domingo, 31 de mayo de 2009

Pequeñas Semillitas 0741

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 0741 ~ Domingo 31 de Mayo de 2009
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama de tu amor.
Oh, Dios, que con la luz del Espíritu Santo iluminas los corazones de tus fieles, concédenos que guiados por el mismo Espíritu, disfrutemos de lo que es recto y nos gocemos con su consuelo celestial.
Ven, Espíritu Santo, por tu don Sabiduría, concédenos la gracia de apreciar y estimar los bienes del cielo y muéstranos los medios para alcanzarlos.
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Entendimiento, ilumina nuestras mentes respecto a los misterios de la salvación, para que podamos comprenderlos perfectamente y abrazarlos con fervor.
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Consejo, inclina nuestros corazones a actuar con rectitud y justicia para beneficio de nosotros mismos y de nuestros semejantes.
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Fortaleza, fortalécenos con tu gracia contra los enemigos de nuestra alma, para que podamos obtener la corona de la victoria.
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Ciencia, enséñanos a vivir entre las cosas terrenos para así no perder las eternas.
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Piedad, inspíranos a vivir sobria, justa, y piadosamente en esta vida, para alcanzar el cielo en la otra vida.
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Temor de Dios, hiere nuestros cuerpos con tu temor para así trabajar por la salvación de nuestras almas.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.


La Palabra de Dios : Evangelio del día


Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí.
Y ustedes también dan testimonio, porque están conmigo desde el principio. Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora.
Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo. El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes. Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: 'Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes'.
(Juan 15, 26-27.16,12-15)

o también:

Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío». Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
(Juan 20, 19-23)


Comentario
Hoy, en el día de Pentecostés se realiza el cumplimiento de la promesa que Cristo había hecho a los Apóstoles. En la tarde del día de Pascua sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo» (Jn 20,22). La venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés renueva y lleva a plenitud ese don de un modo solemne y con manifestaciones externas. Así culmina el misterio pascual.
El Espíritu que Jesús comunica crea en el discípulo una nueva condición humana y produce unidad. Cuando el orgullo del hombre le lleva a desafiar a Dios construyendo la torre de Babel, Dios confunde sus lenguas y no pueden entenderse. En Pentecostés sucede lo contrario: por gracia del Espíritu Santo, los Apóstoles son entendidos por gentes de las más diversas procedencias y lenguas.
El Espíritu Santo es el Maestro interior que guía al discípulo hacia la verdad, que le mueve a obrar el bien, que lo consuela en el dolor, que lo transforma interiormente, dándole una fuerza, una capacidad nuevas.
El primer día de Pentecostés de la era cristiana, los Apóstoles estaban reunidos en compañía de María, y estaban en oración. El recogimiento, la actitud orante es imprescindible para recibir el Espíritu. «De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno» (Hch 2,2-3).
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y se pusieron a predicar valientemente. Aquellos hombres atemorizados habían sido transformados en valientes predicadores que no temían la cárcel, ni la tortura, ni el martirio. No es extraño; la fuerza del Espíritu estaba en ellos.
El Espíritu Santo, Tercera Persona de la Santísima Trinidad, es el alma de mi alma, la vida de mi vida, el ser de mi ser; es mi santificador, el huésped de mi interior más profundo. Para llegar a la madurez en la vida de fe es preciso que la relación con Él sea cada vez más consciente, más personal. En esta celebración de Pentecostés abramos las puertas de nuestro interior de par en par.
Mons. Josep Àngel Saiz i Meneses, Obispo de Terrassa (Barcelona, España)


Santoral Católico

La visitación de la Virgen María


Luego que María Santísima oyó que del ángel Gabriel que su prima Isabel también esperaba un hijo, sintióse iluminada por el Espíritu Santo y comprendió que debería ir a visitar a aquella familia y ayudarles y llevarles las gracias y bendiciones del Hijo de Dios que se había encarnado en Ella. San Ambrosio anota que fue María la que se adelantó a saludar a Isabel puesto que es la Virgen María la que siempre se adelanta a dar demostraciones de cariño a quienes ama.

