PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 9 - Número 2398 ~ Viernes
4 de Julio de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Algunas reflexiones de William Shakespeare nos servirán
hoy para abrir esta edición de “Pequeñas Semillitas”:
Siempre me siento feliz, ¿sabes por qué? Porque no espero
nada de nadie; esperar siempre duele. Los problemas no son eternos, siempre
tienen solución, lo único que no se resuelve es la muerte. No permitas que
nadie te insulte, te humille o te baje la autoestima. Los gritos son el alma de
los cobardes, de los que no tienen razón.
Recuerda: Antes de discutir, respira; antes de hablar,
escucha; antes de escribir, piensa; antes de herir, siente; antes de rendirte,
intenta; antes de morir, vive.
La mejor relación no es aquella que une a personas
perfectas, sino aquella en que cada individuo aprende a vivir con los defectos
de los demás y a admirar sus cualidades. Que quien no valora lo que tiene,
algún día se lamentará por haber perdido y que quien hace mal algún día
recibirá su merecido.
Si quieres ser feliz haz feliz a alguien, si quieres
recibir, da un poco de ti, rodéate de buenas personas y sé una de ellas.
Recuerda, a veces de quien menos esperas es quien te hará vivir buenas
experiencias¡.
Nunca arruines tu presente por un pasado que no tiene
futuro. Una persona fuerte sabe cómo mantener en orden su vida. Aún con
lágrimas en los ojos, se las arregla para decir con una sonrisa "Estoy
bien".
¡Buenos días!
La olla caliente
Sufrir
tentaciones es una situación normal del hombre. Surgen de nuestra naturaleza
inclinada al mal, o también del enemigo de Dios o de ese mundo que vive al
margen de la ley divina. La tentación es una incitación a pecar. También los
santos pasaron por tentaciones. Pero lucharon y triunfaron, porque recurrieron
a Dios.
Abba Poimén fue un célebre Padre del
desierto. Se conocen de él más de 300 apotegmas. He aquí uno famoso. En cierta
ocasión alguien le preguntó al Abba Poimén: —¿Cómo puedo apartar de mí las
tentaciones? Él contestó: —Mientras la olla está fría, todo el mundo puede
tocarla y romperla; en cambio, cuando está bien caliente sobre el fuego, nadie,
ni el animal más feroz, se anima a tocarla. Así pues, mientras tú ardas en amor
a Dios, nada ni nadie podrá hacerte daño.
Jesús nos aclara
que para vencer las tentaciones necesitamos estar atentos y orar pidiendo
fortaleza para no caer en las seducciones del mal. Está claro también que no
debes buscarte las ocasiones de fallar porque “el que busca el peligro en él
perecerá”. Que Dios te proteja y bendiga.
Padre Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, al pasar vio Jesús a un hombre llamado
Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme». Él se levantó
y le siguió. Y sucedió que estando Él a la mesa en casa de Mateo, vinieron
muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos.
Al verlo los fariseos decían a los discípulos: «¿Por qué come vuestro maestro
con los publicanos y pecadores?». Mas Él, al oírlo, dijo: «No necesitan médico
los que están fuertes, sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué
significa aquello de: ‘Misericordia quiero, que no sacrificio’. Porque no he
venido a llamar a justos, sino a pecadores». (Mt 9,9-13)
Comentario
Hoy, el Evangelio nos habla de una vocación, la del
publicano Mateo. Jesús está preparando el pequeño grupo de discípulos que han
de continuar su obra de salvación. Él escoge a quien quiere: serán pescadores,
o de una humilde profesión. Incluso, llama a que le siga un cobrador de
impuestos, profesión menospreciada por los judíos —que se consideraban perfectos
observantes de la ley—, porque la veían como muy cercana a tener una vida
pecadora, ya que cobraban impuestos en nombre del gobernador romano, a quien no
querían someterse.
Es suficiente con la invitación de Jesús: «Sígueme» (Mt
9,9). Con una palabra del Maestro, Mateo deja su profesión y muy contento le
invita a su casa para celebrar allí un banquete de agradecimiento. Era natural
que Mateo tuviera un grupo de buenos amigos, del mismo “ramo profesional”, para
que le acompañaran a participar de aquel convite. Según los fariseos, toda
aquella gente eran pecadores reconocidos públicamente como tales.
