martes, 5 de septiembre de 2017

Pequeñas Semillitas 3441

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 12 - Número 3441 ~ Martes 5 de Setiembre de 2017
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
A veinte años de su muerte, hoy recordamos a la Madre Teresa de Calcuta, que fue canonizada hace un año por el Papa Francisco, de modo que, en verdad, debemos llamarla Santa Teresa de Calcuta.
Ella afirmaba que “La santidad no consiste en llevar a cabo cosas extraordinarias. Consiste en aceptar con una sonrisa lo que Jesús nos envía. Consiste en aceptar seguir la voluntad de Dios”. Y estas palabras deben motivarnos a nosotros para orientar nuestras vidas hacia la santidad, que no es una quimera sino una posibilidad muy cierta para quienes estén dispuestos a vivir en el amor.
No miremos a los santos como seres extraños o extraordinarios, o “de otros tiempos”… Los que vivimos en la segunda mitad del siglo XX hemos sido contemporáneos, o al menos cercanos en el tiempo, de grandes exponentes de santidad: San Maximiliano Kolbe, San Alberto Hurtado, Santa Teresa de Calcuta, San Josemaría Escrivá de Balaguer, San Juan XXIII, San Juan Pablo II… y tantos otros santos “anónimos” que nunca veremos en los altares, pero Dios los conoce y seguramente ya están sentados a su derecha en el cielo por la vida que llevaron en la tierra viviendo las enseñanzas de Jesús.
La misma Madre Teresa decía que “son santas todas las personas que viven de acuerdo con la ley que Dios nos ha dado”.
Que nos sirva de estímulo para nuestras vidas.

¡Buenos días!

Un anciano y Madre Teresa
Por un sentimiento de clemencia Jesús evitó que apedrearan a aquella mujer sorprendida en adulterio. Se compadeció ante una viuda que había perdido a su hijo, y se lo devolvió con vida. Ante la muerte de Lázaro, su amigo, lloró de dolor antes de resucitarlo. Y frente a la multitud que parecía como ovejas sin pastor, se compadeció y multiplicó los panes.

Una vez Madre Teresa fue a visitar a un anciano que vivía solo. La casa estaba sucia. Intentó limpiarla, pero no se lo permitió. “¿Para qué?, replicó el anciano. Nadie viene a verme”. Entre los andrajos, la Madre Teresa encontró una magnífica lámpara cubierta de polvo. “¿Por qué no la enciendes?, le dijo. “¿Para qué?, replicó el anciano. “Nadie viene a verme. Estoy bien a oscuras “. “¿La encenderías si alguien viniera a verte?”, le replicó Teresa. “Sí, la encendería con tal de escuchar una voz humana en esta casa”. A los pocos días la Madre Teresa mandó a una de sus religiosas, y recibió una nota brevísima del anciano: “Quiero decirte que la lámpara que prendiste en mi vida sigue encendida”.

A veces vemos personas necesitadas de misericordia: enfermos, solitarios, ancianos tristes, niños abandonados, gente que duerme en la calle, marginados de todo tipo. Estos prójimos necesitan ante todo sentir la cercanía y afecto de alguien que les dé a comprender que no están ni sufren solos. Ojalá puedas brindarles presencia humana
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces: «¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios». Jesús entonces le conminó diciendo: «Cállate, y sal de él». Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño. Quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros: «¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen». Y su fama se extendió por todos los lugares de la región. (Lc 4,31-37)

