PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3448 ~ Viernes 15 de Setiembre de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy
la Iglesia celebra la memoria de Nuestra
Señora de los Dolores. Son siete los dolores de María (están mencionados en 'Santoral') y también son siete
las gracias que la Santísima Virgen concede a las almas que la honran
diariamente con siete Avemarías:
1º.
Pondré paz en sus familias.
2º.
Serán iluminados en los Divinos Misterios.
3º.
Los consolaré en sus penas y acompañaré en sus trabajos.
4º.
Les daré cuanto me pidan con tal que no se oponga a la voluntad de mi Divino
Hijo y a la santificación de sus almas.
5º.
Los defenderé en los combates espirituales con el enemigo infernal, y los
protegeré en todos los instantes de sus vidas.
6º.
Los asistiré visiblemente en el momento de su muerte: verán el rostro de su
Madre.
7º.
He conseguido de mi Divino Hijo que los que propaguen esta devoción (a mis
lágrimas y dolores) sean trasladados de esta vida terrenal a la felicidad
eterna directamente, pues serán borrados todos sus pecados, y mi Hijo y Yo
seremos “su eterna consolación y alegría”.
¡Buenos días!
El turista y el sabio
Se
cuenta que un turista americano fue a El Cairo, Egipto, para visitar a un
famoso sabio. Se sorprendió mucho el turista al ver que el sabio vivía en un
cuartito muy simple y lleno de libros. Los únicos muebles que había eran una
cama, una mesa y un banco.
— ¿Dónde están sus muebles? – preguntó el turista. Y
el sabio rápidamente también preguntó:
— ¿Y dónde están los suyos?
— ¿Los míos? – se sorprendió el turista.
— Pero, si yo estoy aquí de paso.
— Yo también, concluyó el sabio.
La
vida sobre la tierra es solamente temporal. Sin embargo algunos viven como si
fueran a quedarse aquí eternamente. Mientras tengas tiempo haz buenas obras.
Con ellas te asegurarás una mansión eterna en el cielo.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, el padre de Jesús y su madre estaban admirados de lo que se decía
de Él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Éste está puesto para
caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -¡y a
ti misma una espada te atravesará el alma!- a fin de que queden al descubierto
las intenciones de muchos corazones». (Lc 2,33-35)
Comentario:
Hoy,
en la fiesta de Nuestra Señora, la Virgen de los Dolores, escuchamos unas
palabras punzantes en boca del anciano Simeón: «¡Y a ti misma una espada te
atravesará el alma!» (Lc 2,35). Afirmación que, en su contexto, no apunta
únicamente a la pasión de Jesucristo, sino a su ministerio, que provocará una
división en el pueblo de Israel, y por lo tanto un dolor interno en María. A lo
largo de la vida pública de Jesús, María experimentó el sufrimiento por el
hecho de ver a Jesús rechazado por las autoridades del pueblo y amenazado de
muerte.
María,
como todo discípulo de Jesús, ha de aprender a situar las relaciones familiares
en otro contexto. También Ella, por causa del Evangelio, tiene que dejar al
Hijo (cf. Mt 19,29), y ha de aprender a no valorar a Cristo según la carne, aun
cuando había nacido de Ella según la carne. También Ella ha de crucificar su
carne (cf. Ga 5,24) para poder ir transformándose a imagen de Jesucristo. Pero
el momento fuerte del sufrimiento de María, en el que Ella vive más
intensamente la cruz es el momento de la crucifixión y la muerte de Jesús.
También
en el dolor, María es el modelo de perseverancia en la doctrina evangélica al
participar en los sufrimientos de Cristo con paciencia (cf. Regla de san
Benito, Prólogo 50). Así ha sido durante toda su vida, y, sobre todo, en el
momento del Calvario. De esta manera, María se convierte en figura y modelo
para todo cristiano. Por haber estado estrechamente unida a la muerte de
Cristo, también está unida a su resurrección (cf. Rm 6,5). La perseverancia de
María en el dolor, realizando la voluntad del Padre, le proporciona una nueva
irradiación en bien de la Iglesia y de la Humanidad. María nos precede en el
camino de la fe y del seguimiento de Cristo. Y el Espíritu Santo nos conduce a
nosotros a participar con Ella en esta gran aventura.
