domingo, 20 de agosto de 2017

Pequeñas Semillitas 3425

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 12 - Número 3425 ~ Domingo 20 de Agosto de 2017
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
En el Evangelio de este Domingo, una mujer pagana toma la iniciativa de acudir a Jesús aunque no pertenece al pueblo judío. Es una madre angustiada que vive sufriendo con una hija “atormentada por un demonio”. Sale al encuentro de Jesús dando gritos: “Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David”. 
Jesús reconoce a la mujer como creyente aunque vive en una religión pagana. Incluso encuentra en ella una “fe grande”, no la fe pequeña de sus discípulos a los que recrimina más de una vez como “hombres de poca fe”. Cualquier ser humano puede acudir a Jesús con confianza. Él sabe reconocer su fe aunque viva fuera de la Iglesia. Siempre encontrarán en él un Amigo y un Maestro de vida.
Los cristianos nos hemos de alegrar de que Jesús siga atrayendo hoy a tantas personas que viven fuera de la Iglesia. Jesús es más grande que todas nuestras instituciones. Él sigue haciendo mucho bien, incluso a aquellos que se han alejado de nuestras comunidades cristianas.
P. José Antonio Pagola

¡Buenos días!

Vivo en una estrella
Cuando oras por tus queridos difuntos, te encuentras con ellos en una misteriosa comunión de fe, esperanza y amor. Ellos han transpuesto ya la frontera del tiempo y entrado en el ámbito de la eternidad, propio de Dios. Siempre que haces oración por ellos, los encuentras dentro del dulce abrazo con que Dios estrecha a los que lo aman.

Vivo en una estrella radiante de luz, no lloren mi ausencia estoy con Jesús. Cuando llegué al cielo, cuando vi su faz, mi alma dichosa se colmó de paz. El Dios de los cielos sanó toda herida, me tendió su mano y encontré la vida. Un coro de ángeles y... la Virgen María me vino a encontrar. ¿Qué más quieren hijos? ¡Dejen de llorar! ya desde mi estrella los puedo mirar. Denme una sonrisa para descansar; piensen que los amo, búsquenme en la flor, en la nueva brisa, ¡en lo que es amor! Que estoy presente como lo está el sol, yo sigo latiendo en su corazón...

Si por la fe estás abierto al sentido cristiano de la muerte, no te dejes abatir por la amargura ante una pérdida dolorosa. Tu sensibilidad puede quedar destrozada. Pero, en la zona más secreta del alma, vives una experiencia de paz, esperanza y gozo, porque estás seguro que tus muertos viven ya una existencia trascendente.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús salió y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: «Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo». Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: «Atiéndela, que viene detrás gritando». Él les contestó: «Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel». Ella los alcanzó y se postró ante Él, y le pidió de rodillas: «Señor, socórreme». Él le contestó: «No está bien echar a los perros el pan de los hijos». Pero ella repuso: «Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos». Jesús le respondió: «Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas». En aquel momento quedó curada su hija. (Mt 15,21-28)

Comentario: 
Hoy contemplamos la escena de la cananea: una mujer pagana, no israelita, que tenía la hija muy enferma, endemoniada, y oyó hablar de Jesús. Sale a su encuentro y con gritos le dice: «Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo» (Mt 15,22). No le pide nada, solamente le expone el mal que sufre su hija, confiando en que Jesús ya actuará.
Jesús “se hace el sordo”. ¿Por qué? Quizá porque había descubierto la fe de aquella mujer y deseaba acrecentarla. Ella continúa suplicando, de tal manera que los discípulos piden a Jesús que la despache. La fe de esta mujer se manifiesta, sobre todo, en su humilde insistencia, remarcada por las palabras de los discípulos: «Atiéndela, que viene detrás gritando» (Mt 15,23).
La mujer sigue rogando; no se cansa. El silencio de Jesús se explica porque solamente ha venido para la casa de Israel. Sin embargo, después de la resurrección, dirá a sus discípulos: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación» (Mc 16,15).
Este silencio de Dios, a veces, nos atormenta. ¿Cuántas veces nos hemos quejado de este silencio? Pero la cananea se postra, se pone de rodillas. Es la postura de adoración. Él le responde que no está bien tomar el pan de los hijos para echarlo a los perros. Ella le contesta: «Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos» (Mt 15,26-27).
Esta mujer es muy espabilada. No se enfada, no le contesta mal, sino que le da la razón: «Tienes razón, Señor». Pero consigue ponerle de su lado. Parece como si le dijera: —Soy como un perro, pero el perro está bajo la protección de su amo.
La cananea nos ofrece una gran lección: da la razón al Señor, que siempre la tiene. —No quieras tener la razón cuando te presentas ante el Señor. No te quejes nunca y, si te quejas, acaba diciendo: «Señor, que se haga tu voluntad».
+ Rev. D. Joan SERRA i Fontanet (Barcelona, España)

Palabras de San Juan Pablo II 
"Todos los católicos, en especial los casados
 deben ser los primeros en testimoniar
la grandeza de la vida conyugal y familiar
con una acción catequética y educativa más incisiva y constante,
que permita incentivar el ideal cristiano
de comunión conyugal fiel e indisoluble"

Predicación del Evangelio:
Jesús es para todos
La cananea lo había subrayado bien: dentro de algunos meses, los perros —representan aquí a los extranjeros— son más hábiles que los niños. Sobre todo en lo que se refiera al alimento.

