PEQUEÑAS SEMILLITAS
Número 0163 ~ Lunes 20 de Agosto de 2007
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Hola !!!
Cuando debas tratar con una persona a quien no sabes qué decirle y cómo decírselo, confía en tu corazón. No hables desde tu mente y tu razón, hazlo desde el corazón. No te preocupes por hablar con inteligencia, procura hablar con amor y sinceridad.
Puedes estar seguro de que acertarás y dirás lo más adecuado.
Feliz inicio de semana laboral...!!!
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, un joven se acercó a Jesús y le dijo: «Maestro, ¿qué he de hacer de bueno para conseguir vida eterna?». Él le dijo: «¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Uno solo es el Bueno. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos». «¿Cuáles?» —le dice él—. Y Jesús dijo: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo». Dícele el joven: «Todo eso lo he guardado; ¿qué más me falta?». Jesús le dijo: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme». Al oír estas palabras, el joven se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes.
(Mateo 19, 16-22)
Comentario
Hoy la liturgia de la palabra pone ante nuestra consideración el famoso pasaje del joven rico, aquel joven que no supo responder ante la mirada de amor con que Cristo se fijó en él (cf. Mc 10,21). Juan Pablo II nos recuerda que en aquel joven podemos reconocer a todo hombre que se acerca a Cristo y le pregunta sobre el sentido de su propia vida: «Maestro, ¿qué he de hacer de bueno para conseguir vida eterna?» (Mt 19,16). El Papa comenta que «el interlocutor de Jesús intuye que hay una conexión entre el bien moral y el pleno cumplimiento del propio destino».
También hoy, ¡cuántas personas se hacen esta pregunta! Si miramos a nuestro alrededor, podemos quizá pensar que son pocas las personas que ven más allá, o bien que el hombre del siglo XXI no necesita hacerse este tipo de preguntas, ya que las respuestas no le sirven.
Jesús le responde: «¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Uno sólo es el Bueno. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos» (Mt 19,17). No es solamente legítimo el preguntarse acerca del más allá, sobre el sentido de la vida, sino que... ¡es necesario hacerlo! El joven le ha preguntado qué tiene que hacer para alcanzar la vida eterna, y Cristo le responde que tiene que ser bueno.
Hoy día, para algunos o para muchos —¡qué más da!— puede parecer imposible “ser bueno”... O bien, les puede parecer algo sin sentido: ¡una tontería! Hoy, como hace veinte siglos, Cristo nos sigue recordando que para entrar en la vida eterna es necesario cumplir los mandamientos de la ley de Dios: no se trata de un “óptimo”, sino que es el camino necesario para que el hombre se asemeje a Dios y así pueda entrar en la vida eterna de manos de su Padre-Dios. En efecto, «Jesús muestra que los mandamientos no deben ser entendidos como un límite mínimo que no hay que sobrepasar, sino como una senda abierta para un camino moral y espiritual de perfección, cuyo impulso interior es el amor» (Juan Pablo II).
Rev. D. Óscar Maixé i Altés (Roma, Italia)
Santoral y Efemérides
En el Santoral Católico hoy se conmemora a San Bernardo, Abad y Doctor.
Un cordial saludo para los amigos que llevan ese nombre.
Algunos de los hechos más importantes ocurridos en un día como hoy en la Historia fueron:
1648 - Batalla de Lens: el ejército francés, al mandado del príncipe de Conde, derrota a los tropas alemanes y españoles dirigidas por el archiduque Leopoldo. Después de 30 años llega la paz de Westfalia.
1739 - Por Real cédula se crea el virreinato de Santa Fe o Granada, que comprendía los territorios de Venezuela, Colombia y Ecuador.
1741 - Vitus Jonas Bering descubre Alaska.
1778 - Nace Bernardo O'Higgins, prócer chileno.
1779 - Nace Jons Jakob Berzelius, científico sueco, padre de la química moderna.
1820 - Se estrena el primer himno nacional de Chile, en el teatro Arteaga de Santiago, con letra del poeta Bernardo de Vera y música de Manuel Robles; y el mismo día parte de Valparaiso la expedición libertadora del Perú, dirigida por San Martín.
1901 - Nace Salvatore Quasimodo, poeta, crítico y traductor italiano.
