PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 9 - Número 2517 ~ Lunes
17 de Noviembre de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Hoy hemos comenzado una nueva semana laboral y deben
resonar en nuestros oídos y en nuestro corazón las palabras del Evangelio de
ayer referidas a los talentos… como para hacernos comprender que aún un solo
talento es un gran don, un gran tesoro. Y que nunca debemos entrar en la
postura cómoda o miedosa de esconder las capacidades que Dios nos ha regalado.
Por eso, en el tema del día de esta edición, se transcribe
un artículo sobre cómo combatir la enfermedad del miedo (el texto me llegó sin
el nombre del autor). Para que seamos capaces de poner en juego los muchos o
los pocos talentos que Dios nos ha dado, y siempre en beneficio de los demás,
para engrandecimiento espiritual nuestro y para mayor gloria de Dios.
Recordemos que los talentos son dones y los dones, son -por definición- regalos que Dios nos ha hecho sin que medie mérito alguno de
nuestra parte… sólo por efecto y como resultado de su amor inmenso.
Todos tenemos pues que ser capaces de hacer crecer cada
don que hemos recibido, sin timidez ni cobardía, sin egoísmo ni pereza.
Recordando que en el esfuerzo no estamos solos nunca, porque el propio Jesús
resucitado nos dijo instantes antes de ascender al cielo: “Yo estoy con ustedes siempre, hasta el final de los tiempos” (Mt
28,20)
¡Buenos días!
Yo soy tu Dios
Está alerta
porque vendrán tentaciones de desanimación y desesperanza. El enemigo entrará
en tu imaginación y levantará en el aire castillos de dificultades
insuperables. Déjale al Señor el cuidado de todas tus cosas y verás que todo te
irá mejor. Abandónate en él y todo se resolverá con tranquilidad según sus
designios. La confianza en Dios es la clave.
Yo soy tu Dios, y pienso en ti desde la
eternidad. Tu nombre está escrito de tal modo en mi corazón, que jamás podré
olvidarte. Dirijo todas las cosas para tu bien. Si ahora no lo comprendes, un
día lo verás claramente. Yo soy tu Dios, y te amo: conozco a la perfección todo
lo que te aflige e inquieta. Acéptalo con tranquilidad y en paz. Yo estoy
siempre contigo, ¿qué más deseas? Si estás triste, corre a refugiarte en mí. Si
sientes la alegría del triunfo, vuela junto a mí. Si estás cansado, échate en
mis brazos y se multiplicarán tus fuerzas. El mundo pasa, los hombres
desaparecen. Sólo te quedará siempre tu Dios.
En los salmos
varias veces se declara feliz al hombre que busca refugio en Dios cuando llegan
las tribulaciones y angustias de la vida: “Dichoso el hombre que confía en
Dios, porque no quedará defraudado”. Los hombres fallan y desilusionan, Dios
no. Que él te conceda coraje y gracia para abandonarte en sus brazos
paternales.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, sucedió que, al acercarse Jesús a
Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna; al oír que
pasaba gente, preguntó qué era aquello. Le informaron que pasaba Jesús el
Nazareno y empezó a gritar, diciendo: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de
mí!». Los que iban delante le increpaban para que se callara, pero él gritaba
mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!». Jesús se detuvo, y mandó que
se lo trajeran y, cuando se hubo acercado, le preguntó: «¿Qué quieres que te
haga?». Él dijo: «¡Señor, que vea!». Jesús le dijo: «Ve. Tu fe te ha salvado».
Y al instante recobró la vista, y le seguía glorificando a Dios. Y todo el
pueblo, al verlo, alabó a Dios. (Lc 18,35-43)
Comentario
Hoy, el ciego Bartimeo (cf. Mc 10,46) nos provee toda una
lección de fe, manifestada con franca sencillez ante Cristo. ¡Cuántas veces nos
iría bien repetir la misma exclamación de Bartimeo!: «¡Jesús, Hijo de David,
ten compasión de mí!» (Lc 18,37). ¡Es tan provechoso para nuestra alma
sentirnos indigentes! El hecho es que lo somos y que, desgraciadamente, pocas
veces lo reconocemos de verdad. Y..., claro está: hacemos el ridículo. Así nos
lo advierte san Pablo: «¿Qué tienes que no lo hayas recibido? Y si lo has
recibido, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?» (1Cor 4,7).
A Bartimeo no le da vergüenza sentirse así. En no pocas
ocasiones, la sociedad, la cultura de lo que es “políticamente correcto”,
querrán hacernos callar: con Bartimeo no lo consiguieron. Él no se “arrugó”. A
pesar de que «le increpaban para que se callara, (...) él gritaba mucho más:
‘¡Hijo de David, ten compasión de mí!’» (Lc 18,39). ¡Qué maravilla! Da ganas de
decir: —Gracias, Bartimeo, por este ejemplo.
