viernes, 23 de octubre de 2015

Pequeñas Semillitas 2827

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 10 - Número 2827 ~ Viernes 23 de Octubre de 2015
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
En cierta parroquia, un anciano estaba gravemente enfermo y el párroco fue a visitarlo. Apenas entró en la habitación, el sacerdote advirtió una silla vacía. Estaba al lado de la cama como algo misterioso, como si estuviera ocupada por un ser invisible. El enfermo le dijo:
— Padre, pienso que en esta silla está sentado Jesús. Hace muchos años, cuando no sabía rezar, descubrí que orar era hablar amigablemente con Jesús. Así que ahora me imagino que Jesús está sentado en esta silla. Le hablo, lo escucho, le cuento mis cosas y le digo que lo amo. Y me siento contento.
Unos días más tarde, se presentó en el despacho parroquial la hija del enfermo y le comunicó al párroco que su padre había muerto. Y le dijo:
— Lo dejé solo un par de horas. Al volver a su habitación, lo encontré muerto, con la cabeza apoyada en la silla vacía, que tenía siempre al lado de su cama.
El sacerdote comprendió que había muerto en los brazos de Jesús.

¡Buenos días!

El papel arrugado
Respetar y comprender son actitudes que están en la base de la convivencia humana. La regla de oro de todas las grandes religiones es: “No hagas a otro lo que no te gusta que te hagan a ti” (Tob.  4, 15). Sin comprensión y respeto se viene abajo el amor a los hermanos.

Cuando era niño tenía rabietas a la menor provocación, y la mayoría de las veces después de  estos arrebatos, me sentía avergonzado y me esforzaba por consolar a quien había dañado. Un día mi maestro, que me vio pidiendo excusas después de una explosión de ira, me llevó al aula y me entregó una hoja de papel lisa y me dijo: —¡Estrújala! Asombrado obedecí e hice con él una bolita. —Ahora —volvió a decirme— déjalo como estaba antes. Por más que traté de dejarlo bien liso, el papel quedó lleno de pliegues y arrugas. —El corazón de las personas —me dijo— es como ese papel... La impresión que en ellos dejas, será tan difícil de borrar como esas arrugas y esos pliegues. Así aprendí a ser más comprensivo y paciente.

La incomprensión entre las personas es una deficiencia común. Entre los mismos miembros de la familia, en las asociaciones apostólicas y grupos humanos sucede lo que la Reina de la Paz señaló en un mensaje: “Hijitos, oren y no permitan que Satanás actúe en sus vidas con malentendidos, incomprensiones y faltas de aceptación entre unos y otros”.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: ‘Va a llover’, y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: ‘Viene bochorno’, y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo». (Lc 12,54-59)

Comentario
Hoy, Jesús quiere que levantemos nuestra mirada hacia el cielo. Esta mañana, después de tres días de lluvia persistente, el cielo ha aparecido luminoso y claro en uno de los días más espléndidos de este otoño. Vamos entendiendo en el tema de cambios de tiempo, ya que ahora los meteorólogos son casi como de la familia. En cambio, nos cuesta más entender en qué tiempo estamos o vivimos: «Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo?» (Lc 12,56). Muchos de los que escuchaban a Jesús dejaron perder una ocasión única en la historia de toda la Humanidad. No vieron en Jesús al Hijo de Dios. No captaron el tiempo, la hora de la salvación.
El Concilio Vaticano II, en la Constitución Gaudium et Spes (n. 4), actualiza el Evangelio de hoy: «Pesa sobre la Iglesia el deber permanente de escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio (…). Es necesario, por tanto, conocer y comprender el mundo en que vivimos y sus esperanzas, sus aspiraciones, su modo de ser, frecuentemente dramático».
Cuando observamos la historia, no nos cuesta mucho señalar las ocasiones perdidas por la Iglesia por no haber descubierto el momento entonces vivido. Pero, Señor: ¿cuántas ocasiones no habremos perdido ahora por no descubrir los signos de los tiempos o, lo que es lo mismo, por no vivir e iluminar la problemática actual con la luz del Evangelio? «¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?» (Lc 12,57), nos vuelve a recordar hoy Jesús.
No vivimos en un mundo de maldad, aunque también haya bastante. Dios no ha abandonado su mundo. Como recordaba san Juan de la Cruz, habitamos en una tierra en la que anduvo el mismo Dios y que Él llenó de hermosura. La beata Teresa de Calcuta captó los signos de los tiempos, y el tiempo, nuestro tiempo, ha entendido a la beata Teresa de Calcuta. Que ella nos estimule. No dejemos de mirar hacia lo alto sin perder de vista la tierra.
Rev. D. Frederic RÀFOLS i Vidal (Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Juan de Capistrano
Presbítero
Nació en Capestrano (Abruzzo, Italia) el año 1386. Estudió Derecho en Perusa y durante algún tiempo ejerció el oficio de juez, hasta que en una revuelta popular lo encarcelaron. Al verse libre como por milagro, experimentó una profunda crisis religiosa, que le llevó a entrar en la Orden franciscana en 1416. Ordenado de sacerdote, ejerció incansablemente el apostolado de la predicación por gran parte de Europa, trabajando en la reforma de costumbres, la formación del clero y la lucha contra las herejías. Fue amigo íntimo de san Bernardino de Siena y colaboró con él en la reforma de la Orden y en la difusión de la devoción al nombre de Jesús. Fue Vicario general de los Observantes cismontanos y ocupó otros cargos. Alentó a los cristianos a participar en la cruzada y trató de lograr la unión de los príncipes cristianos europeos frente a la invasión de los turcos mahometanos hacia Belgrado. Escribió obras ascéticas y jurídicas. Murió en Illok el 23 de octubre de 1456.
Oración: Oh Dios, que suscitaste a san Juan de Capistrano para confortar a tu pueblo en las adversidades, te rogamos humildemente que reafirmes nuestra confianza en tu protección y conserves en paz a tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano    

