martes, 27 de octubre de 2015

Pequeñas Semillitas 2829

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 10 - Número 2829 ~ Martes 27 de Octubre de 2015
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
La verdad es que cuando uno a veces habla de santidad, ya se imagina las penitencias, los ayunos, las oraciones y todo lo que tiene que cumplir en su vida abnegada para alcanzar la santidad. Pero en realidad, si bien la santidad es un camino difícil, hay secretos que nos ayudan a alcanzarla con relativa facilidad. Por ejemplo la simplicidad. Efectivamente Dios es simple, y quiere que sus hijos sean simples como Él. Nosotros, en cambio, por ser hombres, tendemos a complicar las cosas.
Si tratamos de ser simples y sencillos, entonces estaremos en el camino que lleva a la santidad.
Y recordar que la santidad no es otra cosa que amar a Dios, perfecta o imperfectamente, basta que lo amemos. Y cuanto más amemos a Dios, tanto más santos seremos; sin olvidarnos que el amor a Dios tiene como dos amores, el amor a Dios propiamente dicho y el amor al prójimo, ambos se complementan, se requieren, y van juntos, de manera que no puede haber uno sin el otro, y forman una única realidad.
Busquemos la simplicidad, porque la santidad es simple, es ir soltando lastre para subir hacia las alturas, como los globos aerostáticos, que van soltando peso para ascender a las regiones celestes.
Sitio Santísima Virgen

¡Buenos días!

La rana y el mar
En tu vida se van dando posibilidades de cambiar para bien. Conviene que te detengas, evalúes con precaución las ventajas, y tomes decisiones sabias y prudentes, porque ésa es la forma normal de progresar. No caigas en el error de desechar todo cambio por principio; ni tampoco en el otro extremo, de creer que toda novedad es mejor. Aquí tienes una fábula sobre el tema.

He aquí una rana que había vivido siempre en un mísero y estrecho pozo, donde había nacido y habría de morir. Pasó cerca de allí otra rana que había vivido siempre junto al mar. Tropezó y se cayó en el pozo. -¿De dónde vienes? –preguntó la rana del pozo. -Del mar.  -¿Es grande el mar?  -Extraordinariamente grande, inmenso. La rana del pozo se quedó unos momentos muy pensativa y luego preguntó: -¿Es el mar tan grande como mi pozo? -¿Cómo puedes comparar tu pozo con el mar? Te digo que el mar es excepcionalmente grande, descomunal. Pero la rana del pozo, fuera de sí por la ira, gritó: -Mentira, no puede haber nada más grande que mi pozo; ¡nada! ¡Eres una mentirosa y ahora mismo te echaré de aquí.

Con frecuencia Dios, por sus profetas, invitó a Israel a revisar su estilo de vida para hacer los necesarios reajustes que exigía la alianza solemnemente pactada. La Palabra de Dios sigue invitándonos a cambiar para bien, y nos motiva con sabiduría a dar pasos de crecimiento espiritual. Ábrete a su mensaje y aprovecha su fuerza renovadora.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús decía: «¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo puso en su jardín, y creció hasta hacerse árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas». Dijo también: «¿A qué compararé el Reino de Dios? Es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo». (Lc 13,18-21)

Comentario
Hoy, los textos de la liturgia, mediante dos parábolas, ponen ante nuestros ojos una de las características propias del Reino de Dios: es algo que crece lentamente —como un grano de mostaza— pero que llega a hacerse grande hasta el punto de ofrecer cobijo a las aves del cielo. Así lo manifestaba Tertuliano: «¡Somos de ayer y lo llenamos todo!». Con esta parábola, Nuestro Señor exhorta a la paciencia, a la fortaleza y a la esperanza. Estas virtudes son particularmente necesarias a quienes se dedican a la propagación del Reino de Dios. Es necesario saber esperar a que la semilla sembrada, con la gracia de Dios y con la cooperación humana, vaya creciendo, ahondando sus raíces en la buena tierra y elevándose poco a poco hasta convertirse en árbol. Hace falta, en primer lugar, tener fe en la virtualidad —fecundidad— contenida en la semilla del Reino de Dios. Esa semilla es la Palabra; es también la Eucaristía, que se siembra en nosotros mediante la comunión. Nuestro Señor Jesucristo se comparó a sí mismo con el «grano de trigo [que cuando] cae en tierra y muere (...) da mucho fruto» (Jn 12,24).
El Reino de Dios, prosigue Nuestro Señor, es semejante «a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo» (Lc 13,21). También aquí se habla de la capacidad que tiene la levadura de hacer fermentar toda la masa. Así sucede con “el resto de Israel” de que se habla en el Antiguo Testamento: el “resto” habrá de salvar y fermentar a todo el pueblo. Siguiendo con la parábola, sólo es necesario que el fermento esté dentro de la masa, que llegue al pueblo, que sea como la sal capaz de preservar de la corrupción y de dar buen sabor a todo el alimento (cf. Mt 5,13). También es necesario dar tiempo para que la levadura realice su labor.
Parábolas que animan a la paciencia y la segura esperanza; parábolas que se refieren al Reino de Dios y a la Iglesia, y que se aplican también al crecimiento de este mismo Reino en cada uno de nosotros.
+ Rev. D. Francisco Lucas MATEO Seco (Pamplona, Navarra, España)

