jueves, 31 de julio de 2014

Pequeñas Semillitas 2418

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2418 ~ Jueves 31 de Julio de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy estamos recordando en el santoral católico a San Ignacio de Loyola, sacerdote y fundador de la Compañía de Jesús, una de las más importantes órdenes religiosas con que cuenta la Iglesia desde 1540, caracterizada por la sólida formación de sus miembros, llenos de intelectualidad y ardor evangélico impulsados por sus primeros padres fundadores, compañeros de Ignacio (San Francisco Javier, San Pedro Fabro, Diego Laínez, Alfonso Salmerón, Nicolás de Bobadilla, Simón Rodríguez. entre otros no menos grandes)
Hoy los jesuitas están dispersos por todo el mundo y con más de 17.000 integrantes son la orden religiosa masculina más numerosa. Su actividad se extiende a los campos educativo, social, intelectual, misionero y de medios de comunicación católicos. El actual pontífice Francisco, el argentino Jorge Mario Bergoglio, es el primer papa perteneciente a la Compañía de Jesús. También proceden de la Compañía de Jesús 82 obispos actualmente en vida.
El amor de Dios es la fuente del entusiasmo de Ignacio por la salvación de las almas, por las que emprendió tantas y tan grandes cosas y a las que consagró sus vigilias, oraciones, lágrimas y trabajos.
Se hizo todo a todos para ganarlos a todos y al prójimo le dio por su lado a fin de atraerlo al suyo. Recibía con extraordinaria bondad a los pecadores sinceramente arrepentidos; con frecuencia se imponía una parte de la penitencia que hubiese debido darles y los exhortaba a ofrecerse en perfecto holocausto a Dios, diciéndoles que es imposible imaginar los tesoros de gracia que Dios reserva a quienes se le entregan de todo corazón.
El santo proponía a los pecadores esta oración, que él solía repetir: "Tomad, Señor y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad. Vos me lo disteis; a vos Señor, lo torno. Disponed a toda vuestra voluntad y dadme amor y gracia, que esto me basta, sin que os pida otra cosa".

¡Buenos días!

Oración del enfermo
Un golpe inesperado nos duele, un revés de fortuna nos abate, una enfermedad grave nos desconcierta, y nosotros nos quejamos amargamente a Dios. Si prestásemos atención entonces a una voz que percibimos en nuestro corazón, oiríamos: “¿Y tú, hijo mío, por qué me has olvidado? ¿Por qué estabas adormecido en el bienestar de una vida sin sentido?”.

Señor tú conoces mi existencia, conoces mi dolor. Has visto mis ojos llorar, mi rostro triste, mi cuerpo doliente y mi alma atribulada. Seguiré tus pasos, Señor, porque “Tu yugo es suave y tu carga es ligera”. Hazme comprender tus sufrimientos, tu amor hacia los hombres. Sé que estoy cumpliendo en mi vida lo que falta a tu dolorosa pasión. Ayúdame a sufrir, con paz y alegría, sin quejarme. Ayúdame a sufrir con amor. Te pido por todos los que sufren, los pobres, los que no reciben ni siquiera un poco de cariño. Señor, sé que transformarás en rosas todas mis espinas, sé que todo, también el dolor, lo dispones para el bien de los que te aman. Te amo Jesús mío. Amén.

La escuela del dolor ayuda a ejercitarse en virtudes heroicas. Las pruebas que cayeron sobre Job, lo hicieron perfecto; la ceguera formó y santificó a Tobías; la calumnia inmortalizó a José; la persecución purificó a David; los leones dieron a conocer la virtud de Daniel. “Tus dolores son como astillas de la cruz de Cristo; no está bien que adorando esa cruz, maldigas sus astillas”.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: «También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases; y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los malos. Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Habéis entendido todo esto?» Dícenle: «Sí». Y Él les dijo: «Así, todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de una casa que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo». Y sucedió que, cuando acabó Jesús estas parábolas, partió de allí. (Mt 13,47-53)

Comentario
Hoy, el Evangelio constituye una llamada vital a la conversión. Jesús no nos ahorra la dureza de la realidad: «Saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego» (Mt 13,49-50). ¡La advertencia es clara! No podemos quedarnos dormidos.
Ahora debemos optar libremente: o buscamos a Dios y el bien con todas nuestras fuerzas, o colocamos nuestra vida en el precipicio de la muerte. O estamos con Cristo o estamos contra Él. Convertirse significa, en este caso, optar totalmente por pertenecer a los justos y llevar una vida digna de hijos. Sin embargo, tenemos en nuestro interior la experiencia del pecado: vemos el bien que deberíamos hacer y en cambio obramos el mal; ¿cómo intentamos dar una verdadera unidad a nuestras vidas? Nosotros solos no podemos hacer mucho. Sólo si nos ponemos en manos de Dios podremos lograr hacer el bien y pertenecer a los justos.
«Por el hecho de no estar seguros del tiempo en que vendrá nuestro Juez, debemos vivir cada jornada como si nos tuviera que juzgar al día siguiente» (San Jerónimo). Esta frase es una invitación a vivir con intensidad y responsabilidad nuestro ser cristiano. No se trata de tener miedo, sino de vivir en la esperanza este tiempo que es de gracia, alabanza y gloria.
Cristo nos enseña el camino de nuestra propia glorificación. Cristo es el camino del hombre, por tanto, nuestra salvación, nuestra felicidad y todo lo que podamos imaginar pasa por Él. Y si todo lo tenemos en Cristo, no podemos dejar de amar a la Iglesia que nos lo muestra y es su cuerpo místico. Contra las visiones puramente humanas de esta realidad es necesario que recuperemos la visión divino-espiritual: ¡nada mejor que Cristo y que el cumplimiento de su voluntad!
Rev. D. Ferran JARABO i Carbonell (Agullana, Girona, España)

