PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 11 - Número 2927
~ Martes 2 de Febrero de 2016
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
La fe
cristiana es seguimiento de Jesús. Creer no consiste ante todo en “pensar correctamente
acerca de Jesús”, sino en seguir su camino, en ser discípulo, en vivir como él
vivió. No hay más saber real que el de la fe hecha seguimiento.
Volvemos a la historia de Jesús porque sigue transformando nuestra historia. Y
porque él nos sigue llamando a transformarla con él y como él. José Arregi
¡Buenos días!
Enfrentando la tormenta
La
tormenta es un buen símbolo para nuestras crisis, angustias, pérdidas,
fracasos. En fin para todo lo que se presenta como algo doloroso, funesto e
indeseable en tu vida. Pero son inevitables. Lo bueno es encontrar en todas
ellas el lado positivo, porque muy expresivamente escribió Luis Veuillot “hay
bendiciones de Dios que entran en casa rompiendo los cristales”.
Existen tormentas que no tienen la costumbre
de avisar cuando llegan a nuestras vidas, simplemente llegan y se plantan a las
puertas de nuestro corazón para quitarnos la paz, la alegría, la felicidad.
Vienen en forma de enfermedad, de crisis económicas, de crisis familiares, de
muerte de seres queridos, de tentaciones oscuras, etc. Dios permite esas
visitas de las tormentas porque sabe que por medio de ella tú y yo podemos
crecer de gloria en gloria. Si logramos resistir y confiar en medio de la
tormenta, saldremos transformados por el poder de Dios y podremos darle gracias
por permitir la visita de la maestra tormenta.
Los
párrafos anteriores son de Sebastián Escudero, que escribió un excelente libro
sobre este tema, desde su experiencia y con la Biblia ante los ojos. Es
profesor de Teología en el Instituto Católico Superior de Córdoba. Es también
docente de Formación Cristiana en nuestra ciudad. “Enfrentando la tormenta”, es
el título de este valioso libro. Te lo aconsejo.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
Cuando se cumplieron los días de la
purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén
para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: «Todo varón
primogénito será consagrado al Señor» y para ofrecer en sacrificio un par de
tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.
Y he aquí que había en Jerusalén un
hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la
consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había sido revelado
por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del
Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron
al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre Él, le tomó en
brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra,
dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la
que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los
gentiles y gloria de tu pueblo Israel». Su padre y su madre estaban admirados
de lo que se decía de Él.
Simeón les bendijo y dijo a María, su
madre: «Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser
señal de contradicción —¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!— a fin
de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones».
Había también una profetisa, Ana, hija
de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había
vivido siete años con su marido, y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro
años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y
oraciones. Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba
del Niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. Así que
cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su
ciudad de Nazaret. El Niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y
la gracia de Dios estaba sobre Él. (Lc 2,22-40)
Comentario
Hoy, aguantando el frío del invierno,
Simeón aguarda la llegada del Mesías. Hace quinientos años, cuando se comenzaba
a levantar el Templo, hubo una penuria tan grande que los constructores se
desanimaron. Fue entonces cuando Ageo profetizó: «La gloria de este templo será
más grande que la del anterior, dice el Señor del universo, y en este lugar yo
daré la paz» (Ag 2,9); y añadió que «los tesoros más preciados de todas las
naciones vendrán aquí» (Ag 2,7). Frase que admite diversos significados: «el
más preciado», dirán algunos, «el deseado de todas las naciones», afirmará san
Jerónimo.
A Simeón «le había sido revelado por el
Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor»
(Lc 2,26), y hoy, «movido por el Espíritu», ha subido al Templo. Él no es
levita, ni escriba, ni doctor de la Ley, tan sólo es un hombre «justo y
piadoso, y esperaba la consolación de Israel» (Lc 2,25). Pero el Espíritu sopla
allí donde quiere (cf. Jn 3,8).
Ahora comprueba con extrañeza que no se
ha hecho ningún preparativo, no se ven banderas, ni guirnaldas, ni escudos en
ningún sitio. José y María cruzan la explanada llevando el Niño en brazos.
«¡Puertas, levantad vuestros dinteles, alzaos, portones antiguos, para que
entre el rey de la gloria!» (Sal 24,7), clama el salmista.
Simeón se avanza a saludar a la Madre
con los brazos extendidos, recibe al Niño y bendice a Dios, diciendo: «Ahora,
Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han
visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los
pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel» (Lc
2,29-32).