Por medio de la visita de María llevó Jesús a aquel hogar muchos favores y gracias: el Espíritu Santo a Isabel, la alegría a Juan, el don de Profecía, etc., los cuales constituyen los primeros favores que nosotros conocemos que haya hecho en la tierra el Hijo de Dios encarnado. San Bernardo señala aquí que desde entonces María quedó constituida como un "Canal inmenso" por medio del cual la bondad de Dios envía hacia nosotros las cantidades más admirables de gracias, favores y bendiciones.

Además, nuestra Madre María recibió el mensaje más importante que Dios ha enviado a la tierra: el de la Encarnación del Redentor en el mundo, y en seguida se fue a prestar servicios humildes a su prima Isabel. No fue como reina y señora sino como sierva humilde y fraterna, siempre dispuesta a atender a todos que la necesitan.

Este fue el primero de los numerosos viajes de María a ayudar a los demás. Hasta el final de la vida en el mundo, Ella estará siempre viajando para prestar auxilios a quienes lo estén necesitando. También fue la primera marcha misionera de María, ya que Ella fue a llevar a Jesús a que bendijera a otros, obra de amor que sigue realizando a cada día y cada hora. Finalmente, Jesús empleó a su Madre para santificar a Juan Bautista y ahora ella sigue siendo el medio por el cual Jesús nos santifica a cada uno de nosotros que somos también hijos de su Santa Madre.


Pensamiento

"Donde quiera que la gente esté orando en el mundo, allí está presente el Espíritu Santo, que es el aliento vivo de la oración… La oración es también la
revelación de ese abismo, que es el corazón del hombre; su profundidad que viene de Dios y que solo Dios puede llenar, precisamente con el Espíritu Santo"
Juan Pablo II


Tema del día :
Pentecostés y el Espíritu Santo


- Origen de la fiesta

Los judíos celebraban una fiesta para dar gracias por las cosechas, 50 días después de la pascua. De ahí viene el nombre de Pentecostés. Luego, el sentido de la celebración cambió por el dar gracias por la Ley entregada a Moisés.

En esta fiesta recordaban el día en que Moisés subió al Monte Sinaí y recibió las tablas de la Ley y le enseñó al pueblo de Israel lo que Dios quería de ellos. Celebraban así, la alianza del Antiguo Testamento que el pueblo estableció con Dios: ellos se comprometieron a vivir según sus mandamientos y Dios se comprometió a estar con ellos siempre.

La gente venía de muchos lugares al Templo de Jerusalén, a celebrar la fiesta de Pentecostés. En el marco de esta fiesta judía es donde surge nuestra fiesta cristiana de Pentecostés.

- La Promesa del Espíritu Santo

Durante la Última Cena, Jesús les promete a sus apóstoles: “Mi Padre os dará otro Abogado (Paráclito), que estará con vosotros para siempre: el espíritu de Verdad” (San Juan 14, 16-17).

Más adelante les dice: “Les he dicho estas cosas mientras estoy con ustedes; pero el Abogado, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, ése les enseñará todo y traerá a la memoria todo lo que yo les he dicho.” (San Juan 14, 25-26).

Al terminar la cena, les vuelve a hacer la misma promesa: “Les conviene que yo me vaya, pues al irme vendrá el Abogado,... muchas cosas tengo todavía que decirles, pero no se las diré ahora. Cuando venga Aquél, el Espíritu de Verdad, os guiará hasta la verdad completa,... y os comunicará las cosas que están por venir” (San Juan 16, 7-14).

En el calendario del Año Litúrgico, después de la fiesta de la Ascensión, a los cincuenta días de la Resurrección de Jesús, celebramos la fiesta de Pentecostés.

- Explicación de la fiesta

Después de la Ascensión de Jesús, se encontraban reunidos los apóstoles con la Madre de Jesús. Era el día de la fiesta de Pentecostés. Tenían miedo de salir a predicar. Repentinamente, se escuchó un fuerte viento y pequeñas lenguas de fuego se posaron sobre cada uno de ellos. Quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas desconocidas.

En esos días, había muchos extranjeros y visitantes en Jerusalén, que venían de todas partes del mundo a celebrar la fiesta de Pentecostés judía. Cada uno oía hablar a los apóstoles en su propio idioma y entendían a la perfección lo que ellos hablaban.