Santoral Católico:
Santos Vicente, Sabina y Cristeta
Mártires
Información haciendo clic acá.

La frase de hoy

“El encuentro de amor con Dios sólo es real, si no le ponemos límites, si no lo postergamos, si no frenamos su dinamismo de crecimiento. O crece o se muere. O crece o es falso. Pero si le ponemos límites, la dimensión más profunda del corazón gritará de dolor en medio de las ocupaciones y placeres terrenos. Y esas ocupaciones y placeres no podrán gozarse del todo, dejarán sabor a nada, gusto a poco, sensación de vacío”
~ Mons. Víctor M. Fernández ~

Biblioteca de archivos
Recuerda que en la página (blog) de "Pequeñas Semillitas" y también en "Juan Pablo II inolvidable", en la columna lateral derecha, hay un enlace con la misma imagen que ves arriba de este escrito, desde donde se ingresa a la Biblioteca de archivos. Allí se van agregando algunos de los powerpoint que se comparten con los suscriptores de "Pequeñas Semillitas" y también archivos de texto en formato PDF; todo lo cual puede ser visto online o bien puede descargarse a la computadora del usuario.
Entre los archivos de texto (pdf) están en forma completa los documentos papales: "Lumen Fidei", "Evangelii Gaudium", "Misericordiae Vultus" y "Laudato Si". También está el Diario de Santa Faustina y hay enlaces para ver películas con la vida de grandes santos de la Iglesia.

Tema del día:
Sínodo de la Familia y
divorciados en nueva unión
Los trabajos del Sínodo de los Obispos sobre la Familia terminaron este sábado y entre los diversos puntos que aparecen en el documento final, está el de los divorciados vueltos a casar; y también el de aquellos que estando separados o habiendo llegado al divorcio han decidido permanecer fieles al vínculo del matrimonio y no están en una nueva unión.

Divorciados pero fieles al vínculo del matrimonio
Sobre estos últimos, el numeral 83, aprobado por 248 votos contra 12, señala: “el testimonio de los que incluso en condiciones difíciles no ingresan en una nueva unión, permaneciendo fieles al vínculo sacramental, merece el aprecio y el sostenimiento de parte de la Iglesia. Ella quiere mostrarles a ellos el rostro de un Dios fiel al su amor y siempre capaz de volver a darles fuerza y esperanza. Las personas separadas o divorciadas pero no vueltas a casar, que con frecuencia son testimonio de la fidelidad matrimonial, son alentadas a encontrar en la Eucaristía el alimento que los sostenga en su estado”.

Divorciados vueltos a casar
El tema de los divorciados en nueva unión aparece en el documento final bajo el subtítulo “Discernimiento e integración” y está en los numerales 84 (aprobado por 187 votos contra 72), 85 (178 a favor, 80 en contra) y 86 (190 a favor, 60 en contra).

Para ser aprobado, cada numeral debe recibir un mínimo de 177 votos, es decir el voto de dos tercios de los obispos participantes.

A continuación ACI Prensa ofrece una traducción no oficial de estos tres numerales en los que se analiza la situación de los divorciados en nueva unión en la Iglesia, se recuerda que no están excomulgados y se propone una serie de formas para acompañar a estar personas en su vida de fe.

84.- Los bautizados que están divorciados y vueltos a casar civilmente deben estar más integrados en las comunidades cristianas en los diversos modos posibles, evitando toda ocasión de escándalo. La lógica de la integración es la clave de su acompañamiento pastoral, para que no solo sepan que pertenecen al Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, sino para que puedan tener una feliz y fecunda experiencia de ella. Son bautizados, son hermanos y hermanas, el Espíritu Santo derrama en ellos dones y carismas para el bien de todos.

Su participación puede expresarse en diversos servicios eclesiales: es necesario por ello discernir cuáles de las diversas formas de exclusión actualmente practicadas en el ámbito litúrgico, pastoral, educativo e institucional pueden ser superadas. Ellos no están y no deben sentirse excomulgados, y pueden vivir y madurar como miembros vivos de la Iglesia, sintiéndola como una madre que los acoge siempre, los cuida con afecto y los alienta en el camino de la vida y del Evangelio.

