PEQUEÑAS SEMILLITAS
Número 0624 ~ Miércoles 28 de Enero de 2009
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Hola !!!
Regresamos con "Pequeñas Semillitas" luego de cinco días de duelo por el fallecimiento del suegro de quien diariamente les escribe.
En nombre de toda la familia vaya el más sentido agradecimiento a todas las personas que han hecho llegar sus palabras de afecto, sus oraciones y misas por Juan Alfredo.
Y a su memoria va dedicado este número de "Pequeñas Semillitas"
No me digas adiós, sino hasta luego
Dios determinó que en el cielo estoy mejor.
No me digas adiós, sino hasta luego
Tuve que partir a un lugar donde no voy a sufrir.
No me digas adiós, sino hasta luego
No te preocupes más por mí
Porque donde estoy espero por ti.
No me digas adiós sino hasta luego
No tengas miedo de morir
No tengas miedo
Y aunque tenga que alejarme
Será por solo un momento
Porque yo estaré esperándote en el cielo.
La Palabra de Dios : Evangelio del día
En aquel tiempo, Jesús se puso otra vez a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a Él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar. Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su instrucción: «Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar. Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó enseguida por no tener hondura de tierra; pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto. Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento». Y decía: «Quien tenga oídos para oír, que oiga».
Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le preguntaban sobre las parábolas. El les dijo: «A vosotros se os ha dado comprender el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas, para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone».
Y les dice: «¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis todas las parábolas? El sembrador siembra la Palabra. Los que están a lo largo del camino donde se siembra la Palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, viene Satanás y se lleva la Palabra sembrada en ellos. De igual modo, los sembrados en terreno pedregoso son los que, al oír la Palabra, al punto la reciben con alegría, pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en cuanto se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumben enseguida. Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que han oído la Palabra, pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra, y queda sin fruto. Y los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la Palabra, la acogen y dan fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento».
(Marcos 4, 1-20)
Comentario
Hoy escuchamos de labios del Señor la “Parábola del sembrador”. La escena es totalmente actual. El Señor no deja de “sembrar”. También en nuestros días es una multitud la que escucha a Jesús por boca de su Vicario —el Papa—, de sus ministros y... de sus fieles laicos: a todos los bautizados Cristo nos ha otorgado una participación en su misión sacerdotal. Hay “hambre” de Jesús. Nunca como ahora la Iglesia había sido tan católica, ya que bajo sus “alas” cobija hombres y mujeres de los cinco continentes y de todas las razas. Él nos envió al mundo entero (cf. Mc 16,15) y, a pesar de las sombras del panorama, se ha hecho realidad el mandato apostólico de Jesucristo.
El mar, la barca y las playas son substituidos por estadios, pantallas y modernos medios de comunicación y de transporte. Pero Jesús es hoy el mismo de ayer. Tampoco ha cambiado el hombre y su necesidad de enseñanza para poder amar. También hoy hay quien —por gracia y gratuita elección divina: ¡es un misterio!— recibe y entiende más directamente la Palabra. Como también hay muchas almas que necesitan una explicación más descriptiva y más pausada de la Revelación.
En todo caso, a unos y otros, Dios nos pide frutos de santidad. El Espíritu Santo nos ayuda a ello, pero no prescinde de nuestra colaboración. En primer lugar, es necesaria la diligencia. Si uno responde a medias, es decir, si se mantiene en la “frontera” del camino sin entrar plenamente en él, será víctima fácil de Satanás.
Segundo, la constancia en la oración —el diálogo—, para profundizar en el conocimiento y amor a Jesucristo: «¿Santo sin oración...? —No creo en esa santidad» (San Josemaría).
Finalmente, el espíritu de pobreza y desprendimiento evitará que nos “ahoguemos” por el camino. Las cosas claras: «Nadie puede servir a dos señores...» (Mt 6,24).
En Santa María encontramos el mejor modelo de correspondencia a la llamada de Dios.
Rev. D. Antoni Carol i Hostench (Sant Cugat del Vallès-Barcelona, España)
Santoral Católico
Santo Tomás de Aquino, Doctor de la Iglesia
Tomás nació en medio de una aristocrática familia, alrededor de 1225.
A pesar de la fuerte oposición de los suyos, ingresó a la orden de Santo Domingo a la edad de 19 años. En 1245, sus superiores lo enviaron a estudiar a París, donde sus dotes de humildad hicieron que al principio su gran inteligencia y saber pasasen desapercibidos. Sus condiscípulos llegaron a llamarlo, por su silenciosa y meditativa timidez, y su físico corpulento, “el buey mudo”.
