domingo, 20 de julio de 2025

Pequeñas Semillitas 6044

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 20 - Número 6044 ~ Domingo 20 de Julio de 2025
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Tanto la primera lectura, como el evangelio de este domingo nos ponen ante nuestros ojos una escena que debería ser bastante habitual en las relaciones entre nosotros, sobre todo, cuando invitamos a algún conocido a casa o cuando recibimos la visita de alguien.
Marta, desbordada por el trabajo se queja porque su hermana no le echa una mano en el servicio, no la ayudaba nada. María descubrió lo que era más importante. El mejor de los regalos que se puede ofrecer a los invitados no es otra cosa que estar con ellos. No viene alguien a vernos y lo dejamos solo, mientras terminamos de hacer lo que teníamos entre manos, viene a estar contigo.
Los cristianos deberíamos destacar también por la calidad de nuestro trato humano con las personas que nos rodean, conocidos o no. Deberíamos destacar por valorar a fondo la amistad, por ser generosos, por ser hospitalarios, por no hacer acepción de personas, por buscar lo más importante, que no es otra cosa que nuestros gestos hablen de amor. Y eso a veces se nos olvida metidos en tanto ajetreo como tenemos entre manos, olvidamos los detalles con las personas que tenemos cerca, en casa o el trabajo, o con las personas con las que nos encontramos a diario.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
- DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO -
Primera Lectura: Génesis 18, 1-10a
 
Salmo: Sal 14, 2-3ab. 3cd-4ab. 5
 
Segunda Lectura: Colosenses 1, 24-28
 
Santo Evangelio: Lc 10,38-42
En aquel tiempo, Jesús entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada».
 
Comentario:
Hoy vemos a un Jesús tan divino como humano: está cansado del viaje y se deja acoger por esta familia que tanto ama, en Betania. Aprovechará la ocasión para hacernos saber qué es “lo más importante”.
En la actitud de estas dos hermanas se acostumbra a ver reflejadas dos maneras de vivir la vocación cristiana: la vida activa y la vida contemplativa. María, «sentada a los pies del Señor»; Marta, atareada por muchas cosas y ocupaciones, siempre sirviendo y contenta, pero cansada (cf. Lc 10,39-40.42). —«Calma», le dice Jesús, «es importante lo que haces, pero es necesario que descanses, y más importante aún, que descanses estando conmigo, mirándome y escuchándome». Dos modelos de vida cristiana que hemos de coordinar y de integrar: vivir tanto la vida de Marta como la de María. Hemos de estar atentos a la Palabra del Señor, y vigilantes, ya que el ruido y el tráfico del día a día —frecuentemente— esconde la presencia de Dios. Porque la vida y la fuerza de un cristiano solamente se mantienen firmes y crecen si él permanece unido a la verdadera vid, de donde le viene la vida, el amor, las ganas de continuar adelante... y de no mirar atrás.
A la mayoría, Dios nos ha llamado a ser como “Marta”. Pero no hemos de olvidar que el Señor quiere que seamos cada vez más como “María”: Jesucristo también nos ha llamado a “escoger la mejor parte” y a no dejar que nadie nos la quite.
Él nos recuerda que lo más importante no es lo que podamos hacer, sino la Palabra de Dios que ilumina nuestras vidas, y, así por el Espíritu Santo nuestras obras quedan impregnadas de su amor.
Descansar en el Señor solamente es posible si gozamos de su presencia real ante la Eucaristía. ¡Oración ante el sagrario!: es el tesoro más grande que tenemos los cristianos. Recordemos el título de la última encíclica de san Juan Pablo II: La Iglesia vive de la Eucaristía. El Señor tiene muchas cosas que decirnos, más de las que nos pensamos. Busquemos, pues, momentos de silencio y de paz para encontrar a Jesús y, en Él, reencontrarnos a nosotros mismos. Jesucristo nos invita hoy a hacer una opción: escoger «la parte buena» (Lc 10,42).
* Rev. D. Bernat GIMENO i Capín (Barcelona, España) © Textos de Evangeli.net
 
Pensamiento del día
«Marta, bendita seas por tus buenos servicios;
cuando llegues a la patria celestial todo esto allí ya no existirá:
allí sólo habrá lo que María ha elegido»
(SAN AGUSTÍN)
 
Predicación del Evangelio:
Saber elegir la mejor parte
No hace tantos años, particularmente en los pueblos rurales, la gente era muy hospitalaria, confiada y abierta. Las puertas de las casas se mantenían abiertas todo el día, cosa que invitaba a entrar, y era considerado un gran honor el hecho de ser una familia acogedora; de ser considerada, de alguna manera, la casa de todos.

Los tiempos han cambiado tal vez a causa de la inseguridad y, ahora, las puertas de las casas se encuentran casi siempre cerradas, cosa que dificulta la relación. Este cambio provocado por las circunstancias nos ha vuelto algo desconfiados y encerrados en nosotros mismos, haciendo nuestro mundo más restringido y pequeño.
 
