PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 9 - Número 2424 ~
Miércoles 6 de Agosto de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Hasta que no estemos en el Cielo, no podemos cantar
victoria, porque la vida tiene muchas pruebas y no sabemos si mañana estaremos
con el mismo ánimo de hoy, y si no habremos perdido la Gracia santificante.
Tampoco sabemos cómo será nuestra salud, porque hoy quizás estamos sanos, pero
luego podemos caer enfermos; o bien estar ahora enfermos, y recuperar luego la
salud.
Como no sabemos todavía las pruebas por las que, quizás,
todavía deberemos pasar, no cantemos victoria, y como bien dice el Apóstol:
“Quien está seguro, cuide de no caer”.
El hombre es tan mudable como las veletas, y lo que hoy
nos parece imposible hacer, por ejemplo traicionar a Dios, quizás lo lleguemos
hacer con el tiempo.
Por eso siempre hay que ser humildes y pedir
constantemente a Dios en la oración que nos cuide y no nos deje caer de su
mano, ni permita en nosotros y nuestra vida una prueba muy grande, porque
conocemos, quizás por experiencia propia, lo frágiles que somos.
Siempre debemos ser prudentes y estar convencidos de que
mientras hay vida, hay peligro, pues la misma vida es peligro. Y hasta que no
estemos ya en el Cielo, siempre está la posibilidad de fallar. Han caído
miserable y lastimosamente almas mucho más santas y sabias que nosotros, ¿por
qué no podemos caer también nosotros?
Sitio santisimavirgen.com.ar
¡Buenos días!
La luciérnaga y las arañas
No envidies a los
poderosos, o a las estrellas o astros del cine, del deporte, o de la vida
social. La envidia es como un resentimiento irracional causado por desear el
bien ajeno, un disgusto oscuro que provoca la elevada posición de una persona.
Detrás de la envidia hay una incapacidad de reconocer en paz los propios
límites y carencias.
Una luciérnaga, entre los yuyos, brillaba, y
esta luz ofuscaba a las arañas escondidas en sus rincones obscuros. Tácitamente
se coaligaron las envidiosas para siquiera tapar, ya que no la podían apagar,
esa lámpara molesta. Sin ruido, la fueron envolviendo poco a poco con tantas y
tan espesas telas, que, aunque siguiese prendida, no podían sus rayos traspasar
el velo, y que para todos quedó como si no existiera. El silencio suele ser a
veces arma tan malévola como la maledicencia. Daireaux.
El envidioso no
percibe que su infelicidad no proviene de lo que no tiene, sino de la falta de
aprecio por lo que sí posee. Hay además una falta de compromiso y
responsabilidad con la propia vida, porque el celoso, pendiente de la vida de
otros, no asume la propia con sus fortalezas y posibilidades reales. El Señor
te libre de la dañosa envidia.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús toma consigo a Pedro, a Santiago y
a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto. Y se transfiguró
delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se
volvieron blancos como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que
conversaban con Él. Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: «Señor, bueno es
estarnos aquí. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para
Moisés y otra para Elías».
Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los
cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía: «Éste es mi Hijo
amado, en quien me complazco; escuchadle». Al oír esto los discípulos cayeron
rostro en tierra llenos de miedo. Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y
dijo: «Levantaos, no tengáis miedo». Ellos alzaron sus ojos y ya no vieron a
nadie más que a Jesús solo. Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No
contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre
los muertos». (Mt 17,1-9)
Comentario
Hoy, el Evangelio nos habla de la Transfiguración de
Jesucristo en el monte Tabor. Jesús, después de la confesión de Pedro, empezó a
mostrar la necesidad de que el Hijo del hombre fuera condenado a muerte, y anunció
también su resurrección al tercer día. En este contexto debemos situar el
episodio de la Transfiguración de Jesús. Atanasio el Sinaíta escribe que «Él se
había revestido con nuestra miserable túnica de piel, hoy se ha puesto el
vestido divino, y la luz le ha envuelto como un manto». El mensaje que Jesús
transfigurado nos trae son las palabras del Padre: «Éste es mi Hijo amado;
escuchadle» (Mc 9,7). Escuchar significa hacer su voluntad, contemplar su
persona, imitarlo, poner en práctica sus consejos, tomar nuestra cruz y
seguirlo.
Con el fin de evitar equívocos y malas interpretaciones,
Jesús «les ordenó que no contaran a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo
del hombre hubiera resucitado de entre los muertos» (Mc 9,9). Los tres
apóstoles contemplan a Jesús transfigurado, signo de su divinidad, pero el
Salvador no quiere que lo difundan hasta después de su resurrección, entonces
se podrá comprender el alcance de este episodio. Cristo nos habla en el
Evangelio y en nuestra oración; podemos repetir entonces las palabras de Pedro:
«Maestro, ¡qué bien estamos aquí!» (Mc 9,5), sobre todo después de ir a
comulgar.
El prefacio de la misa de hoy nos ofrece un bello resumen
de la Transfiguración de Jesús. Dice así: «Porque Cristo, Señor, habiendo
anunciado su muerte a los discípulos, reveló su gloria en la montaña sagrada y,
teniendo también la Ley y los profetas como testigos, les hizo comprender que
la pasión es necesaria para llegar a la gloria de la resurrección». Una lección
que los cristianos no debemos olvidar nunca. + Rev. D. Joan SERRA i Fontanet (Barcelona, España)
Santoral Católico:
La Transfiguración del Señor
Fuente: Catholic.net
La frase de hoy
"El predicador agita las ramas,
pero el confesor es el que caza los pájaros"
-San Juan Eudes-
Biblioteca de archivos
Recuerden que en la página (blog) de "Pequeñas
Semillitas" y también en "Juan Pablo II inolvidable", en la
columna lateral derecha, se ha insertado un enlace con la misma imagen que ves
arriba de este escrito, desde donde se ingresa a la Biblioteca de archivos.
