PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 9 - Número 2404 ~ Jueves
10 de Julio de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
El papa Francisco pidió más respeto por la naturaleza,
calificando la destrucción de los bosques tropicales de Sudamérica y otras
formas de explotación medioambiental como pecados de tiempos modernos. En un
discurso en la Universidad de Molise, una región agrícola e industrial en el
sur de Italia, Francisco dijo que se debería permitir que la Tierra ofrezca sus
frutos sin ser explotada.
"Este es uno de los mayores desafíos de nuestro
tiempo, pasar a un tipo de desarrollo que respete la creación", dijo a los
estudiantes, granjeros y trabajadores en el vestíbulo de la universidad. Y
agregó: "Cuando miro a América, también a mi tierra natal, tantos bosques
talados que ahora son tierras que ya no pueden dar vida. Este es nuestro
pecado, explotar la tierra y no dejarle regalarnos lo que tiene para
nosotros", dijo el papa argentino en unas declaraciones espontáneas.
Francisco, que tomó su nombre de San Francisco de Asís,
el santo del sigo XIII considerado el patrón de los animales y el medio
ambiente, está escribiendo una encíclica sobre la relación del hombre con la
naturaleza.
¡Buenos días!
Cuida y ama tu matrimonio
Cuando ya no
valoras y amas a la persona que Dios puso a tu lado; cuando te haces como ciego
ante las inmensas riquezas espirituales y humanas que tiene tu cónyuge; cuando
desconoces u olvidas el por qué te enamoraste del que después sería contigo un
solo ser, poco a poco se hunde la estabilidad de tu matrimonio.
Mucha gente, por descuido y desidia, se
encuentra el día menos pensado con un vacío grande... "desapareció el ser
amado", se rompió la vinculación afectiva. No se dieron cuenta de que al
no cultivar la ternura, la escucha, el respeto, el dedicar tiempo al encuentro
personal; todo esto produjo un enfriamiento, y un triste alejamiento de ambos.
Todo ocurre gradualmente, y un día cualquiera, se levantan y se dan cuenta de
que "se les murió el amor"; que ya nada los une. Se fueron alejando y
fabricando un mundo de indiferencia. Ya no hay resonancia en las palabras, en
los suspiros, en los anhelos... un frío interno ha congelado sus almas. Al
final, dos extraños viviendo juntos.
Aprecia y cuida
tu matrimonio. Juntos arrodíllense e imploren al Señor que entre en sus vidas,
que sea él quien conduzca su matrimonio, quien los mantenga unidos hasta el
final. ¡Hasta que la muerte los separe! Y no se olviden, con Dios todo esto es
más fácil y posible, porque ¡con él, ustedes son invencibles! (Anónimo).
Padre Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus Apóstoles: «Id
proclamando que el Reino de los Cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad
muertos, purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo
gratis. No os procuréis oro, ni plata, ni calderilla en vuestras fajas; ni
alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el
obrero merece su sustento. En la ciudad o pueblo en que entréis, informaos de
quién hay en él digno, y quedaos allí hasta que salgáis. Al entrar en la casa, saludadla.
Si la casa es digna, llegue a ella vuestra paz; mas si no es digna, vuestra paz
se vuelva a vosotros. Y si no se os recibe ni se escuchan vuestras palabras,
salid de la casa o de la ciudad aquella sacudiendo el polvo de vuestros pies.
Yo os aseguro: el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma y
Gomorra que para aquella ciudad». (Mt 10,7-15)
Comentario
Hoy, el texto del Evangelio nos invita a evangelizar; nos
dice: «Predicad» (cf. Mt 10,7). El anuncio es la buena nueva de Jesús, que
intenta hablarnos del reino de Dios, que Él es nuestro salvador, enviado por el
Padre al mundo y, por este motivo, el único que nos puede renovar desde dentro
y cambiar la sociedad en la que vivimos.
Jesús anunciaba que «el Reino de los Cielos está cerca»
(Mt 10,7). Él era el anunciador del reino de Dios que se hacía presente entre
los hombres y mujeres en la medida en que el bien avanzaba y retrocedía el mal.
