PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 9 - Número 2438 ~
Miércoles 20 de Agosto de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Muchas personas que desean ser útiles terminan siendo
utilizadas. Hay una enorme
responsabilidad en ayudar. No se trata
de “ser buenos” ni de “no puedo ver sufrir al otro” ni de “me hace sentir bien”
ni de “así soy yo”. Esta es una actitud
egoísta: ¿qué podríamos esperar de los resultados?
Muchas veces, actuar reactivamente de esta forma es
contraproducente, porque estamos enviando el mensaje implícito de que la otra
persona no puede o no sirve. En estos
tiempos en que estamos tomando conciencia del poder que traemos para crear
nuestras vidas, ayudar ingenuamente puede causar más problemas que soluciones. Resulta difícil dejar que alguien que amamos
se lastime o sufra, pero lo más probable es que necesite esa lección para madurar y darse cuenta de la capacidad que
tiene.
¿Otras posibilidades?
Escuchar, abrir oportunidades, mostrar el contexto, enseñar recursos,
incentivar el entusiasmo, elevar la autoestima, ser neutrales, apoyar
emocionalmente, armonizar, guiar amorosamente, despertar conciencia, estimular
la sonrisa, mostrar el potencial, sacralizar la vida, ser comprensivos…
Y una esencial: cuanto mejor estemos nosotros, más
irradiaremos bienestar hacia los demás (ellos desearán seguir el ejemplo, no
las palabras). No minimicemos esto: ser es tan o más crucial que hacer. Laura Foletto
¡Buenos días!
Dominio de sí mismo
La ira es fuente
de males más graves que aquellos que la causan. Corta las raíces de la
irritación que no están fuera sino en nuestro corazón: egoísmo, incomprensión,
impaciencia... Aprecia los valores espirituales y permanecerás imperturbable
ante las crisis, que se solucionan con la calma, pero se ahondan con el enfado.
Cuando yo era niño, mi padre solía contar
hasta diez en voz alta cada vez que se encolerizaba con mis hermanas y conmigo.
Cuando mayor, yo mejoré esa estrategia incorporando el uso de la respiración.
Cuando empiezo a enojarme, respiro profundamente y mientras lo hago, digo el
número uno. A continuación, relajo todo el cuerpo mientras espiro. Luego repito
el mismo proceso hasta el número diez. Esta combinación de contar y respirar
resulta tan relajante que te será casi imposible continuar enojado cuando acabes.
El tiempo invertido contribuye a desdramatizar las situaciones.
Es imposible que
en el curso de todo un día no nos sobrevenga algún que otro contratiempo:
pequeños accidentes o dificultades que nos apenan y mortifican. ¿No es esto un
obstáculo permanente para la felicidad? De ninguna manera, si sabemos conservar
la paz y la alegría cuando sobrevienen
estas contrariedades.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a los discípulos esta
parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a un propietario que salió a
primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña. Habiéndose ajustado
con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. Salió luego hacia la
hora tercia y al ver a otros que estaban en la plaza parados, les dijo: ‘Id
también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo’. Y ellos fueron. Volvió
a salir a la hora sexta y a la nona e hizo lo mismo. Todavía salió a eso de la
hora undécima y, al encontrar a otros que estaban allí, les dice: ‘¿Por qué
estáis aquí todo el día parados?’. Dícenle: ‘Es que nadie nos ha contratado’.
Díceles: ‘Id también vosotros a la viña’.
»Al atardecer, dice el dueño de la viña a su administrador:
‘Llama a los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los
primeros’. Vinieron, pues, los de la hora undécima y cobraron un denario cada
uno. Al venir los primeros pensaron que cobrarían más, pero ellos también
cobraron un denario cada uno. Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario,
diciendo: ‘Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les pagas como a
nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor’. Pero él contestó a
uno de ellos: ‘Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo
en un denario? Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último
lo mismo que a ti. ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser
tu ojo malo porque yo soy bueno?’. Así, los últimos serán primeros y los
primeros, últimos». (Mt 20,1-16)
Comentario
Hoy, la Palabra de Dios nos invita a ver que la “lógica”
divina va mucho más allá de la lógica meramente humana. Mientras que los
hombres calculamos («Pensaron que cobrarían más»: Mt 20,10), Dios —que es Padre
entrañable—, simplemente, ama («¿Va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?»: Mt
20,15). Y la medida del Amor es no tener medida: «Amo porque amo, amo para
amar» (San Bernardo).
