PEQUEÑAS SEMILLITAS
Número 0197 ~ Domingo 23 de Setiembre de 2007
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Hola !!!
Iniciamos el boletín de hoy recordando lo que escribió alguna vez Paulo Cohelo:
Cuando usted comienza a hacer alguna cosa, siempre tiene alguien en contra. Si usted consigue traspasar las primeras dificultades, la "contra" aumenta. Es preciso saber aprovechar esto. No beneficia el querer agradar a todo el mundo. Solo los mediocres consiguen eso, y mismo así a costa de mucho sacrificio personal. Tampoco beneficia quedarse resentido u odiar a quien no lo ama. Convénzase de que esto hace parte del trabajo. Use la energía de la "contra" para adiestrar su voluntad, para ser más profundo y más serio lo que está haciendo. Aproveche... Entretanto, si este tipo de contra puede apartarlo de su camino, es porque no era su camino. Si lo fuese, sólo la mano de Dios podría haber hecho alguna cosa en contra.
¡Feliz Domingo!
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús decía también a sus discípulos: «Había un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda; le llamó y le dijo: ‘¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir administrando’. Se dijo a sí mismo el administrador: ‘¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas’.
»Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: ‘¿Cuánto debes a mi señor?’. Respondió: ‘Cien medidas de aceite’. El le dijo: ‘Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta’. Después dijo a otro: ‘Tú, ¿cuánto debes?’. Contestó: ‘Cien cargas de trigo’. Dícele: ‘Toma tu recibo y escribe ochenta’.
»El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz. Yo os digo: Haceos amigos con el dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas. El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo mucho. Si, pues, no fuisteis fieles en el dinero injusto, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro? Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero».
(Lucas 16, 1-13)
Comentario
Hoy el Evangelio nos presenta la figura del administrador infiel: un hombre que se aprovechaba del oficio para robar a su amo. Era un simple administrador, y actuaba como el amo. Conviene que tengamos presente:
1) Los bienes materiales son realidades buenas, porque han salido de las manos de Dios. Por tanto, los hemos de amar.
2) Pero no los podemos “adorar” como si fuesen Dios y el fin de nuestra existencia; hemos de estar desprendidos de ellos. Las riquezas son para servir a Dios y a nuestros hermanos los hombres; no han de servir para destronar a Dios de nuestro corazón y de nuestras obras: «No podéis servir a Dios y al dinero» (Lc 16,13).
3) No somos los amos de los bienes materiales, sino simples administradores; por tanto, no solamente los hemos de conservar, sino también hacerlos producir al máximo, dentro de nuestras posibilidades. La parábola de los talentos lo enseña claramente (cf. Mt 25,14-30).
4) No podemos caer en la avaricia; hemos de practicar la liberalidad, que es una virtud cristiana que hemos de vivir todos, los ricos y los pobres, cada uno según sus circunstancias. ¡Hemos de dar a los otros!
¿Y si ya tengo suficientes bienes para cubrir mis gastos? Sí; también te has de esforzar por multiplicarlos y poder dar más (parroquia, diócesis, Cáritas, apostolado). Recuerda las palabras de san Ambrosio: «No es una parte de tus bienes lo que tú das al pobre; lo que le das ya le pertenece. Porque lo que ha sido dado para el uso de todos, tú te lo apropias. La tierra ha sido dada para todo el mundo, y no solamente para los ricos».
¿Eres un egoísta que sólo piensa en acumular bienes materiales para ti, como el administrador del Evangelio, mintiendo, robando, practicando la cicatería y la dureza de corazón, que te impiden conmoverte ante las necesidades de los otros? ¿No piensas frecuentemente en las palabras de san Pablo: «Dios ama al que da con alegría» (2Cor 9,7)? ¡Sé generoso!
Rev. D. Joan Marqués i Suriñach (Vilamarí-Girona, España)
Santoral y Efemérides
En el Santoral Católico hoy se conmemora a San Andrés Fournet, Fundador, a San Lino y Santa Tecla y a San Pío de Pietrelcina.
