jueves, 24 de julio de 2025

Pequeñas Semillitas 6048

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 20 - Número 6048 ~ Jueves 24 de Julio de 2025
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Cuando el mundo te deprima, observa lo que te rodea con objetividad.
Avanza de manera positiva; no te dejes caer en una visión negativa. Mira las cosas tal y como son. No permitas que las trivialidades te distraigan.
Haz lo que puedas, como puedas, con los recursos que tienes a tu disposición. No menosprecies tus esfuerzos; cuentas con la fortaleza interior para cambiar lo que sea necesario. Enfréntate a la situación con la intención de remediarla; haz lo que necesites para resolverla y dejarlo atrás.
Avanza en dirección a la felicidad; encamínate hacia tus sueños y alcanza tu estrella. Y recuerda que eres tú, quien lleva las riendas, con la ayuda de Dios.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
- JUEVES 16 DEL TIEMPO ORDINARIO -
Primera Lectura: Éxodo 19, 1-2. 9-11. 16-20
 
Salmo: Daniel 3, 52. 53. 54. 55. 56
 
Santo Evangelio: Mt 13,10-17
En aquel tiempo, acercándose los discípulos dijeron a Jesús: «¿Por qué les hablas en parábolas?». Él les respondió: «Es que a vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene se le dará y le sobrará; pero a quien no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden. En ellos se cumple la profecía de Isaías: ‘Oír, oiréis, pero no entenderéis, mirar, miraréis, pero no veréis. Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y sus ojos han cerrado; no sea que vean con sus ojos, con sus oídos oigan, con su corazón entiendan y se conviertan, y yo los sane’.
»¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Pues os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron».
 
Comentario:
Hoy, recordamos la "alabanza" dirigida por Jesús a quienes se agrupaban junto a Él: «¡dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen!» (Mt 13,16). Y nos preguntamos: ¿Van dirigidas también a nosotros estas palabras de Jesús, o son únicamente para quienes lo vieron y escucharon directamente? Parece que los dichosos son ellos, pues tuvieron la suerte de convivir con Jesús, de permanecer física y sensiblemente a su lado. Mientras que nosotros nos contaríamos más bien entre los justos y profetas -¡sin ser justos ni profetas!- que habríamos querido ver y oír.
No olvidemos, sin embargo, que el Señor se refiere a los justos y profetas anteriores a su venida, a su revelación: «Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron» (Mt 13,17). Con Él llega la plenitud de los tiempos, y nosotros estamos en esta plenitud, estamos ya en el tiempo de Cristo, en el tiempo de la salvación. Es verdad que no hemos visto a Jesús con nuestros ojos, pero sí le hemos conocido y le conocemos. Y no hemos escuchado su voz con nuestros oídos, pero sí que hemos escuchado y escuchamos sus palabras. El conocimiento que la fe nos da, aunque no es sensible, es un auténtico conocimiento, nos pone en contacto con la verdad y, por eso, nos da la felicidad y la alegría.
Agradezcamos nuestra fe cristiana, estemos contentos de ella. Intentemos que nuestro trato con Jesús sea cercano y no lejano, tal como le trataban aquellos discípulos que estaban junto a Él, que le vieron y oyeron. No miremos a Jesús yendo del presente al pasado, sino del presente al presente, estemos realmente en su tiempo, un tiempo que no acaba. La oración -hablar con Dios- y la Eucaristía -recibirle- nos aseguran esta proximidad con Él y nos hacen realmente dichosos al mirarlo con ojos y oídos de fe. «Recibe, pues, la imagen de Dios que perdiste por tus malas obras» (San Agustín).
* Rev. D. Manel MALLOL Pratginestós (Terrassa, Barcelona, España) © Textos de Evangeli.net
 
Santoral Católico:
San Chárbel (Sarbelio) Makhlouf
Nació en una aldea del Líbano el año 1828. Desde muy joven manifestó su inclinación al retiro y la oración. El año 1851 ingresó en la Orden de los Maronitas Libaneses. Recibió la ordenación sacerdotal en 1859. Pasó la mayor parte de su vida religiosa en el monasterio de Annaya (Líbano). Con permiso de los superiores, se retiró a una pequeña ermita situada en un desierto cercano al monasterio, donde llevó una vida de gran austeridad, ayunando y orando todo el tiempo. No obstante, seguía perteneciendo al monasterio, al que volvía en las grandes fiestas. La vida litúrgica la celebraba en la ermita con otro ermitaño. El 16 de diciembre de 1898, mientras celebraba la eucaristía y precisamente en el momento de la elevación, sufrió una crisis de apoplejía, y murió el día 24 de diciembre, víspera de la Navidad de aquel mismo año. [Su memoria se celebra el 24 de julio].
Oración: Oh Dios, que llamaste a san Sarbelio, presbítero, al singular combate del desierto, y le enriqueciste de todo género de piedad, te rogamos que, habiendo imitado la pasión del Señor, merezcamos participar de su reino. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
(Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net)
 
