jueves, 15 de enero de 2009

Pequeñas Semillitas 0616

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 0616 ~ Jueves 15 de Enero de 2009
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)




Hola !!!
Hoy iniciaremos esta edición de "Pequeñas Semillitas" con una reflexión de Melva Colgrove que dice:
Cuando se produce una herida emocional, el cuerpo comienza un proceso tan natural como la curación de una herida física. Hay que dejar que el proceso ocurra. Creer en esta capacidad dará lugar a la curación. Has de saber que el dolor se irá y que, cuando se haya ido, serás más fuerte, más feliz, más sensible y más despierto.



La Palabra de Dios : Evangelio del día



En aquel tiempo, vino a Jesús un leproso suplicándole y, puesto de rodillas, le dice: «Si quieres, puedes limpiarme». Compadecido de él, extendió su mano, le tocó y le dijo: «Quiero; queda limpio». Y al instante, le desapareció la lepra y quedó limpio. Le despidió al instante prohibiéndole severamente: «Mira, no digas nada a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva de testimonio». Pero él, así que se fue, se puso a pregonar con entusiasmo y a divulgar la noticia, de modo que ya no podía Jesús presentarse en público en ninguna ciudad, sino que se quedaba a las afueras, en lugares solitarios. Y acudían a Él de todas partes.
(Marcos 1, 40-45)

Comentario
Hoy, en la primera lectura, leemos: «¡Ojalá oyereis la voz del Señor: ‘No queráis endurecer vuestros corazones’!» (Heb 3,7-8). Y lo repetimos insistentemente en la respuesta al Salmo 94. En esta breve cita, se contienen dos cosas: un anhelo y una advertencia. Ambas conviene no olvidarlas nunca.
Durante nuestro tiempo diario de oración deseamos y pedimos oír la voz del Señor. Pero, quizá, con demasiada frecuencia nos preocupamos de llenar ese tiempo con palabras que nosotros queremos decirle, y no dejamos tiempo para escuchar lo que el Buen Dios nos quiere comunicar. Velemos, por tanto, para tener cuidado del silencio interior que —evitando las distracciones y centrando nuestra atención— nos abre un espacio para acoger los afectos, inspiraciones... que el Señor, ciertamente, quiere suscitar en nuestros corazones.
Un riesgo, que no podemos olvidar, es el peligro de que nuestro corazón —con el paso del tiempo— se nos vaya endureciendo. A veces, los golpes de la vida nos pueden ir convirtiendo, incluso sin darnos cuenta de ello, en una persona más desconfiada, insensible, pesimista, desesperanzada... Hay que pedir al Señor que nos haga conscientes de este posible deterioro interior. La oración es ocasión para echar una mirada serena a nuestra vida y a todas las circunstancias que la rodean. Hemos de leer los diversos acontecimientos a la luz del Evangelio, para descubrir en cuáles aspectos necesitamos una auténtica conversión.
¡Ojalá que nuestra conversión la pidamos con la misma fe y confianza con que el leproso se presentó ante Jesús!: «Puesto de rodillas, le dice: ‘Si quieres, puedes limpiarme’» (Mc 1,40). Él es el único que puede hacer posible aquello que por nosotros mismos resultaría imposible. Dejemos que Dios actúe con su gracia en nosotros para que nuestro corazón sea purificado y, dócil a su acción, llegue a ser cada día más un corazón a imagen y semejanza del corazón de Jesús. Él, con confianza, nos dice: «Sí que lo quiero: queda limpio» (Mc 1,41).
Rev. D. Xavier Pagès i Castañer (La Llagosta-Barcelona, España)




Santoral Católico


San Pablo, primer ermitaño




La vida de este santo fue escrita por el gran sabio San Jerónimo, en el año 400. Nació hacia el año 228, en Tebaida, una región que queda junto al río Nilo en Egipto y que tenía por capital a la ciudad de Tebas.

Fue bien educado por sus padres, aprendió griego y bastante cultura egipcia. Pero a los 14 años quedó huérfano. Era bondadoso y muy piadoso. Y amaba enormemente a su religión.