Los fariseos no pueden callar y lo comentan con algunos
discípulos de Jesús: «¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y
pecadores?» (Mt 9,10). La respuesta de Jesús es inmediata: «No necesitan médico
los que están fuertes, sino los que están mal» (Mt 9,12). La comparación es
perfecta: «No he venido a llamar a justos, sino a pecadores» (Mt 9,13).
Las palabras de este Evangelio son de actualidad. Jesús continúa
invitándonos a que le sigamos, cada uno según su estado y profesión. Y seguir a
Jesús, con frecuencia, supone dejar pasiones desordenadas, mal comportamiento
familiar, pérdida de tiempo, para dedicar ratos a la oración, al banquete
eucarístico, a la pastoral misionera. En fin, que «un cristiano no es dueño de
sí mismo, sino que está entregado al servicio de Dios» (San Ignacio de
Antioquía).
Ciertamente, Jesús me pide un cambio de vida y, así, me
pregunto: ¿de qué grupo formo parte, de la persona perfecta o de la que se
reconoce sinceramente defectuosa? ¿Verdad que puedo mejorar?
Rev. D. Pere CAMPANYÀ i Ribó (Barcelona, España)
Santoral Católico:
Santa Isabel de Portugal
Reina y Terciaria Franciscana
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
La frase de hoy
"Cuando hay una tormenta
los pajaritos se esconden,
pero las águilas vuelan más alto"
-M. Gandhi-
Temas Médicos:
Vivir más y mejor
«Al menos dos veces a la semana tengo que explicarle a un
paciente que no me queda ningún arma más para combatir su cáncer. Se acabó lo
que se daba y, en la mayoría de los casos, el final está próximo».
Así de drástico es el comienzo de “Hábitos prodigiosos
para vivir más y mejor”, el último libro del prestigioso oncólogo David B.
Agus, por cuyas manos han pasado personalidades de la talla de Steve Jobs, o
los controvertidos Lance Armstrong y Ted Kennedy, entre otros.
Si bien desde las primeras líneas de su obra queda claro
que es difícil curar enfermedades como el cáncer, las cardiopatías o la
diabetes cuando ya han anidado en nuestro cuerpo, este doctor está plenamente
convencido de que podemos hacer mucho en épocas anteriores de nuestras vidas
para prevenir o al menos retrasar su llegada. Algunos de los consejos que
aparecen en su obra pueden sorprender, por su simpleza, otros quizás porque los
estemos aplicando ya. Hablamos con él vía correo electrónico de su día a día, y de los puntos
más llamativos de su obra:
—Doctor Agus, usted habla de vivir más y mejor pero...
¿Qué tal anda usted de salud? ¿Qué puntuación se pondría?
—Lo hago lo mejor que puedo, teniendo en cuenta las 65
reglas de las que hablo en el libro... pero está claro que no siempre tengo
éxito. El mensaje real es «moderación, tanta como se pueda». ¡No pasa nada por
hacer trampas de vez en cuando! Lo más difícil para mí, personalmente, es hacer
un horario regular, ya que dos veces a la semana me tengo que levantar a las
2:30 de la mañana para ir a la televisión, al programa de la CBS Morning Show, que se graba en Nueva
York (ciudad con la que Los Ángeles, donde vivo, tiene una diferencia horaria
de tres horas).
—¿Podría describir cómo es un día a día suyo? ¿Cuáles son
sus hábitos? ¿Que no dejaría de hacer por nada del mundo?
—Me levanto muy temprano, hago ejercicio y trabajo un poco antes de desayunar con mi
mujer y mis dos hijos. Voy a trabajar, al laboratorio o a la clínica,
dependiendo del día, y como ahí. Tengo un despacho, pero trato de que una o dos
de las reuniones que tengo al día tengan lugar mientras caminamos. Los llamamos
«walking meetings». Hacia las 18:30 llego a casa para cenar con mi familia. ¡Ya
sé que es muy pronto para algunos! Normalmente después de cenar doy un paseo
con nuestro perro. Y si es posible, intento que se unan mi mujer y mis hijos.
Trato de estar en la cama hacia las 21:30. Normalmente llevo un podómetro para
saber cuánto me he movido durante el día y lo reviso todas las noches. Y
compito con mi mujer todos los días para ver quien se va a la cama como el
«número uno». Como ve, la única cosa que
no perdono es la de intentar moverme durante el día. Fuimos diseñados para
movernos, así que nuestro movimiento a lo largo de tiempo es la clave de
nuestra salud. Es fantástico poder ejercitar una hora en el gimnasio o en casa,
pero la verdadera llave de la salud es lo que hacemos durante el resto del día.
