domingo, 26 de octubre de 2014

Pequeñas Semillitas 2503

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2503 ~ Domingo 26 de Octubre de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Jesús siempre facilita y simplifica la vida. Lo primero y principal es el amor. Cuando falla el amor todas las leyes son insuficientes.
El amor ha de ser con todo el corazón –íntegro, no dividido-. Con toda el alma –con la vida entera- y con toda la mente –en una búsqueda constante del conocimiento pleno de Dios-. La recomendación de Jesús siempre es fuente de plena liberación y alegría, una invitación, un regalo, una bienaventuranza.
Se trata de escuchar su Palabra, hacerla vida, encontrarnos con Él, amar lo que Él ama, contar con Él en nuestro proyecto de vida.
Jesús equipara el amor exclusivo a Dios (Dt 6,4) con el amor al prójimo. Ésa es la novedad de Jesús. Amar a alguien como a uno mismo es amarlo como si fuera de mi familia, como a las personas que más quiero.
¿Cómo cuido mis proyectos personales, mis ilusiones, mi salud, mi enfermedad, mi felicidad? Si no me quiero, me cuido, me valoro… a mí mismo difícilmente podré querer, cuidar, valorar… a los demás.

¡Buenos días!

Extraña publicidad
La mayoría de las personas se creen libres cuando pueden decir: “hago lo que quiero”, es decir: puedo satisfacer todos mis impulsos, mis instintos, nada ni nadie me lo impide. Esa “libertad” es la del animal salvaje, pero no la del hombre y menos la del hijo de Dios (Quoist). En realidad la verdadera libertad consiste en el dominio absoluto de sí mismo.

Un importante diario de California en cierta ocasión publicó el anuncio de una empresa local de carnicería que ofrecía riquísimos tocinos. Los anunciantes pidieron encarecidamente que esta publicidad se imprimiera con una tinta especial de fuerte olor al producto presentado. No sé sabe cuál fue la impresión que dicha publicidad encontró entre los lectores, lo cierto es que el anuncio causó gran efecto entre los perros del vecindario. Los canes se arrojaban sobre los diarios y los hacían trizas ante los ojos asombrados de los repartidores, casi en el instante en que dejaban los ejemplares en la puerta de los suscriptores.

No hay cosa que tranquilice tanto el corazón como tener dominio de sí mismo. Es más fácil conquistar una provincia que dominar una pasión. El dominio de sí mismo es la mejor preparación para el combate de la vida. Es una lucha difícil; pero si consigues vencerte a ti mismo has logado la victoria más bella. (A. Milagro).
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, cuando oyeron los fariseos que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en grupo, y uno de ellos le preguntó con ánimo de ponerle a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?». Él le dijo: ‘Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente’. Éste es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas». (Mt 22,34-40)

Comentario
Hoy, nos recuerda la Iglesia un resumen de nuestra “actitud de vida” («De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas»: Mt 22,40). San Mateo y San Marcos lo ponen en labios de Jesucristo; San Lucas de un fariseo. Siempre en forma de diálogo. Probablemente le harían al Senyor varias veces preguntas similares. Jesús responde con el comienzo del Shemá: oración compuesta por dos citas del Deuteronomio y una de Números, que los judíos fervientes recitaban al menos dos veces al día: «Oye Israel! El Señor tu Dios (...)». Recitándola se tiene conciencia de Dios en el quehacer cotidiano, a la vez que recuerda lo más importante de esta vida: Amar a Dios sobre todos los “diosecillos” y al prójimo como a sí mismo. Después, al acabar la Última Cena, y con el ejemplo del lavatorio de los pies, Jesús pronuncia un “mandamiento nuevo”: amarse como Él nos ama, con “fuerza divina” (cf. Jn 14,34-35).
Hace falta la decisión de practicar de hecho este dulce mandamiento —más que mandamiento, es elevación y capacidad— en el trato con los demás: hombres y cosas, trabajo y descanso, espíritu y materia, porque todo es criatura de Dios.
Por otro lado, al ser impregnados del Amor de Dios, que nos toca en todo nuestro ser, quedamos capacitados para responder “a lo divino” a este Amor. Dios Misericordioso no sólo quita el pecado del mundo (cf. Jn 1,29), sino que nos diviniza, somos “partícipes” (sólo Jesús es Hijo por Naturaleza) de la naturaleza divina; somos hijos del Padre en el Hijo por el Espíritu Santo. A san Josemaría le gustaba hablar de “endiosamiento”, palabra que tiene raigambre en los Padres de la Iglesia. Por ejemplo, escribía san Basilio: «Así como los cuerpos claros y trasparentes, cuando reciben luz, comienzan a irradiar luz por sí mismos, así relucen los que han sido iluminados por el Espíritu. Ello conlleva el don de la gracia, alegría interminable, permanencia en Dios... y la meta máxima: el Endiosamiento». ¡Deseémoslo!
Dr. Johannes VILAR (Köln, Alemania)

Palabras de San Juan Pablo II

“El hombre no puede vivir sin amor.
Su vida está privada de sentido si no se le revela el amor,
si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio,
si no participa de él vivamente. El amor se siente, no se ve;
el amor silencioso es el más fuerte de todos”
 
San Juan Pablo II

Tema del día:
Creer en el amor
La religión cristiana les resulta a no pocos un sistema religioso difícil de entender y, sobre todo, un entramado de leyes demasiado complicado para vivir correctamente ante Dios. ¿No necesitamos los cristianos concentrar mucho más nuestra atención en cuidar antes que nada lo esencial de la experiencia cristiana?

