PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3440 ~ Lunes 4 de Setiembre de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Clodoveo,
rey de los francos, se preparaba un día para una difícil batalla. Su esposa
Clotilde, fervorosa cristiana, le dijo: “Si quieres obtener la victoria, invoca
al Dios de los cristianos”. En lo más duro del combate, acosados los francos
por todas partes, Clodoveo exclamó: “Oh Cristo, a quien mi esposa invoca como hijo
de Dios. Creo en ti. Si hoy me salvas de mis adversarios, recibiré el bautismo
y entraré a tu religión". Desde ese momento su ejército se sobrepuso y
venció a los agresores. El rey al volver victorioso, dijo su esposa:
"Clodoveo venció a sus enemigos, y tú venciste a Clodoveo". San
Remigio, obispo misionero, preparó y bautizó al rey de los francos. En la
celebración le dijo estas memorables palabras: "Valiente guerrero: desde
ahora quema lo que has adorado, y adora lo que has quemado".
Clodoveo
desde entonces comenzó a amar a Dios con todo el corazón y con toda el alma.
Esto le exigió cortar y quemar las malas costumbres paganas y ser fiel al
Señor. Ésa es la cruz, el combate espiritual del cristiano que sigue a Cristo.
Ésta es la buena noticia: el Señor nos invita a convertirnos y cambiar porque
es misericordioso.
¡Buenos días!
Señor, te entrego todo
La
actitud de confianza en Dios es fundamental en la Biblia: recorre casi todas
sus páginas; las personas que desfilan por ellas son confrontadas con esta señal
del varón justo, que busca a Dios como su único bien y poderoso refugio. La
oración de entrega a Dios con todo lo que tenemos y somos el efecto de esa
confianza plena en el Señor.
Te entrego, Señor, todo lo que tengo y todo lo que
estoy viviendo. Te doy gracias por lo que me estás regalando y lo disfruto con
gozo. Pero desde ya lo dejo en tus manos para que acabe cuando tenga que
acabar. Te proclamo a ti, Jesús, como único Señor, dueño de todas mis cosas, de
todo lo que vivo, rey de todo lo que soy y de todo mi futuro. Te declaro Señor
de todos mis afectos, de mis deseos, de mis relaciones. Sé que me darás la
felicidad que necesito porque confío en tu amor, pero me la darás a tu modo,
como sea mejor para mí. En ti deposito toda la confianza de mi corazón. Amén.
(P. V. Fernández).
Quien
vive abandonado en el Señor crece en una relación verdaderamente filial con
Dios, su Padre; está disponible a todo lo que se presente, su corazón se vuelve
simple y libre, tiene facilidad para vivir con humildad de corazón los
misterios de la vida, se libera de toda ansiedad por el porvenir incierto:
“Será lo que el Padre quiera”, dice con total sumisión.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús se fue a Nazaret, donde se había criado y, según su
costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la
lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el
volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está
sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha
enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para
dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor».
Enrollando
el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos
estaban fijos en Él. Comenzó, pues, a decirles: «Hoy se cumple esta escritura
que acabáis de oír». Y todos daban testimonio de Él y estaban admirados de las
palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es éste el hijo
de José?». Él les dijo: «Seguramente me vais a decir el refrán: ‘Médico, cúrate
a ti mismo’. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo también
aquí en tu patria». Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es bien
recibido en su patria. Os digo de verdad: muchas viudas había en Israel en los
días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran
hambre en todo el país; y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una
mujer viuda de Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos
del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio».
Oyendo
estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; y, levantándose, le
arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte
sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. Pero Él, pasando por
medio de ellos, se marchó. (Lc 4,16-30)
Comentario:
Hoy,
«se cumple esta escritura que acabáis de oír» (Lc 4,21). Con estas palabras,
Jesús comenta en la sinagoga de Nazaret un texto del profeta Isaías: «El
Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido» (Lc 4,18). Estas
palabras tienen un sentido que sobrepasa el concreto momento histórico en que
fueron pronunciadas. El Espíritu Santo habita en plenitud en Jesucristo, y es
Él quien lo envía a los creyentes.
Pero,
además, todas las palabras del Evangelio tienen una actualidad eterna. Son
eternas porque han sido pronunciadas por el Eterno, y son actuales porque Dios
hace que se cumplan en todos los tiempos. Cuando escuchamos la Palabra de Dios,
hemos de recibirla no como un discurso humano, sino como una Palabra que tiene
un poder transformador en nosotros. Dios no habla a nuestros oídos, sino a
nuestro corazón. Todo lo que dice está profundamente lleno de sentido y de
amor. La Palabra de Dios es una fuente inextinguible de vida: «Es más lo que
dejamos que lo que captamos, tal como ocurre con los sedientos que beben en una
fuente» (San Efrén). Sus palabras salen del corazón de Dios. Y, de ese corazón,
del seno de la Trinidad, vino Jesús —la Palabra del Padre— a los hombres.
