PEQUEÑAS
SEMILLITAS Año
20 - Número 6051 ~ Domingo 27 de Julio de 2025Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)¡Alabado sea Jesucristo!
Jesús oraba muchas veces. Los buenos israelitas solían hacerlo tres veces
al día. Por eso no era extraño para los apóstoles ver a Jesús que se ponía a
orar. Lo que
les impactaba no era el hecho de orar, sino la manera de orar: el darse
cuenta que Jesús hablaba verdaderamente con otra persona, que era su Padre, y
quizá muchas veces le escucharían las palabras tiernas que dirigía a su Padre
celestial. Por eso una vez que terminó su oración, le dijeron: “Señor,
enséñanos a orar”. Un motivo, que le dijeron, era que Juan Bautista había
enseñado a orar a sus propios discípulos.
Jesús, como respuesta, les enseñó el Padrenuestro. Es muy posible que no
fuese una oración en concreto que les enseñó una vez, sino que en diferentes
momentos
les fue enseñando cómo hablar con Dios y los deseos y peticiones más
importantes. De esas enseñanzas, que solían ser parecidas, san Mateo nos
presenta el “padrenuestro”, como lo conocemos, y san Lucas lo presenta hoy un
poquito más abreviado.
La Palabra de DiosLecturas del día- DOMINGO 17 DEL TIEMPO ORDINARIO -♡ Primera Lectura: Génesis 18, 20-32
♡ Salmo: Sal 137, 1-2a. 2bc-3. 6-7ab. 7c-8
♡ Segunda Lectura: Colosenses 2, 12-14
♡ Santo Evangelio: Lc 11,1-13
Un día que Jesús estaba en oración, en cierto lugar, cuando hubo
terminado, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan
lo enseñó a sus discípulos». Les dijo: «Cuando oréis, decid: ‘Padre,
santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Danos cada día el pan que
necesitamos. Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos
todos los que nos han ofendido. Y no nos expongas a la tentación’».
También les dijo Jesús: «Supongamos que uno de vosotros tiene un amigo, y
que a medianoche va a su casa y le dice: ‘Amigo, préstame tres panes, porque
otro amigo mío acaba de llegar de viaje a mi casa y no tengo nada que
ofrecerle’. Sin duda, aquel le contestará desde dentro: ‘¡No me molestes! La
puerta está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a
darte nada’. Pues bien, os digo que aunque no se levante a dárselo por ser su
amigo, se levantará por serle importuno y le dará cuanto necesite. Por esto os
digo: Pedid y Dios os dará, buscad y encontraréis, llamad a la puerta y se os
abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra y al que llama a la
puerta, se le abre. ¿Acaso algún padre entre vosotros sería capaz de darle a su
hijo una culebra cuando le pide pescado? ¿O de darle un alacrán cuando le pide
un huevo? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros
hijos, ¡cuánto más el Padre que está en el cielo dará el Espíritu Santo a
quienes se lo pidan!».
♡ Comentario:
Hoy Jesús en oración nos
enseña a orar. Fijémonos bien en lo que su actitud nos enseña. Jesucristo
experimenta en muchas ocasiones la necesidad de encontrarse cara a cara con su
Padre. Lucas, en su Evangelio, insiste sobre este punto.
¿De qué hablaban aquel día? No lo sabemos. En cambio, en otra ocasión, nos
ha llegado un fragmento de la conversación entre su Padre y Él. En el momento
en que fue bautizado en el Jordán, cuando estaba orando, «y vino una voz del
cielo: ‘Tú eres mi hijo; mi amado, en quien he puesto mi complacencia’» (Lc
3,22). Es el paréntesis de un diálogo tiernamente afectuoso.
Cuando, en el Evangelio de hoy, uno de los discípulos, al observar su
recogimiento, le ruega que les enseñe a hablar con Dios, Jesús responde:
«Cuando oréis, decid: ‘Padre, santificado sea tu nombre…’» (Lc 11,2). La
oración consiste en una conversación filial con ese Padre que nos ama con
locura. ¿No definía Teresa de Ávila la oración como “una íntima relación de
amistad”: «estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos
ama»?