Comentario:
Hoy vemos cómo la actividad de enseñar fue para Jesús la misión central de su vida pública. Pero la predicación de Jesús era muy distinta a la de los otros maestros y esto hacía que la gente se extrañara y se admirara. Ciertamente, aunque el Señor no había estudiado (cf. Jn 7,15), desconcertaba con sus enseñanzas, porque «hablaba con autoridad» (Lc 4,32). Su estilo de hablar tenía la autoridad de quien se sabe el “Santo de Dios”.
Precisamente, aquella autoridad de su hablar era lo que daba fuerza a su lenguaje. Utilizaba imágenes vivas y concretas, sin silogismos ni definiciones; palabras e imágenes que extraía de la misma naturaleza cuando no de la Sagrada Escritura. No hay duda de que Jesús era buen observador, hombre cercano a las situaciones humanas: al mismo tiempo que le vemos enseñando, también lo contemplamos cerca de las gentes haciéndoles el bien (con curaciones de enfermedades, con expulsiones de demonios, etc.). Leía en el libro de la vida de cada día experiencias que le servían después para enseñar. Aunque este material era tan elemental y “rudimentario”, la palabra del Señor era siempre profunda, inquietante, radicalmente nueva, definitiva.
La cosa más grande del hablar de Jesucristo era el compaginar la autoridad divina con la más increíble sencillez humana. Autoridad y sencillez eran posibles en Jesús gracias al conocimiento que tenía del Padre y su relación de amorosa obediencia con Él (cf. Mt 11,25-27). Es esta relación con el Padre lo que explica la armonía única entre la grandeza y la humildad. La autoridad de su hablar no se ajustaba a los parámetros humanos; no había competencia, ni intereses personales o afán de lucirse. Era una autoridad que se manifestaba tanto en la sublimidad de la palabra o de la acción como en la humildad y sencillez. No hubo en sus labios ni la alabanza personal, ni la altivez, ni gritos. Mansedumbre, dulzura, comprensión, paz, serenidad, misericordia, verdad, luz, justicia... fueron el aroma que rodeaba la autoridad de sus enseñanzas.
Rev. D. Joan BLADÉ i Piñol (Barcelona, España)

Santoral Católico:
Santa Teresa de Calcuta
Religiosa y Fundadora
 
De sí misma decía: «De sangre soy albanesa. De ciudadanía, India. En lo referente a la fe, soy una monja Católica. Por mi vocación, pertenezco al mundo. En lo que se refiere a mi corazón, pertenezco totalmente al Corazón de Jesús». Nació el año 1910 en Skopje, en los Balcanes. A los 18 años ingresó en el Instituto de la Bienaventurada Virgen María, conocido como Hermanas de Loreto, en Irlanda. Llegó a Calcuta (India) en 1929 y en 1937 hizo su profesión perpetua. Permaneció veinte años en Loreto, dedicada a la vida religiosa y a las tareas de sus colegios. En 1946, durante un viaje en tren de Calcuta a Darjeeling, se sintió llamada a consagrarse a los indigentes. Dejó su Congregación y fundó en 1950 la de las Misioneras de la Caridad, dedicadas al servicio de los más pobres entre los pobres. La obra se consolidó y pronto se difundió por todo el mundo. Para colaborar con su Congregación y extender su espiritualidad y apostolado, fundó otras instituciones. Murió en Calcuta el 5 de septiembre de 1997 y fue beatificada el 19 de octubre de 2003 por San Juan Pablo II; y fue canonizada el 4 de setiembre de 2016 por el papa Francisco.- Oración de la Madre Teresa: Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros semejantes de todo el mundo que viven y mueren en medio de la pobreza y el hambre. Dales hoy, a través de nuestras manos, el pan de cada día y, junto con nuestro amor y comprensión, dales paz y alegrías. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano

Pensamientos de Santa Teresa de Calcuta 
“No siempre podemos hacer grandes cosas,
pero sí podemos hacer cosas pequeñas con gran amor”

“El hambre de amor
es mucho más difícil de eliminar
que el hambre de pan”

“Cada obra de amor,
llevada a cabo con todo el corazón,
siempre logrará acercar a la gente a Dios”

“Si no tenemos paz en el mundo,
es porque hemos olvidado
que nos pertenecemos el uno al otro,
que ese hombre, esa mujer, esa criatura,
es mi hermano o mi hermana”

“Yo puedo hacer cosas que tú no puedes,
tú puedes hacer cosas que yo no puedo;
juntos podemos hacer grandes cosas”

“No soy más que un pequeño lápiz
en la mano de la escritura de Dios”

Tema del día:
Nuestra alegría
La alegría debe ser uno de los ejes dominantes de nuestra vida. Una religiosa es como el sol en una comunidad. La alegría es el signo de una personalidad generosa. A veces es también un manto que encubre una vida de sacrificio y de generosidad. Una persona que tiene este don alcanza a menudo altas cimas.

