jueves, 2 de febrero de 2023

Pequeñas Semillitas 5215

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 18 - Número 5215 ~ Jueves 2 de Febrero de 2023
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
No te rindas, buscador de la verdad. Que tus pasos te lleven más allá de límites donde todo parece manejable.
No renuncies a la intuición que te guía, siguiendo una estrella, hasta descubrir la grandeza oculta a los soberbios.
No negocies con las excusas. No te dejes convencer por quien te quiere domesticado. No permitas que apaguen tu voz.
Sé claro con tus palabras. Que traigan el eco de Dios.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Mal 3,1-4
 
Salmo: Sal 23
 
Segunda Lectura: Heb 2,14-18
 
Santo Evangelio: Lc 2,22-40
Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor» y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.
Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre Él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel». Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de Él.
Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción —¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!— a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones».
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido, y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones. Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del Niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El Niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre Él.
 
Comentario:
Hoy, aguantando el frío del invierno, Simeón aguarda la llegada del Mesías. Hace quinientos años, cuando se comenzaba a levantar el Templo, hubo una penuria tan grande que los constructores se desanimaron. Fue entonces cuando Ageo profetizó: «La gloria de este templo será más grande que la del anterior, dice el Señor del universo, y en este lugar yo daré la paz» (Ag 2,9); y añadió que «los tesoros más preciados de todas las naciones vendrán aquí» (Ag 2,7). Frase que admite diversos significados: «el más preciado», dirán algunos, «el deseado de todas las naciones», afirmará san Jerónimo.
A Simeón «le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor» (Lc 2,26), y hoy, «movido por el Espíritu», ha subido al Templo. Él no es levita, ni escriba, ni doctor de la Ley, tan sólo es un hombre «justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel» (Lc 2,25). Pero el Espíritu sopla allí donde quiere (cf. Jn 3,8).
Ahora comprueba con extrañeza que no se ha hecho ningún preparativo, no se ven banderas, ni guirnaldas, ni escudos en ningún sitio. José y María cruzan la explanada llevando el Niño en brazos. «¡Puertas, levantad vuestros dinteles, alzaos, portones antiguos, para que entre el rey de la gloria!» (Sal 24,7), clama el salmista.
Simeón se avanza a saludar a la Madre con los brazos extendidos, recibe al Niño y bendice a Dios, diciendo: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel» (Lc 2,29-32).
Después dice a María: «¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!» (Lc 2,35). ¡Madre!, —le digo— cuando llegue el momento de ir a la casa del Padre, llévame en brazos como a Jesús, que también yo soy hijo tuyo y niño.
* Rev. D. Lluís RAVENTÓS i Artés (Tarragona, España)
 
Santoral Católico:
Presentación del Señor en el Templo
La fiesta de la Presentación del Señor en el Templo y purificación de la Virgen María, que se llama también "La Candelaria", celebra el episodio que narra san Lucas. Cuando llegó el tiempo de la purificación de María, a los 40 días del parto, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor y así cumplir su santa Ley. En el templo les salió al encuentro el anciano Simeón, hombre justo y que esperaba la consolación de Israel. El anciano anunció a María su participación en la Pasión de su Hijo, y proclamó a éste "luz para alumbrar a las naciones". De ahí que los fieles, en la liturgia de hoy, salgan al encuentro del Señor con velas en sus manos y aclamándolo con alegría. Es una fiesta fundamentalmente del Señor, pero también celebra a María, vinculada al protagonismo de Jesús en este acontecimiento por el que es reconocido como Salvador y Mesías.
Oración: Dios todopoderoso y eterno, te rogamos humildemente que, así como tu Hijo unigénito, revestido de nuestra humanidad, ha sido presentado hoy en el templo, nos concedas, de igual modo, a nosotros la gracia de ser presentados delante de ti con el alma limpia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net
 
Pensamiento del día
“Cuanto más religioso es un hombre menos ganas tiene de ostentar su religiosidad, de orar a gritos o de tocar trompetas cuando da limosna. El gran pudor de mostrar lo que hay de mejor en nosotros viene del miedo al manoseo, que lo estropea todo. Cuando un hombre tiene dones extraordinarios tiene un grandísimo deseo de parecer un hombre ordinario; por lo menos en lo religioso”
(Leonardo Castellani)
 
Grandes Biografías:
Leonardo Castellani
Leonardo Luis Castellani Contepomi nace en Reconquista, (Santa Fe, Argentina) el 16 de noviembre de 1899. Pierde a su padre -periodista y maestro librepensador- en la niñez, muerto en una reyerta política; también pierde en su niñez el ojo izquierdo, que será reemplazado por uno de vidrio. Termina el bachillerato en el Colegio de la Inmaculada Concepción de Santa Fe, y en 1918 ingresa al noviciado jesuita de Córdoba. Estudia letras, filosofía y teología en Santa Fe, luego en Buenos Aires y comienza a escribir (“Camperas”). Vistas sus grandes dotes intelectuales, es enviado en 1929 a Europa a proseguir sus estudios.
 
Es ordenado sacerdote (1931), y estudia Filosofía y Teología en la Gregoriana de Roma, Después estudia Psicología en la Sorbona de París. Tras unos meses en Alemania, en 1935 vuelve a Argentina.
 
Desde su regreso a Europa y hasta 1946 trabaja en docencia y periodismo; escribe más de 12 libros y traduce la primera parte de la Suma Teológica de Santo Tomás. De esta época son los cuentos reunidos en “Historias del Norte Bravo”, “Martita Ofelia y otros cuentos de fantasmas”, “Las muertes del Padre Metri”; ensayos y artículos reunidos en “Las canciones de Militis”, “Crítica literaria”, “El nuevo gobierno de Sancho”. Participa activamente en revistas y diarios (Criterio, La Nación, Cabildo, Tribuna) e incursiona en política, llegando a ser incluido en la lista de diputados del partido nacionalista en 1946. Estas actividades y sus actitudes críticas hacia la educación y las estructuras sociales, políticas y religiosas comienzan a ocasionarle enemigos y dificultades.
 
