PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
16 - Número 4592 ~ Jueves 25 de Febrero de 2021.Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) Alabado sea Jesucristo…
Qué
tremendo problema es estar conviviendo con una dificultad en el corazón y
tenerla perfectamente tapada para no verla. Es una inquietud que sin embargo la
Iglesia nos invita a considerar y lo hace a través de la Cuaresma.
Durante
estos cuarenta días, cuando leemos el Evangelio de cada día o cuando vayamos a
Misa los domingos, nos daremos cuenta de cómo la Biblia está constantemente
insistiendo sobre este tema: “Purificar el corazón, examinar el alma, acercarse
a Dios, estar más pegado a Él. Todo esto, en el fondo, es darse cuenta de quién
es Dios y quién somos nosotros.
Recorramos
así el camino de nuestra Cuaresma, en nuestro ambiente, en nuestra familia, en
nuestra sociedad, en nuestro trabajo, en nuestras conversaciones. Que el bajar
al corazón en esta Cuaresma sea el inicio de un camino que todos nosotros
hagamos, no solamente en este tiempo, sino todos los días de nuestra vida para
irnos encontrando cada día con el Único que da explicación a todo. Que la
Eucaristía sea para nosotros ayuda, fortaleza, luz, consuelo porque
posiblemente cuando entremos en nuestro corazón, vamos a encontrar cosas que no
nos gusten y podríamos desanimarnos. Hay que recordar que no estamos solos. Que
no vamos solos en este viaje al corazón sino que Dios viene con nosotros. Más
aún, Dios se ofrece por nosotros, en la Eucaristía, para nuestra salvación,
para manifestarnos su amor y para darse en su Cuerpo y en su Sangre por todos
nosotros.
(P. Cipriano Sánchez)
¡Buenos días María! Cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo
revolucionario de la ternura y del cariño.
En ella vemos que la humildad y la ternura no son
virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros
para sentirse importantes.
Esta dinámica de justicia y ternura, de contemplar y
caminar hacia los demás, es lo que hace de ella un modelo eclesial para la
evangelización.
(Franciscus)
La Palabra de Dios Lecturas del día ♥ Primera Lectura: Ester 14,1.3-5.12-14
♥ Salmo: Sal 138 (137),1-2a.2bc-3.7c-8
♥ Santo Evangelio: Mt 7,7-12
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Pedid
y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que
pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O hay acaso
alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le
pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar
cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos
dará cosas buenas a los que se las pidan! Por tanto, todo cuanto queráis que os
hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y
los Profetas».
♥ Comentario:
Hoy, Jesús nos habla de la necesidad y del poder de
la oración. No podemos entender la vida cristiana sin relación con Dios, y en
esta relación, la oración ocupa un lugar central. Mientras vivimos en este
mundo, los cristianos nos encontramos en un camino de peregrinaje, pero la
oración nos acerca a Dios, nos abre las puertas de su amor inmenso y nos
anticipa ya las delicias del cielo. Por esto, la vida cristiana es una continua
petición y búsqueda: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá»
(Mt 7,7), nos dice Jesús.
Al mismo tiempo, la oración va transformando el
corazón de piedra en un corazón de carne: «Si, pues, vosotros, siendo malos,
sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en
los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!» (Mt 7,11). El mejor
resumen que podemos pedir a Dios se encuentra en el Padrenuestro: «Venga a
nosotros tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo» (cf.
Mt 6,10). Por tanto, no podemos pedir en la oración cualquier cosa, sino
aquello que sea realmente un bien. Nadie desea un daño para sí mismo; por esto,
tampoco no lo podemos querer para los demás.
Hay quien se queja de que Dios no le escucha, porque
no ve los resultados de manera inmediata o porque piensa que Dios no le ama. En
casos así, no nos vendrá mal recordar este consejo de san Jerónimo: «Es cierto que
Dios da a quien se lo pide, que quien busca encuentra, y a quien llama le
abren: se ve claramente que aquel que no ha recibido, que no ha encontrado, ni
tampoco le han abierto, es porque no ha pedido bien, no ha buscado bien, ni ha
llamado bien a la puerta». Pidamos, pues, en primer lugar a Dios que haga
bondadoso nuestro corazón como el de Jesucristo.
* Rev. D. Joaquim
MESEGUER García (Rubí, Barcelona, España)
Santoral Católico: Beata María Ludovica de
ÁngelisReligiosa Nació en L'Aquila (Italia) el año 1880, de familia
campesina. Ingresó en la Congregación de Hijas de Nuestra Señora de la
Misericordia y, en 1907, la destinaron al Hospital de Niños de La Plata, en
Argentina, donde pasó el resto de su vida. Adoptó a los niños como su propia
familia y fue para ellos un ángel. Fue cocinera solícita y también responsable
de su comunidad. Se distinguió por su caridad y solicitud hacia los enfermos y
el personal hospitalario. Murió en 1962 y fue beatificada el 2004.
Para más información hacer clic acá.
* Directorio Franciscano
– Aciprensa – Catholic.net
Pensamientos cuaresmales “El ayuno nos ayuda a tomar conciencia de la
situación en la que viven muchos de nuestros hermanos (...) Al escoger
libremente privarnos de algo para ayudar a los demás, demostramos concretamente
que el prójimo que pasa dificultades no nos es extraño.”