Después dice a María: «¡y a ti misma una
espada te atravesará el alma!» (Lc 2,35). ¡Madre!, —le digo— cuando llegue el
momento de ir a la casa del Padre, llévame en brazos como a Jesús, que también
yo soy hijo tuyo y niño.
* Rev. D. Lluís RAVENTÓS i Artés (Tarragona, España)
Santoral Católico:
Presentación del
Niño Jesús en el Templo
Esta fiesta, que se llama también
"La Candelaria", celebra el episodio que narra san Lucas. Cuando
llegó el tiempo de la purificación de María, a los 40 días del parto, llevaron
a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor y así cumplir su santa Ley. En el
templo les salió al encuentro el anciano Simeón, hombre justo y que esperaba la
consolación de Israel. El anciano anunció a María su participación en la Pasión
de su Hijo, y proclamó a éste "luz para alumbrar a las naciones". De
ahí que los fieles, en la liturgia de hoy, salgan al encuentro del Señor con
velas en sus manos y aclamándolo con alegría. Es una fiesta fundamentalmente
del Señor, pero también celebra a María, vinculada al protagonismo de Jesús en
este acontecimiento por el que es reconocido como Salvador y Mesías.
Oración: Dios todopoderoso y eterno,
te rogamos humildemente que, así como tu Hijo unigénito, revestido de nuestra
humanidad, ha sido presentado hoy en el templo, nos concedas, de igual modo, a
nosotros la gracia de ser presentados delante de ti con el alma limpia. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
Jornada de la Vida
Consagrada
Esta Jornada, instituida por San Juan
Pablo II en 1997 y que se viene celebrando desde aquel año el 2 de febrero,
«quiere ayudar -dice el Papa- a toda la Iglesia a valorar cada vez más el
testimonio de quienes han elegido seguir a Cristo de cerca mediante la práctica
de los consejos evangélicos y, al mismo tiempo, quiere ser para las personas
consagradas una ocasión propicia para renovar los propósitos y reavivar los
sentimientos que deben inspirar su entrega al Señor».
Según el mismo Pontífice, las finalidades
de la Jornada son tres: 1) alabar más solemnemente al Señor y darle gracias por
el gran don de la vida consagrada; 2) promover en todo el pueblo de Dios el
conocimiento y la estima de la vida consagrada; 3) que las personas consagradas
celebren juntas y solemnemente las maravillas que el Señor ha realizado en
ellas. «La Jornada -establece el Papa- se celebrará en la fiesta en que se hace
memoria de la presentación que María y José hicieron de Jesús en el templo
"para ofrecerlo al Señor" (Lc 2,22)»
Asimismo, hoy el Papa Francisco
presidirá una misa solemne como acto de clausura del Año de la Vida Consagrada,
invitándonos a todos a orar a Dios para que nos conceda nuevas y vigorosas
vocaciones.
La frase de hoy
«Ahora, Señor, puedes, según tu palabra,
dejar que tu siervo se vaya en paz;
porque han visto mis ojos tu salvación,
la que has preparado a la vista de todos
los pueblos,
luz para iluminar a los gentiles y
gloria de tu pueblo Israel»
~ Simeón ~
Tema del día:
La fiesta de la Candelaria
El 2 de Febrero se celebra la
Presentación del Niño Jesús en el Templo y la Purificación de la Virgen María.
Se conoce también esta fiesta como "La Candelaria".
Aunque esta fiesta es principalmente de
carácter Cristológico, en ella se conmemora un acontecimiento muy importante en
la vida de María: su purificación y la presentación de su hijo al sacerdote en
el Templo, en cumplimiento de su obligación de consagrarlo a Dios. Y más
todavía porque es ésta una fiesta de la luz que es la que le da nombre. La
fiesta de la Candelaria se llama así porque en ella se bendicen las candelas
que se van a necesitar durante todo el año, a fin de que nunca falte en las
casas la luz tanto física como espiritual. Los fieles acuden a la Santa misa de
este día con las velas, que son bendecidas solemnemente por el sacerdote y a
continuación se hace una corta procesión entre dos iglesias cercanas o por el
interior de la misma iglesia, con las velas encendidas. Esta fiesta tenía gran
significación cuando la única luz en las casas era la de las velas y candiles.