Por
eso, cada día, cuando escuchamos el Evangelio, hemos de poder decir como María:
«Hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38); a lo que Dios nos responderá: «Hoy
se cumple esta escritura que acabáis de oír». Ahora bien, para que la Palabra
sea eficaz en nosotros hay que desprenderse de todo prejuicio. Los
contemporáneos de Jesús no le comprendieron, porque lo miraban sólo con ojos
humanos: «¿No es este el hijo de José?» (Lc 4,22). Veían la humanidad de
Cristo, pero no advirtieron su divinidad. Siempre que escuchemos la Palabra de
Dios, más allá del estilo literario, de la belleza de las expresiones o de la
singularidad de la situación, hemos de saber que es Dios quien nos habla.
Rev. D. David AMADO i Fernández (Barcelona, España)
Santoral Católico:
Santa Rosalía
Virgen Ermitaña
Vivió
en el siglo XII y murió hacia 1160.
Aunque
se desconocen datos sobre su patria y vida, una leyenda asegura que a los 14
años se retiró a una cueva del monte Coscina y luego a otra del monte
Pellegrino, cercano a Palermo.
En
la Edad Media se le dedicaron varias iglesias y se le consideró Protectora y
Patrona de Palermo.
Sus
restos fueron descubiertos un 15 de julio y el Papa Urbano VIII la incluyó como
santa en el Martirologio.
Se
le invoca como abogada contra la peste y los terremotos. La iconografía la
presenta como ermitaña o bien revestida con hábito agustino.
Sus
principales atributos son: una corona de rosas, en alusión a su nombre; y un
crucifijo y una calavera, por su ascesis.
© Catholic.net
Pensamiento del día
“Los signos de los tiempos muestran
que el presente milenio será el del protagonismo de
los laicos,
donde el
seguimiento de Jesús y la misión evangelizadora,
serán para testimoniar y anunciar su Reino de
santidad,
verdad, gracia, justicia, paz, amor, en este momento
de la historia”.
-Mons. José Conejero-
Tema del día:
Tácticas del demonio
El
demonio utiliza distintas tácticas según sea el alma a la que va dirigida su
tentación y sugestión. Con las almas pecadoras y sumergidas en los pecados, su
trabajo es casi nulo, pues la misma alma trabaja por sí sola para su perdición,
y el diablo simplemente la induce y tienta a cometer cada vez más graves
pecados, pero generalmente la deja tranquila, pues sabe que ese tipo de almas
ya van por el camino del Infierno.
Sin
embargo con las almas que son un poco más piadosas, e incluso con las almas que
quieren realmente llegar a la perfección, a la santidad, el diablo se disfraza
de ángel de luz, y utiliza toda su astucia e inteligencia corrompida en
disimular sus intereses homicidas.
Es
así como notamos que en las almas buenas, el demonio quiere desordenarlas, al
menos que, si no puede hacerlas caer en faltas más o menos graves, por lo menos
se interesa vivamente en que las almas pierdan la paz y se desordenen.
Efectivamente
el diablo es desorden, es el primer Desordenado, y no puede actuar distinto a
su naturaleza, y lleva desorden a todas partes. Por eso quien está un poco
atento, descubre fácilmente sus argucias, ya que todo lo que deja paz en el
alma, viene de Dios; en cambio lo que perturba e inquieta, no viene sino del Maligno.
San
Ignacio de Loyola nos da una ayuda para no caer en un tipo de trampa que tiende
el demonio a las almas piadosas, y es hacer lo contrario a que el demonio nos
sugiere. Es decir, a veces el diablo propone extremos, o hacer mucha más
penitencia de la que estamos haciendo, y entonces es el momento de actuar en
contra, es decir, hacer menos penitencia, o al menos continuar con la que
hacemos habitualmente.
Lo
importante para Satanás es desordenarnos, porque como bien dice el dicho
popular: “A río revuelto, ganancia de pescadores”. Y el demonio quiere
desestabilizarnos, desordenarnos, para “pescar” en las aguas turbulentas de
nuestras almas.
Estemos
en guardia, porque tenemos un enemigo formidable que nos acecha y anda como
león rugiente a nuestro alrededor tratando de devorarnos.