Jesús quiere la salvación del hombre total, en su cuerpo
y en su espíritu; más aun, ante el enigma que preocupa a la humanidad, que es
la muerte, Jesús propone la resurrección. Quien vive muerto por el pecado,
cuando recupera la gracia, experimenta una nueva vida. Éste es un gran misterio
que comenzamos a experimentar a partir de nuestro bautismo: ¡los cristianos
estamos llamados a la resurrección!
Una muestra de cómo el Papa Francisco busca el bien del
hombre: «Esta “cultura del descarte” nos ha hecho insensibles también al
derroche y al desperdicio de alimentos. En otro tiempo nuestros abuelos cuidaban
mucho que no se tirara nada de comida sobrante. ¡El alimento que se desecha es
como si se robara de la mesa del pobre, de quien tiene hambre!».
Jesús nos dice que seamos siempre portadores de paz.
Cuando los sacerdotes llevamos la Comunión a un enfermo decimos: «¡La paz del
Señor a esta casa!». Y la paz de Cristo permanece ahí, si hay personas dignas
de ella. Para recibir los dones del reino de Dios se necesita una buena
disposición interior. Por otro lado, también vemos cómo mucha gente pone excusas
para no recibir el Evangelio.
Nosotros tenemos un gran cometido entre los hombres, y es
que no podemos dejar de anunciar el Evangelio después de haber creído, porque
vivimos de él y queremos que otros también lo vivan.
Rev. D. Antonio BORDAS i Belmonte (L’Ametlla de Mar,
Tarragona, España)
Santoral Católico:
San Cristóbal
Mártir
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: EWTN
Palabras del Papa Francisco
"En el arte de andar lo que importa no es caer, sino
no quedarse en el suelo. Hay que levantarse, enseguida, y seguir andando. Esto
es hermoso: este trabajar todos los días; esto es caminar de forma humana. Pero
caminar solos es desagradable y aburrido. Caminar en comunidad, con los amigos,
con los que nos quieren... Eso nos ayuda a llegar al final, adonde queremos
llegar".
Papa Francisco
Tema del día:
La oración es el amor que
habla
Esta frase del libro de la vida de Santa Teresa nos ayuda
a comprender lo que es la oración. Ella encuentra en Toledo a un Padre dominico
conocido que no ve desde hace mucho tiempo. Le cuenta bajo secreto de confesión
todo lo que le pasa a su alma y las penas sufridas por la reforma del Carmelo.
El religioso la escucha, la consuela y le pide que no
deje de pedir por él. Teresa, agradecida, confía al Señor el alma de este
sacerdote. Ella va al lugar a donde solía orar y allí se queda "muy
recogida, con un estilo "abovado" que muchas veces, sin saber lo que
digo, trato". Y añade: "que es el amor que habla" (Libro de la
Vida, 34, 8).
Orar es dejar que hable el amor. ¡Cuántas veces le
tenemos miedo al amor, no dejamos que el amor hable! Sino que preferimos que
hable sólo nuestra razón o nuestra mera capacidad humana de entender las cosas.
Muchas veces reprimimos el amor como si fuera muestra de debilidad como si
también en la oración tuviéramos que demostrar los fuertes e inteligentes que
somos. Sin embargo la oración, sin dejar impedirnos usar nuestro entendimiento,
es el momento explayar el corazón, y de dejar que el Amor divino nos inunde y
nos queme con sus rayos. En una sociedad más racionalista y secularizada, nos
da vergüenza de liberar la parte más noble de nosotros mismos, nuestra
capacidad de amar y ser amados. Y vivimos como mutilados, no respirando a pleno
pulmón, caminando sólo al ritmo que nos permite nuestras convenciones humanas o
nuestro miedo de amar demasiado.
