PEQUEÑAS
SEMILLITAS Año
19 - Número 5840 ~ Domingo 15 de Diciembre de 2024Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
El tercer domingo de Adviento es conocido en la liturgia cristiana, como
domingo de “gaudete”, que es lo mismo que el “domingo de la alegría”. La razón
es sencilla, al llegar el tercer domingo, es evidente que la noticia del
nacimiento de Dios se barrunta ya próxima y ante tal acontecimiento la alegría
es el sentimiento más normal. Todos nos sentimos un poco motivados a ella,
porque está ya cerca la Navidad.
Pero muchas veces nos basamos en la alegría barata y hueca que nos quieren
dar los anuncios de compras y de fiestas mundanas. Hoy la liturgia nos invita a
una alegría sincera y profunda, que es un don del Espíritu, que no tiene
directa relación con el placer o la comodidad o la fortuna, ni es cuestión de
temperamento, sino de la gracia y del saber que “el Señor está cerca”.
Ya en la primera lectura de la misa el profeta Sofonías alienta a la
alegría, porque después de muchas calamidades, el Señor se iba a hacer presente
con sus dones. Pero es san Pablo, en la segunda lectura, quien de una manera
más imperiosa y urgente nos dice que debemos estar alegres. Y lo repite. Ya
veía él lo que es una realidad entre nosotros: que es muy frecuente la
tentación de la tristeza, del pesimismo. Y por lo tanto no se puede seguir a
Cristo estando tristes.
Santa Teresa decía: “Un santo triste es un triste santo”. Quería decir que
era un santo falso o que no lo era.
La Palabra de Dios Lecturas del día ♡ Primera Lectura: Sof 3, 14-18
♡ Salmo: Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6
♡ Segunda Lectura: Flp 4, 4-7
♡ Santo Evangelio: Lc 3, 10-18
En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: «Pues ¿qué debemos hacer?». Y
él les respondía: «El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no
tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo». Vinieron también publicanos
a bautizarse, y le dijeron: «Maestro, ¿qué debemos hacer?». Él les dijo: «No
exijáis más de lo que os está fijado». Le preguntaron también unos soldados: «Y
nosotros, ¿qué debemos hacer?». Él les dijo: «No hagáis extorsión a nadie, no
hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada».
Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones
acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: «Yo
os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de
desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y
fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su
granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga». Y, con otras
muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva.
♡ Comentario:
Hoy la Palabra de Dios nos presenta, en pleno Adviento, al Santo Precursor
de Jesucristo: san Juan Bautista. Dios Padre dispuso preparar la venida, es
decir, el Adviento, de su Hijo en nuestra carne, nacido de María Virgen, de
muchos modos y de muchas maneras, como dice el principio de la Carta a los
Hebreos (1,1). Los patriarcas, los profetas y los reyes prepararon la venida de
Jesús.
Veamos sus dos genealogías, en los Evangelios de Mateo y Lucas. Él es hijo
de Abraham y de David. Moisés, Isaías y Jeremías anunciaron su Adviento y
describieron los rasgos de su misterio. Pero san Juan Bautista, como dice la
liturgia (Prefacio de su fiesta), lo pudo indicar con el dedo, y le cupo
—¡misteriosamente!— hacer el Bautismo del Señor. Fue el último testigo antes de
la venida. Y lo fue con su vida, con su muerte y con su palabra. Su nacimiento
es también anunciado, como el de Jesús, y es preparado, según el Evangelio de
Lucas (caps. 1 y 2). Y su muerte de mártir, víctima de la debilidad de un rey y
del odio de una mujer perversa, prepara también la de Jesús. Por eso, recibió
él la extraordinaria alabanza del mismo Jesús que leemos en los Evangelios de
Mateo y de Lucas (cf. Mt 11,11; Lc 7,28): «Entre los nacidos de mujer no hay
nadie mayor que Juan Bautista». Él, frente a esto, que no pudo ignorar, es un
modelo de humildad: «No soy digno de desatarle la correa de sus sandalias» (Lc
3,16), nos dice hoy. Y, según san Juan (3,30): «Conviene que Él crezca y yo
disminuya».
Oigamos hoy su palabra, que nos exhorta a compartir lo que tenemos y a
respetar la justicia y la dignidad de todos. Preparémonos así a recibir a Aquel
que viene ahora para salvarnos, y vendrá de nuevo a «juzgar a los vivos y a los
muertos».