La primera lectura nos ha hablado de Abraham que acogió, como a enviados de Dios, a unos transeúntes desconocidos, que pasaban cerca de su tienda, sin hacerles pregunta alguna. En vez de verlos como una carga o un estorbo, se sintió muy honrado de poderlos servir. Efectivamente eran enviados de Dios, portadores de una gran noticia. Así le habló uno de ellos: Cuando vuelva a ti, dentro de un año, Sara (tu mujer) habrá tenido un hijo. El domingo que viene continuaremos esta lectura y veremos lo que pasó.
 
Pero, si hay algún modelo perfecto de cómo podemos acoger a Jesús, lo encontramos en la escena de Marta y María, donde el hecho reviste unas características muy especiales. Marta se esmera en el servicio a Jesús, mientras María, sentada delante de él, le hace compañía, le da conversación, le escucha y se muestra receptiva a su mensaje. Entre las dos hermanas ponen todos los elementos de una buena acogida a Jesús: Marta, el servicio amoroso y María, la apertura del corazón.
 
Así debería ser nuestra actitud ante Jesús que nos visita amorosamente: acoger su presencia por la fe, la confianza y el amor. Después, recibir su mensaje, hacer caso de su palabra, asimilar los valores que él nos propone. Es difícil para nosotros la actitud de silencio y quietud interior para esta acogida porque vivimos muy pendientes de las cosas: los intereses materiales, la diversión, los caprichos, las ilusiones, el estar pendientes de los demás, etc. Sucede que tenemos tiempo para todo y no lo encontramos para nosotros; vivimos cara afuera y no sabemos estar con nosotros mismos; buscamos las satisfacciones exteriores y somos incapaces de disfrutar de la paz interior. Todo ello es lo que Jesús nos propone cambiar y nos ofrece su ayuda para conseguirlo. Muchos de nosotros sabemos imitar perfectamente a Marta, ocupándonos continuamente de muchas cosas; pero no sabemos hacer como María: estar con Jesús, escuchar los latidos de su corazón, abrirnos a los valores interiores en los que encontraríamos la paz y la felicidad.
 
Es verdad que dar paso a este estilo de vida nos exige algunas renuncias, porque la sociedad consumista en la que vivimos nos embelesa y tiende a convertirnos en esclavos de lo que poseemos, y más todavía de lo que anhelamos poseer, sin que nos deje tiempo para lo que desearíamos ser. Ocupados en el afán de tener, de mejorar nuestra posición, de hacer cosas, perdemos la armonía interior, la paz del espíritu, el silencia creador. ¿Por qué no intentamos convertir la celebración del domingo en un espacio semanal de escucha y acogida como Marta y María?
(Mons. Enric Prat  - Imagen de Misioneros Digitales Católicos)
 
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
💕 Desde algún lugar de Argentina, nuestra lectora Cecilia Claudia B. agradece a Dios por un hermoso viaje al que ha sido invitada y en el cual están pasando muy lindos días.
 
Oremos: Bendito seas, Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
 
Meditación dominical
Continuando con el tema de la semana anterior, el Evangelio nos propone ahora no una parábola sino el hermoso relato de la estancia de Jesús en casa de Marta y María. Este texto nos muestra no sólo dos modelos de mujer, sino dos maneras diferentes de comportarse ante Dios y ante sus exigencias, así como ante la vida misma. Uno de esos modelos es la Marta inquieta y activa, y el otro es la María que reza y escucha. Desde nuestra espiritualidad del agradecimiento, precisamente porque está basada en la imitación de la Virgen María, tenemos que intentar unir los dos modelos, porque lo que de verdad nos importa es amar para expresarle el Señor nuestra gratitud. Lo que pasa es que amar significa en unas ocasiones rezar e ir a misa y, en otras, trabajar y hacer obras de caridad o de apostolado. Por amor habrá que ser diligente y laborioso, como lo fue Marta. a la vez, también por amor, habrá que ser contemplativo, como María. El que ama, reza. Pero, a la vez, el que ama trabaja. Nuestra vida tiene que transcurrir en la búsqueda del equilibrio entre ambas cosas, escuchando lo que Dios nos pide en cada momento e intentando aplicar aquel “ora et labora” de San Benito. Por otro lado, suele suceder que el que reza también trabaja, mientras que no siempre ocurre lo contrario. Así, vemos a personas, incluso representativas de la Iglesia como algunos sacerdotes, que son muy activos pero que no tienen tiempo para la oración. Orar, por lo tanto, es el paso primero en nuestro movimiento. Sabiendo, eso sí, que el paso segundo es el servicio al prójimo. Y siempre y en todo, el amor. Porque rezar es amar y cumplir con nuestros deberes y ayudar al necesitado también lo es.
(P. Santiago Martín)
 
Un año con María
Julio 20: Cerrar cosas
Cuando nos lastima alguien cercano, es más difícil cerrar la herida. Puede despertarte dos situaciones: vengarte o deprimirte. Vengarte es buscar que esa persona que te hizo daño sienta y viva lo que vos viviste, anclando en tu cabeza pensamientos negativos, dolorosos y hasta violentos. La depresión se produce porque no cierras la herida y no sueltas a la persona, te quedas girando en el pasado. Ambas cosas hacen daño al otro y a vos.
Haz como María: veía a su Hijo en la Cruz meditaba sus Palabras, confiaba en la voluntad de Dios y se abría a lo que vendría. Dios es el Dios de las sorpresas.
(PADRE LUIS ZAZANO)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
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