Sus superiores religiosos lo presionan para que abandone la Compañía de Jesús (la orden jesuita); se niega, y las sanciones y presiones van en aumento. Viaja a Europa para intentar aclarar su situación, sin éxito. Es recluido en Manresa (España) durante dos años, mientras su salud física y psíquica se derrumba. Al borde de una neurosis y en medio de una aguda crisis espiritual, consigue huir y vuelve en 1949 a Buenos Aires. Es entonces expulsado de la Compañía y suspendido como sacerdote.
 
Tiene entonces 50 años, su salud decaída, el alma lastimada en lo más profundo, difamado, con su carrera intelectual tronchada y sin medios de vida.
 
Es acogido por el obispo de Salta, donde vive entre 1950 y 1951, enseñando y escribiendo. Vuelve en 1952 a Buenos Aires, y dicta cursos de filosofía y conferencias varias. El período más difícil de su vida ha pasado, y aunque las heridas no cerrarán nunca, comienza a ordenar sus papeles e inicia una nueva etapa en su producción intelectual, que se revelará aún más productiva y profunda que la primera.
 
En este tiempo escribe “El apocalipsis de San Juan”, “Cristo ¿vuelve o no vuelve?”, “El ruiseñor fusilado/El místico”, “Los papeles de Benjamín Benavídez”, “El evangelio de Jesucristo”, “Las parábolas de Cristo”, “Su majestad Dulcinea”...
 
En 1966 se le restituye el ministerio sacerdotal. En 1967 funda la revista “Jauja”, que dirige hasta su cierre, en 1969.
 
El fin de la revista “Jauja” coincide con el fin de una década en que mueren otras esperanzas: han pasado el mayo francés, la primavera de Praga, el Concilio Vaticano II y la llegada del hombre a la luna... Castellani, sin dejar de ser un referente entre los sectores más tradicionales del catolicismo, y una figura destacada del nacionalismo argentino, se aparta cada vez más de la actividad política y, en general, de la sociedad. Volcado a su interioridad religiosa, su actividad se limita a escribir libros y dar conferencias. Profesa una gran devoción por el filósofo luterano Soren Kierkegaard, a quien dedica “De Kierkegord a Tomas de Aquino”, uno de los principales libros de la última etapa de su vida.
 
Muere el 15 de marzo de 1981 en Buenos Aires.
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
El Rosario era el modo habitual del Padre Pío de conversar con la Virgen María. Llamaba a su Rosario su "arma", que le permitió vencer y obtener todo.
Agradecer a la Virgen María fue para él el camino necesario para dar gracias a Dios. Él mismo fue favorecido con una gracia especial. En agosto de 1959, después de un viaje por varias ciudades italianas, la estatua de Nuestra Señora de Fátima llegó a San Giovanni. Una multitud inmensa estaba presente. Apenas la estatua había entrado en la iglesia cuando el Padre Pío fue a su encuentro. Con lágrimas en los ojos, la besó cariñosamente y le puso su Rosario en las manos. Muy enfermo, volvió enseguida a su celda, desde donde observó cómo la estatua salía de ahí en helicóptero.
Entonces exclamó: «Mamá mía, cuando entraste en Italia caí enfermo. Por favor, no te marches dejándome enfermo.” Inclinando la cabeza, se sintió inmediatamente curado. Ella que le había obtenido tantas gracias había cumplido con su petición. Y a él como ministro de la reconciliación, le gustaba decir: "Me gustaría tener una voz suficientemente fuerte para invitar a los pecadores del mundo a amar a la Santísima Virgen”.
 
Recordando al Padre Natalio
Camino de esperanza
Te presento hoy un poema vibrante de esperanza. Esta virtud busca lo bueno en la gente, en lugar de subrayar lo malo. La esperanza descubre lo que se puede hacer, en lugar de protestar por lo que no se puede. La esperanza obtiene su poder de una firme confianza en Dios y en sus promesas y en la bondad innata de la humanidad. La esperanza ayuda a llevar una vida plena.
 
Cuando la luz del día está en su cumbre, eres, Señor Jesús, luz y alegría de quienes en la fe y en la esperanza celebran ya la fiesta de la vida.
Eres resurrección, palabra y prenda de ser y de vivir eternamente; sembradas de esperanzas nuestras vidas, serán en ti cosecha para siempre.
Ven ya, Señor Jesús, Salvador nuestro, de tu radiante luz llena este día, camino de alegría y de esperanza, real acontecer de nueva vida. Amén.
 
Que en las pruebas y luchas de la vida sepas recordar y repetirte, como el salmista: “Señor, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha” (Salmo 16). Don Bosco en sus homilías solía recordar a los niños y jovencitos del Oratorio: “No olviden que un rinconcito de Cielo todo lo arregla”. Que tengas un día de mucha paz.
(P. Natalio)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
BLOG ”PEQUEÑAS SEMILLITAS
FACEBOOK de “FELIPE DE URCA”
TWITTER de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”
INSTAGRAM: FELIPE DE URCA

 

2 comentarios:

  1. Felipe, cómo no voy a extrañar "Pequeñas semillitas", cuando necesito las palabras de un amigo, es abrir tú envío y encontrar respuesta y "no voy a rendirme".
    Gracias
    José Luis Sevillano -España

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias José Luis. Recibe mi abrazo y bendiciones. Felipe.

      Eliminar

¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.