sábado, 31 de enero de 2009

Pequeñas Semillitas 0627

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 0627 ~ Sábado 31 de Enero de 2009
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)



Hola !!!
Como hacemos los días sábados y domingos de verano, esta es una edición reducida de "Pequeñas Semillitas".
Y hoy está especialmente dedicada a recordar a San Juan Bosco, cuya fiesta se celebra todos los días 31 de Enero.
San Juan Bosco ha sido definido como el santo de la juventud, el santo de los obreros, el santo de María Auxiliadora, y es, además, el Fundador de los Salesianos y de las Hijas de María Auxiliadora.
Vaya pues un gran saludo a todos quienes nos leen que son salesianos, hijas de María Auxiliadora, o están vinculados con la obra de este gran santo de la Iglesia.



La Palabra de Dios : Evangelio del día



Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Pasemos a la otra orilla». Despiden a la gente y le llevan en la barca, como estaba; e iban otras barcas con Él. En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca. Él estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le dicen: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».
Él, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: «¡Calla, enmudece!» El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza. Y les dijo: «¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?». Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: «Pues ¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?».
(Marcos 4, 35-41)

Comentario
Hoy, el Señor riñe a los discípulos por su falta de fe: «¿Cómo no tenéis fe?» (Mc 4,40). Jesucristo ya había dado suficientes muestras de ser el Enviado y todavía no creen. No se dan cuenta de que, teniendo con ellos al mismo Señor, nada han de temer. Jesús hace un paralelismo claro entre “fe” y “valentía”.
En otro lugar del Evangelio, ante una situación en la que los Apóstoles dudan, se dice que todavía no podían creer porque no habían recibido el Espíritu Santo. Mucha paciencia le será necesaria al Señor para continuar enseñando a los primeros aquello que ellos mismos nos mostrarán después, y de lo que serán firmes y valientes testigos.
Estaría muy bien que nosotros también nos sintiéramos “reñidos”. ¡Con más motivo aun!: hemos recibido el Espíritu Santo que nos hace capaces de entender cómo realmente el Señor está con nosotros en el camino de la vida, si de verdad buscamos hacer siempre la voluntad del Padre. Objetivamente, no tenemos ningún motivo para la cobardía. Él es el único Señor del Universo, porque «hasta el viento y el mar le obedecen» (Mc 4,41), como afirman admirados los discípulos.
Entonces, ¿qué es lo que me da miedo? ¿Son motivos tan graves como para poner en entredicho el poder infinitamente grande como es el del Amor que el Señor nos tiene? Ésta es la pregunta que nuestros hermanos mártires supieron responder, no ya con palabras, sino con su propia vida. Como tantos hermanos nuestros que, con la gracia de Dios, cada día hacen de cada contradicción un paso más en el crecimiento de la fe y de la esperanza. Nosotros, ¿por qué no? ¿Es que no sentimos dentro de nosotros el deseo de amar al Señor con todo el pensamiento, con todas las fuerzas, con toda el alma?
Uno de los grandes ejemplos de valentía y de fe, lo tenemos en María, Auxilio de los cristianos, Reina de los confesores. Al pie de la Cruz supo mantener en pie la luz de la fe... ¡que se hizo resplandeciente en el día de la Resurrección!
Rev. D. Joaquim Fluriach Domínguez (Sant Esteve de Palautordera-Barcelona, España)




Santoral Católico


San Juan Bosco



Juan Melchor Bosco Ochienna, nació el 16 de agosto de 1815. Era natural de la aldea de los Becchi, a 25 kilómetros de Turín, zona del Piamonte, Italia. En esta historia no puede faltar la figura de la madre, Margarita, mujer incomparable, que educó a sus hijos en la pobreza y fortaleza del más alto nivel.

Cuando era jovencito, Juan iba con su madre al mercado a vender los productos del campo. Era un mozarrón despierto y vigoroso que aún no sabía leer.

En esto, se le ocurre ser sacerdote. Y para iniciar sus experiencias, atrae los domingos a la gente junto a su casa, en un predio donde crecían dos perales. Allí hace de saltimbanqui y prestidigitador. Así entretiene santamente a todos los convecinos.

Empieza a estudiar en una escuela pública, a 5 kilómetros de su pueblo. Luego entra a estudiar en el liceo de Chieri. Para pagar sus estudios trabaja en toda clase de oficios. Por fin, a sus 26 años celebra la primera misa en Turín. Lo primero que hace es recoger chiquillos de la calle. Le siguen como si fuera un titiritero. Para eso funda los Oratorios de San Francisco de Sales. Más tarde, para atender a esa gente pequeña, funda la Congregación de los Padres Salesianos, que se extiende pronto por toda Italia, Francia y España. Es el educador de los tiempos modernos; se hace periodista, predica, confiesa, escribe y propaga la devoción a María Auxiliadora, publica libros de ciencia y religión. Es el auténtico tipo de audaz soldado de Cristo.

En la Italia del siglo pasado, uno de los divertimentos más esperados de los pobres era los que traían los titiriteros. Hubo cierta "troupe" que, a sabiendas, representaba sus obras a la hora de la misa y, claro, las gentes, en especial los niños, se "salteaban" la misa.