Y vale la pena hacerlo como él, porque Jesús escucha. ¡Y
escucha siempre!, por más jaleo que algunos organicen a nuestro alrededor. La
confianza sencilla —sin miramientos— de Bartimeo desarma a Jesús y le roba el
corazón: «Mandó que se lo trajeran y (...) le preguntó: «¿Qué quieres que te
haga?» (Lc 18,40-41). Delante de tanta fe, ¡Jesús no se anda con rodeos! Y...
Bartimeo tampoco: «¡Señor, que vea!» (Lc 18,41). Dicho y hecho: «Ve. Tu fe te
ha salvado» (Lc 18,42). Resulta que «la fe, si es fuerte, defiende toda la
casa» (San Ambrosio), es decir, lo puede todo.
Él lo es todo; Él nos lo da todo. Entonces, ¿qué otra
cosa podemos hacer ante Él, sino darle una respuesta de fe? Y esta “respuesta
de fe” equivale a “dejarse encontrar” por este Dios que —movido por su afecto
de Padre— nos busca desde siempre. Dios no se nos impone, pero pasa
frecuentemente muy cerca de nosotros: aprendamos la lección de Bartimeo y...
¡no lo dejemos pasar de largo!
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès,
Barcelona, España)
Santoral Católico:
Santos Mártires Rioplatenses
Roque González, Alfonso
Rodríguez y Juan del Castillo
Primeros mártires de las regiones americanas del Río de
la Plata. San Roque González de Santa Cruz nació en Asunción del Paraguay.
Fundó 10 reducciones o pueblos en las famosas reducciones guaraníticas del
Paraguay. Uno de esos pueblos fue la actual Yapeyú, cuna del Libertador General
San Martín. Los tres sacerdotes pertenecientes
a la Compañía de Jesús
fueron muertos por los secuaces de un indio hechicero. Roque González, de 52 años, y su compañero Alfonso Rodríguez, murieron en la reducción de Todos los Santos del Caaró, el 15 de noviembre de 1658, y
Juan del Castillo, dos días después en el pueblo de Asunción de Ijuhí. Los tres
mártires fueron canonizados en 1988 por Juan Pablo II durante su visita
apostólica al Paraguay.
Fuente: Catholic.net
La frase de hoy
La vida, para mí, no es una vela que se apaga.
Es más
bien una espléndida antorcha
que sostengo en mis manos durante un momento,
y
quiero que arda con la máxima claridad posible
antes de entregarla a futuras
generaciones
~Bernard Shaw~
Tema del día:
La enfermedad del miedo
Bien dicen que al miedo hay que asustarlo. El conocimiento, el saber, la razón y la lógica, pueden
aminorar algunos miedos y eliminar otros de manera radical, sin embargo, no
proporcionan necesariamente coraje.
La valentía es una actitud, como decía Descartes, que
tiene bastante de pasional. No podemos vivir sin arrojo, lo necesitamos para
amar, para llorar, para gritar, para defendernos, para renunciar, para
combatir, para decir no, para ser felices, y para mil cosas más.
El coraje es el motor de la existencia digna. Ser
valiente no es ser suicida, sino mezclar pasión y razón para sostenerse un
minuto más que los demás en la situación temida. Aguanta un segundo más y será
condecorado.
El héroe no desconoce la adrenalina, la vive
intensamente, la soporta hasta alcanzar su meta, la padece de manera
consciente. No hay heroísmo sin tozudez y no hay valentía sin esfuerzo.
La persona que ejercita el coraje como virtud, jamás
olvida la excepción de la regla, es un experto en discriminar cuando se
justifica y cuando no, reconoce que para exponer las armas también se necesita
coraje.
En la Ética, Espinosa, dice: "En un hombre libre,
pues, una huida a tiempo revela igual firmeza que la lucha; o sea, que el
hombre libre elige la huida con la misma firmeza o presencia de ánimo que el
combate".
Yo agregaría que, además de la grandeza moral, se
requiere de inteligencia práctica: capacidad de pensar y evaluar las consecuencias.
Para que el coraje sea virtuoso, además de un corazón enardecido, se necesita
un cerebro bien puesto.
Prudencia no es cobardía. En psicología clínica, la regla
principal para vencer el miedo sin fundamento (es decir, el que no se desprende
de la realidad objetiva), es enfrentarlo, exponerse a él y agotarlo,
extinguirlo.
Obviamente, muchos de estos actos de valentía deben
ceñirse a ciertos procedimientos técnicos, ya que si la exposición en vivo está
mal planteada, el paciente puede sensibilizarse en vez de desensibilizarse.