Planea el día para que te permita dar unos pasos. Levántate cada media hora y
camina, hará una gran diferencia. La cruda realidad es que estar sentado más de
cinco horas seguidas es el equivalente en términos de salud, a fumarse un
paquete de cigarrillos entero.
—¿Podría decirme otro mal hábito de salud en el que usted
nunca caería?
—Intento no comer mucha comida procesada. La clave es
hacer una dieta de alimentos frescos o congelados. La moderación y la hora a la
que se coma también es importante, independientemente de la dieta. Es crucial
comer siempre a la misma hora, todos los días. Y nada de picoteo entre comidas.
Los mejores estudios en dietas también han dejado claro que la dieta
meditérránea, con grasas buenas, es la más sana de todas.
—El estrés está considerado como el enemigo malo y
silencioso en el mundo occidental. ¿Cuál es su mejor consejo para luchar contra
él?
—Hay muchos tipos de estrés, el financiero, el marital,
el del trabajo, el que te supone la familia... y muchos de ellos están la
mayoría de las veces fuera de nuestro control. Pero lo que mayor estrés supone
para nuestro cuerpo es controlable para muchos, y es tener un horario regular.
Admitámoslo, este punto es bastante duro de seguir, pero sé de primera mano lo
valioso que es mantener un horario predecible a lo largo del tiempo. Me voy a
la cama y me despierto siempre a la misma hora y sí, lo ha adivinado, esto
incluye los fines de semana. Como siempre más o menos a la misma hora, tomo las
medicinas cuando me las prescriben, y organizo mi trabajo más o menos siempre
de la misma forma. Es evidente que algunos días lo hago mejor que otros. Es duro
mantener un horario regular con este tipo de responsabilidades, pero lo hago lo
mejor que puedo. Cuando viajo dos o más jornadas, por ejemplo, cambio mis
horarios al huso horario de mi destino, pero intento estar en la franja horaria
del Pacífico para los vuelos cortos.
—¿Por qué es tan importante mantener los mismos horarios siempre?
—Porque tu cuerpo ama la predictibilidad. Es una de las
mejores maneras de reducir el estrés y mantener un buen estado en general.
Cuando mantienes una rutina consistente cada día, en la que escuchas los ritmos
naturales de tu cuerpo, notas la diferencia porque tienes más energía y te
sientes mejor. La pérdida de peso es más fácil, también.
—¿Tienen algo que
ver la espiritualidad y los valores con una buena salud?
—Las personas que tienen algún tipo de creencia,
independientemente de la que sea, están más sanos. No estoy seguro de en qué
consiste desde una perspectiva científica, pero lo datos están ahí. Yo, en
particular, soy un firme convencido de que tanto la esperanza como el optimismo
son dos fuerzas muy poderosas en nuestras vidas. Como con tantas cosas, como
pensamos determina lo que experimentamos, para bien o para mal. Y esto no puede
ser más determinante para nuestra salud. Si tenemos o no tenemos fe en nuestra
salud tiene que todo que ver con que tengamos un cuerpo sano o no. Si creemos
que podemos estar más sanos, adivine qué: lo estaremos.
—¿Qué relación tiene el contacto con la naturaleza, con las estaciones, los
animales... con nuestra salud?
—Es de sobra conocido que los propietarios de perros son
personas normalmente más positivas. Y no todo tiene que ver con la compañía que
te hace un animal al que amar y cuidar (especialmente cuando eres soltero).
Tener un perro requiere que mantengas un horario más o menos regular y
predecible, para atender las necesidades de tu mascota. En otras palabras, te
fuerza a mantener patrones de vida saludables. Los paseos con el perro te
ayudan a moverte, te llevan a hacer ejercicio. También te obliga a estar al
aire libre, lo que te obliga a levantarte del despacho y dejar tus mil y una
tareas. Sumando los beneficios de estar en contacto con la naturaleza con el papel que la luz del
sol tiene en tu salud, se obtiene un excelente consejo médico.
—¿Y qué me dice de la familia? ¿Piensa usted que es mejor
tener una mala que no tenerla, como dice el filósofo español Gregorio Luri?