En el año 250 estalló la persecución de Decio, que trataba no tanto de que los cristianos llegaran a ser mártires, sino de hacerlos renegar de su religión. Pablo se vio ante estos dos peligros: o renegar de su fe y conservar sus fincas y casas, o ser atormentado con tan diabólica astucia que lo lograran acobardar y lo hicieran pasarse al paganismo con tal de no perder sus bienes y no tener que sufrir más torturas. Como veía que muchos cristianos renegaban por miedo, y él no se sentía con la suficiente fuerza de voluntad para ser capaz de sufrir toda clase de tormentos sin renunciar a sus creencias, dispuso más bien esconderse. Era prudente.

Pero un cuñado suyo que deseaba quedarse con sus bienes, fue y lo denunció ante las autoridades. Entonces Pablo huyó al desierto. Allá encontró unas cavernas donde varios siglos atrás los esclavos de la reina Cleopatra fabricaban monedas. Escogió por vivienda una de esas cuevas, cerca de la cual había una fuente de agua y una palmera. Las hojas de la palmera le proporcionaban vestido. Sus dátiles le servían de alimento. Y la fuente de agua le calmaba la sed.

Al principio el pensamiento de Pablo era quedarse por allí únicamente el tiempo que durará la persecución, pero luego se dio cuenta de que en la soledad del desierto podía hablar tranquilamente a Dios y escucharle tan claramente los mensajes que Él le enviaba desde el cielo, que decidió quedarse allí para siempre y no volver jamás a la ciudad donde tantos peligros había de ofender a Nuestro Señor. Se propuso ayudar al mundo no con negocios y palabras, sino con penitencias y oración por la conversión de los pecadores.

Dice San Jerónimo que cuando la palmera no tenía dátiles, cada día venía un cuervo y le traía medio pan, y con eso vivía nuestro santo ermitaño. (La Iglesia llama ermitaño al que pasa su vida en una "ermita", o sea en una habitación solitaria y retirada del mundo y de otras habitaciones).

Después de pasar allí en el desierto orando, ayunando, meditando, por más de setenta años seguidos, ya creía que moriría sin volver a ver rostro humano alguno, y sin ser conocido por nadie, cuando Dios dispuso cumplir aquella palabra que dijo Cristo: "Todo el que se humilla será engrandecido" y sucedió que en aquel desierto había otro ermitaño haciendo penitencia. Era San Antonio Abad. Y una vez a este santo le vino la tentación de creer que él era el ermitaño más antiguo que había en el mundo, y una noche oyó en sueños que le decían: "Hay otro penitente más antiguo que tú. Emprende el viaje y lo lograrás encontrar". Antonio madrugó a partir de viaje y después de caminar horas y horas llegó a la puerta de la cueva donde vivía Pablo. Este al oír ruido afuera creyó que era una fiera que se acercaba, y tapó la entrada con una piedra. Antonio llamó por muy largo rato suplicándole que moviera la piedra para poder saludarlo.

Al fin Pablo salió y los dos santos, sin haberse visto antes nunca, se saludaron cada uno por su respectivo nombre. Luego se arrodillaron y dieron gracias a Dios. Y en ese momento llegó el cuervo trayendo un pan entero. Entonces Pablo exclamó: "Mira cómo es Dios de bueno. Cada día me manda medio pan, pero como hoy has venido tú, el Señor me envía un pan entero."

Se pusieron a discutir quién debía partir el pan, porque este honor le correspondía al más digno. Y cada uno se creía más indigno que el otro. Al fin decidieron que lo partirían tirando cada uno de un extremo del pan. Después bajaron a la fuente y bebieron agua cristalina. Era todo el alimento que tomaban en 24 horas. Medio pan y un poco de agua. Y después de charlar de cosas espirituales, pasaron toda la noche en oración.

A la mañana siguiente Pablo anunció a Antonio que sentía que se iba a morir y le dijo: "Vete a tu monasterio y me traes el manto que San Atanasio, el gran obispo, te regaló. Quiero que me amortajen con ese manto". San Antonio se admiró de que Pablo supiera que San Atanasio le había regalado ese manto, y se fue a traerlo. Pero temía que al volver lo pudiera encontrar ya muerto.

