martes, 6 de octubre de 2015

Pequeñas Semillitas 2810

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 10 - Número 2810 ~ Martes 6 de Octubre de 2015
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
En este “Mes del Santo Rosario” recordemos que la Hermana Lucía (una de los tres videntes de Nuestra Señora de Fátima en Portugal, 1917) confió al Padre Fuentes el 26 de diciembre 1957 que: "La Santísima Virgen le había dado una nueva eficacia al rezo del Rosario. No hay problema, por difícil que sea, que no podamos resolver por medio del rezo del Santo Rosario."
La más antigua de las victorias del Rosario es una victoria contra los cátaros. Tuvo lugar el 12 de septiembre del 1213 en Muret. Fue librada por 800 caballeros franceses llamados por el Papa Inocencio III y dirigidos por Simón de Montfort quienes se enfrentaron a un ejército de 34.000 hombres: cátaros reforzados por los españoles, dirigidos por Pedro II de Aragón. Durante la batalla, Santo Domingo mandó rezar el Rosario en la iglesia de Muret. La victoria fue fulgurante: 8 muertos del lado francés y 10.000 del lado español y cátaro, entre ellos Pedro II. Esto permitió el retorno de la paz

¡Buenos días!

Benito Labre: mendigo santo
Benito José, vestido de harapos, tenía un aspecto repulsivo para la mayoría, pero en algunos generaba una honda admiración. Cierto día, le preguntaron de qué estaba hecho su corazón. El respondió: —De fuego para Dios, de carne para el prójimo, de bronce para conmigo mismo. Como los pájaros del cielo se alimentaba de lo que Dios le ofrecía. —Se ofende a Dios —dijo al cura de Cossignano— porque no se conoce su bondad.

Cuando san Benito Labre hablaba del misterio de la Santísima Trinidad, su rostro se hacía tan luminoso como el sol o lloraba a lágrima viva. Un día un teólogo le hizo este reproche: «Tú hablas siempre de la Santísima Trinidad, ¿pero qué sabes de ella?» Y Benito le respondió: «No sé nada... pero, mira me siento arrebatado». Y al decir esto hacía un gesto con la mano que decía mucho más que todas sus palabras. Qué hermosa respuesta de este santo, mendigo por las calles de Roma. En verdad se sentía fascinado por la Trinidad, porque el fuego de la zarza ardiente se había apoderado de su corazón.

En Loreto, un sacerdote, al verlo acostado en el frío suelo del atrio, le preguntó: —¿No sabe, hermano, que el frío de la piedra y el aire del campanario pueden matarlo?  Y Benito José sonriendo dulcemente y con humilde acento, le dijo: —Dios lo quiere así. Los pobres dormimos en el lugar donde nos llega la noche... Los pobres no necesitamos buscar una cama demasiado cómoda... Además, padre, me gusta estar solo con Dios... Te espero mañana aquí.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada». (Lc 10,38-42)

Comentario
Hoy, como cada día, puedes aprender del Evangelio. Jesús, invitado en el hogar de Betania, nos da una lección de humanidad: Él, que quería a la gente, se deja querer, porque las dos cosas son importantes. Rechazar las muestras de afecto, de Dios y de los demás, sería un grave error, de consecuencias nefastas para la santidad.
¿Marta o María? Pero..., ¿por qué enfrentar a quienes tanto se querían, y querían tanto a Dios? Jesús amaba a Marta y María, y a su hermano Lázaro, y nos ama a cada uno de nosotros.
En el camino de la santidad no hay dos almas iguales. Todos procuramos amar a Dios, pero con estilo y personalidad propios, sin imitar a nadie. Nuestro modelo está en Cristo y la Virgen. ¿Te molesta la manera de tratar a Dios de otros? Intenta aprender de su piedad personal.
«Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude» (Lc 10,40). Servir a los demás, por amor a Dios, es un honor, no una carga. ¿Servimos con alegría, como la Virgen a su prima santa Isabel o en las bodas de Caná, o como Jesús, en el lavatorio de los pies en la Última Cena?
«Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola» (Lc 10,41-42). No perdamos la paz, ni el buen humor. Y para eso, cuidemos la presencia de Dios. «Sabedlo bien: hay un algo santo, divino, escondido en las situaciones más comunes, que toca a cada uno de vosotros descubrir (…); o sabemos encontrar en nuestra vida ordinaria al Señor, o no lo encontraremos nunca» (San Josemaría).
«María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada» (Lc 10,42). Dios nos quiere felices. Que nuestra Madre del Cielo nos ayude a experimentar la alegría de la entrega.
Rev. D. Josep RIBOT i Margarit (Tarragona, España)