Pero esto no hace inútil la justicia: «Os daré lo que sea
justo» (Mt 20,4). Dios no es arbitrario y nos quiere tratar como hijos
inteligentes: por esto es lógico que haga “tratos” con nosotros. De hecho, en
otros momentos, las enseñanzas de Jesús dejan claro que a quien ha recibido más
también se le exigirá más (recordemos la parábola de los talentos). En fin,
Dios es justo, pero la caridad no se desentiende de la justicia; más bien la
supera (cf. 1Cor 13,5).
Un dicho popular afirma que «la justicia por la justicia
es la peor de las injusticias». Afortunadamente para nosotros, la justicia de
Dios —repitámoslo, desbordada por su Amor— supera nuestros esquemas. Si de mera
y estricta justicia se tratara, nosotros todavía estaríamos pendientes de
redención. Es más, no tendríamos ninguna esperanza de redención. En justicia
estricta no mereceríamos ninguna redención: simplemente, quedaríamos
desposeídos de aquello que se nos había regalado en el momento de la creación y
que rechazamos en el momento del pecado original. Examinémonos, por tanto, de
cómo andamos de juicios, comparaciones y cálculos cuando tratamos con los
demás.
Además, si de santidad hablamos, hemos de partir de la
base de que todo es gracia. La muestra más clara es el caso de Dimas, el buen
ladrón. Incluso, la posibilidad de merecer ante Dios es también una gracia
(algo que se nos concede gratuitamente). Dios es el amo, nuestro «propietario
que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña» (Mt
20,1). La viña (es decir, la vida, el cielo...) es de Él; a nosotros se nos
invita, y no de cualquier manera: es un honor poder trabajar ahí y podernos
“ganar” el cielo.
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès,
Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Bernardo
Abad y Doctor de la Iglesia
Memoria de san Bernardo, abad y doctor de la Iglesia, el
cual, habiendo ingresado con treinta compañeros en el nuevo monasterio del
Cister, fue después fundador y primer abad del monasterio de Clairvaux
(Claraval), dirigiendo sabiamente a los monjes por el camino de los
mandamientos del Señor, con su vida, su doctrina y su ejemplo. Recorrió una y
otra vez Europa para restablecer la paz y la unidad e iluminó a la Iglesia con
sus escritos y sabios consejos, hasta que descansó en el Señor cerca de
Langres, en Francia (1153). Información
amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
La frase de hoy
“Me gusta la gente capaz de entender
que el mayor error del ser humano,
es intentar sacar de la cabeza
aquello que no sale del corazón”
-M. Benedetti-
Tema del día:
El Papa en Corea
1) Para saber
El Papa Francisco hizo estos días un viaje a Corea y
exhortó a acoger en el corazón la luz de Cristo y reflejarla “en una vida llena
de fe, esperanza y amor, llena de la alegría del Evangelio”. Todos estamos
llamados a ser portadores de esa esperanza.
Recordó las palabas de la Biblia: "¡Levántate,
resplandece!", e invitó a recibir la luz de Cristo para reflejarla, llena
de alegría. Hoy en día es preciso escuchar ese llamado para levantarnos y
resplandecer con la luz de Cristo.
Con su testimonio, los mártires coreanos Paul Yun
Ji-chung y sus 123 compañeros, beatificados el 16 de agosto por el Papa Francisco,
resplandecen con la luz de Cristo resucitado.
2) Para pensar
Paul Yun Ji-chung nació en el año 1759 en el seno de una
noble familia. Era inteligente, estudioso y digno de confianza. Conoció la fe
católica y luego de estudiar la doctrina católica por tres años fue bautizado.
A su vez, Paul Yun le enseñó el catecismo a su madre, a
su hermano Francis Yun y a su primo James Kwon Sang-yeon, introduciéndolos así
a la Iglesia Católica.
Paul Yun y su primo James Kwon renunciaron a sus ritos
ancestrales y quemaron la tableta ancestral. Cuando su madre murió, se realizó
la ceremonia fúnebre según el rito católico en vez del rito confuciano, lo cual
enojó a la corte real y se ordenó el arresto de los primos, quienes se
ocultaron. Pero el magistrado ordenó arrestar al tío de Paul Yun, y al
enterarse, dejaron sus escondites, y se entregaron.