Al recibirse de bachiller, siguiendo el orden académico de la época, comenzó a enseñar en la Universidad de París, y compuso obras como sus comentarios sobre el Libro de las Sentencias de Pedro Lombardo, sobre el libro de Isaías y sobre el Evangelio según San Mateo. Cuatro años más tarde, se le confió la cátedra de doctor, encargado de enseñar, discutir y predicar y algún tiempo después, empezó a escribir la Suma contra los Gentiles.
De 1259 a 1268, el santo era muy popular en toda Italia, país en el que enseñó y donde también predicó en muchas ciudades. Hacia 1266, comenzó a escribir la más famosa de sus obras: la Suma Teológica.
De vuelta a París, el santo continuó, en medio sus clases, predicaciones y discusiones públicas, la redacción de la Suma, incluido el tratado de la Eucaristía. Dice una tradición que el Crucifijo le habló y le dijo: “Has escrito bien de mí, Tomás”, confirmando su teología eucarística. Posteriormente, Tomás fue llamado nuevamente a Italia y ocupó el cargo de rector en la Universidad de Nápoles.
Al año siguiente, por causa de una poderosa visión, Tomás cesó de escribir y enseñar, sin terminar la Suma Teológica. Se hallaba muy enfermo cuando el Papa Gregorio X lo invitó al Concilio de Lyon, pero durante el viaje su enfermedad se agravó aún más, siendo trasladado a la abadía cistercience de Fossa Nuova, donde falleció en la madrugada del 7 de marzo de 1274.
Pensamiento
"Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte"
Leonardo Da Vinci
Tema del día : Si me voy antes que tú
Si me voy antes que tú, no llores por mi ausencia; alégrate por todo lo que hemos amado juntos. No me busques entre los muertos, en donde nunca estuvimos; encuéntrame en todas aquellas cosas que no habrían existido si tú y yo no nos hubiésemos conocido.
Yo estaré a tu lado, sin duda alguna, en todo lo que hayamos creado juntos: en nuestros hijos, por supuesto, pero también en el sudor compartido tanto en el trabajo como en el placer y en las lágrimas que intercambiamos.
Y en todos aquellos que pasaron a nuestro lado y que, irremediablemente, recibieron algo de nosotros, y llevan incorporado -sin ellos ni nosotros notarlo- algo de ti y algo de mí.
También nuestros fracasos, nuestra indolencia y nuestros pecados serán testigos permanentes de que estuvimos vivos y no fuimos ángeles, sino humanos.
No te ates a los recuerdos ni a los objetos, porque dondequiera que mires que hayamos estado, con quienquiera que hables que nos conociese, allá habrá algo mío. Aquello sería distinto, pero indudablemente distinto, si no hubiésemos aceptado vivir juntos nuestro amor durante tantos años; el mundo estará ya siempre salpicado de nosotros.
No llores mi ausencia, porque sólo te faltará mi palabra nueva y mi calor de ese momento. Llora, si quieres, porque el cuerpo se llena de lágrimas ante todo aquello que es más grande que él, que no es capaz de comprender, pero que entiende como algo grandioso, porque cuando la lengua no es capaz de expresar una emoción, ya sólo pueden hablar los ojos.
Y vive. Vive creando cada día, y más que antes. Porque yo no sé cómo, pero estoy seguro de que, desde mi otra presencia, yo también estaré creando junto a ti, y será precisamente en ese acto de traer algo que no estaba, donde nos habremos encontrado. Sin entenderlo muy bien, pero así como los granos de trigo que no entienden que su compañero muerto en el campo ha dado vida a muchos nuevos compañeros.
Así, con esa esperanza, deberás continuar dejando tu huella, para que, cuando tu muerte nos vuelva a dar la misma voz, cuando nuestro próximo abrazo nos incorpore ya sin ruptura a la Única Creación, muchos puedan decir de nosotros; si no nos hubieran amado, el mundo estaría más triste.
Mensaje de María Reina de la Paz
Mensaje de María Reina de la Paz del 25 de enero de 2009
¡Queridos hijos! También hoy los invito a la oración. Que la oración sea como la semilla que pondrán en mi corazón, y que yo entregaré a mi Hijo Jesús por ustedes, por la salvación de sus almas.
Deseo, hijitos, que cada uno de ustedes se enamore de la vida eterna, que es su futuro, y que todas las cosas terrenales les sean de ayuda para que se acerquen a Dios Creador.
Yo estoy tanto tiempo con ustedes porque están en el camino equivocado. Solamente con mi ayuda, hijitos, podrán abrir los ojos.
Hay muchos que al vivir mis mensajes comprenden que están en el camino de la santidad hacia la eternidad.