Santoral Católico:
San Bruno
Fundador de los Cartujos
Nació en Colonia (Alemania) hacia el año 1035. Formado y ordenado de sacerdote en Reims (Francia), el arzobispo le encargó la dirección de los estudios y escuelas de su diócesis. Fue maestro de Teología y sus comentarios de la Escritura fueron bien acogidos. Pero Bruno buscaba otra cosa y se fue a Molesme, donde estaba naciendo la reforma Cisterciense. Deseoso de mayor silencio y soledad, en 1084 fundó un pequeño eremitorio en el lugar salvaje y casi inaccesible del desierto de la Cartuja, cerca de Grenoble, que iba a servir de modelo para las Cartujas de todo el mundo. El año 1090 Urbano II le ordenó ir a Roma para el servicio de la Sede Apostólica. La vocación del Santo era otra. El Papa lo comprendió y le permitió retirarse al desierto, sin salir de Italia. Aquel mismo año marchó Bruno a la soledad de Squillace (Calabria), y allí se durmió en la paz del Señor, en el monasterio de La Torre, el 6 de octubre de 1101.
Oración: Señor, Dios nuestro, tú que llamaste a san Bruno para que te sirviera en la soledad, concédenos, por su intercesión, que, en medio de las vicisitudes de este mundo, vivamos entregados siempre a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano    

Palabras del Papa Francisco
“El Sínodo no es un congreso, ni un parlamento o un senado donde hay que ponerse de acuerdo. El Sínodo es una expresión eclesial, es la Iglesia que camina junta para leer la realidad con los ojos de la fe y con el corazón de Dios, es la Iglesia que se interroga sobre la fidelidad al depósito de la fe que por eso no representa un museo para verlo o cuidarlo sino una fuente viva de la que la Iglesia se sacia para saciar el depósito de la vida”

Tema del día:
Meditando las palabras del Ave María
Vamos a meditar las palabras del Ave María, para que al repetirlas disfrutemos más el Rosario en este mes que le es dedicado.

Dios te salve
Te saludo con todo mi amor y con toda la alegría de mi corazón. Dios te salve, Bendita. Y bendícenos a nosotros, los hijos de la Bendita entre todas las mujeres. Todos tus hijos del mundo, en las ciudades populosas, en los valles y montañas de los cinco continentes te saludan a diario cuando rezan el avemaría. Yo me uno a ese coro de hijos amantes y felices. Oh Madre bendita. Sí, bendita mil veces, bendita para siempre. Dios te salve…

María
Me encanta pronunciar tu nombre porque es el tuyo: María, Virgen María, Santa María de Guadalupe. Tu nombre ha poblado de bellas iglesias las ciudades y las montañas. Lo pronuncian con grandísimo amor y ternura los jóvenes, los adultos y los niños, Tu nombre lo llevan con orgullo santo millones de mujeres del mundo cristiano. Porque te aman y porque quieren parecerse a Ti. Necesitamos de verdad en nuestro mundo muchas Marías que tengan un corazón parecido al tuyo. María bendita, míranos con tus ojos de cristal, con tus ojos purísimos de paloma, y llénanos de tu perfumada presencia, de tu ternura inmensa, de tu fe y de tu amor. Dios te salve, María…