Todos ellos, desde ese día, ya no tuvieron miedo y salieron a predicar a todo el mundo las enseñanzas de Jesús. El Espíritu Santo les dio fuerzas para la gran misión que tenían que cumplir: Llevar la palabra de Jesús a todas las naciones, y bautizar a todos los hombres en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Es este día cuando comenzó a existir la Iglesia como tal.

- ¿Quién es el Espíritu Santo?

El Espíritu Santo es Dios, es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia nos enseña que el Espíritu Santo es el amor que existe entre el Padre y el Hijo. Este amor es tan grande y tan perfecto que forma una tercera persona. El Espíritu Santo llena nuestras almas en el Bautismo y después, de manera perfecta, en la Confirmación. Con el amor divino de Dios dentro de nosotros, somos capaces de amar a Dios y al prójimo. El Espíritu Santo nos ayuda a cumplir nuestro compromiso de vida con Jesús.

- Señales del Espíritu Santo

El viento, el fuego, la paloma.

Estos símbolos nos revelan los poderes que el Espíritu Santo nos da: El viento es una fuerza invisible pero real. Así es el Espíritu Santo. El fuego es un elemento que limpia. Por ejemplo, se prende fuego al terreno para quitarle las malas hierbas y poder sembrar buenas semillas. En los laboratorios médicos para purificar a los instrumentos se les prende fuego.

El Espíritu Santo es una fuerza invisible y poderosa que habita en nosotros y nos purifica de nuestro egoísmo para dejar paso al amor.

- Nombres del Espíritu Santo

El Espíritu Santo ha recibido varios nombres a lo largo del nuevo Testamento: el Espíritu de verdad, el Abogado, el Paráclito, el Consolador, el Santificador.

- Misión del Espíritu Santo

El Espíritu Santo es santificador: Para que el Espíritu Santo logre cumplir con su función, necesitamos entregarnos totalmente a Él y dejarnos conducir dócilmente por sus inspiraciones para que pueda perfeccionarnos y crecer todos los días en la santidad.
El Espíritu Santo mora en nosotros: En San Juan 14, 16, encontramos la siguiente frase: “Yo rogaré al Padre y les dará otro abogado que estará con ustedes para siempre”. También, en I Corintios 3. 16 dice: “¿No saben que son templo de Dios y que el Espíritu Santo habita en ustedes?”. Es por esta razón que debemos respetar nuestro cuerpo y nuestra alma. Está en nosotros para obrar porque es “dador de vida” y es el amor. Esta aceptación está condicionada a nuestra aceptación y libre colaboración. Si nos entregamos a su acción amorosa y santificadora, hará maravillas en nosotros.

El Espíritu Santo ora en nosotros: Necesitamos de un gran silencio interior y de una profunda pobreza espiritual para pedir que ore en nosotros el Espíritu Santo. Dejar que Dios ore en nosotros siendo dóciles al Espíritu. Dios interviene para bien de los que le aman.

El Espíritu Santo nos lleva a la verdad plena, nos fortalece para que podamos ser testigos del Señor, nos muestra la maravillosa riqueza del mensaje cristiano, nos llena de amor, de paz, de gozo, de fe y de creciente esperanza.

- El Espíritu Santo y la Iglesia

Desde la fundación de la Iglesia el día de Pentecostés, el Espíritu Santo es quien la construye, anima y santifica, le da vida y unidad y la enriquece con sus dones.

El Espíritu Santo sigue trabajando en la Iglesia de muchas maneras distintas, inspirando, motivando e impulsando a los cristianos, en forma individual o como Iglesia entera, al proclamar la Buena Nueva de Jesús.

Por ejemplo, puede inspirar al Papa a dar un mensaje importante a la humanidad; inspirar al obispo de una diócesis para promover un apostolado; etc.

El Espíritu Santo asiste especialmente al representante de Cristo en la Tierra, el Papa, para que guíe rectamente a la Iglesia y cumpla su labor de pastor del rebaño de Jesucristo.

El Espíritu Santo construye, santifica y da vida y unidad a la Iglesia.

El Espíritu Santo tiene el poder de animarnos y santificarnos y lograr en nosotros actos que, por nosotros, no realizaríamos. Esto lo hace a través de sus siete dones.