1904 - El Salvador, Honduras y Nicaragua firman un acuerdo por el que se comprometen a mantener la paz en Centroamérica.
1914 - Muere el Papa Pío X.
1940 - Discurso de Churchill en los Comunes, "Nunca tantos le debieron tanto a tan pocos" acerca del comportamiento de la RAF en la Batalla de Inglaterra.
1960 - Independencia del Senegal.
1968 - Tropas soviéticas invaden Checoslovaquia poniendo fin a la "primavera de Praga".
1990 - Sadam Hussein declara a Kuwait provincia iraquí y da la orden de cierre de todas las embajadas occidentales en el emirato.
Para pensar...
"La casualidad es, tal vez, el seudónimo que Dios utiliza cuando no quiere firmar sus obras".
T. Gauthier
Descalzarse para entrar en el otro
Una mañana, meditando un anuncio, me encontré con una expresión que resonó de una manera muy especial en mi corazón:
"Descalzarse para entrar en el otro".
Le pregunté al Señor qué significaba esto.
Se me ocurrían palabras como: respeto, delicadeza, cuidado, prudencia.
Me sentí impulsado en leer las palabras del Éxodo (3,5): "No te acerques más, sácate tus sandalias porque lo que pisas es un lugar sagrado".
No tardé en ponerme en oración, Jesús me presentaba uno a uno a mis hermanos de comunidad y luego a otros, y descubrí como habitualmente entro en el interior de cada uno sin descalzarme, simplemente entro, sin fijarme en el modo, entro.
Experimenté una fuerte necesidad de pedir perdón al Señor y a mis hermanos.
Sentí que el Señor me invitaba a descalzarme a luego a caminar.
Inmediatamente experimenté una resistencia: "no quería ensuciarme". Me resultaba más seguro andar calzado. Vi entonces dos cosas básicas que me impiden entrar descalzo en los otros: la comodidad y el temor.
Vencido ese primer momento comencé a caminar y el Señor a cada paso iba mostrándome algo nuevo.
Advertí como descalzo podía descubrir las alternativas del terreno que pisaba, distinguir lo húmedo y lo seco, el pasto de la tierra, necesitaba mirar a cada paso lo que pisaba, estar atento al lugar donde iba a poner el pié.
Me di cuenta de cuántas cosas del interior de mis hermanos se me pasaban por alto, las desconozco, no las tengo en cuenta por entrar calzado, con la mirada puesta en mí o dispersa en múltiples cosas.
Pude ver también cómo descalzo caminaba más lentamente, no usaba mi ritmo habitual, sino tratando de pisar suavemente.
Donde mis zapatos habían dejado marcas, mi pié no las dejaba. Pensé entonces cuántas marcas habré dejado en el corazón de mis hermanos a lo largo del camino, y experimenté un gran deseo de entrar en los otros sin dejar un cartel que diga: "Aquí estuve yo".
Por último fui atravesando distintos terrenos, primero el pasto, luego un camino de tierra hasta llegar a una subida y con piedras. Sentí deseos ya de detenerme y volver a calzarme, pero el Señor me invitó a caminar descalzo un poquito más.
Advertí que no todos los terrenos son iguales y no todos mis hermanos son iguales.
Por tanto, no puedo entrar en todos de la misma manera. Esta subida me exigía aún más lentamente y cuánto más difícil sea el terreno del interior de mi hermano, más suavidad y más cuidado debo tener para entrar.
Después de este recorrido con el Señor pude ver claramente que... descalzarme es entrar sin prejuicios, atento a la necesidad de mi hermano sin esperar una respuesta determinada, es entrar sin intereses.
Porque creo, Señor, que estás vivo y presente en el corazón de mis hermanos, es que me comprometo a detenerme, descalzarme y entrar en cada uno como en un lugar sagrado
Cuento Señor, para ello, con tu Gracia.
Enviado por Juan Aurelio
Consignas
Es cosa notable que los que más hablan son los que tienen menos cosas por decir. No siempre el mucho hablar es virtud, porque no siempre a las muchas palabras responden muchas ideas. Y no siempre a las muchas palabras acompaña la verdad y la claridad.
Temas Médicos : Estres laboral ¿enfermedad o cualidad?
