PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 9 - Número 2489 ~ Domingo
12 de Octubre de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Salvo contadas excepciones, la celebración del domingo
prevalece litúrgicamente sobre el santoral del día. Por ese motivo en “Pequeñas
Semillitas” no publicamos la sección “Santoral” los días domingo. Hoy estamos
en el 28° domingo del tiempo ordinario (o “durante el año” como también se lo
llama).
No obstante, sería bueno destacar que el 12 de octubre el
santoral de la Iglesia Católica tiene inscripta una advocación mariana muy
importante y muy querida en muchos lugares del mundo: Nuestra Señora del Pilar. Para quienes deseen leer algo más sobre esta festividad
de la Virgen, les dejo un enlace haciendo clic acá.
¡Buenos días!
Sorprendente testimonio
La adoración
eucarística es un encuentro del alma y de todo nuestro ser con Jesús. Es la
criatura que se encuentra con el Creador. Es el discípulo ante el divino
Maestro. Es el enfermo con el Médico de las almas. Es el pobre que recurre al
Rico. Es el sediento que bebe de la Fuente. Es el débil que se presenta ante el
Todopoderoso.
Cuando murió san Pascual Bailón (1592),
hermano franciscano, una multitud acudió a su funeral atraída por la fama de
sus virtudes. En la misa de cuerpo presente, el cadáver estaba descubierto para
que todos pudieran contemplar el rostro del humilde religioso. Su vida
transcurrió en la humildad, el sacrificio, y en el amor a la Eucaristía. En esa
ocasión cuando el sacerdote levantó la Hostia, el cuerpo yacente se animó,
levantó la cabeza, abrió los ojos y fijándolos en Jesús Eucarístico lo adoró
junto con los fieles, asombrados por el prodigio. Luego, ante el cáliz en alto
con la Sangre de Cristo, el muerto repitió la escena. Pocos años después fue
canonizado.
El santo Cura de
Ars exclamaba: “¡Cuán consoladores y suaves son los momentos pasados con este
Dios de bondad! ¿Estás dominado por la tristeza? Ven un momento a sentarte a
sus pies, y quedarás consolado. ¿Eres despreciado del mundo? Ven aquí, y
encontrarás un amigo que jamás quebrantará la fidelidad”. Que sepas aprovechar
esta maravillosa presencia.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, tomando Jesús de nuevo la palabra les
habló en parábolas, diciendo: «El Reino de los Cielos es semejante a un rey que
celebró el banquete de bodas de su hijo. Envió sus siervos a llamar a los
invitados a la boda, pero no quisieron venir. Envió todavía otros siervos, con
este encargo: Decid a los invitados: ‘Mirad, mi banquete está preparado, se han
matado ya mis novillos y animales cebados, y todo está a punto; venid a la
boda’.
»Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo,
el otro a su negocio; y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y
los mataron. Se airó el rey y, enviando sus tropas, dio muerte a aquellos
homicidas y prendió fuego a su ciudad.
»Entonces dice a sus siervos: ‘La boda está preparada,
pero los invitados no eran dignos. Id, pues, a los cruces de los caminos y, a
cuantos encontréis, invitadlos a la boda’. Los siervos salieron a los caminos,
reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se
llenó de comensales.
»Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que
había allí uno que no tenía traje de boda, le dice: ‘Amigo, ¿cómo has entrado
aquí sin traje de boda?’. Él se quedó callado. Entonces el rey dijo a los
sirvientes: ‘Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí
será el llanto y el rechinar de dientes’. Porque muchos son llamados, mas pocos
escogidos». (Mt
22,1-14)
Comentario
Hoy, Jesús nos muestra al rey (el Padre), invitando —por
medio de sus “siervos” (los profetas)—, al banquete de la alianza de su Hijo
con la humanidad (la salvación). Primero lo hizo con Israel, «pero no quisieron
venir» (Mt 22,3). Ante la negativa, no deja el Padre de insistir: «Mirad mi
banquete está preparado, (...) y todo está a punto; venid a la boda» (Mt 22,4).
Pero ese desaire, de escarnio y muerte de los siervos, suscita el envío de
tropas, la muerte de aquellos homicidas y la quema de “su” ciudad (cf. Mt
22,6-7): Jerusalén.