Allí iré agregando día a día los powerpoint que se comparten con los
suscriptores de "Pequeñas Semillitas" y también archivos de texto en
formato PDF; todo lo cual puede ser visto online o bien puede descargarse a la
computadora del usuario.
Biblioteca de archivos:
http://pequesemillitas.wix.com/bibliotecadearchivos
Tema del día:
Significado de la
Transfiguración
Como una semana después que Jesús les había dicho
claramente a Sus discípulos que Él iba a sufrir, a ser muerto, y resucitado a
la vida (Lucas 9:22). “Jesús tomó consigo a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió
al monte a orar. Mientras oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su
ropa se hizo blanca y resplandeciente….” Aparecieron Moisés y Elías y hablaban
con Jesús acerca de Su muerte que pronto tendría lugar. Pedro, no sabiendo lo
que decía y estando muy asustado, ofreció armar tres tiendas para ellos. Esto
es indudablemente una referencia a las tiendas que se utilizaban para celebrar
la Fiesta de los Tabernáculos, cuando los israelitas habitaron en tiendas
durante 7 días (Levítico 23:34-42). Pedro estaba expresando su deseo de
quedarse en ese lugar. Cuando una nube los envolvió y una voz dijo, “Este es mi
Hijo, mi Escogido; a Él oíd.” La nube se levantó, Moisés y Elías desaparecieron
y Jesús estaba solo con Sus discípulos, quienes aún estaban muy atemorizados.
Jesús les advirtió que no dijeran nada a nadie de lo que habían visto, hasta
después de Su resurrección. Las tres narraciones de este evento se encuentran
en Mateo 17:1-8; Marcos 9:2-8, y Lucas 9:28-36.
Indudablemente, el propósito de la transfiguración de
Cristo en al menos una parte de Su gloria celestial, fue para que el “círculo
íntimo” de Sus discípulos, pudieran tener una mayor comprensión de quien era
Jesús. Cristo experimentó un cambio dramático en Su apariencia, con el fin de
que los discípulos pudieran percibir Su gloria. Los discípulos, quienes solo lo
habían conocido en Su cuerpo humano, ahora tenían una mayor conciencia de la
divinidad de Cristo, aunque no podían comprenderla plenamente. Eso les dio la
seguridad que necesitaban después de escuchar las terribles noticias de Su
inminente muerte.
Simbólicamente, la aparición de Moisés y Elías
representaba la Ley y los Profetas. Pero la voz de Dios desde el cielo – “¡A Él
oíd!” – muestra claramente que la Ley y los Profetas deben cederle el paso a
Jesús. Aquel que es el nuevo camino vivo que reemplaza el antiguo; Él es el
cumplimiento de la Ley y las incontables profecías en el Antiguo Testamento.
También, en Su forma glorificada, ellos vieron un atisbo de Su futura
glorificación y entronización como Rey de reyes y Señor de señores.
Los discípulos nunca olvidaron lo que sucedió ese día en
el monte y sin duda este fue el propósito. Juan escribió en su evangelio, “Y
vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de
verdad.” (Juan 1:14). Pedro también escribió sobre ello, “No seguimos fábulas
ingeniosamente inventadas, sino que fuimos testigos oculares de su majestad.
Pues cuando El recibió honor y gloria de Dios Padre, la majestuosa Gloria le
hizo esta declaración: Este es mi Hijo amado en quien me he complacido; y
nosotros mismos escuchamos esta declaración, hecha desde el cielo cuando
estábamos con El en el monte santo.” (2 Pedro 1:16-18). Aquellos que fueron
testigos de la transfiguración, testificaron de ello a los otros discípulos y a
incontables millones a través de los siglos.
Material de internet
Nuevo video
Hay un nuevo video subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la
Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los
jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por Christian y Angelita, de Guatemala, que hace poco han perdido su bebé de cinco meses y medio de gestación, para que el Señor los fortalezca y renueve en ellos la esperanza.
Pedimos oración por Christian y Angelita, de Guatemala, que hace poco han perdido su bebé de cinco meses y medio de gestación, para que el Señor los fortalezca y renueve en ellos la esperanza.
Tú quisiste,
Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de
manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora
las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a
cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de
sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse
unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos
por Cristo nuestro Señor.
Amén
Un estímulo todos los días
Agosto 6
Sabes que Dios es grande, que es infinito. Él está en
cada cosa, penetrándolo todo, pero lo supera todo, y está más allá de todo el
universo inmenso. Sin embargo, puedes hablar con él.
Quizás no puedas conversar con el Papa, o con los
presidentes de las naciones, o con ese actor que admiras. Pero sí puedes
conversar con Dios.
Él es más importante que cualquiera, y sin embargo
siempre está disponible para escucharte todo lo que necesites, para recibir tus
quejas y lamentos, para escuchar tus alabanzas y tus palabras de amor.
También está siempre dispuesto para hablarte, pero lo
hace con mucho cuidado, para no obligarte a nada, para que no pierdas tu
libertad de decisión. Por eso tienes que afinar mucho el oído de tu corazón
para poder escucharlo, tienes que aprender a descubrir esas maneras tan delicadas
que él tiene de hablar.
No desaproveches esta preciosa posibilidad. Aunque los
demás no te den importancia, tú puedes conversar con el Infinito.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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