jueves, 2 de julio de 2015

Pequeñas Semillitas 2725

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 10 - Número 2725 ~ Jueves 2 de Julio de 2015
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Al final de una jornada agitada de lucha y de trabajo, nada ayuda tanto a restaurar la paz en el alma como una oración llena de confianza en el Señor. En efecto, en él encontramos un refugio seguro, un guardián siempre vigilante, un pastor que nos acompaña con solícito cuidado.
Señor, quiero creer en tus promesas, quisiera confiar más en tu poder y en tu amor para que toda mi vida esté realmente en tus manos. Regálame, Señor, el don de la confianza. Así todo lo que me suceda será para mi bien y para el bien de los demás. Tómame en tus brazos y no permitas que me llene de temores inútiles. Quiero conocer la alegría de la libertad espiritual, el gozo de darte a ti el control de mi existencia. Pero también quiero elevar mis ojos hacia ti y dejar en tus brazos todos mis seres queridos. Protégelos, Señor, te los confío, te los entrego para que todo lo que les suceda tenga un buen fin. Dales también la fuerza de tu amor para que conozcan la verdadera alegría. Amén.
Mons. Víctor M. Fernández.

¡Buenos días!

Dentro de ti mismo
“Busca dentro de ti la solución de todos los problemas, hasta de aquellos que creas más exteriores y materiales. Dentro de ti está siempre el secreto, dentro de ti están todos los secretos. Aún para abrirte camino en la selva virgen, aún para levantar un muro, aún para tender un puente, has de buscar antes, en ti, el secreto.”

El sabio vivía enseñando que las respuestas están dentro de nosotros mismos. Pero sus fieles insistían en consultarlo acerca de todo lo que hacían. Un día, el rabino tuvo una idea. Colocó un cartel en la puerta de su casa, y escribió: Respondo cada pregunta por 100 monedas. Un comerciante decidió pagar. Le dio el dinero al rabino, mientras comentaba: —¿No le parece que es un poco caro cobrar tanto por una pregunta? —Me parece —dijo el rabino. —Y acabo de responderla. Si quieres saber más, tendrás que pagar otras cien monedas. O buscas la respuesta dentro de ti mismo, que es más barato y más eficaz. A partir de ese día, nunca más lo molestaron.

“Todas las arquitecturas están ya levantadas, dentro de ti. Pregunta al arquitecto escondido. Él te dará sus fórmulas. Y sabrás lo esencial de todos los problemas y se te enseñará lo mejor de todas las fórmulas. Y acertarás constantemente, puesto que dentro de ti llevas la luz misteriosa de todos los secretos”. (Amado Nervo). Un mismo mensaje te ha llegado en dos formas literarias. Aprovéchalo.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, subiendo a la barca, Jesús pasó a la otra orilla y vino a su ciudad. En esto le trajeron un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: «¡Animo!, hijo, tus pecados te son perdonados». Pero he aquí que algunos escribas dijeron para sí: «Éste está blasfemando». Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: «¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: ‘Tus pecados te son perdonados’, o decir: ‘Levántate y anda’? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados —dice entonces al paralítico—: ‘Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa’». Él se levantó y se fue a su casa. Y al ver esto, la gente temió y glorificó a Dios, que había dado tal poder a los hombres. (Mt 9,1-8)