Llena eres de gracia
Cántaro que rebosa de la gracia, de la vida de Dios, de su amor inefable, de su santidad. Más santa y pura que todos los santos, más que los querubines y serafines. Por eso la belleza de tu alma y de tu rostro son el encanto de tu Dios. Y el encanto de nosotros también. Nos colma de tanta alegría saber que nuestra madre es tan santa, tan bella, tan pura y tan sencilla. Así te saludó el ángel: Llena de gracia, impresionado de tu alma. Dios te salve, María, llena eres de gracia…

El Señor es contigo
Esta frase de la Biblia siempre va después del “No tengas miedo”. Desde que naciste Dios ha estado contigo, porque te cuidó como a su perla preciosa, a su rosa exquisita. Él te preparó desde muy niña con sus manos santas para que fueras después su Madre santa. Todo el amor infinito de Dios cuidando una flor llamada María. Estuvo contigo en tus años de infancia cuidando a la niña más bella, más santa, más querida. Te cuidó en la adolescencia preparando tu alma y tu cuerpo bendito y santísimo para la maternidad. El Señor está contigo: Te lo dijo un arcángel y él sabía lo que decía. Contigo estuvo en los años de tu embarazo, dentro de tu seno, haciéndose un niño por amor a nosotros. Toda tu vida terrena estuvo contigo. Y Tú estuviste con Él. Fuiste madre, nueva Eva, corredentora. Estuvo contigo en la cruz, muriendo junto a Ti. También estuviste Tú con Él, hasta que murió en el patíbulo y pasó de los brazos muertos de la cruz a los brazos vivos y amorosos de su madre. Estuvo contigo en los años de tu soledad, santificando a su madre amadísima, para que llegara al cielo resplandeciente como el sol y blanca como la luna. Contigo está y estará por toda la eternidad en el cielo. Dios te salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo….

Bendita Tú eres entre todas las mujeres
¿Qué es Eva comparada contigo? ¿Qué son las mujeres de la tierra junto a Ti? Tú eres la imagen perfecta, única de la mujer que quiso crear. Por eso, las mujeres, si no se llaman Marías, al menos deben serlo, parecerse a Ti que eres el modelo preciosísimo de la mujer cristiana. Querer llamarse como Tú es una buena elección. Pero parecerse a Ti debe ser su ideal. Modelo de niña y mujer, adorable modelo de madre y esposa. Porque Tú pasaste por todas las etapas del crecimiento de la mujer, enseñando cómo se puede ser una gran mujer, una mujer santa, un apóstol de Jesús, y, además, una mujer feliz... Con muy poco presupuesto, en una casita humilde, pero donde estaba Dios, y donde Dios está nada hace falta. La pobre casita de María rebosaba de amor, de santidad y de felicidad. Dios te salve, María, llena eres de gracia, El Señor es contigo. Bendita Tú eres entre todas las mujeres…

Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús
Bendita la flor, bendito también el fruto. Jesús, el amado del Padre ha nacido de Ti como la rosa del rosal. La rosa pertenece al rosal. Jesús te pertenece, es tuyo, hijo tuyo, fruto de tus purísimas entrañas. Y Tú eres de Jesús, toda de Jesús, pues Él, además de ser hijo tuyo, es tu Dios omnipotente, del que te consideras su esclava. Jesús y Tú sois, además, de nosotros. Jesús, porque Tú nos lo diste, en un gesto de amor único y lleno de misericordia… Y Tú nos perteneces porque Él te convirtió en Madre, en Madre nuestra. Entre las palabras que siempre meditas en tu corazón, están éstas: “Ahí tienes a tu hijo, ahí tienes a tu madre”. Para nosotros ésta sola frase constituye todo un evangelio, una buena nueva. Si Jesús es nuestro, si María es nuestra, ¿qué dificultad nos podrá derrotar? ¡Qué poco felices nos atrevemos a ser cuando nos han dado la llave de la felicidad, de la felicidad completa y eterna!
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, Bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Jesús…