Así es que, por otros “siervos” (apóstoles) —enviados a
ir por «los cruces de los caminos» (Mt 22,9): «Id, pues, y haced discípulos a
todas las gentes bautizándolas...», dirá más tarde el Señor Jesús en Mt 28,19—
fuimos invitados nosotros, el resto de la humanidad, es decir, «todos los que
encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se llenó de comensales» (Mt
22,10): la Iglesia. Aún así, la cuestión, no es sólo estar en la sala de bodas
por la invitación, sino que, tiene que ver también y mucho, con la dignidad con
la que se está («traje de boda», cf. v. 12). San Jerónimo comentó al respecto:
«Los vestidos de fiesta son los preceptos del Señor y las obras cumplidas según
la Ley y el Evangelio que son las vestiduras del hombre nuevo». Es decir, las
obras de la caridad con las que se debe acompañar a la fe.
Conocemos que Madre Teresa, todas las noches, salía a las
calles de Calcuta a recoger moribundos para darles, con amor, un buen morir:
limpios, bien arropados y, si era posible, bautizados. Cierta vez comentó: «No
tengo miedo de morir, porque cuando esté delante del Padre, habrá tantos pobres
que le entregué con el traje de bodas que sabrán defenderme». ¡Bienaventurada
ella! —Aprendamos la lección nosotros.
P. Julio César RAMOS González SDB (Mendoza, Argentina)
Palabras de San Juan Pablo II
"La familia está llamada a ser templo, o sea, casa
de oración: una oración sencilla, llena de esfuerzo y ternura. Una oración que
se hace vida, para que toda la vida se convierta en oración. A una familia que
hace oración no le faltará nunca la conciencia de la propia vocación
fundamental: la de ser un gran camino de comunión"
San Juan Pablo II
Tema del día:
Invitación
Jesús conocía muy bien cómo disfrutaban los campesinos de
Galilea en las bodas que se celebraban en las aldeas. Sin duda, él mismo tomó
parte en más de una. ¿Qué experiencia podía haber más gozosa para aquellas
gentes que ser invitados a una boda y poder sentarse con los vecinos a
compartir juntos un banquete de bodas?
Este recuerdo vivido desde niño le ayudó en algún momento
a comunicar su experiencia de Dios de una manera nueva y sorprendente. Según
Jesús, Dios está preparando un banquete final para todos sus hijos pues a todos
los quiere ver sentados, junto a él, disfrutando para siempre de una vida
plenamente dichosa.
Podemos decir que Jesús entendió su vida entera como una
gran invitación a una fiesta final en nombre de Dios. Por eso, Jesús no impone
nada a la fuerza, no presiona a nadie. Anuncia la Buena Noticia de Dios,
despierta la confianza en el Padre, enciende en los corazones la esperanza. A
todos les ha de llegar su invitación.
¿Qué ha sido de esta invitación de Dios? ¿Quién la
anuncia? ¿Quién la escucha? ¿Dónde se habla en la Iglesia de esta fiesta final?
Satisfechos con nuestro bienestar, sordos a lo que no sea nuestros intereses
inmediatos, nos parece que ya no necesitamos de Dios ¿Nos acostumbraremos poco
a poco a vivir sin necesidad de alimentar una esperanza última?
Jesús era realista. Sabía que la invitación de Dios puede
ser rechazada. En la parábola de “los invitados a la boda” se habla de diversas
reacciones de los invitados. Unos rechazan la invitación de manera consciente y
rotunda: “no quisieron ir. Otros responden con absoluta indiferencia: “no
hicieron caso”. Les importan más sus tierras y negocios.
Pero, según la parábola, Dios no se desalienta. Por
encima de todo, habrá una fiesta final. El deseo de Dios es que la sala del banquete
se llene de invitados. Por eso, hay que ir a “los cruces de los caminos”, por
donde caminan tantas gentes errantes, que viven sin esperanza y sin futuro. La
Iglesia ha de seguir anunciando con fe y alegría la invitación de Dios
proclamada en el Evangelio de Jesús.