Comentario
Hoy encontramos una de las muchas manifestaciones evangélicas de la bondad misericordiosa del Señor. Todas ellas nos muestran aspectos ricos en detalles. La compasión de Jesús misericordiosamente ejercida va desde la resurrección de un muerto o la curación de la lepra, hasta perdonar a una mujer pecadora pública, pasando por muchas otras curaciones de enfermedades y la aceptación de pecadores arrepentidos. Esto último lo expresa también en parábolas, como la de la oveja descarriada, la didracma perdida y el hijo pródigo.
El Evangelio de hoy es una muestra de la misericordia del Salvador en dos aspectos al mismo tiempo: ante la enfermedad del cuerpo y ante la del alma. Y puesto que el alma es más importante, Jesús comienza por ella. Sabe que el enfermo está arrepentido de sus culpas, ve su fe y la de quienes le llevan, y dice: «¡Animo!, hijo, tus pecados te son perdonados» (Mt 9,2).
¿Por qué comienza por ahí sin que se lo pidan? Está claro que lee sus pensamientos y sabe que es precisamente esto lo que más agradecerá aquel paralítico, que, probablemente, al verse ante la santidad de Jesucristo, experimentaría confusión y vergüenza por las propias culpas, con un cierto temor a que fueran impedimento para la concesión de la salud. El Señor quiere tranquilizarlo. No le importa que los maestros de la Ley murmuren en sus corazones. Más aun, forma parte de su mensaje mostrar que ha venido a ejercer la misericordia con los pecadores, y ahora lo quiere proclamar.
Y es que quienes, cegados por el orgullo se tienen por justos, no aceptan la llamada de Jesús; en cambio, le acogen los que sinceramente se consideran pecadores. Ante ellos Dios se abaja perdonándolos. Como dice san Agustín, «es una gran miseria el hombre orgulloso, pero más grande es la misericordia de Dios humilde». Y en este caso, la misericordia divina todavía va más allá: como complemento del perdón le devuelve la salud: «Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa» (Mt 9,6). Jesús quiere que el gozo del pecador convertido sea completo.
Nuestra confianza en Él se ha de afianzar. Pero sintámonos pecadores a fin de no cerrarnos a la gracia.
Rev. D. Francesc NICOLAU i Pous (Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Bernardino Realino
Sacerdote Jesuita
Nació en Carpi, provincia de Módena (Italia), el año 1630, en el seno de una familia acomodada. Estudió primero en su casa, y luego en Módena y Bolonia, donde sacó el doctorado en ambos derechos. Ejerció diversos cargos en la administración civil. El fallecimiento de su prometida le provocó una crisis sobre su vocación. Se trasladó a Nápoles, como lugarteniente del virrey, y allí conoció a los jesuitas. Ingresó en la Compañía de Jesús en 1564 y en 1567 recibió la ordenación sacerdotal. Estuvo trabajando en un colegio de Nápoles hasta que en 1574 lo destinaron a Lecce, donde pasó el resto de su vida. Realizó una muy grande labor apostólica en la ciudad como predicador, confesor y director de las congregaciones marianas, y atrajo a multitud de personas a la vida cristiana. Fue ilustre por su caridad y su benignidad; había despreciado los honores del mundo y se entregó al cuidado pastoral de los presos y de los enfermos, y al ministerio de la palabra y del sacramento de la penitencia. Murió el 2 de julio de 1616.
© Directorio Franciscano    

Palabras del Papa Francisco

“Es más fácil vivir dejándose llevar por la inercia de la vida, de las situaciones, de las costumbres. Elegir entre Dios y los otros dioses, aquellos que no tienen el poder de darnos nada, solamente pequeñas cosas que se acaban. Y no es fácil elegir, nosotros tenemos siempre esta costumbre de ir un poco donde va la gente, un poco como todos. Como todos y ninguno…  Volver al Señor 'con todo el corazón'”, “significa tomar el camino de una conversión no superficial y transitoria, sino más bien un itinerario espiritual que lleva a lo más íntimo de nuestra persona”

Tema del día:
Un nuevo día que me regalas, Señor
Un día más, Señor. Un día que me regalas para intentar ser mejor, para parecerme un poco más a Ti. Un día luminoso de gracia y de trabajo. Sé que podría ser mi último día. ¡Pero cuesta tanto! No hace falta que Te lo diga, de sobras me conoces, pues soy hijo Tuyo.

Las dificultades son muchas, la cruz -por pequeña que sea- me pesa horrores. Sin Ti no puedo con ella, no hay manera. Me lastran los egoísmos, las mentiras, los desplantes. Y no paro de quejarme, o de intentar mirar hacia otra parte. Como si la cosa no fuera conmigo. Como si la cosa no fuera Contigo.