Un cordial saludo para todos los amigos y amigas que llevan sus nombres.
Algunos de los hechos más importantes ocurridos en un día como hoy en la Historia fueron:
1713 - Nace Fernando VI de España.
1778 - Nace Mariano Moreno, patriota argentino.
1846 - El astrónomo J. G. Galle detecta la existencia de Neptuno en la posición prevista por el matemático Urbain Jean Joseph Le Verrier.
1850 - Muere José Gervasio de Artigas, héroe de la independencia uruguya.
1852 - Nace William Stewart Halsted, que estableció la primera escuela de cirugía en EEUU.
1861 - Nace Robert August Bosch, ingeniero e industrial alemán.
1897 - Nace Giovanni Battista Montini, papa italiano que adoptó el nombre de Pablo VI
1927 - El archipiélago español de Canarias se divide en dos provincias: Tenerife y Las Palmas.
1939 - Muere Sigmund Freud, padre del psicoanálisis.
1943 - Nace Julio Iglesias, cantante español.
1952 - Por primera vez se transmite un evento deportivo a través de un circuito cerrado de televisión hogareña. Antecedente de la TV por cable.
1973 - Muere Pablo Neruda, poeta chileno.
Para pensar...
"Siempre humíllense amorosamente ante Dios y ante los hombres. Porque Dios le habla a aquellos que son verdaderamente humildes de corazón, y los enriquece con grandes dones."
Padre Pío
Biografías : Pablo Neruda
En el principio fue la soledad de Temuco, la estación de ferrocarril donde trabajaba su padre, la costa cercana de puerto Saavedra, la naturaleza deshabitada, la flor del copihue, el ruido de los trenes o su silencio, el rumor del mar o todos los sonidos de la naturaleza, agolpados a las palabras que se van aprendiendo para llamar a cada cosa por su nombre.
En Parral, al sur de Santiago de Chile, nació el 12 de Julio de 1904, Neftalí Ricardo Reyes Basoalto quien, años después, se llamará Pablo Neruda. Su madre, Rosa Basoalto, muere un mes después del parto a causa de tuberculosis. Su padre, el ferroviario José del Carmen Reyes Morales, se traslada en 1906 a Temuco, casándose de nuevo con Trinidad Candia Marverde. La infancia en Temuco es un aprendizaje de soledad y naturaleza; estudios en el Liceo de hombres hasta concluir el sexto año de humanidades en 1920; primeros poemas publicados a partir de 1918, a los catorce años, en revistas de Santiago o estudiantiles de su ciudad. En su obra “Confieso que he vivido” narró el poeta ampliamente todas las sorpresas de aquella infancia: la naturaleza que le provoca «una especie de embriaguez», los pájaros y su canto, los insectos, o los juegos infantiles, como aquellas peleas con bellotas en las que «yo tenía escasa capacidad, ninguna fuerza y poca astucia. Siempre llevaba la peor parte. Mientras me entretenía observando la maravillosa bellota, verde y pulida, con su caperuza rugosa y gris [...] ya me había caído un diluvio de bellotazos en la cabeza». La narración de infancia tiene un bellísimo momento en su primera llegada al mar, en un vapor a lo largo del río Imperial: «No hay nada más invasivo para un corazón de quince años que una navegación por un río ancho y desconocido, entre riberas montañosas, en el camino del misterioso mar», hasta aquella desembocadura que conformará ya para siempre un aspecto de la sensibilidad del poeta: «Cuando estuve por primera vez frente al océano quedé sobrecogido. Allí entre dos grandes cerros (el Huilque y el Maule) se desarrollaba la furia del gran mar. No sólo eran las inmensas olas nevadas que se levantaban a muchos metros sobre nuestras cabezas, sino un estruendo de corazón colosal la palpitación del universo».