Benedicto XVI encuentra «significativo que Lucas sitúe el Padrenuestro en
el contexto de la oración personal del mismo Jesús. De esta forma, Él nos hace
participar de su oración; nos conduce al interior del diálogo íntimo del amor
trinitario; por decirlo así, levanta nuestras miserias humanas hasta el corazón
de Dios».
Es significativo que, en el lenguaje corriente, la oración que Jesucristo
nos ha enseñado se resuma en estas dos únicas palabras: «Padre Nuestro». La
oración cristiana es eminentemente filial.
La liturgia católica pone esta oración en nuestros labios en el momento en
que nos preparamos para recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. Las siete
peticiones que comporta y el orden en el que están formuladas nos dan una idea
de la conducta que hemos de mantener cuando recibamos la Comunión Eucarística.
* Abbé Jean GOTTIGNY (Bruxelles,
Bélgica) © Textos de Evangeli.net
Palabras del Santo Padre Pío «Pensemos en el amor que Jesús nos tiene y en su
interés por nuestro bienestar, y estemos tranquilos, no dudando, pues Él con su
cuidado paternal nos asistirá siempre contra todos nuestros enemigos»
Predicación del Evangelio:El Padre NuestroDel Padre Nuestro se ha dicho todo. Es la oración por excelencia. El mejor
regalo que nos ha dejado Jesús. La invocación más sublime a Dios. Y, sin
embargo, repetida una y otra vez por los cristianos puede convertirse en rezo
rutinario, palabras que se repiten mecánicamente sin elevar el corazón a Dios.
Por eso es bueno que nos detengamos de vez en cuando a reflexionar sobre
esta oración en la que se encierra toda la vida de Jesús. Pronto nos daremos
cuenta de que solo la podemos rezar si vivimos con su Espíritu.
«Padre nuestro». Es el primer grito que brota del corazón humano cuando
vive habitado no por el temor a Dios, sino por una confianza plena en su amor
creador. Un grito en plural al que es Padre de todos. Una invocación que nos
arraiga en la fraternidad universal y nos hace responsables ante todos los
demás.
«Santificado sea tu Nombre». Esta primera petición no es una más.
Es el alma de toda esta oración de Jesús, su aspiración suprema. Que el «nombre»
de Dios, es decir, su misterio insondable, su amor y su fuerza salvadora se
manifiesten en toda su gloria y su poder. Y esto dicho no en actitud pasiva,
sino desde el compromiso de colaborar con nuestra propia vida a esa aspiración
de Jesús.
«Venga tu reino». Que no reinen en el mundo la violencia y el odio
destructor. Que reine Dios y su justicia. Que no reine el Primer Mundo sobre el
Tercero, los europeos sobre los africanos, los poderosos sobre los débiles. Que
no domine el varón a la mujer, ni el rico al pobre. Que se adueñe del mundo la
verdad. Que se abran caminos a la paz, al perdón y a la verdadera liberación.
«Hágase tu voluntad». Que no encuentre tanto obstáculo y
resistencia en nosotros. Que la humanidad entera obedezca a la llamada de Dios,
que desde el fondo de la vida invita al ser humano a su verdadera salvación.
Que mi vida sea hoy mismo búsqueda de esa voluntad de Dios.
«Danos el pan de cada día». El pan y lo que necesitamos para vivir
de manera digna, no solo nosotros, sino todos los hombres y mujeres de la
Tierra. Y esto dicho no desde el egoísmo acaparador o el consumismo irresponsable,
sino desde la voluntad de compartir más lo nuestro con los necesitados.
«Perdónanos». El mundo necesita el perdón de Dios. Los seres humanos
solo podemos vivir pidiendo perdón y perdonando. Quien renuncia a la venganza
desde
una actitud abierta al perdón se asemeja a Dios, el Padre bueno y
perdonador.
