domingo, 17 de septiembre de 2017

Pequeñas Semillitas 3450

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 12 - Número 3450 ~ Domingo 17 de Setiembre de 2017
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
En el Evangelio de hoy, Cristo dice que debemos perdonar setenta veces siete, es decir, siempre.
Esto no impide que podamos exigir la reparación de los daños injustos que nos hayan hecho. Pero nuestro espíritu no debe guardar rencor. No debemos abrigar deseos de venganza.
Lo que es imposible es evitar el dolor de la ofensa. Si me dan un pisotón me hacen daño. No lo puedo evitar. Lo que sí puedo evitar es no responder con otro pisotón. Incluso se dan casos de personas virtuosas que devuelven bien por mal.
La parábola del Evangelio de hoy es muy instructiva: el señor perdona a su siervo una gran deuda, y después este siervo no perdona a su compañero una pequeñez. Por eso el señor se arrepiente de su benevolencia con él y le exige su deuda.
Es un ejemplo para nosotros. Después de lo que Dios nos ha perdonado, ¿Cómo vamos nosotros a no perdonar a nuestro prójimo?
Recordemos que quien no perdona, rezando el Padrenuestro se sentencia.
P. Jorge Loring S.J.

¡Buenos días!

Cazador de monos
Todo crecimiento va acompañado de renuncia, empezando por el nacimiento cuando el bebé, entre estridentes sollozos, deja el tibio claustro materno. Renuncia, desapego, corte, que te proyectan a una nueva etapa de maduración, a nuevos horizontes y a nuevas realidades que realizan tu persona. Es una ley de la vida y violarla significaría estancamiento y frustración.

Conocedor de cuánto les gustan las cerezas a los monos, un cazador inventó un sencillo método para cazarlos: colocó una cereza en el interior de un frasco de vidrio y lo dejó abierto en la selva. Cuando llegó el primer mono, metió la mano en el recipiente, decidido a atrapar el apetitoso fruto. Instintivamente, cerró el puño con firmeza y observó, con inesperada tristeza, que no podría lograr su objetivo a pesar de su afán. La mano había quedado atascada por la boca del frasco, aunque con el fruto alcanzado. El cazador se acercó rápidamente al mono, lo ató, le dio un fuerte y preciso golpe en el codo y logró sacar la mano sin la cereza, preparada e intacta para una nueva víctima golosa.

A veces en la vida puede ocurrirte algo muy similar: por no soltar algunos apegos queridos, quedarte anclado en una etapa provisoria, debilitado y vulnerable ante cualquier mínimo temporal devastador. Una simple apertura de mano, un soltar oportuno, puede hacerte percibir y lograr nuevas metas, para llevar adelante el plan de Dios sobre tu vida. Piénsalo y que te ayude a crecer.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Pedro preguntó a Jesús: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?». Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos. Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase. Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: ‘Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré’. Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda.
»Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: ‘Paga lo que debes’. Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: ‘Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré’. Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía.
»Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: ‘Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?’. Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano». (Mt 18,21-35)

Comentario:
Hoy, en el Evangelio, Pedro consulta a Jesús sobre un tema muy concreto que sigue albergado en el corazón de muchas personas: pregunta por el límite del perdón. La respuesta es que no existe dicho límite: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete» (Mt 18,22). Para explicar esta realidad, Jesús emplea una parábola. La pregunta del rey centra el tema de la parábola: «¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?» (Mt 18,33).
El perdón es un don, una gracia que procede del amor y la misericordia de Dios. Para Jesús, el perdón no tiene límites, siempre y cuando el arrepentimiento sea sincero y veraz. Pero exige abrir el corazón a la conversión, es decir, obrar con los demás según los criterios de Dios.
El pecado grave nos aparta de Dios (cf. Catecismo de la Iglesia Católica n. 1470). El vehículo ordinario para recibir el perdón de ese pecado grave por parte de Dios es el sacramento de la Penitencia, y el acto del penitente que la corona es la satisfacción. Las obras propias que manifiestan la satisfacción son el signo del compromiso personal —que el cristiano ha asumido ante Dios— de comenzar una existencia nueva, reparando en lo posible los daños causados al prójimo.
No puede haber perdón del pecado sin algún genero de satisfacción, cuyo fin es: 1. Evitar deslizarse a otros pecados más graves; 2. Rechazar el pecado (pues las penas satisfactorias son como un freno y hacen al penitente mas cauto y vigilante); 3. Quitar con los actos virtuosos los malos hábitos contraídos con el mal vivir; 4. Asemejarnos a Cristo.
Como explicó santo Tomás de Aquino, el hombre es deudor con Dios por los beneficios recibidos, y por sus pecados cometidos. Por los primeros debe tributarle adoración y acción de gracias; y, por los segundos, satisfacción. El hombre de la parábola no estuvo dispuesto a realizar lo segundo, por lo tanto se hizo incapaz de recibir el perdón.
Rev. P. Anastasio URQUIZA Fernández MCIU (Monterrey, México)