La frase de hoy

“Nada es habitual
en el largo camino de la vida.
Camínalo poco a poco,
y saborea todos los momentos,
tanto los dulces como los amargos,
pues de cada uno de ellos sacarás,
alguna experiencia que te facilitara encontrar
la prosperidad en el futuro.
No te obsesiones con los fracasos pasados,
pero tampoco los olvides,
pues forman parte de tu vida”

Aviso de breve ausencia
Informo a los lectores que “Pequeñas Semillitas” no se editará dos días: sábado 24 (pues realizaré un Retiro Espiritual) y domingo 25 (descanso). Volvemos, si Dios así lo quiere, el lunes 26.

Historias:
Mr. Fleming 
Su nombre era Fleming, un agricultor pobre de Inglaterra. Un día, mientras trataba de ganarse la vida para su familia, escuchó a alguien pidiendo ayuda desde un pantano cercano. Inmediatamente soltó sus herramientas y corrió hacia el pantano.

Allí, enterrado hasta la cintura en el lodo negro, estaba un niño aterrorizado, gritando y luchando tratando de liberarse del lodo. El agricultor Fleming salvó al niño de lo que pudo ser una muerte segura, lenta y terrible.

Al día siguiente, un carruaje muy pomposo llegó hasta los predios del agricultor inglés. Un noble inglés, elegantemente vestido, se bajó del vehículo y se presentó a sí mismo como el  padre del niño que Fleming había salvado.

- Yo quiero recompensarlo, -dijo el noble inglés-, Usted salvó la vida de mi hijo.
- No, yo no puedo aceptar una recompensa por lo que hice, -respondió el agricultor inglés, rechazando la oferta-, sólo hice lo que debía. En ese momento el propio hijo del agricultor salió a la puerta de la casa de la familia.

-¿Es este su hijo? preguntó el noble inglés.
-Sí, -respondió el agricultor lleno de orgullo.
- Le voy a proponer un trato, déjeme llevar a su hijo y ofrecerle una buena educación. Si él es parecido a su padre, crecerá hasta convertirse en un hombre del cual usted estará muy orgulloso. El agricultor aceptó.

Con el paso del tiempo, el hijo de Fleming el agricultor, se graduó en la Escuela de Medicina de St. Mary's Hospital en Londres, y se convirtió en un personaje mundialmente conocido.

Algunos años después, el hijo del noble inglés, cayó enfermo de pulmonía.
-¿Qué lo salvó? La Penicilina.
-¿El nombre del noble inglés? Randolph Churchill.
-¿El nombre de su hijo? Sir Winston Churchill, primer ministro británico durante la II Guerra mundial, y uno de los artífices de la resistencia inglesa, y del fin del nazismo.
-El nombre del hijo del agricultor, Alexander Fleming, descubridor de la Penicilina.

Un sólo acto "insignificante", cambió la historia.

Nuestros actos como cristianos jamás pasaran por desapercibidos… Recuerda que Dios siempre estará presente para tornar nuestro granito de arena en grandes cosas. No olvidemos que la manera en que nos comportemos afectará a los que nos rodean y aún más a nosotros mismos. Refleja siempre a Jesús que vive en ti.

Oración por la Patria 
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Nos sentimos heridos y agobiados.
Precisamos tu alivio y fortaleza.
Queremos ser nación, una nación cuya identidad
sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común.
Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios
para amar a todos sin excluir a nadie,
privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden,
aborreciendo el odio y construyendo la paz.
Concédenos la sabiduría del diálogo
y la alegría de la esperanza que no defrauda.
Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor,
cercanos a María, que desde Luján nos dice:
¡Argentina! ¡Canta y camina!
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Amén.

Pedidos de oración

Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los inmigrantes del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
En vísperas de las elecciones presidenciales en Argentina, pedimos por la Patria.

Unidos a María
Si queremos llegar a la unión con Dios, que eso es la santidad, entonces tenemos que unirnos más estrechamente a la Virgen, pues quien se entrega a Ella y se une con María, automáticamente se une a Dios, Uno y Trino.
Todas las demás criaturas nos pueden alejar de Dios si acudimos a ellas, o al menos retrasar nuestra unión con Él. Pero no sucede así con María Santísima, porque Ella es la criatura que está toda llena de Dios, la que está más transformada en Dios, y no es obstáculo sino camino raudo para que nos unamos a la divinidad.
Amemos mucho a María, que no hay peligro de exageraciones, pues Ella merece todo amor, y así como debemos amar a Dios sobre todas las cosas y sobre todos; así también hagamos el esfuerzo de amar a María con todo nuestro ser. Entonces, si hacemos así, seremos los predilectos del Señor, porque amamos a su Madre, y Él volcará sobre nuestro regazo un mar de dones, gracias y favores de todo tipo, porque se siente feliz de que amemos a su Criatura predilecta, la Santísima Virgen María.
Pero es que, además, nos conviene unirnos muy estrechamente a María, para ser defendidos de los demonios, que tienen horror de la Virgen, y dejan en paz a sus fieles servidores.
En estos tiempos en que necesitamos tanto consuelo, pues hay muchos motivos para desalentarnos y descorazonarnos, es necesario que vayamos a María y nos cobijemos bajo su manto, para que Ella nos proteja de todo mal.

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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