Si últimamente usted ha sentido dolores de cabeza, fatiga inexplicable, falta de concentración, irritabilidad, agresividad, agitación, ansiedad, dolores musculares, trastornos en la alimentación, problemas en la piel, o cambios de humor inesperados, es muy probable que sea una víctima más del estrés, la enfermedad no admitida más común en nuestros días.
¿Qué es el estrés?
Estrés es la palabra que se utiliza para describir los síntomas que se producen en el organismo ante el aumento de las presiones impuestas por el medio externo o por la misma persona. El estrés orientado a metas es un valioso instrumento de motivación que puede convertirnos en grandes atletas o empresarios. Pero también puede sumirnos en la depresión y llevarnos al suicidio.
Cuando un individuo se encuentra bajo los efectos de la tensión, el hipotálamo, que se localiza en la parte media inferior del cerebro, activa las glándulas suprarrenales para que liberen adrenalina en la sangre y el cuerpo esté preparado para lidiar con situaciones estresantes.
En caso de no liberar este tipo de energía interna, ésta queda retenida en nuestro cuerpo, alojándose en las partes más vulnerables del organismo, ocasionando uno o varios de los síntomas ya descritos. Sin embargo, es muy frecuente no reconocer que padecemos estrés y confesar que "algo" nos preocupa. Lo más común es padecerlo, negarlo o ignorarlo ya que nuestra cultura es de "machos y aguantadores."
De hecho, nuestra cultura social y laboral no acepta seres débiles ni vulnerables, sino personas capaces de responder a las exigencias del consumismo y de imagen social, donde la importancia del individuo es directamente proporcional a su poder de adquisición y acumulación de bienes para lograr el reconocimiento de los demás. Así, la frase "acostumbrado a trabajar bajo presión" se ha convertido en un requisito obligatorio –elevado a valor en el ámbito laboral– en perjuicio del bienestar humano.
Fuentes de estrés
Entre los factores más comunes que causan estrés, se encuentran tres: los propiciados por el medio ambiente, los originados en los centros laborales y los que son causados por la naturaleza misma de la persona.
Entre los causados por el ambiente externo se encuentran la recesión, el desempleo, la guerra, los congestionamientos viales, hacer largas filas, no encontrar dónde estacionarse, andar siempre de prisa, y las situaciones imprevistas que no faltan a diario.
Las fuentes de estrés en el ambiente laboral pueden ser debidos a la incongruencia en la conducta gerencial, la amenaza de despidos masivos, el cambio de jefe, comunicación deficiente, cambios constantes en los procesos de trabajo, falta de control en las cargas de trabajo, falta de claridad respecto a las expectativas del puesto, sistemas de reconocimiento inadecuados, falta de apoyo del jefe, formas inadecuadas de implementar el cambio en la organización, y las relaciones interpersonales deficientes.
Además, la tolerancia al estrés y las formas de reaccionar varían en cada individuo según su personalidad y carácter. Sin embargo, cambiar de actitud y de forma de pensar constituye el primer paso hacia la solución de los problemas asociados con el estrés, debido a que, la mayoría de las veces, no es posible cambiar el comportamiento de los demás ni modificar el entorno.
Personalidades: Tipos A y B
El primer paso para el control de estrés radica en identificar el origen de nuestros problemas y medir su efecto en nuestras vidas.
En los años sesenta, los cardiólogos Meyer Friedman y Ray Rosenman realizaron una investigación sobre los efectos que el estrés ocasionaba en el organismo e identificaron dos tipos de personalidades, que llamaron "A" y "B".
# Las personas "Tipo A" son perfeccionistas y altamente competitivas, se imponen plazos muy cortos para lograr sus metas, necesitan que se les infunda confianza en sí mismos, son impacientes, pueden ser agresivos si las cosas no salen como lo planean, hablan mucho de ellos mismos, necesitan llamar la atención y no saben escuchar a los demás.
# Los individuos "Tipo B" son informales, seguros de sí mismos, relajados y agradables. Son tan motivados como las personas "Tipo A". Son pacientes y realizan sus tareas en una forma eficiente y tranquila. Saben escuchar, transmiten menos señales de ansiedad y les afecta menos el estrés ya que no son competitivos ni tienen la urgencia inflexible del tiempo.
