PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 11 - Número 2939
~ Domingo 14 de Febrero de 2016
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
Comenzamos
este tiempo cuaresmal, y, amigos, no lo olvidemos: es un proceso de catequesis
bautismales. Es decir: ¡Repasemos y descubramos nuestro nacimiento a la fe y a
la vida nueva! ¿Que por quién? ¡Por Cristo y en Cristo!
Al
iniciar esta santa Cuaresma, no vemos las cosas fáciles para el camino de la
fe. Tampoco fue un camino de rosas para Jesús: ¡Fue tentado! Nosotros, al igual
que Él, somos tentados al abandono. A dejar en un segundo o en un tercer plano,
nuestra pertenencia a la gran familia de Dios. Tenemos la tentación de
convertir a los falsos ídolos (los dominantes de nuestro mundo) en los dueños
de nuestras conciencias, de la educación de nuestros niños y jóvenes o en los
gestores o fabricantes de leyes que van en contra de la dignidad de la persona
o de la misma vida. ¿Quién ha dicho que las tentaciones no existen?
Hoy,
cuando somos tentados, preferimos dejarnos seducir por el efímero dulce del
paladar que resistirnos y preguntarnos si, lo que dejamos a cambio, es a la larga
más ventajoso o beneficioso.
¿Tentación?
¿De qué? ¿De quién? Busca un poco en tu vida y, pronto, la encontrarás. La
Pascua del Señor, en el horizonte, nos invita a ello.
* P. Javier Leoz
¡Buenos días!
Dar y darse
La
generosidad es una virtud que te pone en sintonía con Dios que es todo amor y
donación de sí mismo. Cada día puedes empezar a ser generoso en gestos
pequeños. Con la práctica se te irá abriendo el corazón, descubrirás la alegría
de dar y comprobarás, maravillado, que recibes mucho más de lo que das.
El gran secreto está en dar. Aprende pues y
la vida te recompensará con creces. Dale a tu prójimo una parte de tu tiempo,
de tu dinero, de tu comprensión, de tu simpatía, de tu estimulo.
De cierto te digo que a cambio recibirás algo
valioso. Más al dar no esperes una recompensa inmediata y material. Por
misteriosos caminos infalibles, el Supremo Dador te ofrecerá multiplicado y en
su momento oportuno. A fin de cuentas, el negocio más productivo del mundo es
dar (Clement Stone).
Cada
día puedes ser generoso en acciones pequeñas. Este propósito abre el corazón
poco a poco, y descubres admirado que nunca pierdes. Por el contrario te
fortaleces y puedes superar el temor de ser vulnerable. Practicar la
generosidad ejercita al corazón: cuanto más se da, más se fortalece. Recuerda
que Jesús dijo: “Hay más alegría en dar que en recibir”.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús, lleno de
Espíritu Santo, se volvió del Jordán, y era conducido por el Espíritu en el
desierto, durante cuarenta días, tentado por el diablo. No comió nada en
aquellos días y, al cabo de ellos, sintió hambre. Entonces el diablo le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan». Jesús le
respondió: «Esta escrito: ‘No sólo de pan vive el hombre’».
Llevándole a una altura le mostró en un
instante todos los reinos de la tierra; y le dijo el diablo: «Te daré todo el
poder y la gloria de estos reinos, porque a mí me ha sido entregada, y se la
doy a quien quiero. Si, pues, me adoras, toda será tuya». Jesús le respondió:
«Está escrito: ‘Adorarás al Señor tu Dios y sólo a Él darás culto’».
Le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el
alero del Templo, y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo;
porque está escrito: ‘A sus ángeles te encomendará para que te guarden’. Y: ‘En
sus manos te llevarán para que no tropiece tu pie en piedra alguna’». Jesús le
respondió: «Está dicho: ‘No tentarás al Señor tu Dios’». Acabada toda
tentación, el diablo se alejó de Él hasta un tiempo oportuno. (Lc
4,1-13)
Comentario
Hoy, Jesús, «lleno de Espíritu Santo»
(Lc 4,1), se adentra en el desierto, lejos de los hombres, para experimentar de
forma inmediata y sensible su dependencia absoluta del Padre. Jesús se siente
agredido por el hambre y este momento de desfallecimiento es aprovechado por el
Maligno, que lo tienta con la intención de destruir el núcleo mismo de la
identidad de Jesús como Hijo de Dios: su adhesión sustancial e incondicional al
Padre. Con los ojos puestos en Cristo, vencedor del mal, los cristianos hoy nos
sentimos estimulados a adentrarnos en el camino de la Cuaresma. Nos empuja a
ello el deseo de autenticidad: ser plenamente aquello que somos, discípulos de
Jesús y, con Él, hijos de Dios. Por esto queremos profundizar en nuestra
adhesión honda a Jesucristo y a su programa de vida que es el Evangelio: «No
sólo de pan vive el hombre» (Lc 4,4).
