viernes, 20 de febrero de 2009

Pequeñas Semillitas 0647

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 0647 ~ Viernes 20 de Febrero de 2009
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)




Hola !!!
Al iniciar esta edición de viernes de "Pequeñas Semillitas" recordamos que este boletín no se publicará entre los días 23 y 28 de este mes de febrero, regresando el 1º de marzo.
Para que esta introducción no carezca de alguna reflexión como lo hacemos siempre, les transcribo este proverbio, que no por breve deja de ser muy bonito: "La luna y el amor, cuando no crecen, disminuyen"



La Palabra de Dios : Evangelio del día



En aquel tiempo, Jesús llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? Pues, ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles». Les decía también: «Yo os aseguro que entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el Reino de Dios».
(Marcos 8, 34 - 9,1)

Comentario
Hoy el Evangelio nos habla de dos temas complementarios: nuestra cruz de cada día y su fruto, es decir, la Vida en mayúscula, sobrenatural y eterna.
Nos ponemos de pie para escuchar el Santo Evangelio, como signo de querer seguir sus enseñanzas. Jesús nos dice que nos neguemos a nosotros mismos, expresión clara de no seguir «el gusto de los caprichos» -como menciona el salmo- o de apartar «las riquezas engañosas», como dice san Pablo. Tomar la propia cruz es aceptar las pequeñas mortificaciones que cada día encontramos por el camino.
Nos puede ayudar a ello la frase que Jesús dijo en el sermón sacerdotal en el Cenáculo: «Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta; y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto» (Jn 15,1-2). ¡Un labrador ilusionado mimando el racimo para que alcance mucho grado! ¡Sí, queremos seguir al Señor! Sí, somos conscientes de que el Padre nos puede ayudar para dar fruto abundante en nuestra vida terrenal y después gozar en la vida eterna.
San Ignacio guiaba a san Francisco Javier con las palabras del texto de hoy: «¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida?» (Mc 8,36). Así llegó a ser el patrón de las Misiones. Con la misma tónica, leemos el último canon del Código de Derecho Canónico (n. 1752): «(...) teniendo en cuenta la salvación de las almas, que ha de ser siempre la ley suprema de la Iglesia». San Agustín tiene la famosa lección: «Animam salvasti tuam predestinasti», que el adagio popular ha traducido así: «Quien la salvación de un alma procura, ya tiene la suya segura». La invitación es evidente.
María, la Madre de la Divina Gracia, nos da la mano para avanzar en este camino.
Rev. D. Joaquim Font i Gassol (Piera-Barcelona, España)



Santoral Católico


Francisco y Jacinta Marto, Beatos


En Aljustrel, pequeño pueblo situado a unos ochocientos metros de Fátima, Portugal, nacieron los pastorcitos que vieron a la Virgen María: Francisco y Jacinta, hijos de Manuel Pedro Marto y de Olimpia de Jesús Marto. También nació allí la mayor de los videntes, Lucía Dos Santos, quien murió el 13 de Febrero de 2005.

Francisco nació el día 11 de junio, de 1908. Jacinta nació el día 11 de marzo, de 1910.

Desde muy temprana edad, Jacinta y Francisco aprendieron a cuidarse de las malas relaciones, y por tanto preferían la compañía de Lucía, prima de ellos, quien les hablaba de Jesucristo. Los tres pasaban el día juntos, cuidando de las ovejas, rezando y jugando.

Entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917, a Jacinta, Francisco y Lucía, les fue concedido el privilegio de ver a la Virgen María en el Cova de Iría. A partir de esta experiencia sobrenatural, los tres se vieron cada vez más inflamados por el amor de Dios y de las almas, que llegaron a tener una sola aspiración: rezar y sufrir de acuerdo con la petición de la Virgen María. Si fue extraordinaria la medida de la benevolencia divina para con ellos, extraordinario fue también la manera como ellos quisieron corresponder a la gracia divina.

Los niños no se limitaron únicamente a ser mensajeros del anuncio de la penitencia y de la oración, sino que dedicaron todas sus fuerzas para ser de sus vidas un anuncio, mas con sus obras que con sus palabras. Durante las apariciones, soportaron con espíritu inalterable y con admirable fortaleza las calumnias, las malas interpretaciones, las injurias, las persecuciones y hasta algunos días de prisión. Durante aquel momento tan angustioso en que fue amenazado de muerte por las autoridades de gobierno si no declaraban falsas las apariciones, Francisco se mantuvo firme por no traicionar a la Virgen, infundiendo este valor a su prima y a su hermana. Cuantas veces les amenazaban con la muerte ellos respondían: "Si nos matan no importa; vamos al cielo." Por su parte, cuando a Jacinta se la llevaban supuestamente para matarla, con espíritu de mártir, les indicó a sus compañeros, "No se preocupen, no les diré nada; prefiero morir antes que eso."


Puedes leer el artículo completo en:


Pensamiento


"He tenido muchas cosas en mis manos y todas las he perdido, pero las que he puesto en las manos de Dios, esas siempre las poseo"



Tema del día : Esto es para ti



Esta carta no te hará feliz. Porque tu felicidad no está en esta carta ni en ninguna otra cosa o lugar.