P. Abad Dom Josep Mª SOLER OSB Abad de Montserrat
(Barcelona, España)
Santoral Católico:
Nuestra Señora de los Dolores
Después
de la fiesta de la Exaltación de la Cruz, la Iglesia ha venido celebrando la
participación de María en la pasión de su Hijo. En la actualidad, lo que
celebramos es sobre todo el dolor de María en sentido global al compartir tan
de cerca la suerte de Cristo. Tiempo hubo en que la mirada se centraba
principalmente en la compasión de María al pie de la cruz, la Dolorosa, la
Piedad. Esta visión se fue ampliando hasta abarcar Los Siete Dolores de la Virgen o las siete espadas clavadas en su
corazón: la espada de dolor anunciada por el anciano Simeón, la huida a Egipto,
la pérdida y hallazgo del niño Jesús en el templo, el camino del calvario, la
crucifixión, el descendimiento de la cruz y la sepultura de Cristo y soledad de
su Madre. Refiriéndose a esta celebración, escribía Pablo VI que es «ocasión
propicia para revivir un momento decisivo de la historia de la salvación y para
venerar junto con el Hijo exaltado en la Cruz a la Madre que comparte su
dolor».
Oración: Señor, tú has querido que la Madre
compartiera los dolores de tu Hijo al pie de la cruz; haz que la Iglesia,
asociándose con María a la pasión de Cristo, merezca participar de su
resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano Aciprensa
Pensamiento del día
“Dios te salve, María, llena eres de dolores; Jesús
crucificado está contigo; digna eres de llorada y compadecida entre todas las mujeres,
y digno es de ser llorado y compadecido Jesús, fruto bendito de tu
vientre. Santa María, Madre del
Crucificado, da lágrimas a nosotros crucificadores de tu Hijo, ahora y en la
hora de nuestra muerte. Amén” (Avemaría Dolorosa)
Historias:
El Señor del Milagro de Salta
Señor
del Milagro es una advocación católica, venerada en la ciudad de Salta,
provincia de Salta, norte de la República Argentina. Aproximadamente diez años
después de la fundación de la ciudad de Salta, el 19 de junio de 1592, se divisaron
dos grandes cajones flotando sobre las aguas del Océano Pacífico, en las
cercanías del puerto del Callao en Perú. Uno de los cajones traía grabado a
fuego la frase «Una virgen del Rosario para el convento de predicadores de la
ciudad de Córdoba», hoy Convento de Santo Domingo, y el otro «Un Cristo
crucificado para la iglesia matriz de la ciudad de Salta», imágenes barrocas
(de la Escuela Castellana) que eran enviadas por el antiguo Obispo del Tucumán
Fray Francisco de Victoria, que estuvo presente en la fundación de la ciudad.
Jamás se supo qué embarcación las trajo desde España ni qué fue del mismo.
Una
vez transportadas en procesión hasta Lima, la capital de Perú, el virrey García
Hurtado de Mendoza ordenó que se cumpliera el mandato y la voluntad del Obispo
Vitoria. De modo que las imágenes fueron cargadas a lomo de mula y
transportadas aproximadamente 2800 km por el viejo Camino del Inca, dejando en
Salta el Cristo correspondiente y continuando la peregrinación con destino a la
ciudad de Córdoba. En Salta, la imagen cuya autoría se atribuyen a Juan
Martínez Montañés, fue recibida con entusiasmo en el llamado desde entonces
Campo de la Cruz y, luego de un solemne oficio religioso, ubicaron el Cristo
crucificado en el altar de las ánimas —o sacristía de la iglesia matriz— donde
fue olvidado por largo tiempo.
Luego
de 100 años de la llegada de la imagen a Salta, exactamente a las 10 de la
mañana del 13 de septiembre de 1692, un gran temblor sacudió la ciudad de
Esteco, que quedó definitivamente arruinada, por lo que poco más tarde sería
despoblada. El sismo fue también percibido en Salta, donde causó grandes daños,
aunque no tan graves como en Esteco.
En
la Iglesia Matriz de Salta se encontraba una imagen de la Inmaculada, que
posteriormente se llamaría «Virgen del Milagro». Cuenta la tradición, que los
asustados salteños pensaron que su ciudad sería destruida, pero los daños no
fueron tan graves; en cambio, el templo había sufrido graves daños. Al ingresar
al templo, se encontró la imagen de la Virgen en el suelo, a los pies del
Cristo, como si lo mirara en actitud orante, sin que sufriera ningún daño en su
rostro ni manos, pese al gran tamaño de la imagen y la altura desde la cual
había caído. Los colores del rostro habían cambiado, quedando pardo y
macilento. Este hecho fue interpretado como una súplica e intercesión de la
Virgen ante su Hijo, con el resultado de los escasos daños sufridos por la
ciudad.