Trataron de persuadirlos de renunciar a su fe y que
delataran a otros católicos. Contestaron que eso jamás lo harían, y
enfáticamente afirmaron que sólo la doctrina católica era la verdadera. Paul
Yun refutó y mostró la irracionalidad de los ritos ancestrales confucianos,
explicando la doctrina de la Iglesia Católica. Esto enfureció al gobernador y
ante el consejo de sus ministros, el rey ordenó su ejecución. Fueron decapitados por odio a la fe mientras oraban a
Jesús y María. Paul Yun tenía 32 años.
Corea es uno de los países que más han padecido crueles
persecuciones contra la fe católica. Más de diez mil mártires murieron en las
persecuciones, dando una idea del enorme sacrificio de los primeros católicos
coreanos. La gran mayoría de los mártires eran laicos: hombres y mujeres,
casados y solteros, jóvenes y viejos. Los coreanos conversos al catolicismo
eran conocidos por la firmeza y sinceridad. Corea ocupa el cuarto lugar en
número de santos canonizados en el mundo católico.
3) Para vivir
Decía San Juan Pablo II que la muerte de estos mártires
no fue en vano, sino que se convirtió en la levadura de la Iglesia y ha dado
lugar al actual espléndido florecimiento de la Iglesia en Corea y al
sostenimiento de los cristianos que padecen en Corea del Norte.
Hemos de saber vivir dando testimonio de nuestra fe
cristiana a través de nuestras obras y mostrar nuestra fe y nuestro amor a
Jesús.
Paul Yun, antes de morir, en su última carta, exhortaba a
ser fieles: “…Doy fin a esta carta. Desde ahora estamos cerca de la lucha, les
ruego que andéis en la fe, de modo que cuando hayan entrado finalmente en el
Cielo, podemos saludarnos unos a otros. Les dejo mi beso de amor”.
Pbro. José Martínez Colín
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Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la
Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los
jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración para las siguientes personas de Buenos Aires, Argentina: María Teresa, a quien hoy realizarán una aplicación de quimioterapia por un cáncer muy agresivo que padece; Emi, una bebé de pocos días de vida que ha sido operada del corazón y está todavía muy delicada; y para Carlos Luciano, por su salud física, psíquica y por trabajo.
Seguimos en oración por la salud de Juan Eduardo, de Esperanza, Santa Fe, Argentina, 39 años, internado luego de cirugías complicadas y en grave estado. Rogamos a Jesús que esté junto a él y lo fortalezca en esta difícil situación, mientras María acompaña a la familia.
Pedimos oración para las siguientes personas de Buenos Aires, Argentina: María Teresa, a quien hoy realizarán una aplicación de quimioterapia por un cáncer muy agresivo que padece; Emi, una bebé de pocos días de vida que ha sido operada del corazón y está todavía muy delicada; y para Carlos Luciano, por su salud física, psíquica y por trabajo.
Seguimos en oración por la salud de Juan Eduardo, de Esperanza, Santa Fe, Argentina, 39 años, internado luego de cirugías complicadas y en grave estado. Rogamos a Jesús que esté junto a él y lo fortalezca en esta difícil situación, mientras María acompaña a la familia.
Tú quisiste,
Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de
manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora
las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a
cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de
sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse
unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos
por Cristo nuestro Señor.
Amén
Un estímulo todos los días
Agosto 20
Es sublime quedarnos serenos en los brazos de Dios, sin
decir nada, sin miedos, sin tensiones, sin prisas, sabiendo que no hay nada más
importante que estar juntos.
Pero también es precioso cuando podemos estar junto a
otro ser humano, felices y tranquilos, sin necesidad de decir cosas, sabiendo
que vale la pena dejarlo todo para estar un rato simplemente unidos,
descansando el uno en el otro.
Algunas parejas no son capaces de hacer esto ni siquiera
después de un acto sexual. Sólo les interesa el momento de placer genital, como
quien utiliza un objeto mientras le sirve y luego lo olvida. No les interesa
quedarse un rato juntos, sin pensar en otra cosa, simplemente disfrutando de
compartir un momento de calma.
Cuando esto sucede, es evidente que esa relación es muy superficial y necesita crecer mucho.
Entonces, habría que preguntarse: ¿Por qué no puedo compartir un momento de
silencio y de serenidad con esa persona? ¿Creo que esa persona no merece no
merece mi tiempo, que todo lo demás es más importante que su presencia? ¿O será
que sólo busco a los demás para utilizarlos cuando los necesito? ¿Qué hay en mí
que no puedo quedarme un momento tranquilo con otra persona?
Pídele al Señor que te muestre que los demás valen más
que tus proyectos e intereses.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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