¡Gracias por haber respondido a mi llamado!
Meditación breve
Los que se fueron siguen vivos, lo que lloramos es no poder mirarlos en la superficie. Les palpamos el alma, sólo se nos ha ido la figura.
Los que se fueron no pasan a ser sombra, siempre hay una lucecita tenue sosteniendo su recuerdo. Lo que no hacen es aparecer de pronto y asombrarnos con chispas nuevas de su amor o de su inteligencia.
Los que se fueron no están impasibles, se mueven en la imagen del recuerdo y caminan a nuestro lado con la fuerza poderosa de la memoria.
Los que se fueron no alargan los brazos para abrazarnos, pero nos envuelven con un velo tan denso que el olvido no tiene salida.
Los que se fueron no se suplen ni se remplazan, lo que de ellos se pierde no se recupera. Dejan un hueco personal que ningún otro llena. Se fueron, pero a la vez se conservan vivos, con esa "impalpable presencia" y esa nostálgica forma de estar junto a nosotros. Tenemos la impresión de que velan, ayudan y en cierta forma se nos mezclan en la vida.
No deben de haber ido muy lejos los que amamos cuando, ya sin cuerpo mortal, seguimos sintiendo su influencia y tienen el poder de consolar el corazón y de regirnos con su ejemplo.
Los que se fueron dejaron su imagen como una estampa pegada en nuestro corazón. El amor es la luz de la imagen, dándole la claridad para poderse ver… los miramos por dentro.
Esa mirada es la vida del que recordamos. ¡Sin ella, estaría muerto!
Pedidos de oración
Pedimos oración por la salud de Duilio, de 24 años y Nora, de 48 años, ambos de Santa Fe, Argentina, que padecen de enfermedades oncológicas. Que Jesús misericordioso les conceda lo mejor para ellos y encuentren paz espiritual junto con sus familiares.
Pedimos oración por la salud de Emmanuel A. que tiene 19 años y vive en Guatemala, y ha presentado daño cerebral como a causa de una fiebre alta que ha tenido. Que la Santísima Virgen la permita recuperarse a la brevedad.
Pedimos oración por la salud de Nohemy R. que vive en Calí, Colombia y tiene cáncer de colon, y por su sobrina Viviana S. que está buscando empleo. Que Dios Nuestro Señor atienda con bondad las necesidades de ambas.
Pedimos oración por el niño Santiago S. C. de México, que está gravemente enfermo con Leucemia. Roguemos a Jesús que con su amor por los niños y su infinita misericordia le regale el milagro de la sanación. Y que María Santísima, Madre por excelencia, consuele a sus padres y familiares en este difícil momento.
Pedimos oración por la salud física y espiritual de Ricardo, que vive en Mendoza, Argentina, y tiene 46 años.
Pedimos oración por María Cecilia L. que vive en Viedma, Argentina y que está recibiendo radioterapia posterior a operación de mama. Que la gracia del Señor la alcance y la proteja para que pueda seguir criando a su hija.
Nuestra querida lectora Camila Marcela G., de Argentina, nos pide oraciones por ella para que en el próximo mes de febrero pueda alcanzar la titularidad en el cargo docente en el que ella trabaja en su provincia. Que la Santísima Virgen le conceda esta gracia.
Pedimos oración por la salud del señor David Horacio G. M., que vive en Monterrey, Nuevo León, México, y que hace ocho meses está con problemas en un pié a causa de una gangrena diabética. Que el Señor Misericordioso le de la gracia de la curación y acompañe en este tiempo el sufrimiento de David y la preocupación de toda la familia.
Pedimos oración por la señora Martha R. A. que vive en México, y que inicia un nuevo tratamiento de quimioterapia por cáncer de mama. Que la Virgen de Guadalupe, por su misericordia y su amor, le conceda la gracia de la curación y acompañe a su familia en estos momentos tan dificiles que atraviesan.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Los cinco minutos de María - por Alfonso Milagro
María Santísima conoció a Dios por la oración y la fidelidad a la Palabra, que meditaba cada día, inspirada por las luces del Espíritu Santo.
Ese es también el camino que debemos seguir nosotros para llegar al conocimiento de Dios: la frecuente lectura y la profunda reflexión de la Palabra.
Pero, junto con ello, debemos solicitar la luz del Espíritu Santo por medio de una asidua y ferviente oración.Tengamos en cuenta que, si bien es bueno y necesario estudiar las cosas de Dios, a Dios, más que por los libros, se lo conoce por la oración.
María, que recibiste en plenitud los dones del Espíritu Santo, ayúdanos a desarrollar esos dones que recibimos con nuestro Bautismo y nuestra Confirmación.
Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-
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