PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 10 - Número 2730
~ Martes 7 de Julio de 2015
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
Cuando disponemos nuestro corazón para
bendecir a las personas con quienes convivimos, la luz de Cristo nos cubre y, pasamos
a ver la vida y a las personas con una nueva óptica. Muchas veces, nuestros
sinsabores, nuestros negativismos y las críticas oscurecen nuestra visión y
nuestro corazón y nos tornamos incapaces de ver las cosas como ellas son.
Somos invitados por Dios a mirarnos, a
mirar a las personas y el mundo que nos rodea, con la mirada de Jesús.
Solamente con el auxilio de la gracia de Dios seremos capaces de percibir lo
bonita que es la vida, aunque las dificultades golpeen nuestra puerta.
Cultivemos el buen humor, la alegría y disposición de amar y bendecir a los
demás.
Hoy no puede ser solamente más un día de
nuestra vida. Hagamos un firme propósito de bendecir y decir palabras de ánimo,
de consuelo al prójimo. Recemos por las personas que nos persiguen, que nos
desprecian, que nos critican, que nos difaman y por quien tenemos antipatía.
San Pablo escribió: “Quiero, pues, que oren los hombres en todo lugar; que levanten al
cielo manos limpias, sin enojos ni discusiones” (1Tim 2,8).
¡Buenos días!
Lucha de gladiadores
En las
grandes ciudades del imperio romano, los gladiadores eran hombres libres que
luchaban a sueldo, o bien esclavos y ladrones sentenciados a pelear a muerte en
el anfiteatro para divertir al pueblo. Éstos, si triunfaban, recuperaban su
libertad. Algunos adquirieron fama y buena situación económica. Empezaron en el
siglo VI a. C. y perduraron hasta el IV d. C.
Un monje del desierto, llamado Telémaco,
había venido del oriente a Roma, animado por un santo propósito. En el momento
en que se llevaban a cabo en el circo los abominables juegos, Telémaco penetró
en el estadio, se presentó en la arena e intentó separar a los gladiadores. Los
espectadores, furiosos al ver interrumpida su diversión e impulsados por el
pésimo gusto de ver correr sangre, mataron a pedradas al promotor de la paz. Al
enterarse de lo ocurrido el emperador Honorio abolió estos juegos criminales y
el Papa puso entre los mártires a san Telémaco.
Crea
en torno a ti sentimientos y actitudes de paz, concordia y convivencia. Perdona
las injurias presentes y pasadas, líbrate de las garras del odio, guarda la
libertad de tu corazón para amar y comenzar una vida nueva cada día. Así serás
como Telémaco un hombre de paz.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, le presentaron un mudo
endemoniado. Y expulsado el demonio, rompió a hablar el mudo. Y la gente,
admirada, decía: «Jamás se vio cosa igual en Israel». Pero los fariseos decían:
«Por el Príncipe de los demonios expulsa a los demonios».
Jesús recorría todas las ciudades y
aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y
sanando toda enfermedad y toda dolencia. Y al ver a la muchedumbre, sintió
compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen
pastor. Entonces dice a sus discípulos: «La mies es mucha y los obreros pocos.
Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies». (Mt
9,32-38)
Comentario
Hoy, el Evangelio nos habla de la
curación de un endemoniado mudo que provoca diferentes reacciones en los
fariseos y en la multitud. Mientras que los fariseos, ante la evidencia de un
prodigio innegable, lo atribuyen a poderes diabólicos —«Por el Príncipe de los
demonios expulsa a los demonios» (Mt 9,34)—, la multitud se maravilla: «Jamás
se vio cosa igual en Israel» (Mt 9,33). San Juan Crisóstomo, comentando este
pasaje, dice: «Lo que en verdad molestaba a los fariseos era que consideraran a
Jesús como superior a todos, no sólo a los que entonces existían, sino a todos
los que habían existido anteriormente».
A Jesús no le preocupaba la
animadversión de los fariseos, Él continuaba fiel a su misión. Es más, Jesús,
ante la evidencia de que los guías de Israel, en vez de cuidar y apacentar el
rebaño, lo que hacían era descarriarlo, se apiadó de aquellas multitudes
cansadas y abatidas, como ovejas sin pastor. Que las multitudes desean y
agradecen una buena guía quedó comprobado en las visitas pastorales del Papa
Juan Pablo II a tantos países del mundo. ¡Cuántas multitudes reunidas a su
alrededor! ¡Cómo escuchaban su palabra, sobre todo los jóvenes! Y eso que el
Papa no rebajaba el Evangelio, sino que lo predicaba con todas sus exigencias.
Todos nosotros, «si fuéramos
consecuentes con nuestra fe, —dice san Josemaría Escrivá— al mirar a nuestro
alrededor y contemplar el espectáculo de la historia y del mundo, no podríamos
menos de sentir que se elevan en nuestro corazón los mismos sentimientos que
animaron al de Jesucristo», lo cual nos conduciría a una generosa tarea
apostólica. Pero es evidente la desproporción que existe entre las multitudes
que esperan la predicación de la Buena Nueva del Reino y la escasez de obreros.
La solución nos la da Jesús al final del Evangelio: rogad al Dueño de la mies
que envíe obreros a sus campos (cf. Mt 9,38).