Hagamos que quienes sufren hallen en nosotros ángeles de consuelo. ¿Por qué el trabajo entre las chabolas (viviendas muy pobres construidas con material de desecho) ha sido bendecido por Dios? No es ciertamente en consideración de determinadas cualidades personales, sino a causa de la alegría que las hermanas reparten a su paso.

La gente del mundo carece de nuestra alegría. Menos aún la poseen quienes viven en las chabolas. Nuestra alegría es el mejor medio para predicar el cristianismo a los paganos.

Vinieron algunas personas a Calcuta y antes de regresar a sus puntos de origen, me pidieron que les dijese algo que pudiera servirles para vivir sus vidas de manera más provechosa. Les contesté: Sonríanse ustedes mismos unos a otros, sonrían a sus esposas, a sus maridos, a sus hijos, a todos, sin mirar de quién se trata. Que en cada uno pueda crecer día a día el amor recíproco hacia los demás. A este punto, uno de los presentes me preguntó: ¿Está usted casada? Contesté: Sí, a veces me cuesta sonreírle a Jesús, es verdad; a veces Jesús puede llegar a pedir mucho, pero es en tales ocasiones cuando Jesús nos pide más, cuando nuestra sonrisa resulta más hermosa. Esto es en realidad lo que Jesús nos pide que hagamos: que nos amemos unos a otros, una y otra vez, como el Padre lo amó a Él. Y ¿cómo amó el Padre a Cristo? Mediante el sacrificio: entregándolo a la muerte por nuestra salvación.

Si queremos de veras conquistar al mundo, no podremos con bombas ni con armas de destrucción. Conquistemos el mundo con nuestro amor. Entretejamos nuestra vida con eslabones de sacrificio y de amor y nos resultará posible conquistar el mundo.
© Madre Teresa de Calcuta

Meditaciones 
En Jesús, María y José, los integrantes de la Sagrada Familia de Nazaret, se nos brinda un magnífico ejemplo para la imitación.
¿Qué fue lo que hicieron?
José era un humilde carpintero ocupado en mantener a Jesús y María, proveyéndoles de alimento y vestido: de todo lo que necesitaban para subsistir.
María, la madre, tenía también una humilde tarea: la de ama de casa con un hijo y un marido de los que ocuparse.
A medida que el hijo fue creciendo, María se sentía preocupada porque tuviera una vida normal, porque se sintiera a gusto en casa, con ella y con José.
Era aquél un hogar donde reinaban la ternura, la comprensión y el respeto mutuo.
Como he dicho: un magnífico ejemplo para nuestra imitación.
Santa Teresa de Calcuta

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio. 

Pedimos oración para Marta D. B., de Córdoba, Argentina, que hoy será operada por desprendimiento de retina. Invocamos la mediación de Santa Lucía, patrona de las enfermedades de los ojos, para que el Señor conceda a esta amiga una cirugía exitosa y una pronta recuperación.

Pido una oración por quien escribe, Felipe, que mañana iniciará sus trámites jubilatorios luego de toda una vida en la medicina. Que el Señor Jesús y la amada Virgen de Lourdes permitan que todo sea según Su Santa Voluntad.

Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo, al rezar por la paz; rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados.  Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Los cinco minutos de María
Setiembre 5
Sin María es imposible acertar; con María es imposible fracasar. ¿Has comprendido bien el lugar que debe ocupar la Santísima Virgen en tu actividad apostólica?
¡Cuántas veces te olvidas de María y esperas el éxito de tus propios esfuerzos, de tu talento y habilidad, o, si la invocas, lo haces con frialdad y escasa fe! Tienes en tu mano, a tu libre disposición, un medio para asegurar el éxito de tu apostolado y no lo empleas.
María, nos ponemos bajo tu protección y te pedimos que nuestra presencia, nuestras palabras y nuestras acciones hagan presente a Jesús en la vida de nuestros hermanos.
* P. Alfonso Milagro
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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