo, ven, luz verdadera.
Ven, misterio escondido.
Ven, realidad inexplicable.
Ven, felicidad sin fin.
Ven, esperanza infalible de los que serán salvados.
Ven, tú que despiertas a los que duermen.
Ven, vida eterna.
Ven, tesoro sin nombre.
Ven, persona inconcebible.
Ven, luz sin ocaso.
Ven, resurrección de los muertos.
Ven, oh potente, tú que siempre haces y rehaces todo y todo lo transformas con tu solo poder.
Ven, oh invisible, sutil.
Ven, tú que permaneces inmóvil, y sin embargo en cada instante te mueves todo entero y vienes a nosotros que estamos en los infiernos, tú que estás por encima de los cielos.
Ven, oh nombre predilecto y repetido por todas partes, del cual nos es absolutamente imposible expresar su ser o conocer su naturaleza.
Ven, gozo eterno.
Ven, corona incorruptible.
Ven, cinturón cristalino, adornado de joyas.
Ven, púrpura real, verdaderamente soberana.
Ven, tú que has deseado y deseas mi alma miserable.
Ven, tú el Solo en el solo, porque ya ves, yo estoy solo.
Ven, tú que has llegado a ser tú mismo deseo en mí, tú que me has hecho desearte, tú absolutamente inaccesible.
Ven, mi soplo y mi vida.
Ven, consolación de mi pobre corazón.
Ven, mi alegría, mi gloria y mi delicia para siempre."
Simeón, el Nuevo Teólogo
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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