- Los siete dones del Espíritu Santo

Estos dones son regalos de Dios y sólo con nuestro esfuerzo no podemos hacer que crezcan o se desarrollen. Necesitan de la acción directa del Espíritu Santo para poder actuar con ellos.

SABIDURÍA: Nos permite entender, experimentar y saborear las cosas divinas, para poder juzgarlas rectamente.

ENTENDIMIENTO: Por él, nuestra inteligencia se hace apta para entender intuitivamente las verdades reveladas y las naturales de acuerdo al fin sobrenatural que tienen. Nos ayuda a entender el por qué de las cosas que nos manda Dios.

CIENCIA: Hace capaz a nuestra inteligencia de juzgar rectamente las cosas creadas de acuerdo con su fin sobrenatural. Nos ayuda a pensar bien y a entender con fe las cosas del mundo.

CONSEJO: Permite que el alma intuya rectamente lo que debe de hacer en una circunstancia determinada. Nos ayuda a ser buenos consejeros de los demás, guiándolos por el camino del bien.

FORTALEZA: Fortalece al alma para practicar toda clase de virtudes heroicas con invencible confianza en superar los mayores peligros o dificultades que puedan surgir. Nos ayuda a no caer en las tentaciones que nos ponga el demonio.

PIEDAD: Es un regalo que le da Dios al alma para ayudarle a amar a Dios como Padre y a los hombres como hermanos, ayudándolos y respetándolos.

TEMOR DE DIOS: Le da al alma la docilidad para apartarse del pecado por temor a disgustar a Dios que es su supremo bien. Nos ayuda a respetar a Dios, a darle su lugar como la persona más importante y buena del mundo, a nunca decir nada contra Él.


Biografías :
John F. Kennedy



John Fitzgerald Kennedy nació en Brookline (Massachusetts) el 29 de mayo de 1917. Fue el segundo hijo del financiero Joseph P. Kennedy, embajador en Gran Bretaña durante el gobierno de Franklin D. Roosevelt. Su padre creó un imperio económico a partir del patrimonio heredado de su abuelo Patrick, de origen irlandés. La inmensa fortuna fue obtenida con las inversiones en la industria cinematográfica, el negocio del alcohol en los tiempos de la Ley Seca o el alquiler de viviendas populares. Siendo fundador de una dinastía política y económica, la ambición personal del padre de John se proyectó a partir de entonces en él y sus hermanos, a quienes preparó para asumir en el futuro altos cargos en la administración norteamericana.

Se graduó por la Universidad de Harvard en 1940, y participó en la II Guerra Mundial como oficial de Marina. La carrera política de John se inició en 1946, al conseguir un puesto de congresista por el estado de Massachusetts (se sabe que fue su padre quien estuvo detrás de su nominación).

El mismo año de su elección como senador, 1952, conoció a su futura esposa Jacqueline Lee Bouver, quien por aquel entonces era periodista del Washington Times Herald. El papel de su mujer, con quien tuvo dos hijos, fue fundamental en su carrera política, ya que contribuyó en su imagen de hombre de familia. Incluso tras la muerte de John, la figura de Jacqueline jugó un papel simbólico de primer orden en la sociedad norteamericana.

Durante su recuperación de una operación de la espina dorsal, Kennedy escribió su libro "Perfiles de Coraje", en el cual completó bosquejos biográficos de dirigentes políticos (1956). Un año más tarde ganó el premio Pulitzer por esta obra.

Reelegido para el senado en 1958, fue designado por la Convención como candidato para las siguientes elecciones nacionales. A consecuencia reunió en torno a sí a un grupo de trabajo formado por jóvenes liberales, entre los que destacó su hermano Robert -como director de la campaña-. Ganándole en las elecciones a Richard M. Nixon -candidato republicano -, se convirtió en el presidente más joven y el primero católico de la historia de Estados Unidos.

Denominó a su programa como "Nueva Frontera", con el cual prometió emprender una renovación de las estructuras sociales, políticas y económicas que acabasen con las desigualdades raciales y económicas. Los objetivos del nuevo gabinete fueron el desarrollo económico, elaborar una eficaz política de defensa frente a la URSS y el comunismo, reformar la Administración e intervenir en América Latina -a través de una política llamada “Alianza para el Progreso”- que, a partir del desarrollo económico, impidiera la expansión del comunismo.