Palabras de San Juan Pablo II
“Jesús no pide renunciar a vivir; lo que pide es acoger una novedad y una plenitud de vida que sólo Él puede dar. Quien sigue a Cristo no valora las cosas según su interés personal. Considera la vida como un don, como algo gratuito, no como una conquista o posesión: en efecto, la vida verdadera se manifiesta en el don de sí, fruto de la gracia de Cristo: una existencia libre en comunión con Dios y con los hermanos […] La vida se afirma con la entrega sincera de sí […] El amor que Dios nos tiene lleva en sí la llamada a darnos, también nosotros, gratuitamente a los demás”

Predicación del Evangelio:
¿Perdonar? ¡Sí! Pero ¿cuánto?   
El domingo pasado nos quedábamos en una comunidad de hermanos que se aman, se necesitan y se perdonan. Y, como siempre, todo tiene un límite: la paciencia cuando se resquebraja, las personas cuando nos desbordamos, el vaso que rebosa de agua, el río que se sale de madre, el sol cuando calienta abundantemente y… el  perdón cuando nos parece un lujo.

Todos hemos tenido la experiencia de haber ofrecido el perdón y, a la vez, habernos quedarnos con una sensación de fracaso. Parece como si, aquel que perdona y olvida, es el que da su brazo a torcer. Pero Jesús, aun siendo Dios, nos enseña que la grandeza del hombre está en su capacidad perdonadora. El truco, o  mejor dicho, el secreto, está en cerrar en más de una ocasión los ojos y, abrir con todas las consecuencias, el corazón.

El amar sin límites de San Pablo, se complementa con el perdonar sin límites del evangelio de este domingo.

Muchas veces solemos decir aquello de “perdono pero no olvido”. El perdón se hace más real y más puro cuando se desea para el otro todo lo mejor. El perdón, además de desatarnos de nuestros propios dioses, nos hace comprender, vivir,  gustar y entender el gran amor que Dios siente por cada uno de nosotros.  ¿Perdonas? Estás cerca de Dios. ¿No perdonas? Tu corazón no está totalmente  ocupado por Dios.

El “sin límites” puede suponer en nuestra vida cristiana un imposible y un buscar justificaciones. A veces corremos el riesgo de creer, que Dios, entra en ese juego  que nosotros mismos nos montamos. Como si se tratara de un partido de futbol donde, los hinchas de uno o de otro, pretenden que Dios les ayude frente al  contrario.

En este domingo, Jesús, nos propone a las claras que nos dejemos de evasivas y que practiquemos aquello que emana del corazón de Dios por los cuatro costados: yo os perdono… haced también vosotros lo mismo.

Si muchas heridas permanecen abiertas y sangrando (en nuestras familias, sociedad, iglesia, comunidades, parroquias, política, etc.,) es en parte por la  pobreza de nuestra fe. Por la falta de comunión con Dios. Por mirarnos demasiado a  nosotros mismos y también cuando dejamos tirados en la cuneta a muchas personas que han hecho tanto por nosotros.