Pablo Neruda es un poeta que ha reflexionado ampliamente sobre su poesía y sobre su biografía, hasta el punto de resultar imprescindibles sus textos en prosa para adentrarnos en su mundo poético. En su autobiografía “Confieso que he vivido”, o en el texto complementario “Para nacer he nacido”, hay un material reflexivo que concierne directamente a sus contraseñas poéticas y que indica un nivel de autoconciencia que resulta la mejor explicación de su génesis poética. Cabe pensar que estos materiales, escritos en un tiempo posterior a la poesía, sean indirectamente una glosa de aquella. De los textos anteriores surge la imagen de un adolescente débil, ensimismado, solitario, en continua sorpresa ante diferentes naturalezas que se sitúan ante sus ojos. La prehistoria poética de Neruda se desarrolla además en clave de soledad, tristeza, amargura, dolor, desesperación, etc., como contraseñas adolescentes de mundo poético que se gesta también en reacción a un referente contínuo de la naturaleza (mar, lluvia, insectos, etc.).
Entre 1920 y 1923 se genera “Crepusculario”, cuyas resonancias, desde el título, al modernismo y al decadentismo europeo son evidentes. El tiempo biográfico de “Crepusculario” (Santiago, ediciones Claridad, 1923) coincide con el final de su estancia en Temuco y su traslado a Santiago para seguir estudios de francés en el Instituto Pedagógico. Se trata de una obra que está plenamente integrada en un mundo adolescente de sensaciones que quieren dar cuenta del propio vivir. Hay también un conjunto de poemas en los que el adolescente plantea por primera vez su aproximación solidaria a los hombres -el tiempo de escritura coincide con su vinculación a círculos juveniles anarquistas en la Universidad de Santiago-.
En 1923, Neruda escribe “El hondero entusiasta”, que se publicará sin embargo diez años más tarde. El poeta narró las circunstancias de creación de la obra años después: «En 1923, tuve una curiosa experiencia. Había vuelto tarde a mi casa en Temuco. Era más de medianoche. Antes de acostarme, abrí las ventanas de mi cuarto. El cielo me deslumbró. Era una multitud pululante de estrellas. Vivía todo el cielo. La noche estaba recién lavada, y las estrellas antárticas se desplegaban sobre mi cabeza. Me agarró una embriaguez de estrellas, sentí un golpe celeste. Como poseído, corrí a mi mesa, y apenas tuve tiempo de escribir, como si recibiera un dictado. Al día siguiente, leí, lleno de gozo, mi poema nocturno. Es el primero de “El hondero entusiasta”... Me movía en una nueva forma como nadando en mis verdaderas aguas. Estaba enamorado y a El hondero... siguieron torrentes y ríos de versos amorosos...».
En 1925 aparece en la Editorial Nascimento “Tentativa de hombre infinito”, que es la obra que cierra este conjunto de incitaciones poéticas que conforman la prehistoria nerudiana. En Tentativa aparece claramente diseñado un mundo propio y profundamente original que, en alguna medida, cumple el papel de génesis del lenguaje de las Residencias. La obra es un conjunto de fragmentos mediante los que el poeta nos entrega una parcela de su mundo de la infancia, de su naturaleza, junto a la conciencia de su enfrentamiento con el espacio y el tiempo.
La construcción poética inicial, con el desarrollo de los primeros mitos poéticos, se realiza al tiempo que la escritura del amor juvenil, intensificada en el momento esencial de su estancia en Santiago. En 1924, en junio, la editorial Nascimento de Santiago publica los “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, libro escrito a lo largo de 1923 en su mayor parte, del que habían aparecido ya algunos poemas en la revista Claridad. Los Veinte poemas significan, sobre todo, un ejemplo para entender la fortuna literaria de Neruda, su conexión en 1924 con una sensibilidad adolescente y posromántica, una relación con el lector que el tiempo se habría de encargar de acrecentar.