Para garantizar estos objetivos en Latinoamérica, Estados Unidos se comprometía a cooperar en aspectos técnicos y financieros. No obstante, el programa fracasó debido a que, tras el asesinato de Kennedy, sus sucesores limitaron la ayuda financiera estadounidense a estos países, prefiriendo acuerdos bilaterales en los que primaba la cooperación militar.

En el poder, Kennedy respaldó la invasión de Cuba por un grupo de exiliados en Estados Unidos (Bahía de Cochinos, 1961) que fracasó. Poco después, 1962, se enfrentó a la URSS cuando este país instaló misiles nucleares en Cuba, e inició la intervención armada en Vietnam.

En política interior su iniciativa fue paralizar la inflación, a la que siguió el establecimiento de un salario mínimo, la implantación de un programa de obras públicas y la reducción de impuestos. Su política social incluyó algunos programas de distribución de alimentos a los grupos desfavorecidos y la subvención de la enseñanza pública. Sin embargo, la promoción de una igualdad entre negros y blancos no resultó del todo ya que sólo realizó ínfimos avances, por ejemplo elevó al Congreso la ley de derechos civiles a favor de los negros, aunque recién fue aprobada en 1964.

En 1963 Kennedy comenzó a planificar su estrategia para la reelección. El 22 de noviembre, mientras viajaba en un automóvil descapotable por Dallas (Texas), Kennedy recibió varios disparos falleciendo al instante. Se llegó a la conclusión, en septiembre de 1964, de que el único asesino había sido Lee Harvey Oswald, antiguo soldado estadounidense. Éste, que fue detenido horas después del asesinato, fue asesinado dos días después por el propietario de un bar nocturno de Dallas, mientras era conducido desde la ciudad a la prisión del condado.

Investigaciones posteriores afirmaron que a Kennedy le dispararon al menos dos francotiradores, de frente y por detrás, identificando a varios posibles promotores del crimen, incluida la mafia y los exiliados cubanos descontentos. A partir de entonces la duda se convirtió en la protagonista del hecho, y así el asesinato de Kennedy conmocionó a la opinión pública, la cual ha hecho conjeturas varias, sin llegar a la verdad. A la vez este crimen contribuyó, aun más que su carrera política, a crear un mito.


Meditación breve


Mediante el poder del Espíritu Santo, mi cuerpo se cura y renueva constantemente.
Dentro de mí está el poder divino, que me fortalece y me renueva. Porque ésta es la verdad sobre mí, centro mi atención en ese Espíritu interior y no en las apariencias exteriores. Mi mente y mi cuerpo se tornan sanos y libres
Soy curado por el poder del Espíritu Santo. Tengo fe en el Espíritu Santo como poder curativo innegable que circula por mí en todo momento. Cada célula, fibra y músculo de mi cuerpo funciona armoniosa y eficientemente.
Soy curado por el poder del Espíritu Santo. Siento un gozo espontáneo, pues sé que tengo la salud. Estoy lleno de paz, pues soy sanado por el poder del Espíritu Santo.


Mayo mes de María

Día 31

Te copio una copla popular que hace siglos rezaban los cristianos con frecuencia, para que ahora se la digas a Ella:

"No, no temo nada; no temo a mis pecados, porque puedes remediar el mal que me han causado; no temo a los demonios, porque eres más poderosa que todo el infierno; no temo a tu Hijo, justamente indignado por mí, porque se aplacará con una sola palabra tuya. Sólo temo que por mi culpa deje de encomendarme a Ti y así me pierda".

¡Qué seguridad! ¡Y qué lógico! Si yo no le dejo, Ella no me dejará. Lo único que puede darnos miedo es dejar de rezar y alejarse de María.

Madre mía, hoy acaba el mes dedicado a Ti. Tenme siempre cogido de tu mano. Cuídame cada día hasta el día de mi muerte. Y así vaya al cielo, donde ya poder estar contigo por los siglos. Amén.

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con una oración final.

Texto escrito por José Pedro Manglano Castellary (Sacerdote)
Tomado del Web Católico de Javier
http://webcatolicodejavier.org/



Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-


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