Esta integración es necesaria también para el cuidado y la educación cristiana de sus hijos, que deben ser considerados los más importantes. Para la comunidad cristiana, cuidar a estas personas no es un debilitamiento de la propia fe y del testimonio acerca de la indisolubilidad matrimonial, sino que así la Iglesia expresa en este cuidado su caridad.

85.- San Juan Pablo II ha ofrecido un criterio integral que permanece como la base para la valoración de estas situaciones: “Los pastores, por amor a la verdad, están obligados a discernir bien las situaciones. En efecto, hay diferencia entre los que sinceramente se han esforzado por salvar el primer matrimonio y han sido abandonados del todo injustamente, y los que por culpa grave han destruido un matrimonio canónicamente válido. Finalmente están los que han contraído una segunda unión en vista a la educación de los hijos, y a veces están subjetivamente seguros en conciencia de que el precedente matrimonio, irreparablemente destruido, no había sido nunca válido” (Familiaris Consortio, 84).

Es entonces tarea de los presbíteros acompañar a las personas interesadas en el camino del discernimiento según la enseñanza de la Iglesia y las orientaciones del Obispo. En este proceso será útil hacer un examen de conciencia, a través de momentos de reflexión y arrepentimiento.

Los divorciados vueltos a casar deberían preguntarse cómo se han comportado con sus hijos cuando la unión conyugal entró en crisis, si hubo intentos de reconciliación, cómo está la situación del compañero abandonado, qué consecuencia tiene la nueva relación sobre el resto de la familia y la comunidad de fieles, qué ejemplo ofrece a los jóvenes que se deben preparar para el matrimonio. Una sincera reflexión puede reforzar la confianza en la misericordia de Dios que no se le niega a ninguno.

Además, no se pueden negar que en algunas circunstancias “la imputabilidad y la responsabilidad de una acción pueden quedar disminuidas e incluso suprimidas” (CCC, 1735) a causa de diversos condicionamientos. Como consecuencia, el juicio sobre una situación objetiva no debe llevar a un juicio sobre la “imputabilidad subjetiva” (Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, Declaración del 24 de junio de 2000, 2a).

En determinadas circunstancias las personas encuentran grandes dificultades para actuar de modo distinto. Por ello, mientras se sostiene una norma general, es necesario reconocer que la responsabilidad respecto a determinadas acciones o decisiones no es la misma en todos los casos.

El discernimiento pastoral, teniendo en cuenta la conciencia rectamente formada por las personas, debe hacerse cargo de estas situaciones. También las consecuencias de los actos realizados no son necesariamente las mismas en todos los casos.

86.- El recorrido de acompañamiento y discernimiento orienta a estos fieles a la toma de conciencia de su situación ante Dios. El coloquio con el sacerdote, en el fuero interno, concurre con la formación de un juicio correcto sobre lo que obstaculiza la posibilidad de una participación más plena en la vida de la Iglesia y sobre los pasos que pueden favorecerla y hacerla crecer.

Dado que en la misma ley no hay gradualidad (FC, 34), este discernimiento no podrá nunca prescindir de las exigencias de la verdad y la caridad del Evangelio propuesta por la Iglesia. Para que esto suceda, deben garantizarse las necesarias condiciones de humildad, reserva, amor a la Iglesia y a su enseñanza, en la búsqueda sincera de la voluntad de Dios y en el deseo de alcanzar una respuesta más perfecta a ella.
Walter Sánchez Silva / Aciprensa

NOTA: En la sección "Biblioteca de Pequeñas Semillitas" se puede leer completo el discurso conclusivo del Sínodo de la Familia, pronunciado por el Papa Francisco el día sábado 24.

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los inmigrantes del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Unidos a María
De donde resulta que el alma anhele ser toda de Dios, como escribe San Juan de la Cruz, ha de buscar no el gozo, sino el padecimiento en todas las cosas: “Porque buscarse a sí en Dios es buscar los regalos y recreaciones de Dios; mas buscar a Dios en sí es no sólo querer carecer de esto y de lo otro por Dios, sino inclinarse a escoger por Cristo todo lo más desabrido, tanto de Dios, como del mundo, y esto es amor de Dios”; y así ha de abrazar ávidamente todas las mortificaciones voluntarias, y con mayor avidez aún y amor las involuntarias, porque éstas son más queridas de Dios. Salomón dijo: Mejor es el sufrido que un héroe. Sin duda que agrada a Dios quien se mortifica con ayunos, cilicios y disciplinas, porque mortificándose da pruebas de varonil entereza; pero mucho más agradable es a Dios holgarse en los trabajos y sufrir pacientemente las cruces que Él nos manda.

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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