(Benedicto XVI)
Historias: ¿Dónde están las manos
de Dios? Cuando observo el campo sin arar; cuando los aperos
de labranza están olvidados; Cuando la tierra está quebrada y abandonada me
pregunto: ¿Dónde estarán las manos de Dios?
Cuando observo la injusticia, la corrupción, el que
explota al débil; cuando veo al prepotente pedante enriquecerse del ignorante y
del pobre, del obrero, del campesino carente de recursos para defender sus
derechos, me pregunto: ¿Dónde estarán las manos de Dios?
Cuando contemplo a esa anciana olvidada; cuando su
mirada es nostalgia y balbucea todavía algunas palabras de amor por el hijo que
la abandonó, me pregunto: ¿Dónde estarán las manos de Dios?
Cuando veo al moribundo en su agonía llena de dolor;
cuando observo a su pareja deseando no verle sufrir; cuando el sufrimiento es intolerable
y su lecho se convierte en un grito de súplica de paz, me pregunto: ¿Dónde
estarán las manos de Dios?
Cuando miro a ese joven, antes fuerte y decidido,
ahora embrutecido por la droga y el alcohol; cuando veo titubeante lo que antes
era una inteligencia brillante y ahora harapos sin rumbo ni destino, me
pregunto: ¿Dónde estarán las manos de Dios?
Cuando a esa chiquilla que debería soñar en
fantasías, la veo arrastrar su existencia y en su rostro se refleja ya el
hastío de vivir, y buscando sobrevivir se pinta la boca, se ciñe el vestido y
sale a vender su frágil cuerpecito, me pregunto: ¿Dónde estarán las manos de
Dios?
Cuando aquel pequeño a las tres de la madrugada me
ofrece su periódico, su miserable cajita de dulces sin vender; cuando lo veo dormir en una puerta
titiritando de frío; cuando su mirada me reclama una caricia; cuando lo veo sin
esperanzas vagar con la única compañía de un perro callejero, me pregunto:
¿Dónde estarán las manos de Dios?
Y me enfrento a Él y le pregunto: ¿Dónde están tus
manos, Señor?
Para luchar por la justicia, para dar una caricia, un
consuelo al abandonado, rescatar a la juventud de las drogas, dar amor y
ternura a los olvidados.
Después de un largo silencio escuché su voz que me
reclamó: "No te das cuenta que tú eres mis manos, atrévete a usarlas para
lo que fueron hechas: para dar amor y alcanzar las estrellas".
Y comprendí que las manos de Dios somos "TÚ y
YO", los que tenemos la voluntad, el conocimiento y el coraje de luchar
por un mundo más humano y justo, aquellos cuyos ideales sean tan altos que no
puedan dejar de acudir a la llamada del destino, aquellos que desafiando el
dolor, la crítica y la blasfemia se retienen a sí mismos para ser las manos de
Dios.
Señor, ahora me doy cuenta que mis manos están sin
llenar, que no han dado lo que deberían de dar, te pido ahora perdón por el
amor que me diste y no he sabido compartir, las debo usar para amar y
conquistar la grandeza de la creación.
El mundo necesita de esas manos llenas de ideales,
cuya obra magna sea contribuir día a día a forjar una nueva civilización que
busque valores superiores, que compartan generosamente lo que Dios nos ha dado
y puedan llegar al final habiendo entregado todo con amor.
Y Dios seguramente dirá: ¡Esas son mis manos!
(Web Católico de Javier)
Reflexiones de Cuaresma Día 9º. Jueves 25 de
Febrero.
Conversión. La Cuaresma es buen momento para una
profunda conversión. Conversión significa cambiar la dirección de tu vida,
quizá perezosa, quizá facilona. ¡Cuántas veces buscas la felicidad en una vida
cómoda! Y sabemos que para alcanzar la felicidad lo que se necesita es amor,
servicio a los demás, corazón que se da. Es una paradoja: para vivir y ser
feliz, hay que morir, no buscar la felicidad cómodamente. Para tener hay que
dar. Ahora Jesús puede ayudarte. Te propongo un cambio en concreto, por si te
sirve: morir a la ley del gusto.
Debes morir a la ley del gusto: Hacer las cosas
porque me gusta, me apetece, me va bien... Un cristiano hace las cosas por dar
gusto a Jesús: Porque le gustará a Jesús, le dará una alegría, le interesará
que yo haga esto, o lo otro.
Madre mía, que siempre actúe para darle gusto a tu
Hijo; que muera a la ley del gusto mío. Esta es la elección que tengo que hacer
vivir esclavo de mis caprichos, o vivir con la ilusión de hacerme esclavo de
Dios. Prefiero esto último, María, pero ayúdame.
Continúa hablándole a Dios con tus palabras.
Año de San José San José, hombre justo y modelo de virtudes, es el Patrono
Universal de la santa Iglesia, y por lo tanto de todos nosotros. Es el santo
que tuvo en la tierra la misión más grande y noble: proteger al Niño Dios y su
Santísima Madre.
Febrero 25
San José, tú que eres el padre adoptivo del dueño de la
mies, danos jóvenes partícipes de esa redención que se renueva en cada misa. Descúbreles
el nuevo horizonte del mundo entero donde está la silenciosa súplica de otros
hermanos que piden constantemente la luz de la verdad y el calor del verdadero
amor. Así sea.
(P. Florentín Brusa, cmf)
FELIPE -Jardinero
de Dios-(el más pequeñito de
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¡Buenos días María!
La Palabra de Dios
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Año de San José
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