Pero había alguien, Juan Bosco, que se decidió a hacer algo para que los niños volvieran a la misa. Se las arregló para aprender trucos de prestidigitación, malabarismos y otras habilidades por el estilo. Para eso, observó mucho, entrenó más y se ejercitó con los amigos. Más tarde llegó a desafiar a los titiriteros y malabaristas, les ganó las apuestas y se tuvieron que ir de allí humillados.

Juan se hizo dueño del domingo, de los compañeros y amigos. Comenzó de niño los domingos y acabó moviendo masas de jóvenes, organizando su tiempo libre, montando talleres y escuelas profesionales... Se inventó el sistema de "educar jugando y aprender gozando". Su espíritu de saltimbanqui le daba agilidad al cuerpo y ponía alas a su vocación de educador.

Les decía a los niños: "Haremos muchos juegos y entretenimientos sin que tengan que pagar nada, pero con una condición: que vengan después todos conmigo a la iglesia".

Su prestigio como sacerdote y como educador de los jóvenes necesitados o en riesgo, le valieron el respeto de las autoridades civiles y religiosas de su tiempo y de su país, así como una notable fama en el extranjero. Sus obras fueron requeridas directamente por jefes de estado y autoridades eclesiásticas de países como Ecuador,[2] España, Francia, Inglaterra, Polonia, Palestina, Panamá, Argentina, Brasil, Uruguay, Chile y Colombia entre muchas otras.

Si bien no pudo responder positivamente a las numerosas peticiones durante su vida, estas serían cumplidas más allá de lo esperado después de su muerte. Fue un visionario de su tiempo al punto de predecir acontecimientos que se darían a lo largo del siglo XX en lo referente a sus salesianos, a la Iglesia Católica y al mundo en general.

Murió el 31 de enero de 1888 en Valdocco, Turín, Italia.

Juan Bosco, conocido mundialmente como Don Bosco, fue declarado Santo por el Papa Pío XI el 1 de abril de 1934, a tan sólo 46 años después de su muerte y le fue dado el título de "Padre, Maestro y Amigo de los Jóvenes" por el Papa Juan Pablo II.

Poblaciones, provincias, parques, calles, teatros, museos, universidades y sobre todo colegios llevan su nombre. La Familia Salesiana es uno de los grupos católicos más numerosos del mundo y existen obras de Don Bosco en 128 naciones.




Pensamientos



Frases destacadas de San Juan Bosco



1.- Entre vosotros jóvenes, es donde me encuentro bien.

2.- Cuando estoy lejos de vosotros me falta algo.

3.- Iría hasta Superga arrastrando la lengua con tal de salvar un alma.

4.- Un buen consejo lo aceptaría aunque viniera del diablo.

5.- Estad siempre unidos al Señor.

6.- Aquí hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres.

7.- Trabajo, trabajo, trabajo.

8.- Ahora hemos de trabajar, ya descansaremos en el paraíso.

9.- Quien deja una casa por seguir la vocación encuentra ciento.

10.- Dadme almas y quedaos el resto.

11.- Hemos de hacer buenos cristianos y honrados ciudadanos.

12.- Salud, sabiduría, santidad (son las tras « S» en las que insistía Don Bosco).

13.- Decían de él: cuando Don Bosco está muy alegre es que tiene algún problema.

14.- Ante la cantidad de obras que realiza, Don Bosco decía: «Yo voy adelante haciendo como la locomotora, puf, puf, puf...»

15.- Nunca hay que decir « no me toca», sino « ¡Voy yo!».

16.- Mi sistema se basa en la religión, la razón y el amor.

17.- Al dar cultura y principios religiosos prevenimos a los delincuentes.

18.- Más moscas se cazan con una gota de miel que con un barril de vinagre.

19.- Vosotros jóvenes sois los responsables de vuestro futuro.

20.- La Eucaristía y la Virgen son las dos columnas que han de sostener nuestras vidas.

21.- Sed devotos del Papa, es una de nuestras principales devociones.

22.- Tristeza y melancolía fuera de la casa mía.

23.- Dios te ve.

24.- Como padres amorosos corrijamos siempre con amabilidad.

25.- Por los jóvenes hemos de estar dispuestos a soportar cualquier contratiempo y fatiga.

26.- Los jóvenes no sólo deben ser amados, sino que deben notar que se les ama.

27.- Amemos lo que aman los jóvenes.

28.- Procurad siempre vivir en la amistad de Dios.


Frases tomadas del Web Católico de Javier
http://webcatolicodejavier.org




Los cinco minutos de María - por Alfonso Milagro




Si María Santísima es el modelo del cristiano, lo es de un modo muy señalado para la juventud, porque María siempre fue joven; muy joven cuando fue Madre de Dios, y siempre joven de espíritu; la fuente de su juventud está en la bondad de su corazón.
María tuvo siempre un ideal joven y por eso se ha convertido en el ideal de los jóvenes; ella fue siempre noble y digna, pura y limpia, inmaculada y santa, como debe ser todo ideal.
Si todo ideal es azul, como el color del cielo, la juventud toma el manto azul de la Inmaculada como el ideal de sus pensamientos y el imán que atrae sus afectos.

Señor, ayúdanos a vivir como María, y así, crecer en seguridad y alegría.


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-


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