Cuando Jesús le, dice que no está bien dar el pan a los perros, su respuesta es inmediata.

Hay que reconocer que la acogida reservada al Mesías por los hijos de Israel no ha tenido prisa. ¿Cederá los gritos de esta extranjera que lo ha comprendido y reclama su parte justa?

De hecho, Jesús nunca ha rezado tanto. En otras ocasiones, iba delante de los enfermos para curarlos. Aquí, son los discípulos los que insisten para que dé satisfacción a la mujer, pero quieren la tranquilidad mucho más que abrir las puertas del Reino a los extranjeros.

Jesús reafirma ante ellos que su misión primera se dirige “a las ovejas perdidas de Israel”. Entonces la mujer se prosterna ante él, reconociendo en Jesús a su maestro y Señor. Este gesto indica la segunda etapa de la misión de Cristo: una mujer de la región de Tiro y Sidón acaba de acoger el don de Dios que viene de los judíos (Juan 4, 22).

Su necesidad de salvación se expresa en la enfermedad de su hija por la que ella no puede hacer nada. Es ella la que sufre profundamente y pide el auxilio del Mesías ante su propia debilidad.

Dice en las palabras típicas de la tradición judeocristiana: “Ten piedad de mí, Señor, hijo de David.”

Como el amigo importuno en Lucas 11, 5-8, y la vida importuna en Lucas 18, 1-8, la Cananea insistirá hasta el fin. Se considera extranjera, pero también conoce la identidad de Jesús y su poder para librar a su hija. Ante esta confianza inquebrantable el Señor le dirá: “Mujer, tu fe es grande. Que se haga todo como quieres.” Y el autor concluye: “A la misma hora, su hija fue curada.”
© P. Felipe Santos SDB

Nuevo vídeo

Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de esta página

Ofrecimiento para sacerdotes y religiosas

Formulo el siguiente ofrecimiento únicamente para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas Semillitas" por e-mail: Si desean recibir el power point y los comentarios del Evangelio del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales sobre la Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com 
Sólo deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia y a qué comunidad religiosa pertenecen.

Meditaciones
Te llamé a vivir, te hice hermoso con mis propias manos.  Te comuniqué mi vida, deposité en ti mi propio amor con abundancia.  Te hice ver el paisaje y el color.  Te di el oído para que escucharas el canto de los pájaros y la voz de los hombres.  Te di la palabra para decir "padre", "madre", "amigo", "hermano".
Te di mi amor más profundo.  No sólo te di vida, te estoy sosteniendo en ella.  Tú eres mi hijo amado, te conozco cuando respiras y te cuido cuando duermes.  No lo dudes.  Mis ojos están puestos en tus ojos, mi mano la tengo colocada sobre tu cabeza.
Te amo, aunque me olvides o me rechaces. Te amo aunque no me ames, ya lo sabes.  Podrás ir donde puedas y donde quieras, hasta allá te seguirá mi amor y te sostendrá mi diestra.  ¿O es que crees que yo como Padre puedo olvidar a mi hijo?  ¡Ni lo sueñes!  Desde que te hice ya no te puedo dejar solo, camino y sonrío contigo, vivo en ti.
Te lo escribo de mil maneras y te digo al oído y en silencio: Eres mi hijo, te amo.
Firmado: Tu Padre DIOS.

Los cinco minutos de María
Agosto 20
La palabra que mejor compendia la vida de la Santísima Virgen María es ‘Madre’, pues ella lo es doblemente: Madre de Jesús y Madre espiritual de todos los hombres.
Jesús, su primogénito, fue engendrado con amor, pero… ¡cuánto tuvo que padecer para dar la vida sobrenatural a los hombres!
Elegida por Dios para hacer renacer a los hombres a la vida divina, María debió padecer dolores proporcionados a tan sublime maternidad. Pensemos que también ella sufrió para darnos la vida de Dios.
Virgen María, bendita seas por todos los siglos por habernos dado a Jesús. Que los cristianos no midamos dolores para comunicar al mundo la Salvación.
* P. Alfonso Milagro
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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