PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 9 - Número 2508 ~ Viernes
31 de Octubre de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
¿Sabes lo que significa ser niño?
Significa creer en el amor, en la hermosura, en las creencias más simples.
Significa creer en el amor, en la hermosura, en las creencias más simples.
Significa ser tan pequeño que los duendes pueden
acercarse a cuchichear a tu oído.
Significa transformar las calabazas en carruajes, los
ratones en corceles, lo ruin en sublime, la nada en todo. Pues cada niño lleva
su propia hada madrina.
Todos deberíamos ser capaces de parar un poco el vértigo
en que vivimos y volver a esa etapa de la dulce inocencia de la niñez.
Detenernos en lo sencillo, disfrutar de lo natural y puro
de la vida. Sonreír con ganas, llorar sin sentir vergüenza, abrazar sin
pudores.
Y cuando estemos preocupados por algo, acordarnos de
nuestro Ángel de la guarda y pedirle que nos tome de la mano.
Ser niño es vivir con alegría en un mundo de esperanzas.
¡Buenos días!
Novicio impaciente
La oración es la
llave que abre los tesoros del cielo. Es el puente siempre accesible por el que
llegamos a Dios. El arte de orar es el arte de amar al Señor. Pero orar bien es
un regalo del Señor. Como los apóstoles implorémoslo con frecuencia. Pidamos al
Padre, por Jesús, que derrame sobre nosotros un Espíritu de oración y de
alabanza (Zac. 12, 10).
Después de una sesión matinal de oraciones en
el monasterio, el novicio preguntó al abad: —¿Estas oraciones hacen que Dios se
acerque a nosotros? —Te voy a responder con otra pregunta –dijo el abad.
—¿Estas oraciones harán que el sol salga mañana? —¡Claro que no! ¡El sol sale
porque obedece a una ley universal! —Entonces, ahí ésta la respuesta. Dios está
cerca de nosotros, no por las oraciones que recemos. El novicio se enojó:
—¿Entonces estas oraciones son inútiles? —Absolutamente. Si tú no te despiertas
temprano no podrás ver la salida del sol. Si tú no rezas, aunque Dios esté
siempre cerca, no conseguirás notar su presencia.
Para robustecer
tu fe en el Señor que te ama y te acompaña, lee con atención la Biblia. Al
inicio del capítulo 43 de Isaías encontramos esta perla deslumbrante: “Tú eres
de gran precio ante mis ojos, porque eres valioso, y yo te amo. No temas, yo
estoy siempre contigo”. Medítalo, y agradece al Señor su ternura por ti.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Un sábado, Jesús fue a casa de uno de los jefes de los
fariseos para comer, ellos le estaban observando. Había allí, delante de Él, un
hombre hidrópico. Entonces preguntó Jesús a los legistas y a los fariseos: «¿Es
lícito curar en sábado, o no?». Pero ellos se callaron. Entonces le tomó, le
curó, y le despidió. Y a ellos les dijo: «¿A quién de vosotros se le cae un
hijo o un buey a un pozo en día de sábado y no lo saca al momento?». Y no
pudieron replicar a esto. (Lc 14,1-6)
Comentario
Hoy fijamos nuestra atención en la punzante pregunta que
Jesús hace a los fariseos: «¿Es lícito curar en sábado, o no?» (Lc 14,3), y en
la significativa anotación que hace san Lucas: «Pero ellos se callaron» (Lc
14,4).
Son muchos los episodios evangélicos en los que el Señor
echa en cara a los fariseos su hipocresía. Es notable el empeño de Dios en
dejarnos claro hasta qué punto le desagrada ese pecado —la falsa apariencia, el
engaño vanidoso—, que se sitúa en las antípodas de aquel elogio de Cristo a
Natanael: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño» (Jn
1,47). Dios ama la sencillez de corazón, la ingenuidad de espíritu y, por el
contrario, rechaza enérgicamente el enmarañamiento, la mirada turbia, el ánimo
doble, la hipocresía.
Lo significativo de la pregunta del Señor y de la
respuesta silenciosa de los fariseos es la mala conciencia que éstos, en el
fondo, tenían. Delante yacía un enfermo que buscaba ser curado por Jesús. El
cumplimiento de la Ley judaica —mera atención a la letra con menosprecio del
espíritu— y la fatua presunción de su conducta intachable, les lleva a
escandalizarse ante la actitud de Cristo que, llevado por su corazón
misericordioso, no se deja atar por el formalismo de una ley, y quiere devolver
la salud al que carecía de ella.
Los fariseos se dan cuenta de que su conducta hipócrita
no es justificable y, por eso, callan. En este pasaje resplandece una clara
lección: la necesidad de entender que la santidad es seguimiento de Cristo
—hasta el enamoramiento pleno— y no frío cumplimiento legal de unos preceptos.
Los mandamientos son santos porque proceden directamente de la Sabiduría
infinita de Dios, pero es posible vivirlos de una manera legalista y vacía, y
entonces se da la incongruencia —auténtico sarcasmo— de pretender seguir a Dios
para terminar yendo detrás de nosotros mismos.
Dejemos que la encantadora sencillez de la Virgen María
se imponga en nuestras vidas.
Rvdo. D. Manuel COCIÑA Abella (Madrid, España)
Santoral Católico:
San Alonso Rodriguez
Religioso
Información amplia haciendo clic acá.