Como Jesús en el desierto, armados con
la sabiduría de la Escritura, nos sentimos llamados a proclamar en nuestro
mundo consumista que el hombre está diseñado a escala divina y que sólo puede
colmar su hambre de felicidad cuando abre de par en par las puertas de su vida
a Jesucristo Redentor del hombre. Esto comporta vencer multitud de tentaciones
que quieren empequeñecer nuestra vocación humano-divina. Con el ejemplo y con
la fuerza de Jesús tentado en el desierto, desenmascaremos las muchas mentiras
sobre el hombre que nos son dichas sistemáticamente desde los medios de
comunicación social y desde el medio ambiente pagano donde vivimos.
San Benito dedica el capítulo 49 de su
Regla a “La observancia cuaresmal” y exhorta a «borrar en estos días santos las
negligencias de otros tiempos (...), dándonos a la oración con lágrimas, a la
lectura, a la compunción del corazón y a la abstinencia (...), a ofrecer a Dios
alguna cosa por propia voluntad con el fin de dar gozo al Espíritu Santo (...)
y a esperar con deseo espiritual la Santa Pascua».
P. Josep LAPLANA OSB Monje de Montserrat (Montserrat,
Barcelona, España)
Palabras de San
Juan Pablo II
“La lucha victoriosa de Jesús contra el
tentador no termina con los días pasados en el desierto; continúa durante los
años de su vida pública y culmina en los acontecimientos dramáticos de la
Semana Santa. Precisamente con su muerte en la Cruz, el Redentor triunfa
definitivamente sobre el mal, liberando a la humanidad del pecado y
reconciliándola con Dios”
Predicación del
Evangelio
Identificar las
tentaciones
Según los evangelios, las tentaciones
experimentadas por Jesús no son propiamente de orden moral. Son planteamientos
en los que se le proponen maneras falsas de entender y vivir su misión. Por
eso, su reacción nos sirve de modelo para nuestro comportamiento moral, pero,
sobre todo, nos alerta para no desviarnos de la misión que Jesús ha confiado a
sus seguidores.
Antes que nada, sus tentaciones nos
ayudan a identificar con más lucidez y responsabilidad las que puede
experimentar hoy su Iglesia y quienes la formamos. ¿Cómo seremos una Iglesia
fiel a Jesús si no somos conscientes de las tentaciones más peligrosas que nos
pueden desviar hoy de su proyecto y estilo de vida?
En la primera tentación, Jesús renuncia
a utilizar a Dios para «convertir» las piedras en panes y saciar así su hambre.
No seguirá ese camino. No vivirá buscando
su propio interés. No utilizará al Padre de manera egoísta. Se
alimentará de la Palabra viva de Dios. Sólo «multiplicará» los panes para
alimentar el hambre de la gente.
Ésta es probablemente la tentación más
grave de los cristianos de los países ricos: utilizar la religión para
completar nuestro bienestar material, tranquilizar nuestras conciencias y
vaciar nuestro cristianismo de compasión, viviendo sordos a la voz de Dios que
nos sigue gritando: ¿dónde están vuestros hermanos?
En la segunda tentación, Jesús renuncia
a obtener «poder y gloria» a condición de someterse como todos los poderosos a
los abusos, mentiras e injusticias en que se apoya el poder inspirado por el
«diablo». El reino de Dios no se impone, se ofrece con amor. Sólo adorará al
Dios de los pobres, débiles e indefensos.
En estos tiempos de pérdida de poder
social es tentador para la Iglesia tratar de recuperar el «poder y la gloria»
de otros tiempos pretendiendo incluso un poder absoluto sobre la sociedad.