Pensamiento del día
«Alguna vez saldrá alguien capaz de decir:
'aquí no manda la plata, sino la patria',
pero primero habrá que decirle a la patria,
y esto es lo difícil: '¡Aquí manda Dios!'»
(P. LEONARDO CASTELLANI)
 
Grandes Biografías:
Enrique Shaw
-Enrique Shaw: Un empresario con vocación de santidad-
Hijo de padres argentinos, Sara Tornquist y Alejandro Shaw, Enrique nació en París el 26 de Febrero de 1921. En el año 1923, su familia regresa a Argentina. Su madre fallece cuando Enrique tenía cuatro años, pero el padre cumplió el deseo póstumo de Sara y confió su formación religiosa a un sacerdote Sacramentino.
 
En el Colegio de La Salle de Buenos Aires fue un alumno sobresaliente. Pero lo que más distinguía a Enrique era su profunda fe religiosa: comulgaba diariamente y era miembro directivo de la Congregación Mariana.
 
A principios de 1936, después de cumplir 14 años, desea ingresar en la Escuela Naval Militar, a pesar a la oposición de su padre. Fue principalmente en los rigurosos mares del Sur donde ejerció una comprometida labor apostólica, dando un fuerte testimonio de fe. Figuró entre los tres mejores promedios de su clase y fue el más joven de los graduados hasta entonces en la institución.
 
Enrique fue siempre muy buen lector y buscaba ansiosamente responder a sus inquietudes. Autodidacta desde muy joven, a los 16 años comenzó a leer libros de economía, política, filosofía, historia y ciencia. Pero en ninguno de estos libros encontró la respuesta que él necesitaba. Una tarde del verano de 1939, en un folleto sobre ‘Doctrina Social de la Iglesia’, finalmente encuentra lo que estaba buscando. Él siempre llamó a esto “su conversión”.
 
Entre las amigas con las que sale y visita durante sus licencias en Buenos Aires, hay una que le llama especialmente la atención: Cecilia Bunge. Con ella se casa en 1943 y Dios bendice este matrimonio con nueve hijos.
 
En 1945 fue enviado por la Marina a la Universidad Estatal de Chicago (EE.UU.) para estudiar meteorología. Pero fue en ese año, cuando ya su familia estaba constituida y creciendo, en que se produjo un cambio notable en el rumbo de su vida: Enrique vio que Dios le pedía de ahora en más un apostolado específico. En un principio creyó que debía hacerse obrero, pero un sacerdote lo persuadió para que llevara el evangelio al mundo empresario al cual pertenecía su familia.
 
Toma esta nueva dirección, renuncia a la Marina y de regreso a la Argentina, se inicia como ejecutivo de las Cristalerías Rigolleau. En poco tiempo llegó a ser Gerente General y a conformar distintos directorios de otras empresas. Durante esos años fue formando una espiritualidad propia relacionada con su vocación de empresario cristiano: Como empresario sembrar esperanza. Ver la realidad. Renunciar al beneficio aparente del momento. Ser un puente entre quienes conocen el problema, y el sumergido que piensa en su problema inmediato Pronto se incorporó a la Acción Católica y al Movimiento Familiar Cristiano.
 
En 1946 el Episcopado le encarga organizar con otros empresarios la ayuda a la Europa de post guerra e intenta crear una entidad para que los empresarios “sean más cristianos”. Gracias al estímulo del Canónigo Cardijn concreta su aspiración y en 1952 funda ACDE (Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa) de la cual es su primer Presidente. Despliega así, una intensa acción evangelizadora dirigida a la clase empresaria tanto del país como de América Latina donde extiende el movimiento empresarial de UNIAPAC nacido en Europa pocos años antes. Que en la empresa -escribió- haya una comunidad humana; que los trabajadores participen en la producción y, por lo tanto, darle al obrero el sentido de pertenencia a una empresa. Ayudarlo a adquirir el sentido de sus deberes hacia la colectividad, el gusto por su trabajo y, por lo tanto, de la vida. Ser patrón no es un privilegio, es una función.
 