Santoral Católico:
San Ignacio de Loyola
Fundador de la Compañía de Jesús
"Ad Majorem Dei Gloriam"
"Para mayor gloria de Dios"
AMDG
Memoria de san Ignacio de Loyola, presbítero, quien, nacido en el País Vasco, en España, pasó la primera parte de su vida en la corte como paje del contador mayor hasta que, herido gravemente, se convirtió. Completó los estudios teológicos en París y conquistó sus primeros compañeros, con los que más tarde fundaría en Roma la Compañía de Jesús, ciudad en la que ejerció un fructuoso ministerio escribiendo varias obras y formando a sus discípulos, todo para mayor gloria de Dios (1556).

Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

Palabras del Papa Francisco

"El lema de nosotros, los jesuitas, ‘Iesus Hominum Salvator’ nos recuerda constantemente una realidad que nunca debemos olvidar: la centralidad de Cristo para cada uno de nosotros y para toda la Compañía, que precisamente San Ignacio quiso que se llamase ‘de Jesús’, para indicar el punto de referencia",
Papa Francisco

Tema del día:
La señal de la Cruz
Lo hacemos todos los días y vemos a millones de personas hacerlo. Al amanecer, antes del trabajo, al realizar la primera venta, al mejorar de salud y hasta cuando los grandes atletas del mundo lo hacen mirando al cielo. ¿Te acuerdas qué significa?

Como este gesto vuelve con frecuencia en mi vida diaria, tengo el peligro de hacerlo sin prestarle la atención que se merece. Sin embargo es precioso por su historia, por su significado y por su poder.

Es la señal de mi fe; muestra quién soy y lo que creo. Es el resumen del Credo. Es la señal de mi agradecimiento. Tengo que hacer con amor y emoción este gesto que me recuerda que Jesús ha muerto por mí. Es la señal de mi intención de obrar, no para la tierra, sino para el Cielo.

Al hacerla, y pronunciando estas misteriosas palabras "En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” me comprometo a obrar:

• En el nombre del Padre que me ha creado…
• En el nombre del Hijo que me ha redimido…
• En el nombre del Espíritu Santo que me santifica.

En una palabra: a actuar como hijo de Dios.

Este signo es la señal de la consagración de toda mi persona.

- Al tocar mi frente: «Rezo a Dios todos mis pensamientos.
- Al tocar mi pecho: consagro a Dios todos los sentimientos de mi corazón.
- Al tocar mi hombro izquierdo: le ofrezco todas mis penas y preocupaciones.
- Al tocar mi hombro derecho: le consagro mis acciones.

La señal de la Cruz es en sí misma fuente de grandes gracias. Debo considerarla como la mejor preparación a la oración, pero ya es en sí misma una oración, y de las más impresionantes. Es una bendición.

Si me emociona ser bendecido por el Papa, por un obispo… ¡Cuánto más ser bendecido por el mismo Dios!

Señor, concédeme la gracia de hacer de mi señal de la cruz un "Heme aquí" motivador para la oración, para la acción, para mi día entero; así como una poderosa llamada de las bendiciones del cielo sobre mí.

Que el SEÑOR nuestro Dios los bendiga y los proteja por siempre, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Nuevo vídeo

Hay un nuevo video subido a este blog.
Es la película de la vida de San Ignacio de Loyola.
Para verlo tienes que ir al final de la página.

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración para María Elena Z. J., que vive en México D.F. y se encuentra grave por un derrame cerebral, rogando a Jesús que le conceda sus gracias en tan difícil situación. 

Seguimos insistiendo en rezar POR LA PAZ DEL MUNDO...

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Un estímulo todos los días
Julio 31
“Señor amado, no quiero acostumbrarme a ti, no quiero que mi amistad contigo se me vuelva una costumbre, no quiero creer que ya te conozco, que tu Palabra no tiene nada nuevo para decirme. Ya sé que eres inagotable y que mi mente no te puede abarcar. Pero las cosas que he oído tantas veces ya no me dicen nada.
Por eso te ruego, Señor, que toques mi corazón con tu gracia, que me cautives una vez más, que me deslumbres con tu figura, que me hagas sentir nuevamente que eres mi tesoro, mi vida, mi roca, mi luz, que sin ti nada puedo, que todo es basura al lado de tu gloria, que tu amor vale más que la vida.
Recuérdame que tú eres la palabra que necesito escuchar, el agua que me hace falta para beber, el aire que preciso respirar. Muéstrame los nuevos caminos que tienes preparados para mí y despierta una vez más el hambre y la sed de ti. Tú eres el fuego, la caricia, el perfume, el sabor, la esperanza, mi bien y mi riqueza. No hay otra cosa que valga la pena, y todas las cosas de esta tierra que parecen divinas sólo son un engaño que tarde o temprano se descubre. Levántame Señor, para que escuche una vez más tu llamado y te siga con el corazón abierto. Amén.”
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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