* Cardenal Jorge MEJÍA Archivista y Bibliotecario de la S.R.I. (Città del
Vaticano, Vaticano) © Textos de Evangeli.net
Pensamiento del día «Aprended del mismo Juan un ejemplo de humildad. No
permitió que lo confundieran, se humilló a sí mismo. Comprendió dónde tenía su
salvación; comprendió que no era más que una antorcha, y temió que el viento de
la soberbia la pudiese apagar»
(SAN AGUSTÍN)
Predicación del Evangelio: Nos alegramos porque Él está cerca A lo mejor saben que este tercer domingo de Adviento se llama
"Domingo de Gaudete" o, en español, "Domingo de la
Alegría". Hoy debemos alegrarnos por un par de razones. Primero, hemos pasado
más de la mitad del tiempo de espera hacia la Navidad. Pero aún más importante,
la alegría caracteriza todo el tiempo de Adviento. Permítanme explicar esto con
más detalle.
Hace siglos, en Francia, el Adviento se consideraba un tiempo de
penitencia. Durante esta temporada, los catecúmenos se preparaban para ser
bautizados en la Fiesta del Bautismo del Señor. Por esta razón, la comunidad
ayunaba junto con los candidatos al bautismo. Sin embargo, esta no era la
costumbre en Roma donde se celebraba Adviento como preparación de Navidad.
Después de que la Iglesia Romana unificó las celebraciones, quedó claro que el
Adviento no es un tiempo de penitencia, sino de alegría. Esto se refleja en las
primeras lecturas de hoy. Y encontramos una razón para la alegría en el
evangelio.
En la primera lectura, el profeta Sofonías llama a Jerusalén a alegrarse,
explicando: “Tu Dios, tu poderoso salvador, está en medio de ti”. San Pablo, en
su carta a los Filipenses (segunda lectura), también exhorta a la alegría con
una razón similar: “El Señor está cerca”. Hoy nos alegramos porque sentimos la
inminente llegada del Señor entre nosotros.
El evangelio de hoy nos exhorta a realizar obras buenas. Todos debemos
ayudar a los necesitados, actuar con justicia impecable y decir siempre la
verdad. Cuando actuamos de esta manera, sentimos una profunda satisfacción por
haber llevado a cabo la justicia a la cual el Señor nos llama en nuestro
corazón. Además, nos llenamos de alegría porque la llegada del Señor nos trae
la promesa de una recompensa eterna.
En estos días de preparación para la Navidad, muchos buscan el placer.
Compran licores, preparan comidas especiales y planean vacaciones. Estos
placeres no son malos en sí mismos, pero no ofrecen la alegría que el Adviento
nos invita a experimentar. Es importante distinguir entre placer y alegría, ya
que este entendimiento nos ayuda a crecer espiritualmente.
El placer es una emoción del apetito sensual, algo que sentimos al entrar
en contacto con un bien exterior. Sin embargo, su efecto es pasajero y,
generalmente, individualista. Por ejemplo, ver un hermoso amanecer nos da un
momento de placer, pero no podemos compartir esa sensación con nadie que no lo
haya visto.
La alegría, en cambio, es una emoción del alma, del apetito espiritual.
Surge de actos virtuosos, de comprender una verdad profunda o de amar la
bondad. A menudo, la alegría perdura en la memoria porque no depende de cosas
materiales. Nacido del esfuerzo, la alegría puede compartirse con otras
personas que han tenido el mismo tipo de experiencia. Por ejemplo, la
satisfacción de haber alcanzado un título académico puede durar por años y
compartirse con otros que han trabajado mucho para lograr una meta.
En estos días antes de Navidad, experimentaremos la alegría si realizamos
obras de caridad. Los feligreses que preparan bolsas de alimentos para los
pobres sienten esta satisfacción del alma. Regresan a sus casas contentos
porque han respondido al mandato del Señor de alimentar a los hambrientos.
Sienten que Jesús está cerca para recompensarlos.
Sin embargo, no es necesario realizar grandes obras para experimentar la
alegría navideña. Solo necesitamos creer que Cristo está a mano para salvarnos
de nuestra locura.
.
(P. Carmelo Mele
O.P. - Imagen de Bionoticias.cl)
Nuevo vídeo y artículo Hay un nuevo vídeo
subido al blogde "Pequeñas Semillitas" en internetreferido al Evangelio de
este Domingo.Para verlo tienes que ir
al final de esta página: Hay nuevo material
publicado en el blog"Juan Pablo II inolvidable"sobre el tema: “Preparad
los caminos del Señor”Puedes acceder en la
dirección: Agradecimientos Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para
tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí
los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la
cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las
gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
💕 Desde el interior de la provincia de Córdoba,
Argentina, la médica Carmen, de 67 años de edad, agradece a Dios y a
quienes rezaron por ella, ya que luego de la cirugía del hombro fue sometida a
una biopsia de mama, la cual ha arrojado resultados benignos. Nos sumamos a la plegaria
de acción de gracias.