Tu felicidad está en ti. Dentro de ti. En tu actitud interior. Y tu actitud en último término depende solamente de ti. Son muchos los títulos, los nombres, pero un solo tema: la vida.

La Vida vivida por ti, por mí. La vida en concreto. Con todas esas pequeñas y grandes cosas que la acompañan: el Amor, el Odio, el Dolor, la Ingratitud, la Alegría, la Compasión, el Trabajo, el Descanso, la Riqueza, la Pobreza, la Generosidad, la Esperanza, el Orgullo, el Egoísmo, la Ansiedad...

No te desanimes. Alégrate de que tienes tarea humana para hoy, mañana y muchos días más. Yo creo en la Vida. Y creo en tu Vida.

Yo creo que la Vida, aun con todos sus aparentes absurdos, su acción, en muchos casos desintegradora, sus contratiempos, ansiedades, temores y luchas, es como tiene que ser.

Quizás, o sin quizás, tú y yo tenemos mucho que ver en esa marcha de la Vida. ¡Ánimo!

Frente a tantos agoreros y cantores de cataclismos, ruinas y muerte, ésta carta quiere abrirte la puerta de la felicidad, sin optimismos dulzones de sacarina falsa.

Tú, yo y todos los seres humanos estamos anhelando en cada momento un poco más de felicidad.

Esto es alcanzable. Tú puedes ser un poco más feliz de lo que eres ahora. Lo serás cuando vivas tu Vida más plenamente. Cuando desarrolles lo que eres y puedes, más intensamente. Yo sé que cuando reflexiones y medites serenamente, descubrirás por ti mismo cosas mucho más claras, luminosas y reveladoras de las que acá se dicen. No debes permitir que nadie haga por vos lo que tienes que hacer vos mismo.

No leas esta carta una sola vez. Reléela...y trata de reflexionar. Que esta carta no sea como un chaparrón que cae de repente y corre hacia el barranco sin mojar la tierra.

Y recuerda que la mejor escuela es la Vida, la de tu Vida.

La Vida que está en vos y en cada ser humano con todas sus riquezas y variados matices de expresión y sobre todo con la principal, propia y únicamente verdadera expresión de la vida: el amor.

Sólo cuando somos fieles a nosotros mismos sin concesiones fáciles a la alabanza exterior o al instinto ciego egoísta, vivimos plenamente y amamos de verdad.

El mundo será menos malo cuando vos y yo seamos mejores. Muchos quieren cambiar el mundo, que el mundo cambie. Pero no empiezan por donde únicamente pueden empezar: cambiarse a sí mismos. Es el único camino. Los demás caminos son evasiones de ese reto que tenemos todos de ser hoy mejores que ayer para que el mundo también mejore.

El día que dejemos de lamentarnos y echar las culpas de los males del mundo a otros, habremos empezado a recorrer un buen camino. El Verdadero.

¿Por qué no empezar hoy? No esperes a que los demás lo hagan. Hay muchos que ya lo están haciendo.

Angelina (Ángel Sonriente)



Meditación breve



Un discípulo fue en busca de su maestro en su lecho de muerte para recibir sus últimas enseñanzas y mensajes. Después de agradecerle las enseñanzas que le había dado a lo largo de los años, el discípulo rogó al maestro que le dijera si tenía todavía algún secreto que pudiera ayudarle a ser feliz.
El maestro fijó sus ojos en él y le invitó a que se acercara y le mirara la boca.
- ¿Ves mi lengua?, le preguntó.
- Sí, la veo, respondió el discípulo.
- ¿Tengo todavía dientes?, siguió preguntando el maestro.
- No, no los veo.
- Bien -prosiguió el maestro- ¿Sabes por qué se han caído los dientes y no la lengua?
El joven, un tanto confuso, respondió:
- Supongo que la vejez y el paso de los años han causado la caída de los dientes.
- No -concluyó el maestro- los dientes se han caído porque son duros y rígidos, y la lengua sigue ahí porque es flexible y ha sabido adaptarse. Ahora ya sabes todo lo que vale la pena saber.



Pedidos de oración



Pedimos oración por la conversión de Rafael, que vive en Puebla, México. Que el Señor ilumine su corazón y lo haga encaminar sus pasos por el amor en el marco de la familia. Que así sea.



Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.



Los cinco minutos de María - por Alfonso Milagro



Aunque neguemos a María, y nos olvidemos de ella, María no desaparecerá. Ella seguirá cumpliendo amorosamente su rol maternal.
Los que perderemos seremos nosotros; nos veremos privados de luz, de fuerzas, de entusiasmo, del calor de su regazo materno, de las bondades de su Corazón.
La orfandad es triste, pero es inmensamente más triste si la elegimos nosotros. Si no conocer a la madre es causa de amarga pena, ¡cuánto más amargo será no querer reconocerla y aceptarla!

María, ilumina nuestra vida con la luz del Evangelio.


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-


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