La
imagen fue llevada a la casa del donde fue exhibida toda la noche y rodeada de
orantes. Al día siguiente, la imagen fue colocada en el exterior de la Iglesia
Matriz. Allí se confirmó que los colores del rostro seguían cambiando.
Los
temblores de tierra continuaron, aunque con menos intensidad. Uno de los Padres
de la Compañía de Jesús, José Carrión, afligido por la situación sintió una
voz, con toda claridad, que le decía «mientras no sacasen al Cristo en
procesión, no cesarían los terremotos». El sacerdote se dirigió urgentemente a
comunicar el mensaje recibido. Los padres jesuitas recordaron la imagen enviada
por Vitoria, entraron al templo y bajándola con mucha dificultad la acomodaron
en andas que sirvieron para sacarla al atrio de la derruida iglesia, liberando
del encierro la imagen luego de un siglo entero. La colocaron frente a la iglesia
que la Compañía de Jesús tenía en el centro de la ciudad, y el pueblo acudió al
templo con antorchas encendidas. Las campanas llamaron a penitencia y la imagen
fue sacada en procesión por los fieles salteños, con el ruego de que cesaran
los temblores.
Al
amanecer del día 15 la tierra dejó de temblar, aunque volvió a estremecerse a
la noche, en medio de procesiones y rogativas. Al cesar los estremecimientos,
el día 16 renació la calma y con ella se comenzó a hablar del «milagro». Días
más tarde se tuvo noticias de la destrucción de Esteco, lo cual aumentó la
magnitud del «milagro» obrado por la Virgen y el Señor de la iglesia de Salta. Una
nueva historia empezaba para esta sencilla imagen y para los salteños, que
conservan hasta hoy su culto y su devoción.
© Aciprensa
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En
el mes de junio del 2017, en Les Vosges (Francia), donde vivo, estaba sentada
al borde del bosque de abetos a lo largo de mi calle, cuando vi llegar un
enorme camión de transporte de madera con su remolque. Se detuvo cerca de mí.
En la parte inferior de la pendiente y en lo alto, una pila de enormes troncos
de abetos cortados. Medían entre 25 y 30 metros de largo. Me gusta contemplar
cómo los cargan con la enorme grúa y cómo los acomodan ordenadamente.
El
leñador, sentado entre la cabina y el vehículo, solo tiene que pulsar los
botones de control. Realiza el trabajo sin cansarse, sin riesgos. Me quedo un
largo momento admirando la proeza técnica.
Me
decido a marcharme. La descarga no ha terminado. Pasaré entre la orilla de la carretera
y el camión… sin tomar ningún riesgo. En el momento en que me levanto, oigo una
voz que me dice: “Espera un poco” La escucho sorprendida… y en el instante en
que yo debía pasar entre la orilla de la carretera y el camión, la rejilla
metálica arrastrando de una vez varios troncos de madera, se abre dejando caer
un enorme tronco, exactamente en el lugar por donde yo debía pasar… ¡Hubiese
muerto en el acto! Mi medalla Milagrosa de la Capilla de la calle de Bac en
París, que llevo siempre alrededor del cuello, ¡me protegió! “¡Gracias Mamá
María!”
Testimonio de Danièle M. - Fuente: Revista Chrétiens
Magazine
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los
cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por
el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes
naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por
más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos
oración para una beba en gestación (6 meses) y tiene problemas cardiacos, de
válvulas. Su mamá se llama Mercedes
(Merche) es de Sevilla y sus abuelos pertenecen a la comunidad de San Roque de
la misma ciudad y están muy preocupados. Roguemos que nuestra Madre interceda para que esa beba llegue a término y nazca sin
complicaciones, que Dios haga el milagro de sanación en su corazoncito.
Continuamos
unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de
Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades,
poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para
el mundo, al rezar por la paz; rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los
corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que
están en peligro de ser abortados. Paz
para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para
los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y
sigamos haciéndolo.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras
debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de María
Setiembre 15
Para
dar, es preciso tener; teniendo en cuenta el papel sublime de dispensadora de
las gracias concedidas a los hombres, confiado por Dios a María, ¿no convenía
que la colmara de los tesoros sobrenaturales más grandes? ¿No era acaso
conveniente que la vida divina se derramara plenamente en ella, toda vez que
por ella esta vida debía venir a nuestras almas?
Ella
es lo que es, para poder darnos a nosotros; cuanto más nos acerquemos a ella
por la amorosa devoción, más recibiremos sus gracias.
Virgen y Señora mía, cúbreme con el manto de tu
protección y así viviré seguro y feliz.
* P. Alfonso Milagro
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el
más pequeñito de todos)
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