—Pregunta
complicada. La regla de tener hijos de la que hablo en mi libro no sirve
para todo el mundo, pero hay una sola razón por la que merece la pena detenerse
en este punto: tener hijos supone vivir más que las parejas que no los tienen.
Parece incongruente porque los niños vienen con mucho estrés debajo del brazo
pero... quizás las personas con prole son más longevas porque, en general, se
cuidan más que las personas sin descendencia y tienen menos posibilidades de
practicar determinadas conductas de riesgo que les conduzcan a muertes
prematuras. También se relaciona algo con todo el movimiento que genera tener
niños pequeños. El mero acto de levantar un bebé nos lleva a una actividad
física y a un esfuerzo mental, ambas cosas buenas para la salud.
—No fumar, tener una vida regular, comer fruta, lavarse
las manos, los dientes, y sábanas de la cama... ¿Vivir más y mejor es mucho más
fácil y accesible a todos de lo que parece?
—Ese es mi mensaje. Estás al cargo de tu vida. El
libro está diseñado como un manual para
ayudarte a hacer una introspectiva y cuestionarte ciertas cosas. Me gustaría
que cada uno de nosotros tomara decisiones correctas en cuestiones de salud,
basándose en su escala de valores interna. Las sugerencias hechas en el libro
no son más un compendio de distintos estilos de vida que nos ayudan a optar por
las decisiones correctas. Igual que no hay una respuesta única a lo que es la
salud, estas sugererencias producirán tantos estilos de vida saludables como
personas las lean.
Autor: Dr. David B. Agus
Mensaje de María Reina de la
Paz
Mensaje de María
Reina de la Paz del 2 de Julio de 2014
“Queridos hijos, yo, Madre de los aquí reunidos, y Madre
del mundo entero, os bendigo con la bendición maternal y os invito a emprender
el camino de la humildad. Ese camino conduce al conocimiento del amor de mi
Hijo. Mi Hijo es omnipotente. Él está en todo. Si vosotros, hijos míos, no
conocéis eso, entonces la oscuridad reina en vuestra alma, -la ceguera-.
Solamente la humildad os puede sanar. Hijos míos, yo siempre he vivido humilde
y valientemente, y en la esperanza. Yo sabía, y había comprendido que Dios está
en nosotros y nosotros en Dios. Eso mismo pido de vosotros. Deseo que todos
vosotros estéis conmigo en la eternidad, porque vosotros sois parte de mí. En
vuestro camino, yo os ayudaré. Mi amor os envolverá como un manto, y hará de
vosotros apóstoles de mi luz -la luz de Dios-. Con el amor que proviene de la
humildad, llevaréis la luz donde reina la oscuridad -la ceguera-. Llevaréis a
mi Hijo, que es la luz del mundo. Yo estoy siempre con vuestros pastores, y oro
para que siempre sean ejemplo de humildad para vosotros. ¡Os doy las gracias!”
Un estímulo todos los días
Julio 4
Las cosas más profundas sólo se perciben con la fe, sólo
se entienden con la luz del Espíritu, sólo se aceptan cuando nos dejamos tocar
la mente con su gracia.
Esas cosas más sublimes no se captan con las percepciones
sensibles y van más allá de los sentimientos que uno pueda tener.
Por eso, si uno va a Misa y no se siente cómodo, si no
experimenta sensaciones maravillosas o no se emociona, no tiene que pensar que
allí no hay nada importante. Simplemente es algo que supera tus estados de
ánimo, tus sensaciones físicas o tu percepción humana.
Sólo tienes que aceptar en la fe que en ese momento
sucede algo precioso, algo sobrenatural, algo misterioso, más real que todo lo
que puedas experimentar. Sólo tienes que quedarte allí y dejar que el Señor te
bendiga, te fortalezca, te purifique, aunque no sientas nada.
Piensa en este ejemplo: si un día te levantas muy mal del
estómago, se te duele la cabeza y sientes náuseas, no puedes decir que por eso
ya no amas a tu esposa. Por supuesto, no tendrás deseos de acostarte con ella,
y no sentirás nada extraordinario por ella, pero eso no quiere decir que el
amor se haya muerto. Igualmente, lo que puedas sentir cuando oras o cuando
recibes la comunión no basta para medir la importancia de ese momento ni la
perfección de tu fe. Tu fe sólo se manifiesta cuando aceptas que ése es un
momento inmenso y sencillamente dejas que el Señor actúe en ti como él quiera.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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