En 1957 se le descubre un cáncer. Inicia una tenaz lucha contra la enfermedad. Sin embargo esto no le impide mantener una intensa actividad participando en congresos, dictando conferencias, editando publicaciones, elaborando su diario y manuscritos. En estos últimos, empieza a despuntar el perfil de un hombre que va uniéndose cada vez más a Cristo: “No basta con hacer las cosas bien, o tal vez muy bien. Es necesario estar totalmente entregado a Cristo, pensar si cada acto está de acuerdo con las intenciones del Corazón de Cristo”.
 
En 1958 integra el primer Consejo de Administración de la Universidad Católica Argentina. Participa en la fundación de Caritas y del Serra Club. Es Presidente de los Hombres de Acción Católica. Organiza una librería a la que llama "Casa del Libro": una iniciativa apostólica para difundir temas de espiritualidad, de la Doctrina Social de la Iglesia, y otras cuestiones éticas y culturales.
 
Su salud empeora en 1962 pero no declina hasta el final su labor como dirigente. Pocas semanas antes de morir, en una reunión con el personal de la empresa, agradece a todos, especialmente a los obreros, los que donaron sangre para sus intervenciones quirúrgicas.
 
Viajó a Lourdes a pedido de los suyos, para pedir el milagro de su curación. Pero él ofreció su vida por familiares y amigos. Fallece el 27 de Agosto de 1962, a los 41 años, tras dolorosos padecimientos que enfrentó con entereza, coraje y una profundidad cristiana conmovedora.
 
Actualmente ACDE (Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa) es actor de su causa de canonización que está en la etapa diocesana.
(Aciprensa)
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
¡Qué lindo es tener la conciencia tranquila y dormir pacíficamente cuando ponemos la cabeza en la almohada! ¿Y cómo se logra esto? Simplemente cumpliendo los Diez Mandamientos, y confesándonos con un sacerdote si hemos tenido la desgracia de pecar gravemente.
Por eso es bueno también confesarse a menudo, aunque uno tenga la gracia de no cometer ya pecados graves, porque la confesión sacramental nos va curando las heridas que los pecados han dejado en nuestra alma y en nuestra conciencia, y así vamos siendo sanados y limpiados por la Sangre redentora de Cristo que se va derramando sobre nosotros en el momento en que el sacerdote nos da la absolución.
¡Qué bueno es Dios que nos da tantos recursos para que vivamos en paz y felices en este mundo! ¡Pero nosotros pocas veces los aprovechamos como debemos, porque estamos entretenidos en cosas secundarias, y el demonio hace lo imposible para que continuemos entretenidos en lo que no vale la pena!
Abramos los ojos y démonos cuenta de que si queremos vivir y dormir en paz, tenemos que vivir en paz con Dios, es decir, reconciliados con Él y con los hermanos, confesándonos al menos una vez al mes, y siendo cada vez más sencillos y honestos.
🌸
El hombre de fe es una roca inconmovible, una fortaleza inexpugnable.
La fe es una luz que surge en las tinieblas; da dimensión exacta a todo y lo cromatiza con colores auténticos: los colores de la gracia.
La fe es saber que Cristo vendrá para decir la palabra definitiva en la historia del hombre y del mundo.
Es una búsqueda continua, que alienta con sus hallazgos a seguir buscando.
La fe es una seguridad humilde y temblorosa; un sumergirse dulce y escalofriante en el regazo invisible de un gran Padre, que es Dios.
La fe es un trasplante de ojos, por el que penetra, en nuestra débil mirada, la comprensiva visión de un Dios de bondad.
El Papa San Pablo VI dijo: "La fe vivida se transforma en luz; amada, se convierte en fuerza; meditada, se vuelve espíritu".
Por eso de nada te sirve tener fe si no te comprometes con ella; y comprometerse con la fe es comprometerse con las nuevas y honestas transformaciones del mundo de hoy.
(Alfonso Milagro)
 
Un año con María
Julio 24: Ser buena persona
Ser buena persona es difícil porque tienes que defender tu verdad. No hay que confundir bondad con falta de personalidad.
María nos enseña a defender la verdad y comprender que hay un camino por el cual ir, asumir la vida desde la voluntad de Dios y no dejarnos pisotear creyendo que esto es humildad, porque Dios siempre cuidará tu dignidad.
(PADRE LUIS ZAZANO)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
PÁGINAS DE FELIPE DE URCA:
 
”PEQUEÑAS SEMILLITAS”
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