💕 Desde la ciudad de Córdoba, Argentina, Felipe, autor de esta página
agradece a Dios, a la Virgen de Lourdes, al beato Fray Mamerto Esquiú y a todos
los amigos que han rezado, pues el chequeo médico y cardiológico al que se
sometió en semanas anteriores ha dado resultados muy buenos y favorables.
Oremos: Bendito seas,
Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e
infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que
se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes
y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” Durante la actividad de San Juan Bautista, llegó un momento en que la
gente que escuchaba su predicación entendió que algo había que hacer.
Consideraron que habían recibido suficientes motivaciones y le preguntaron al
predicador que qué debían hacer, puesto que ya estaban convencidos. Juan les
contesta con la lección de la caridad. Si te sientes amado, les dice, ponte tú
a amar.
Esta fórmula sigue siendo válida y contiene en sí misma lo esencial de la
pedagogía divina utilizada por Cristo. Si Dios es amor, si crees que de verdad
Él te quiere, si estás convencido de que el Niño de Belén o el Crucificado del
Gólgota es el Hijo de Dios que nace y muere por ti, entonces no puedes
permanecer indiferente o en la mera contemplación. Tras contemplar, tas
llenarte de motivos, debes pasar a la acción, debes ponerte a amar.
Pero, ¿a quién amar? Ante todo, a aquellos con los que tengas alguna deuda
de amor: los tuyos. La familia, una vez más, se nos presenta como la primera
que debe recibir el don del amor. Después vienen los amigos, los compañeros de
trabajo o de estudios y también, y sobre todo, aquellos que muestran en su
cuerpo o en su espíritu la huella del dolor, de la necesidad.
No debes olvidar, y esto es lo importante, que no se trata de hacer las
cosas por mero sentimentalismo navideño, o por un humanitarismo altruista.
Generalmente estas motivaciones dan poco de sí y se agotan en una limosna
barata. Tienes una deuda de gratitud con Dios. Págala en el prójimo.
Propósito: ¿Con quién tengo deudas de amor? ¿Quién está quejoso porque
piensa que soy un desagradecido? ¿Quién, tenga derecho o no, necesita de mi
cariño? ¡Ámales como Cristo te ha amado!
(P. Santiago Martín)
Extractos de cartas del Padre Pío (Recopilación: P. Gianluigi Pasquale en “365
días con el Padre Pío”) 15 de diciembre
Me veo sumergido en un océano de fuego; la herida
que de nuevo me fue abierta sangra y sangra siempre. Sola ella bastaría para
causarme mil y más veces la muerte. Oh, Dios mío, ¿y por qué no muero? ¿O es
que no ves que, para el alma que tú llagaste, hasta la vida le es un tormento?
¿Tan cruel eres que permaneces sordo a los clamores de quien sufre, y no lo
confortas? Pero, ¿qué digo?... Perdóneme, padre, estoy fuera de mí, no sé lo
que digo. El exceso de dolor que me causa la herida, que está siempre abierta,
me lleva a enfurecerme en contra de mi voluntad; me hace salir de mí y me
conduce al delirio; y yo me veo incapaz de resistir.
Dígame, padre, claramente: ¿ofendo al Señor en estos
excesos en que caigo? ¿Qué debo hacer para no disgustar al Señor, si el grito
es impetuoso y no hay fuerza capaz de resistirlo?
¡Dios mío!... Pronto… que yo salga de la vida
física, ya que son inútiles todos los esfuerzos para escaparme de la muerte
espiritual. El cielo, creo yo, se ha cerrado para mí; y todos los esfuerzos y
llantos se vuelven contra mí, como saetas, para herir de muerte mi pobre
corazón. Mi oración parece que me resulta inútil; y mi espíritu abatido, al
primer intento por reencontrar la salida se topa con quien le priva de toda
valentía y poder, desanimándolo en la más absoluta impotencia y en la nada, en
el no poder nada para seguir arriesgándose; y, si es cierto que al momento se
aventura de nuevo, se encuentra reducido a la misma impotencia.
(5 de septiembre de 1918, al P. Benedetto da
San Marco in Lamis, Ep. I, 1071)
FELIPE -Jardinero de Dios-(el más pequeñito de todos) PÁGINAS DE FELIPE DE URCA: ”PEQUEÑAS SEMILLITAS”♡”JUAN PABLO II INOLVIDABLE”♡FACEBOOK de “FELIPE DE URCA”♡FACEBOOK de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”♡Canal de WHATSAPP de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”♡”X” (ex TWITTER) de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”♡INSTAGRAM: FELIPE DE URCA
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