Evolucionar para sobrevivir
Nuestras percepciones y actitudes desempeñan un papel fundamental en la forma como reaccionamos. Por eso es que, cuando pasamos por una situación estresante, una de las estrategias es realizar algunos cambios en nuestro estilo de vida, y mantener una perspectiva equilibrada y realista de las situaciones conflictivas a fin de balancear la tensión con la relajación. Lo cual implica hacer un análisis objetivo de la situación y tomar la mejor decisión en el momento oportuno.
Al lidiar con una situación estresante, tendemos a emplear mecanismos de defensa para negarla, justificarla o racionalizarla, y acabamos "acomodándonos" a ella y aceptando el estrés que conlleva; o bien, identificamos la situación y la enfrentamos.
Los expertos en estrés recomiendan cuatro formas de lidiar con él: modificar la situación –ya sea cambiando de trabajo o de lugar de residencia–, adquirir nuevas habilidades para reducirlo o eliminarlo, percibir la situación bajo un enfoque o una perspectiva diferente, y/o realizar cambios en la conducta personal.
Además del equilibrio emocional y psicológico, es necesario atender el aspecto bio-físico de la persona. Para lo cual es recomendable mantener una alimentación variada y balanceada, eliminando el exceso de grasas y la cafeína –refrescos de cola, te y café–, el alcohol, el tabaco, el azúcar y la sal, entre otros.
Así como practicar algún tipo de ejercicio no competitivo como la natación, caminar, correr, t'ai chi chuan, yoga, gimnasia bioenergética, o algún otro tipo de técnicas de relajamiento con objeto de liberar la energía atrapada en nuestro organismo y que es causante de dolencias psicosomáticas.
Para finalizar, no hay que olvidar que el estrés es el signo de nuestros tiempos. Un cierto nivel de tensión puede ser motivante para realizar esos esfuerzos extra que a menudo nos exigen los retos que nos presenta la vida.
Lo importante es mantener el equilibrio y continuar nuestro proceso de evolución y re-invención para poder sobrevivir. Ahora, en medio de la crisis, tenemos la oportunidad de renovarnos y empezar, una vez más, un nuevo proyecto de vida.
Autor: Marco A. Franco - Fuente: Ser Humano y Trabajo
Meditación breve
Busca dentro de tí la solución de todos los problemas, hasta de aquellos que creas más exteriores y materiales.
Dentro de tí está siempre el Secreto. Dentro de tí están todos los Secretos. Aun para abrirte camino en la selva virgen, aun para levantar un muro, aun para tender un puente, has de buscar antes, en tí, el SECRETO.
Dentro de tí hay tendidos ya todos los puentes; están cortadas dentro de tí las malezas y lianas que cierran los caminos.
Todas las arquitecturas están ya levantadas, dentro de tí. Pregunta al arquitecto escondido, él te dará sus fórmulas.
Antes de ir a buscar el hacha de más filo, la piqueta más dura, la pala más resistente...... Entra en tu interior y pregunta.
Y sabrás lo esencial de todos los problemas y se te enseñará lo mejor de todas las fórmulas, y se te dará la más sólida de todas las herramientas.
Y acertarás constantemente, pues que dentro de tí llevas la luz misteriosa de todos los SECRETOS....
Amado Nervo
Los cinco minutos de Dios - por Alfonso Milagro
Muy curiosa la costumbre de aquel director de un colegio que, extremadamente ocupado en la dirección del mismo y en la atención de los alumnos y sus familiares, temía olvidarse de Dios y así había ordenado hacer una placa en la que se podía leer esta inscripción:
“Señor, en el día de hoy estaré muy ocupado; tal vez me olvide de ti; pero Tú no te olvides de mi”
Quizá pueda acontecerte a ti también lo mismo; tus ocupaciones, tus problemas, tus preocupaciones, tus trabajos, etc… tal vez te hagan difícil acordarte de Dios a lo largo del día; no estará mal que, al menos en la noche, le dediques alguno de tus pensamientos y le pidas para el día siguiente su constante protección; porque si es posible que tú te olvides de Dios, no es posible que Él se olvide de ti. Lo dice Él mismo en la Biblia: “Podrá la madre olvidarse del hijo de sus entrañas, pero yo no me olvidaré de ti”.
Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-
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