Rev. D. Joan SOLÀ i Triadú (Girona, España)
Santoral Católico:
San Fermín
Obispo y Mártir
San Fermín, obispo de Pamplona. El
obispo de Tolosa San Saturnino le envió a predicar el Evangelio a Pamplona, le
consagró por su primer obispo y, vuelto después de algunos años a las Galias,
predicó el Evangelio en el norte de Francia, muriendo en Amiéns, s. II.
© Catholic.net
Palabras del Papa
Francisco
"El Cristo presente en medio a
nosotros, en la señal del pan y del vino, exige que la fuerza del amor supere
toda laceración, y al mismo tiempo que se convierta en comunión, también con el
más pobre, apoyo para el débil, atención fraterna con los que fatigan en el
llevar el peso de la vida cotidiana. Están en peligro de perder la fe"
Historias:
Lo que pesa una
oración
Louise Redden, una mujer pobremente
vestida y con una expresión de derrota en el rostro, entro en una tienda de
comestibles. Se acercó al dueño de la tienda, y de una forma muy humilde le
pregunto si podía fiarle algunas cosas. Hablando suavemente, explicó que su
marido estaba muy enfermo y no podía trabajar, que tenían 7 hijos, y que
necesitaban comida. John Longhouse, el dueño, se mofó de ella y le pidió que
saliera de la tienda. Visualizando las necesidades de su familia, la mujer le
dijo: "Por favor señor, le traeré el dinero tan pronto como pueda."
John le dijo que no podía darle crédito,
ya que no tenía cuenta con la tienda. Junto al mostrador había un cliente que
oyó la conversación. El cliente se acercó al mostrador y le dijo al tendero que
el respondería por lo que necesitara la mujer para su familia. El dueño, no muy
contento con lo que pasaba, le preguntó de mala gana a la señora si tenía una
lista. Louise respondió: "¡Si señor!". "Está bien," le dijo
el tendero, "ponga su lista en la balanza, y lo que pese la lista, eso le
daré en mercancía."
Lousie pensó un momento con la cabeza
baja, y después sacó una hoja de papel de su bolso y escribió algo en ella.
Después puso la hoja de papel cuidadosamente sobre la balanza, todo esto con la
cabeza baja. Los ojos del tendero se abrieron en asombro, al igual que los del
cliente, cuando el plato de la balanza bajo hasta el mostrador y se mantuvo
abajo. El tendero, mirando fijamente la balanza, se volvió hacia el cliente y
le dijo: "¡No puedo creerlo!".
El cliente sonrió mientras el dueño de
la tienda empezó a poner la mercadería en el otro plato de la balanza. La
balanza no se movía, así que siguió llenando el plato hasta que ya no cupo más.
El tendero vio lo que había puesto, completamente disgustado. Finalmente, quitó
la lista del plato y la vio con mayor asombro. No era una lista de mercancía.
Era una oración que decía: "Señor mío, tú sabes mis necesidades, y las
pongo en tus manos".
El tendero le dio las cosas que se
habían juntado y se quedó de pie, frente a la balanza, atónito y en silencio.
Loisue le dio las gracias y salió de la tienda. El cliente le dio a John un
billete de 50 dólares y le dijo: "Realmente valió cada centavo."
Fue un tiempo después que John Longhouse
descubrió que la balanza estaba rota. En consecuencia, solo Dios sabe cuánto
pesa una oración.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia
Católica; por el Papa Francisco, por
el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por
la Paz en el mundo; por los cristianos
perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el
hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los inmigrantes del Mediterráneo;
por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por
la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación
de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración para la niña Tiziana, de 6 años internada en UTI en el Hospital de Niños de Córdoba, Argentina, a
causa de un accidente, esperando que la misericordia infinita de Jesús, permita
su pronta curación y vuelta al hogar.
Pedimos oración por la salud de Héctor T. N., de México, afectado de várices esofágicas y que hoy se interna para recibir transfusiones. Oremos para que la situación no sea de gravedad y por la mediación de la Virgen de Guadalupe él pueda salir pronto de la crisis.
Pedimos oración por la recuperación de la salud de Loly, de Córdoba, Argentina.
Pedimos oración por la salud de Héctor T. N., de México, afectado de várices esofágicas y que hoy se interna para recibir transfusiones. Oremos para que la situación no sea de gravedad y por la mediación de la Virgen de Guadalupe él pueda salir pronto de la crisis.
Pedimos oración por la recuperación de la salud de Loly, de Córdoba, Argentina.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Unidos a María
¿Qué
diríamos de un hombre que está muriendo de sed y tiene un manantial de agua al
alcance de la mano y no bebe de él? Diríamos que es un insensato. Pues bien, el
pecador que no acude a María, es más insensato que ese hombre, porque María es
la fuente de todas las gracias y nosotros pecadores debemos acudir a Ella no
solo para salvarnos en la última hora, sino para ser buenos y perseverar en el
bien en esta vida terrena. María es necesaria a la salvación, porque todas las
gracias que nos concede Dios, pasan a través de María y Ella nos la comunica.
No hay pecador, por malo que sea, que acudiendo a la Virgen no obtenga el
socorro necesario. Infeliz del que no acude a Ella y se condena, en el infierno
tendrá una mayor desesperación por haber tenido la salvación tan al alcance de
la mano y desperdiciarla.
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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