Cuando se vive íntimamente unido a Él, no hay obstáculo insalvable ni ofensa gigantesca. Es como aquel peregrino que, deseando llegar hasta el final de su trayecto, se dedicaba constantemente a mirar a su izquierda y a su derecha perdiendo ritmo, fuerzas e ilusión. Un compañero se le acercó y le dijo: si miras al  horizonte te irá mucho mejor y llegarás antes.

Con el perdón ocurre algo parecido. Mirando a Dios, vemos a los que nos rodean con ojos de hermanos. Olvidando a Dios, surge un cierto aire de insatisfacción de todo y de todos. No podemos ir en solitario. Apostar por la Iglesia, por la comunidad, por la parroquia, por ser cristiano… nos exige y nos empuja a entrar por debajo del dintel del perdón. ¿Que muchas veces es imposible? ¡No si miramos a Dios! ¡Ay… si nos  miramos a nosotros mismos!
© P. Javier Leoz

Nuevo vídeo

Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de esta página

Ofrecimiento para sacerdotes y religiosas

Formulo el siguiente ofrecimiento únicamente para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas Semillitas" por e-mail: Si desean recibir el power point y los comentarios del Evangelio del domingo siguiente con tres días de anticipación, para tener tiempo de preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales sobre la Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com 
Sólo deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia y a qué comunidad religiosa pertenecen.

Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

 Desde Bogotá, Colombia, escribe Carlos Cardona Ortiz y dice:
“Doy gracias a Dios por las lecciones que ha dejado en los corazones de mis compatriotas, especialmente el pueblo católico, la visita del Santo Padre Francisco en nuestra patria. Él, iluminado por el Espíritu de Dios, nos ayudó a dar el Primer Paso en la consecución de la Paz a través de la Reconciliación. Sin duda su presencia hizo viva la de nuestro Señor Jesucristo, siempre acompañado por la Santísima Virgen María, quienes iluminaron su camino y cuyas lecciones de vida ayudarán, en lo sucesivo, a iluminar el nuestro. Gracias Señor por entregarnos un Papa tan humano y humanizador como Su Santidad Francisco”. 

  Desde Bogotá, Colombia, el mismo lector escribe otro agradecimiento y dice:
“Damos gracias a Dios, nuestro Señor, porque le ha dado la oportunidad a nuestro hijo Carlos Cardona Andrade de realizar su Doctorado en Economía en la Universidad de Warwick, la que lo ha becado por sus excelentes logros académicos en una Universidad Católica de Colombia (Universidad del Rosario)”

 Desde Buenos Aires, Argentina, agradecen oraciones hechas en favor de Valentino, niño afectado de papiloma de laringe, que en la nueva endoscopía ya no tiene nada. ¡Demos gracias a Dios!

 Desde Buenos Aires, Argentina, Liliana Z. escribe y agradece a Dios y a todos los que la acompañaron con oraciones pues después de varios años con problemas de salud ahora quiere alzar sus brazos al cielo y dar gracias a Dios que nunca la ha abandonado y ha podido salir adelante con Su ayuda y Sus manos guiando a los médicos.

Mañana lunes 18 de septiembre, nuestro querido amigo salesiano Padre Félix María Bruno cumple 69 años de su ordenación sacerdotal. Unidos a él, agradecemos a Dios por tan grande don y le pedimos que lo siga sosteniendo por todo el tiempo que Él disponga. ¡Gracias Señor por regalarnos al querido Padre Lucho!

Los cinco minutos de María
Setiembre 17
Quien se precie de amar a María, debe acudir a “su escuela” para aprender a orar. Ella, la Virgen orante, es la Maestra ideal que podrá enseñarnos estas celestiales lecciones de hablar con nuestro Padre y de escucharlo con atención.
María vivía abierta a lo infinito, atenta a descubrir los planes de Dios, para acogerlos y realizarlos; vivía escuchando a Dios.
Ser cristiano no es sino convertirse en una honda y plena respuesta a la voz del Señor.
Nuestra Señora del encuentro, que yo me encuentre con el Señor y viva siempre junto a Él.
* P. Alfonso Milagro
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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