Los evangelios han recogido la respuesta de Jesús a un sector de fariseos que le preguntan cuál es el mandamiento principal de la Ley. Así resume Jesús lo esencial: lo primero es “amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu ser”; lo segundo es “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

La afirmación de Jesús es clara. El amor es todo. Lo decisivo en la vida es amar. Ahí está el fundamento de todo. Lo primero es vivir ante Dios y ante los demás en una actitud de amor. No hemos de perdernos en cosas accidentales y secundarias, olvidando lo esencial. Del amor arranca todo lo demás. Sin amor todo queda pervertido.

Al hablar del amor a Dios, Jesús no está pensando en los sentimientos o emociones que pueden brotar de nuestro corazón; tampoco nos está invitando a multiplicar nuestros rezos y oraciones. Amar al Señor, nuestro Dios, con todo el corazón es reconocer a Dios como Fuente última de nuestra existencia, despertar en nosotros una adhesión total a su voluntad, y responder con fe incondicional a su amor universal de Padre de todos.

Por eso añade Jesús un segundo mandamiento. No es posible amar a Dios y vivir de espaldas a sus hijos e hijas. Una religión que predica el amor a Dios y se olvida de los que sufren es una gran mentira. La única postura realmente humana ante cualquier persona que encontramos en nuestro camino es amarla y buscar su bien como quisiéramos para nosotros mismos.

Todo este lenguaje puede parecer demasiado viejo, demasiado gastado y poco eficaz. Sin embargo, también hoy el primer problema en el mundo es la falta de amor, que va deshumanizando, uno tras otro, los esfuerzos y las luchas por construir una convivencia más humana.

Hace unos años, el pensador francés, Jean Onimus escribía así: “El cristianismo está todavía en sus comienzos; nos lleva trabajando solo dos mil años. La masa es pesada y se necesitarán siglos de maduración antes de que la caridad la haga fermentar”. Los seguidores de Jesús no hemos de olvidar nuestra responsabilidad. El mundo necesita testigos vivos que ayuden a las futuras generaciones a creer en el amor pues no hay un futuro esperanzador para el ser humano si termina por perder la fe en el amor.
José Antonio Pagola

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Nunca olvidemos agradecer
Dicen que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde San Lorenzo, Santa Fe, Argentina, Exequiel y Pamela agradecen a Dios por sus cinco años de feliz matrimonio, que han cumplido esta semana, por la bendición que significa su hijo Pablito, y por el nuevo embarazo que ya está en curso. Nos unimos al agradecimiento al Señor.

Desde El Salvador (Centro América) nos llega un agradecimiento a Dios Padre, a la Virgen Santísima y a las personas que rezaron por la familia Alas, que ha recibido el milagro esperado, pero todavía necesitan que sigamos rezando por el bienestar físico y espiritual de sus miembros.

Desde Córdoba, Argentina, agradecemos a Dios y a los que han rezado (y lo siguen haciendo) por la recuperación del niño Luciano, de 6 años, operado de tumor cerebral y que está mejorando.

"Pequeñas Semillitas" por e-mail
Si lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas Semillitas" por correo, más el agregado de un powerpoint. Las suscripciones son gratis y solo tienes que solicitarlas escribiendo a Rocío (moderadora de los grupos) a: peque.semillitas.3@gmail.com  con el título: “Suscripción a Pequeñas Semillitas”.

Un estímulo todos los días
Octubre 26
“Señor, quiero recordar que cada ser humano es obra de tus manos de Padre. A cada uno le diste la vida con inmensa ternura. Ilumina mi mirada para que reconozca que nadie ha nacido por casualidad. Cualquier persona es un proyecto eterno de tu amor.
Por eso traigo ante ti a los seres humanos que encontraré hoy y mañana. Quiero contemplar a tu Hijo que se hizo hombre para rescatarlos, que derramó su preciosa sangre para salvarlos y por ellos sufrió el abandono de la cruz.
Dame tu luz, Padre, para que pueda reconocer las cosas buenas que pusiste en ellos, todas las posibilidades bellas que hay en el interior de esas personas.
En todo ser humano brilla algo de tu luz divina. Dame tu gracia para descubrirlo. Amén.”
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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