Cuando ya venía de vuelta, contempló en una visión que el alma de Pablo subía al cielo rodeado de apóstoles y de ángeles. Y exclamó: "Pablo, Pablo, ¿por qué te fuiste sin decirme adiós?". (Después Antonio dirá a sus monjes: "Yo soy un pobre pecador, pero en el desierto conocí a uno que era tan santo como un Juan Bautista: era Pablo el ermitaño").

Cuando llegó a la cueva encontró el cadáver del santo, arrodillado, con los ojos mirando al cielo y los brazos en cruz. Parecía que estuviera rezando, pero al no oírle ni siquiera respirar, se acercó y vio que estaba muerto. Murió en la ocupación a la cual había dedicado la mayor parte de las horas de su vida: orar al Señor.

Antonio se preguntaba cómo haría para cavar una sepultura allí, si no tenía herramientas. Pero de pronto oyó que se acercaban dos leones, como con muestras de tristeza y respeto, y ellos, con sus garras cavaron una tumba entre la arena y se fueron. Y allí depositó San Antonio el cadáver de su amigo Pablo.

San Pablo murió el año 342 cuando tenía 113 años de edad y cuando llevaba 90 años orando y haciendo penitencia en el desierto por la salvación del mundo. Se le llama el primer ermitaño, por haber sido el primero que se fue a un desierto a vivir totalmente retirado del mundo, dedicado a la oración y a la meditación.

San Antonio conservó siempre con enorme respeto la vestidura de San Pablo hecha de hojas de palmera, y él mismo se revestía con ella en las grandes festividades.

San Jerónimo decía: "Si el Señor me pusiera a escoger, yo preferiría la pobre túnica de hojas de palmera con la cual se cubría Pablo el ermitaño, porque él era un santo, y no el lujoso manto con el cual se visten los reyes tan llenos de orgullo".

San Pablo el ermitaño con su vida de silencio, oración y meditación en medio del desierto, ha movido a muchos a apartarse del mundo y dedicarse con más seriedad en la soledad a buscar la satisfacción y la eterna salvación.



Pensamiento



"Podemos escoger lo que vamos a sembrar, pero estamos obligados a cosechar aquello que plantamos"
Proverbio chino



Tema del día : Una lección contra el aborto



Llega una mujer muy asustada al consultorio de su ginecólogo y le dice:
- Doctor: por favor ayúdeme, tengo un problema muy serio. Mi bebé aún no cumple un año y ya estoy de nuevo embarazada. No quiero tener hijos en tan poco tiempo, prefiero un espacio mayor entre uno y otro...
El médico entonces le preguntó:
- Muy bien, entonces ¿que quiere que yo haga?
Ella respondió:
- Deseo interrumpir mi embarazo y quiero contar con su ayuda.
El médico se quedó pensando un poco y después de algún tiempo de silencio le dice a la mujer:
- Creo que tengo un método mejor para solucionar el problema y es menos peligroso para usted.
La mujer sonrió, pensando que el médico aceptaría ayudarla. Él siguió hablando:
- Vea bien señora, para no tener que estar con dos bebés a la vez en tan corto espacio de tiempo, vamos a matar a este niño que está en sus brazos. Así usted podrá descansar para tener el otro, tendrá un periodo de descanso hasta que el otro niño nazca. Si vamos a matar, no hay diferencia entre uno y otro de los niños. Y hasta es más fácil sacrificar éste que usted tiene entre sus brazos puesto que usted no correrá ningún riesgo.
La mujer se asustó y dijo:
- ¡No, doctor! ¡Que horror! ¡Matar a un niño es un crimen!
- También pienso lo mismo, señora, pero me pareció usted tan convencida de eso, que por un momento pensé en ayudarla.
El médico sonrió y después de algunas consideraciones, vio que su lección surtía efecto. Convenció a la madre que no hay la menor diferencia entre matar un niño que ya nació y matar a uno que está por nacer, y que está vivo en el seno materno.
¡EL CRIMEN ES EXACTAMENTE EL MISMO!
Tú, ¿sabes desde cuándo Dios te ama? ¡Desde el vientre de tu madre!