Pero las peores dificultades son las mías propias, las que nacen de mi corazón mezquino. Me hago el sordo a Tu voz, renuncio infinidad de veces a la felicidad de Tu presencia. Y me paso horas sin hablarte, incluso días, ensimismado en mis caprichos, en lo cómodo de una actitud mediocre.

Aunque sé que estás ahí, a mi lado, mientras trabajo, escribo o barro la cocina. Y ya ves, no tengo tiempo para Ti. No tengo tiempo para Ti, que eres el que me das el tiempo y me ofreces la eternidad.

Mira, he aquí un nuevo día. Un día luminoso de gracia, y de trabajo. Sé que podría ser mi último día. Enséñame a distinguir lo importante de lo superfluo, la verdadera alegría de la carcajada vacía. Te ofrezco hasta mi desdén, si lo hubiera, o mi torpe silencio. Para que Tú lo transformes en diálogo amoroso. Contigo y con los demás. Y así las horas de este día estén cuajadas de plusvalía divina.

Que Tu Corazón sea el mío. Alúmbrame con la claridad de Tu Amor. A pesar de las contrariedades y de la sequedad, de la enfermedad o de la incomprensión.

Úneme a Ti a lo largo de la jornada. Uno Contigo, con mi familia, con mis amigos. Unidad de ternura infinita. Porque esta luz de la mañana -estallido de Tu gloria- me indica que lo único sensato en esta vida es querer ser Tú, a pesar mío.

Señor, me siento urgido a mirarte más de cerca. Me siento urgido a derramar por las calles y las grandes avenidas Tu bendición y Tu sonrisa. Me siento urgido a convocar a todos los poetas del mundo para que canten Tu misterio. Me siento urgido, en definitiva, a ser mejor hijo, a entregarme del todo. Mudo de asombro. Con la constancia del amor.

¿Para qué quiero mi inteligencia si no es para conocerte? ¿Para qué quiero mi corazón si no es para amarte? Sé que Te sirves de mi propia debilidad para fortalecerme.

Ayúdame más, ayúdame a profundizar en el abismo de Tu misericordia mientras voy en el autobús o leo el periódico o juego con mis hijos. Ayúdame a mirarte en todas las cosas a lo largo del día.

Siempre de la mano de María, que es Madre Tuya y es Madre mía.
Autor: Guillermo Urbizu

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Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los inmigrantes del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración para Laura M. R., de México, a quien hoy jueves le hacen una vitrectomía (procedimiento en los ojos) rogando que todo salga bien. Y también de México rezamos por Fátima Y. B. V. que tiene 35 semanas de embarazo y está ingresada al hospital con contracciones. Te lo pedimos Señor.

Pedimos oración por Maribell, de Perú, que tiene diabetes y está descompensada y con deterioro general de su estado de salud.

Rezamos también por la cirugía de Isita, de Buenos Aires, Argentina, para que todo salga bien.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Unidos a María
Dios ha dividido su reino y se ha reservado para Él la Justicia y ha dado a María la Misericordia. Él será el encargado de juzgar y castigar, pero María solo es la que perdona y compadece, la que tiene piedad de toda miseria humana y está siempre atenta a los gritos de ayuda de sus hijos miserables y pecadores. Incluso aunque no la invoquen, Ella trata de ayudarlos e interviene en favor suyo para que se salven y estén con Ella para siempre en el Cielo. Nunca debemos tener temor de María, porque es la Virgen toda bondad y dulzura, y es Madre en el sentido más verdadero de la palabra. Si conociéramos realmente quién es María y cómo es su Corazón, ya no tendríamos miedo a nada, ni a los demonios, ni a nosotros mismos, ni al juicio de Dios, a nada, porque María es la que todo lo puede con su oración omnipotente y nos quiere defender. Confiemos en Ella y entreguémonos por medio de la consagración a su Corazón Inmaculado.

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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