El papa Francisco está preocupado por una predicación que
se obsesiona “por la transmisión desarticulada de una multitud de doctrinas que
se intenta imponer a fuerza de insistencia”. El mayor peligro está según él en
que ya “no será propiamente el Evangelio lo que se anuncie, sino algunos
acentos doctrinales o morales que proceden de determinadas opciones
ideológicas. El mensaje correrá el riesgo de perder su frescura y dejará de
tener olor a Evangelio”.
José Antonio Pagola
Nuevo video y artículo
Hay un nuevo video subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo
II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
Nunca olvidemos agradecer
Una vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes
para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí
los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la
cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por
las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
El autor de esta página agradece a Dios, a la Virgen de
Lourdes y a todas las personas que se unieron en oración para conseguir la
gracia solicitada para su hija Stefanía
Lourdes, que fue generosamente otorgada.
También se agradecen las oraciones hechas por Ximena R., chilena que vive en Ecuador,
a quien se le dio la gracia de conseguir el trabajo que ella deseaba. ¡Bendito
sea Dios, y todos los que pidieron por ella!
Desde Las Tunas, Cuba, agradecen a Cristo Jesús, Nuestro
Señor, a la Virgen de la Caridad del Cobre y a las personas que se unieron en
oración por la intervención quirúrgica de Manuel
de Jesús que transcurrió con éxito, teniendo una satisfactoria
recuperación, ahora a la espera del resultado de la biopsia. Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica
ni me retiró su favor. Salmo 65, 20
Desde México D.F. llega el siguiente agradecimiento de Edna: “Ya pasó un poco más de un mes que salí del hospital. Me
quise esperar para dar este agradecimiento porque la primera vez que salí
regresé para estar internada dos meses más. Quiero agradecer primero a Dios, a
los doctores y muy especialmente a todas las personas que siguen esta cadena de
oración, también a otras que me hicieron favor de incluirme y pedir por mi
recuperación, en muchas ocasiones se me hace increíble estar aquí, viva, sana y
disfrutando de todas las cosas lindas que me brinda la vida en esta segunda
oportunidad que se me brindó. Me han dicho varios doctores que con todo lo que
tuve, estadísticamente de tres personas fallecen dos, así que imagínense mi
alegría y mi agradecimiento a Dios pues tengo la certeza que Él me tuvo de su
mano y nunca me soltó, asimismo creo que conmigo se comprueba el poder inmenso
de la oración. No tengo palabras para agradecerles sus oraciones, gracias
Martha por ser mi amiga, Araceli, a todas mis amigas, a mi familia por haber
estado ahí conmigo siempre al pendiente en estos casi cuatro meses que estuve
enferma. Que Dios los bendiga y espero seguir contando con sus oraciones en
caso necesario. Mil, mi, gracias y mi eterno agradecimiento por siempre” Edna S. de M.
Un estímulo todos los días
Octubre 12
Dice la Biblia: “¡Canten al Señor un canto nuevo!” (Sal
96,1). ¿Por qué nuestro canto al Señor tiene que ser “nuevo”? No es inventar
nuevas palabras o utilizar oraciones diferentes. Porque podemos usar palabras
nuevas pero con un corazón viejo. Y podemos utilizar siempre las mismas
palabras pero con un corazón renovado.
Cuando nos encontramos con el Señor y hacemos un camino
espiritual puede ocurrir que nos acostumbremos a la amistad con el Señor, que
se nos haga una costumbre tener su Palabra, recibirlo en la Eucaristía y
cumplir con muchas prácticas religiosas. Así dejamos de valorar el amor que el
Señor nos tiene, ya no nos conmueve que él se haya entregado en la cruz por
nosotros, ya no nos sentimos tan gradecidos por haberlo encontrado a él y el
mandamiento del amor ya no nos moviliza tanto.
Por eso hay que tratar de cantarle cada día al Señor con
un corazón nuevo. Es decir, cantarle renovando nuestra alianza con él,
renovando nuestra respuesta, renovando la conciencia de su amor y de su
presencia, renovando la gratitud por la amistad que él nos ofrece, para que
nuestra fe no pierda su frescura, su alegría, su entusiasmo.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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