San
Quintín
Mátir
Información
amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
La frase de hoy
“La felicidad humana generalmente no se logra
con grandes golpes
de suerte que pueden ocurrir pocas veces,
sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días”
-Benjamín Franklin-
Tema del día:
No estás solo
Tú no estás solo, jamás lo has estado y nunca lo estarás.
Dios está contigo en cada segundo de tu vida, más cerca que tus propios
pensamientos. Sólo es tu idea la que te hace creer que Dios te puede abandonar,
pero esto es imposible.
Te voy a explicar: Dios está en el aire que estás
respirando y te da la vida. Si te pones la mano en el corazón, sentirás que ese
latido de vida es Dios en tu corazón.
El sol que nos viene alumbrar cada mañana es una
bendición de Dios para ti, para que vivas y seas feliz.
¡Tú no tienes por qué estar triste nunca! El estado
natural del hombre es la alegría, lo que pasa es que vivimos quejándonos por
todo lo malo, en vez de dar gracias por todo lo que tenemos y esto nos pone
tristes.
Comienza ya a dar gracias por el aire que respiras, por
cada objeto de vestir o de adorno que llevas en el cuerpo, por la cama que
tienes, por cada pedacito de comida que te llevas a la boca, por cada canción
que te sabes. Cada vez que pienses en quejarte, busca algo por lo cual dar
gracias a Dios.
Acostúmbrate a decir por todo "Gracias Padre".
Tú vas a ver como tu mundo va a cambiar.
Comienza a sonreírle a todo, y no importa lo que te diga
la gente, es mejor sonreír que estar mal encarado. Sonríele al guardia, al
médico, al abogado, al barrendero, al maestro, al cajero, a los que cocinan, al
chofer, a la enfermera. Sonríele al mundo y verás que el mundo te sonreirá
también.
El rencor y el odio son la madre de la infelicidad.
Comienza a perdonar ya a todo el mundo, no importa lo que te hayan hecho o
dicho, eso es problema del que condena; el tuyo es el de perdonarlos. Diles: te
doy mi amor y mi perdón.
Si hablan mal de ti, te critican o te condenan, eso no
importa, de los más grandes seres se han dicho las peores cosas. Piensa: si eso
lo dicen, ¿dónde está lo que hacen? Yo soy un ser que hago y solo me entiendo
con los que hacen y no con los que dicen. Si has perdido algo o te han robado,
eso tampoco importa. Acuérdate que lo verdaderamente valioso y eterno en ti
nadie te lo puede quitar, es tu Ser y tu derecho soberano de sentir y pensar.
"Lo maravilloso de cuando se pierde es que solamente
nos queda Dios". Acostúmbrate a bendecir en vez de maldecir o decir malas
palabras y verás que las cosas se transforman. Di constantemente a todas las cosas
y a todas las personas, no importa lo que sean, hagan o digan: "Dios te
bendice".
Cada vez que no sepas qué hacer y estés desesperado y no
te acuerdes de nada, repite simplemente el nombre de Dios tantas veces te sea
necesario y verás milagros.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón
de María; por la conversión de todos los
pueblos; por la Paz en el mundo; por nuestros hermanos sufrientes por diversos
motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto,
la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la
fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este
sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por
las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por las siguientes personas de Córdoba, Argentina: Martín, 16 años, afectado de hepatitis autoinmune complicada con cirrosis, en espera para trasplante de hígado; Manuel, 37 años, cáncer de testículo con metástasis, en quimioterapia; y Natalia, 57 años, que luego de infarto cardíaco con falta de oxígeno a nivel cerebral ha quedado en estado vegetativo. Que la Virgen de Lourdes interceda ante Jesús por la salud y la recuperación de estos hermanos nuestros.
Pedimos oración por las siguientes personas de Córdoba, Argentina: Martín, 16 años, afectado de hepatitis autoinmune complicada con cirrosis, en espera para trasplante de hígado; Manuel, 37 años, cáncer de testículo con metástasis, en quimioterapia; y Natalia, 57 años, que luego de infarto cardíaco con falta de oxígeno a nivel cerebral ha quedado en estado vegetativo. Que la Virgen de Lourdes interceda ante Jesús por la salud y la recuperación de estos hermanos nuestros.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Un estímulo todos los días
Octubre 31
“¡Santo, Santo, Santo!” Ésa es la alabanza de los cielos
y la tierra. Ése es el canto de millones de ángeles felices, extasiados en
adoración celestial. Es el canto de los santos
que tanto lo aman. Ése es, también el canto de todas las criaturas de la
tierra, que lo alaban sin palabras, por el solo hecho de existir. Todo el
universo, con su hermosura, canta: “¡Santo, Santo, Santo!
Decirle a Dios esas palabras es afirmar que en él todo es
puro, todo es fuerte, todo es limpio, todo es precioso, todo es luminoso. En él
no hay lugar para la falsedad, para la mentira, para el egoísmo, para la
miseria, para la injusticia. En él no hay nada de lo que nos molesta o
desagrada, nada de lo que nos indigna o fastidia. Y en él está todo lo que nos
admira y cautiva, todo lo que nos atrae, pero infinitamente más bello. Por eso
podemos decirle con nuestros labios “¡Santo, Santo, Santo!”
Es bueno repetir esas palabras mientras tratamos de penetrar
en la santidad de Dios, mientras nos dejamos asombrar por tanta gloria.
Repitamos una y otra vez esas palabras hasta que se nos alegre el corazón.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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