Enviado por Cesota



Meditación breve


Si analizo quién soy y dónde estoy en este momento, tal vez sienta que no he llegado a cumplir mis aspiraciones y deseos. Si no estoy empleando a pleno mi capacidad, tal vez piense que no estoy en el lugar correcto.
¿Cómo saber cuál es mi lugar correcto? Es el lugar donde me siento en armonía conmigo misma y con mi mundo, donde doy lo que tengo que dar de un modo que sea una bendición para mí y para el prójimo.
En mi lugar correcto, mi vida se desarrolla desde adentro hacia afuera. No hay circunstancias ni personas que puedan estorbar mi progreso personal, puesto que es la cosecha del crecimiento espiritual interior.
Dios me ha dado poder y potencialidad. Por medio de la fe y la oración, recurro a este poder y potencialidad para avanzar hacia mi lugar correcto. Al hacerlo atraigo hacia mí nuevas y más abundantes bendiciones.
Gra Baq


Pedidos de oración



Una vez más, y no nos cansaremos de hacerlo, pedimos oración por la paz en Gaza. Hasta hoy, en dos semanas de ataques criminales, se llevan contabilizados más de mil cien muertos, de los cuales trescientos son niños y cien son mujeres. Ante la marcada inutilidad de los organismos internacionales (Consejo de Seguridad, ONU, etc), recurramos a la oración para que el Señor y la Santísima Virgen, Reina de la Paz, hagan cesar semejante atrocidad. Que así sea...



Pedimos oración por Mariana Guadalupe G. S., de Guatemala, para que el Señor la guíe y la oriente en la búsqueda de su vocación y en el encuentro de los caminos de su vida. Que el Espíritu Santo la ilumine en esta búsqueda vital y espiritual y encuentre los senderos que conducen a Jesús.



Pedimos oración por Silvia, que vive en Luis Guillón, Buenos Aires, Argentina, y que sufre de fuertes dolores de cabeza todo el día sin que hasta ahora los médicos encuentren la causa ni la manera de curarla, lo cual afecta su diario vivir y le está borrando la alegría y la sonrisa que siempre ha tenido en su rostro. Que nuestra amada Madre de Lourdes toque a esta hija suya con su bondad y su curación para que desaparezcan los dolores y vuelva la alegría.



Nuestra lectora Luz Margarita, que vive en México, nos pide oraciones por su hermana Martha, que arrastra un daño emocional desde su infancia, lo cual produce perturbaciones en su carácter y afecta sobre todo a sus propios hijos. Roguemos a a la Sagrada Familia de Nazaret que mejore esta situación y de ese modo genere un clima de armonía y amor en su familia.



Pedimos oración por Jaime Esuardo T. R., que vive en ciudad de Guatemala, y que desde hace un año está padeciendo varias enfermedades en sus miembros inferiores, y que manifiesta tener una gran confianza en que el Divino Maestro puede sanar todas sus enfermedades y en María Santísima que siempre intercede por nosotros.



Pedimos oración por la pequeña niña Victoria, de tres años de edad, que vive en Rosario, Argentina, y que está afectada de mononucleosis infecciosa. Que el Niño Jesús la ayude a reponerse pronto y calme la preocupación de su familia.



Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.



Los cinco minutos de María - por Alfonso Milagro




"Virgen amable, Madre amable, Virgen mansa"; así la llamamos a María Santísima; toda bondad, toda dulzura, toda amabilidad. Ella fue la que mejor imitó a Jesús en aquel precepto que de Él recibimos: "Aprendan de mi, que soy manso y humilde de corazón" (Mateo 11, 27)
¡Cuánta necesidad tenemos de la bondad de corazón, de la dulzura de carácter, de la suavidad de formas y de trato! ¡Qué distinta sería la vida si todos fuéramos más amables!

María, que nunca olvidemos que la dulzura forma parte del amor.


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-

pequesemillitas@gmail.com

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