Y
lo más peligroso es dudar de la existencia de los demonios, dudar de que son un
número sin número y que casi continuamente atentan contra nuestras almas, pero
también contra nuestras vidas materiales, pues causan accidentes y desgracias,
de modo que si nuestros ángeles custodios no nos defendieran continuamente, no
podríamos salir bien parados de estas emboscadas.
La
paz es signo de que algo viene de Dios. La inquietud, en cambio, es señal de
que algo no viene de Dios, sino del Maligno. Tengamos esto siempre bien
presente para distinguir las mociones de los diversos espíritus que se alternan
en nosotros.
Y
no nos extrañemos que en un momento estemos movidos por el espíritu bueno, y al
siguiente momento por el espíritu malo; pues un ejemplo claro de que eso puede
suceder, y sucede a menudo, es cuando Pedro hizo su confesión de fe en
Jesucristo, y al momento siguiente trató de disuadir a Jesús de la Cruz, con lo
que consiguió que el Señor le llamara “Satanás”. Pensemos en ello, porque a
nosotros también nos puede pasar.
© Sitio Santísima Virgen
Mensaje de María Reina de la Paz
Mensaje de María Reina de la Paz del 2 de setiembre
de 2017
“Queridos hijos, ¡quién
mejor que yo puede hablaros del amor y del dolor de mi Hijo! He vivido con Él,
he sufrido con Él. Durante la vida terrena he experimentado el dolor, porque
fui madre. Mi Hijo amaba los pensamientos y las obras del Padre Celestial, el
verdadero Dios. Y, como Él me decía, había venido para redimiros. Yo escondía
mi dolor en el amor, y vosotros, hijos míos, tenéis numerosas preguntas. No
comprendéis el dolor. No comprendéis que, a través del amor de Dios, debéis
aceptar el dolor y soportarlo. Cada criatura de Dios lo experimentará en menor
o mayor medida, pero, con la paz en el alma y en estado de gracia, la esperanza
existe: es mi Hijo, Dios, nacido de Dios. Sus palabras son la semilla de la
vida eterna que, sembradas en las almas buenas, producen numerosos frutos. Mi
Hijo ha llevado el dolor porque ha tomado sobre sí vuestros pecados. Por eso,
hijos míos, apóstoles de mi amor, vosotros que sufrís, sabed que vuestros
dolores se convertirán en luz y en gloria. Hijos míos, mientras soportáis el
dolor, mientras sufrís, el Cielo entra en vosotros. Y vosotros, dad un poco de
Cielo y mucha esperanza a quienes tenéis alrededor. ¡Os doy las gracias!”
Meditaciones
Como
decía San Bernardo. “De Maria nunquam satis” “De María nunca hablaremos
suficiente” Siempre tuve por Ella, una devoción y un culto particulares. Guardo
en mi memoria y en mi corazón un evento que se produjo en 1956, cuando era
seminarista.
Mientras
estaba de vacaciones en un pueblo de mi región de origen en Sanrandira
(Brasil), participé un día en una procesión de Nuestra Señora de Fátima en un
asilo de ancianos, muchos de los residentes participaron en la procesión.
Súbitamente el cielo se oscureció y se iba a desatar una tormenta. Le supliqué
a la Madre de Dios que nos ayudara. Pudimos llegar hasta la iglesia que todavía
estaba lejos, unos minutos antes que un diluvio nos cayera encima.
Mientras
terminábamos de rezar el Rosario y nos disponíamos a salir de la iglesia, pues
había llegado la hora de regresar, la fuerte lluvia cesó así pude consolarlos
afirmando con fe “tenemos tiempo de regresar a nuestras casa antes de que
vuelva la lluvia” Todo esto sucedió como respuesta a nuestra oración a Nuestra
Señora, Madre de Dios y Madre Nuestra.
Monseñor Eurico Santos Veloso
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los
cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por
el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes
naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por
más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Los cinco minutos de María
Setiembre 4
Los
sufrimientos que nos trae la vida misma, aceptados de corazón, nos ponen en
comunión con Jesús, con María y con todos los hombres que sufren.
María
de pie junto a la cruz representa a la humanidad y a la Iglesia. Más aún,
porque ella entrega a Jesús al Padre por toda la humanidad, recibe como regalo
de su Hijo a toda la humanidad, a los hombres redimidos que atraviesan con
dolor la historia y caminan hacia el cielo nuevo y la tierra nueva que surgen
de la Pascua del Resucitado.
María, tú comprendiste mejor que nadie el sufrimiento
de Cristo y de la humanidad entera; ayúdanos a tomar la cruz para seguir a
Jesús y entregar la vida para salvarla.
* P. Alfonso Milagro
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el
más pequeñito de todos)
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