Esta fiesta cierra el ciclo de Navidad y
se celebra exactamente a los cuarenta días del 25 de diciembre. A mediados del
siglo V se celebraba con luces y tomó el nombre y color de "la fiesta de
las luces"
Hasta el Concilio Vaticano II se
celebraba como fiesta principalmente mariana, pero desde entonces ha pasado a
ser en primer lugar Cristológica, ya que el principal misterio que se conmemora
es la Presentación de Jesús en el Templo y su manifestación o encuentro con
Simeón. El centro, pues, de esta fiesta no sería María, sino Jesús. María entra
a formar parte de la fiesta en cuanto lleva en sus brazos a Jesús y está
asociada a esta manifestación de Jesús a Simeón y a la anciana Ana.
Hasta el siglo VII no se introdujo esta
fiesta en la liturgia de Occidente. Al final de este siglo ya estaba extendida
en toda Roma y en casi todo Occidente. En un principio, al igual que en
Oriente, se celebraba la Presentación de Jesús más que la Purificación de
María.
No se sabe con certeza cuándo empezó a
celebrarse la Procesión en este día. Parece ser que en el siglo X ya se
celebraba con solemnidad esta Procesión y ya empezó a llamarse a la fiesta como
Purificación de la Virgen María. Durante mucho tiempo se dio gran importancia a
los cirios encendidos y después de usados en la procesión eran llevados a las
casas y allí se encendían ante alguna necesidad.
La ley de Moisés mandaba que toda mujer
que diese a luz un varón, en el plazo de cuarenta días, debía acudir al Templo
para purificarse de la mancha legal y allí ofrecer su primogénito a Dios. Era
lógico que los únicos exentos de esta ley fuesen Jesús y María: Él por ser
superior a esa ley, y Ella por haber concebido milagrosamente por obra del
Espíritu Santo. A pesar de ello, María oculta este prodigio y... acude
humildemente como cualquier otra mujer a purificarse.
Los mismos ángeles quedarían extasiados
ante aquel maravilloso cortejo que atraviesa uno y otro atrio hasta llegar al
pie del altar, para ofrecer en aquellos virginales brazos al mismo Hijo de
Dios.
Una vez cumplido el rito de ofrecer los
cinco siclos legales después de la ceremonia de la purificación, la Sagrada
Familia estaba dispuesta para salir del templo cuando se realizó el prodigio
del Encuentro con Simeón, primero, y con la ancianísima Ana, después. San Lucas
nos cuenta con riqueza de detalles aquel encuentro: "Ahora, Señor, ya
puedes dejar irse en paz a tu siervo, porque han visto mis ojos al Salvador...
al que viene a ser luz para las gentes y gloria de tu pueblo Israel..." Y
le dijo a la Madre: "Mira, que este Niño está puesto para caída y
levantamiento para muchos en Israel... Y tu propia alma la traspasará una
espada...".
Menudo contraste de la vida: El mismo
Niño Jesús está llamado para ser Luz y gloria y a la vez escándalo y roca dura
contra la que muchos se estrellarán.
© Web Católico de Javier
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Los cinco minutos
de Dios
Febrero 2
A veces
las noticias más insignificantes llevan consigo una importante enseñanza; no
hace mucho, una pareja de equilibristas, integrantes de un circo italiano,
decidieron casarse en la jaula de los leones.
La noticia
podría parecer intrascendente, pero da pie a esta reflexión: muy pocas serán
las parejas que se hayan casado en una jaula de leones; pero son muchas las que
llevaron los leones al hogar después de casados.
Porque
leones -y de los más bravos- son los enfrentamientos, las peleas, las
discusiones violentas, las reacciones fuera de lugar; todo esto es algo así
como los dientes desgarrantes de los leones, que sin piedad destruyen y matan
la armonía del hogar.
¿Por qué
no miras si en tu hogar hay ambiente propicio para los leones o para mansos
corderos?
Indudablemente,
no es tan agradable escuchar los rugidos, como las notas del Ave María de
Schubert
Has de vivir tu bautismo allí donde el Señor te
pus; si te ha dado la vocación al matrimonio, allí es donde debes vivir tu fe y
tu gracia. “Sométanse los unos a los otros por consideración a Cristo. Las
mujeres deben respetar a sus maridos como al Señor, porque el marido es cabeza
de la mujer como Cristo es cabeza y el salvador de la Iglesia, que es su
Cuerpo” (Ef 5,21)
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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