«No nos dejes caer en la tentación». No se trata de las pequeñas tentaciones
de cada día, sino de la gran tentación de abandonar a Dios, olvidar el
Evangelio de Jesús y seguir un camino errado. Este grito de socorro queda
resonando en nuestra vida. Dios está con nosotros frente a todo mal.
(P. José Antonio Pagola - Imagen de YouTube)
AgradecimientosImaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para
tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí
los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la
cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las
gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
💕 Desde Córdoba, Argentina, Daniel O. y su familia
agradecen a Dios, en primer lugar, y a todos los que rezaron por él, hombre
joven (51 años), que fue sometido a una complicada cirugía por cáncer de vejiga
y la superó con éxito. Igualmente seguimos rezando por su recuperación y los
tratamientos complementarios que tendrá que realizar.
💕 Desde San Francisco, Córdoba, Argentina, Mariel C.
agradece a la Divina Providencia por la nueva oportunidad laboral que se le
abre, rogando que la misma se concrete de acuerdo a sus aspiraciones.
Oremos: Bendito seas,
Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e
infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que
se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes
y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
Meditación dominical del P. Santiago MartínLa “palabra de vida” de
esta semana nos invita a ser humildes ante el Señor y a acudir a Él mostrándole
nuestras necesidades. Cristo nos anima a pedir y nos recuerda que Dios es amor
y que está siempre con los oídos abiertos para escuchar nuestras súplicas.
Sin embargo, hay algunos
“peros”. El primero está en la propia esencia de la petición. Pedir significa
rogar, no exigir. Y nosotros no sabemos, por lo general, pedir. El que pide no
se enfada si no se le concede lo pedido, pues sabe que está suplicando algo a
lo que no tiene derecho. Los favores se solicitan, no se reclaman. En cambio,
nosotros, aunque parezca que pedimos, en realidad lo que hacemos es exigir,
como demuestra nuestro comportamiento cuando no nos dan lo que hemos pedido:
enfados, alejamiento de Dios, incluso chantajes y pérdida de la fe. ¿No será
que Dios no te lo concedió porque pedías mal, porque, quizá sin darte tú
cuenta, más que pedir exigías?
El segundo inconveniente
está en que sólo pedimos cosas materiales. ¿Cómo debe sentirse Dios ante este
comportamiento nuestro? ¿No estaría mucho más dispuesto a ayudarnos si viera
que lo que nos preocupa por encima de todo es la santidad? ¿Y si probáramos a
pedirle con la misma insistencia tanto el amor a Él y al prójimo como el resto
de favores que suplicamos para nosotros o para los nuestros?
Por último, el que el
Señor nos anime a pedir no significa que sólo debamos pedir. Sin
agradecimiento, la petición se vuelve egoísmo y cansa a aquel al que se le está
pidiendo ayuda.
Un año con MaríaJulio 27: Relación de hoy, no de pasado
El griego Heráclito proclamó: “Nadie puede bañarse
dos veces en el mismo río”. Todo cambia, y nosotros mismos somos seres
dinámicos. Por eso, en toda relación se debe trabajar para no vivir del pasado,
hoy eres otro. En tu relación con Dios y María pasa lo mismo, no tiene que
descansar en experiencias hermosas pasadas; vive esta relación con Dios hoy y
en el hoy. Con María reza: “Señor, hoy quiero hacerte lugar en mi vida”.
(PADRE LUIS ZAZANO)
FELIPE-Jardinero de Dios-(el más pequeñito de todos) PÁGINAS DE FELIPE DE URCA: ”PEQUEÑAS SEMILLITAS”♡”JUAN PABLO II INOLVIDABLE”♡FACEBOOK de “FELIPE DE URCA”♡FACEBOOK de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”♡Canal de WHATSAPP de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”♡”X” (ex TWITTER) de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”♡INSTAGRAM: FELIPE DE URCA
Palabras del Santo Padre Pío
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