Orar, "es el amor que habla". Santa Teresa
cuenta que, dejando al religioso, comenzó a hablar con Dios con toda sencillez,
como ella solía hacer, dejando que el amor hablase. No sólo el amor que su alma
nutría hacia Dios, sino también "comprendiendo el amor que Dios le tiene a
ella". La oración usa un lenguaje de amor. Y el lenguaje de amor es
especial, es único, tiene su lógica, su gramática y su sintaxis. Lo entienden
los que aman. Basta un gesto, una mirada, un movimiento, una sonrisa. Dejemos
que el amor hable en nosotros. Dejemos que el Amor nos hable. Dejémonos
conducir por el Espíritu Santo que es la persona de la Trinidad que es el Amor del
Padre al Hijo y del Hijo al Padre.
Cuando aprendamos el lenguaje del amor que nos enseña el
Espíritu Santo, lenguaje hecho de sencillez y espontaneidad, que cualquiera que
tenga un corazón puede aprender, entonces comprenderemos que la oración no es
sino un ejercicio de amor, es una expresión de amor, es un grito de amor, es
una súplica de amor.
La mística Teresa continua diciendo que el Amor que Dios
tiene al alma hace que ésta se olvide de sí y "le parece está en Él".
Nada la separa de Él. La sencillez del amor logra el mejor estado de unión.
Entonces el alma orante "habla desatinos". Comienza a usar el
lenguaje más elevado y puro, el lenguaje del amor, porque, como diría San Juan
de la Cruz, "ya sólo en amar es mi ejercicio" (Cántico Espiritual,
95).
Autor: P. Pedro Barrajón, L.C.
Nuevo video
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Para verlo tienes que ir al final de la página.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la
Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los
jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por las siguientes personas de Bogotá,
Colombia: William V. C., que se está
realizando exámenes médicos, para que el Señor coloque sobre él sus manos
sanadoras y los resultados sean negativos para cualquier enfermedad; Diselina A., quien está perdiendo la
visión de uno de sus ojos, para que Dios le conceda la gracia de recuperarla; y
por la familia Cardona Andrade para
que tengan siempre la bendición de Dios.
Pedimos oración para Yesenia B. J., 30 años, de México, internada en terapia intensiva por neumonía con complicaciones, rogando que por la intercesión de la Santísima Virgen, pueda restablecerse pronto.
Pedimos oración por el bebé de dos meses Iker L. H., de México D.F., quien tuvo un paro cardíaco y luego de ello ha quedado con daño neurológico. Que la Virgen de Guadalupe interceda por él ante Jesús para conseguir su curación.
Pedimos oración para Yesenia B. J., 30 años, de México, internada en terapia intensiva por neumonía con complicaciones, rogando que por la intercesión de la Santísima Virgen, pueda restablecerse pronto.
Pedimos oración por el bebé de dos meses Iker L. H., de México D.F., quien tuvo un paro cardíaco y luego de ello ha quedado con daño neurológico. Que la Virgen de Guadalupe interceda por él ante Jesús para conseguir su curación.
Tú quisiste,
Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de
manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora
las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a
cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de
sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse
unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos
por Cristo nuestro Señor.
Amén
Un estímulo todos los días
Julio 10
La alabanza es una oración preciosa, es la manera más
excelente de orar. Porque en la alabanza no interesan nuestras necesidades, nuestros
problemas o nuestros logros. Cuando alabo a Dios, sólo él es importante, él es
el único que cuenta. Él es infinitamente más que yo y que mi pequeña mente
perturbada. Él existe y eso me basta. Él, que es el bueno, el bello, el
inmenso. Él está, y eso es lo que interesa.
Cuando alabamos a Dios sucede como si nos eleváramos por
encima de nuestras angustias y tristezas, y entonces dejan de preocuparnos
tanto nuestras sensaciones. Así las tristezas y angustias se debilitan, y
vuelve a nacer una esperanza luminosa.
Porque si existe Él, el poderoso y sublime, entonces todo
puede terminar bien. Por eso la alabanza nos devuelve la alegría, ya que saca
nuestros ojos de la miseria y los deposita en la gloria de Dios, en su purísima
alegría, en su gozo divino. Nos vuelve más positivos, nos ilumina los ojos para
seguir caminando.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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