Pero en términos generales, nadie duda que la audacia y
el experimentalismo responsable, como forma de vida, disminuyan las
probabilidades de adquirir enfermedades Psicológicas relacionadas con la
ansiedad.
Las personas a quienes les gusta explorar, innovar y
abrir nuevas puertas, husmear en lo desconocido, crean mayor inmunidad al miedo
que aquellas que viven restringidas, limitadas y agarradas a sus fuentes de
seguridad.
El principio de la exposición activa propone un estilo
orientado a asumir los riesgos necesarios para vencer el miedo psicológico y
ponerle el pecho al desaliento. Es imposible superar el temor irracional,
cualquiera sea, mirándolo a la distancia, negándolo o escapando.
Si el miedo es absurdo, hay que aventurarse y meterse en
el ojo del huracán, ya sea con ayuda profesional, con medicamentos o
acompañado, como sea, hay que luchar contra el miedo patológico, o si quiere,
hay que "sufrirlo" un rato, empezar a faltarle al respeto, molestarlo
y hasta tomarle el pelo.
Hay que retarlo, llamarlo, invitarlo a entrar y jugar de
local: Hay que asustar al miedo para perder el miedo. Tanto regaño no es bueno,
por eso hagamos un alto en el camino para sonreír.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón
de María; por la conversión de todos los
pueblos; por la Paz en el mundo; por nuestros hermanos sufrientes por diversos
motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto,
la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la
fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este
sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por
las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por el eterno descanso del alma de A. Cervantes, fallecido en La Habana,
Cuba, el día 13 de este mes, luego de una larga enfermedad. Que el Señor
Misericordioso lo haya recibido ya en el cielo.
Pedimos oración para Leopoldo
Juan, de Buenos Aires, Argentina, quien se encuentra siendo estudiado por
diagnóstico de cáncer. Que por la intercesión de la Santísima Virgen María, el
Señor le conceda la gracia de un buen diagnóstico y un tratamiento curativo.
Pedimos oración por el alma de Edgar y Clementina, de
Guatemala, fallecidos hace poco tiempo; y por Juan Manuel S., también de Guatemala, con gangrena diabética.
Oramos por ellos y por sus familiares.
Pedimos oración por la estabilidad laboral de Marita, de Argentina.
Pedimos oración por la estabilidad laboral de Marita, de Argentina.
Pedimos oración para las siguientes personas, todas de
Colombia: Didia Consuelo G. H., quien fue intervenida hace poco por un
aneurisma cerebral, estuvo en coma inducido, pero ya salió de él y se encuentra
en delicado proceso de recuperación. Sus padres Luis y Adelfa, de avanzada edad
también se encuentran delicados de salud y piden oración por su hija y por su
salud personal. Para la pareja conformada por Nancy Paola y John, que se
encuentran en serias dificultades afectivas, rogamos al Señor cure las heridas
y permita la reconciliación que tanto necesitan para normalizar su hogar. Por
la recuperación de Jorge Augusto C. H., a quien se le ha diagnosticado gota,
con apenas 33 años de edad, confiando que el Señor de los Milagros tendrá
misericordia y le sanará definitivamente. Finalmente oramos por Ana Elizabeth
S., quien ha sido diagnosticada de cáncer de seno, para que el Señor pose sus
Santas Manos Sanadoras sobre ella, y que se dé la intercesión de Nuestra Señor
de Lourdes para que el procedimiento médico que se avecina sea absolutamente
exitoso.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Un estímulo todos los días
Noviembre 17
Quizás te preocupe que un hijo tuyo no madure, o puede
ser un hermano, un amigo, o tu propia madre. Entonces te preguntarás: ¿Por qué
razón tengo que tener paciencia a una persona lenta, que no cambia, que no
mejora, que no corrige sus defectos? ¿Por qué tengo que esperar y no puedo
exigirle un cambio inmediato? ¿Por qué tengo que dar tiempo a una persona que
pone poco empeño para superarse?
Porque hay cambios que necesitan mucho tiempo y apresurarlos
no es sano. Sería como pretender hacer abrir una flor antes de tiempo y
terminar rompiendo el capullo. Porque los demás son sagrados y cada uno tiene
sus ritmos. Porque los defectos a veces son el resultado de muchos años de
malos hábitos, de sufrimientos, de fracasos, y eso no puede modificarse
mágicamente. Porque no basta una decisión de la voluntad y hace falta un lento
aprendizaje. Pero sobre todo porque esa persona es inmensamente amada por Dios,
porque es imagen de Dios, porque el Señor le tiene una gran paciencia que brota
de su amor de Padre, porque Jesús vive en esa persona. Porque así como Jesús
nos perdona siempre, y está dispuesto a darnos siempre otra oportunidad, y no
se cansa de ser fiel aunque nosotros no lo seamos, también espera que nosotros
hagamos lo mismo con los demás.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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