Santa María
Si María es tu nombre, santa, santísima es tu sobrenombre. La cualidad que siempre va con tu nombre. Por eso tu nombre nos produce inmensa alegría y al mismo tiempo gran respeto. Santa María, dulce María, eres bellísimo jardín donde crecen las flores más bellas. Espiga dorada pletórica de fruto, mística rosa, perfumada y más pura que todas las rosas del mundo. Santa María, dulce Madre, Virgen pura, Reina bellísima y sencilla campesina de la entrañable campiña de Nazaret.

Madre de Dios
Te amamos como Madre nuestra y te veneramos como Madre de Dios, grandeza incomparable que te ennoblece y nos llena de orgullo santo, porque nuestra madre es también Madre de Dios. Para tan alto privilegio se requería una Madre virgen, una virgen santa, una mártir del alma, una criatura llena de gracia y una humildísima esclava del Señor, que supiera decir: “Hágase en Mí según tu palabra”. ¿Cómo pudiste poseer al mismo tiempo la máxima grandeza y la más fina y profunda humildad? Dios te consideró digna madre suya.
Aceptó ser Hijo de tus entrañas. Te hizo grande el que todo lo puede y tú te hiciste pequeña como una esclava al completo servicio de tu Señor. Madre y esclava del Señor. Como Madre de Dios me infundes un respeto inmenso. Como esclava del Señor una ternura infinita.

Ruega por nosotros, pecadores
Somos tus hijos pecadores. Somos hijos pródigos que hemos recorrido los senderos del pecado y del hastío. Fuimos hijos de una madre pecadora, antes de ser aceptados por una Madre Inmaculada. Ruega a tu Hijo omnipotente, Tú que eres la omnipotencia suplicante. Ruega siempre para que no nos engañe más el padre de la mentira. Dile a Jesús que no tenemos vino, que se nos ha terminado la alegría y el amor. Pide para nosotros el milagro de la resurrección cuando caemos muertos de cansancio y de dolor. El que dijo ser la resurrección y la vida es hijo tuyo. El que dijo ser la Verdad y la Vida, te llama Madre. Entonces, suplícale que nos otorgue la resurrección y la vida. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores…

Ahora…
El día de hoy. El día de las oportunidades de santificarnos o de pecar. Hoy, el día al que le basta su afán. El único día que tenemos en las manos. Que lo llenemos de amor y de bondad.
Ahora líbranos de caer en la tentación. Hoy que sepamos amar a nuestros prójimos, Hoy que no endurezcamos el corazón. Hoy que oigamos la voz del Espíritu Santo. Ahora, en este presente que se transforma constantemente en futuro. Hoy, que el día de hoy amemos, nos santifiquemos, seamos instrumentos de la paz de Jesús. Hoy, en esta pequeña vida que es el día presente.

Y en la hora de nuestra muerte. Amén.
En ese momento en el que se juega nuestra salvación eterna. Ese último día que sepamos decir un último “Te amo en este mundo” para repetirlo en la otra vida por siempre. Ruega por los que en ese momento no están preparados, para que si no vivieron en gracia, mueran en gracia de Dios y no vayan al eterno dolor. Ruega por los niños cuyo primer día de vida
coincide con el de su terrible muerte. Así como lograste que el buen ladrón se arrepintiera el día de su muerte, consigue esa misma gracia a los pecadores más rudos, a los que no aceptan a tu Hijo. Une a la misericordia de Dios, tu bondad maternal para salvarles de las garras de Satanás, de la eterna condenación. Ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte….
Por: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net

Mensaje de María Reina de la Paz 
Mensaje de María Reina de la Paz del 2 de Octubre de 2015