Estamos perdiendo una oportunidad histórica para entrar por un camino nuevo de
servicio humilde y de acompañamiento fraterno al hombre y a la mujer de hoy,
tan necesitados de amor y de esperanza.
En la tercera tentación, Jesús renuncia
a cumplir su misión recurriendo al éxito fácil y la ostentación. No será un
mesías triunfalista. Nunca pondrá a Dios al servicio de su vanagloria. Estará
entre los suyos como el que sirve.
Siempre será tentador para algunos
utilizar el espacio religioso para buscar reputación, renombre y prestigio.
Pocas cosas son más ridículas en el seguimiento a Jesús que la ostentación y la
búsqueda de honores. Hacen daño a la Iglesia y la vacían de verdad.
* José Antonio Pagola
Cuaresma día a día
Día 5º: Domingo Primero - 14 de Febrero
Confesión.
Papá y mamá están ocupados trabajando en el jardín y ruegan a la pequeña Sofía,
su hija, que ponga la mesa. Sofía, que está viendo su programa favorito de
televisión, dice que sí, pero continúa ante el televisor, de tal forma que
cuando sus padres entran en casa, la mesa no está puesta. Aquello desagrada a los
padres, pero no les ofende, porque en la desobediencia de Sofía ha habido poco
interés, descuido, poca malicia, ir a lo suyo en algo pequeño.
Una
noche, sin embargo, Vanesa, la hija mayor, ya en la puerta, se enfrenta a sus
padres y les dice: "¡Ya estoy harta de que me digáis a qué hora tengo que
regresar. ¡Volveré cuando me apetezca, os guste o no!". Y, dando un
portazo, desaparece. En este caso, está claro que hay mayor malicia, una
desobediencia buscada y querida, que lleva consigo desprecio a los padres y
rechazo de su autoridad. Entre la desobediencia de Sofía y la de Vanesa, hay
una diferencia. Pues bien, tal es la diferencia que existe, desde el punto de
vista de Dios, entre el pecado mortal y el pecado venial; una diferencia
inconmensurable. El pecado mortal mata la presencia de Dios en mí; rompe y
destruye mi relación con Dios: le doy un portazo y desaparezco.
Señor,
te pido que me ayudes a darme cada vez más cuenta de que mis pecados, son actos
míos que te duelen a ti, momentos en los que paso de ti, elijo lo que a mí me
viene bien, dejándote a ti o a otros de lado; y por lo tanto mis pecados te
duelen. Dame dolor de mis pecados, dolor de amor.
¿Esperas
más de un día para confesarte si has cometido algún pecado mortal? ¿Te duelen
de verdad los pecados veniales? ¡Madre mía, antes morir que pecar!
Continúa hablándole a Dios con tus palabras
© Web Católico de Javier
Nuevo vídeo y
artículo
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas
Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de
esta página.
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan
Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
Agradecimientos
Dicen que en el cielo hay dos oficinas
diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la
tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas
gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin
descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los
agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles
aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde
la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas
Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los
mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias
concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
Hoy no tenemos nada...
Los cinco minutos
de Dios
Febrero 14
La vida
tiene que ser un canto, así como el canto debe tener vida.
Desde
luego que cada uno de nosotros elige el tono de la canción de su vida: el tono
triste menor del lamento o el tono mayor de la alegría.
Los que
eligen el tono lúgubre de la queja: "¡Qué mal está el mundo!",
"¡Cada vez vamos peor!", "¿Dónde vamos a parar?", están
difundiendo a su alrededor pesimismo y derrotismo.
Hay que
preferir el sostenido al bemol: la alegría, el entusiasmo, la fe, la esperanza,
la caridad.
Hay que
vivir cantando, desparramando a nuestro alrededor las notas del jilguero y no
el chirriar del gorrión; disipando sombras y no amontonando nubes; proyectando haces de luz y no hundiéndonos en
las tinieblas.
Porque
debe ser cosa muy triste caminar por las tinieblas, sin saber ni de dónde nos
hallamos ni adónde vamos.
Cristo es la luz que ilumina y es el camino que
debemos seguir para no extraviarnos. “Vengan a mí todos los que están afligidos
y agobiados, y yo los aliviaré” (Mt 11,28)
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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