"Queridos hijos: aquí estoy entre ustedes para alentarlos, para llenarlos con mi amor y para invitarlos nuevamente a ser testigos del amor de mi Hijo. Muchos de mis hijos no tienen esperanza, no tienen paz, no tienen amor. Ellos buscan a mi Hijo, pero no saben cómo ni dónde encontrarlo. Mi Hijo les abre a ellos sus brazos, y ustedes ayúdenlos a que lleguen a Su abrazo. Hijos míos, por eso deben orar por el amor. Deben orar mucho, mucho para que siempre tengan ustedes más amor, porque el amor vence la muerte y hace que la vida perdure. Apóstoles de mi amor, hijos míos, con un corazón simple y sincero, únanse siempre en oración por muy lejos que estén los unos de los otros. Anímense mutuamente en el crecimiento espiritual, como yo los animo a ustedes. Yo velo por ustedes y estoy junto a ustedes siempre que piensan en mí. Oren también por sus pastores: por aquellos que han renunciado a todo por mi Hijo y por ustedes. ¡Ámenlos y oren por ellos! El Padre Celestial escucha sus oraciones. ¡Les doy las gracias!"

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los inmigrantes del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por Daniel Oscar P.,  que vive en Miami, que comenzó tratamiento de quimioterapia, con muy buen ánimo, esperando que la Virgen María lo acompañe para su curación y les de fuerza a su esposa Susana y sus tres hijas.

Pedimos oración para Luis Oscar A. M., de Lomas de Zamora, Buenos Aires, Argentina, en terapia intensiva, por hemorragia interna con hipotensión tras una operación sencilla que derivó luego en dos operaciones más.

Pedimos oración por Bárbara T. B., de  la Ciudad de México, que tiene un dolor en la cara desde hace meses y no le encuentran de qué es. Pedimos a Dios Nuestro Señor que ya la diagnostiquen correctamente y esté bien lo antes posible.

Pedimos oración para María Trinidad A., de Bogotá, Colombia, quien continúa con un cuadro inflamatorio en su rodilla derecha, a pesar del medicamento, no se ha dado efecto positivo alguno. La Señora de la Esperanza interceda ante Jesús de Nazaret para que con sus Santas y Benditas Manos sane a Trini de esta dolencia que nos preocupa muchísimo. También pedimos por su hija María Paula, quien amaneció sin voz, esperando que no sea un problema que cause trastornos en su salud, por lo que la dejamos en las manos del Señor. 

Pedimos oración por Emanuel, de Argentina, 25 años de edad, que padece una enfermedad incurable que le está paralizando sus manos y piernas en forma progresiva, rogándole al Señor que la detenga. También rezamos para que la Santísima Virgen María fortalezca a sus padres en estos duros momentos.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Unidos a María
¡Qué momento tan terrible es el momento de nuestra muerte! Cuando debemos dejarlo todo y lanzarnos a la eternidad, que no sabemos con seguridad si será de felicidad sin fin o de horror sin término. Los demonios, en esa hora, vendrán en gran número a jugarse la última carta y a tratar de perdernos por última vez, ¡Y nosotros estaremos tan débiles en esa hora! Pero ¡Qué felicidad si hemos sido fieles servidores de la Santísima Virgen!, porque entonces Ella vendrá en nuestro auxilio y nos hará dichosa la muerte y la eternidad. Hay muchos testimonios de personas que fueron devotas de María y la vieron en el momento de su muerte. María vino con todo sus consuelos a acompañar a estos fieles en ese momento tan importante. Estamos a tiempo todavía. Aunque hayamos sido pecadores en el pasado o aunque lo sigamos siendo, es hora de arrojarnos a los pies de una imagen de María y suplicarle que nos tome por siervos suyos, que nos salve y que acuda a nosotros en la muerte. ¡Jamás nos arrepentiremos de hacer semejante ofrenda, y a no dudar de que María vendrá personalmente a nuestro encuentro en aquella hora postrera, con todos sus consuelos!

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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