En 1927 comienza la biografía consular del poeta. A través de ella, otra naturaleza, la de oriente, se pone ante sus ojos, para ser la base de una nueva experiencia poética. En 1927, es nombrado cónsul en Batavia (Java); en el 31, en Singapur. Son cuatro años que configuran una nueva construcción en el quehacer literario de Neruda, años de viajes, naturaleza, amores, y años, sobre todo, de definición de un mundo profundamente original que hace entrar al poeta en una dimensión diferente.
En abril de 1933, aparece en la editorial Nascimento de Santiago, con tirada de 100 ejemplares, “Residencia en la tierra (1925-1931)”. Se trata de la primera Residencia en el momento en que ya se están componiendo los poemas de la segunda parte. Tras un regreso a Chile, en mayo de 1934, es nombrado cónsul en Barcelona. En el 35 es cónsul en Madrid y, en septiembre de ese año, Cruz y Raya publica en dos volúmenes “Residencia en la tierra (1925-1935)” con las dos partes que integran la obra. Un proceso de escritura se ha cumplido. Al final de él, la experiencia española catalizará la poesía de Neruda en el ámbito de la historia, generando la Tercera residencia, pero eso ya entronca con el devenir hacia la conciencia histórica. Aquí, en las dos Residencias, el poeta es testigo de la tierra, en la perspectiva ya citada de autorrepresentación. Aquí es fundamental la conciencia de la materia, descubierta como en una sorpresa, que determina ese mundo de destrucción y descomposición de la realidad que la crítica aisló hace mucho tiempo en esta obra.
La etapa consular en Asia concluye con un regreso a Chile, en 1932, donde el poeta vive unos meses de angustia económica y de hastío en un oscuro trabajo burocrático. En agosto de 1933 obtuvo un cargo consular en Buenos Aires, donde establece relación con varios escritores, entre ellos Oliverio Girondo, la chilena María Luisa Bombal, y Raúl González Tuñón. En octubre, conoce a Federico García Lorca y vive con él varios episodios, como una famosa conferencia al alimón en la que cada uno va alternando párrafos, narrada en “Confieso que he vivido”. En mayo de 1934 es nombrado cónsul en Barcelona, puesto que consigue permutar por el de Madrid con Gabriela Mistral al poco tiempo.
Entre 1934 y 1936, Pablo Neruda entra en contacto con el mundo cultural español de una manera nueva, como protagonista también a través de su vinculación con los hombres de la generación del 27, entre los que la admiración por Residencia en la Tierra es un denominador común. En 1935, en ediciones Plutarco de Madrid, se publica Homenaje a Pablo Neruda de los poetas españoles, donde el reconocimiento estético se aúna al agradecimiento por una humanidad entrañable: García Lorca, Alberti, Aleixandre y Miguel Hernández son una referencia permanente de encuentros, conversaciones, lecturas y proyectos. En Cruz y Raya de Bergamín, Neruda presenta una selección de poemas de Quevedo, Sonetos de la muerte, y otra de Villamediana. En septiembre, Cruz y Raya, en sus Ediciones del Árbol, publica Residencia en la Tierra (1925-1935).
La escritura de Tercera residencia comienza en 1934. Es un libro dividido en cinco partes en las que se reflejan perfectamente la evolución de la poética, su ruptura incluso, que desembocará en la apertura de un mundo histórico y profético a partir de aquí. Del ámbito de la angustia ante un mundo que se destruía, el poeta va a trasladarse a una comprensión de la historia, como unión de los hombres, como transformación de la sociedad, que genera una nueva creación, entendida por la crítica como conversión de Pablo Neruda a la dialéctica histórica, al marxismo. La base material de este cambio es su descubrimiento de la realidad española y su vivencia de la guerra, a cuya plasmación poética dedica “España en el corazón”, el cuarto apartado del libro.
A finales de 1943, en un viaje por los países de la Costa del Pacífico, por el Sur de América, Neruda visita Perú. El 22 de octubre está en Cuzco y, desde la ciudad andina, se dirige a Macchu Picchu, ascendiendo a las alturas de esa ciudad preincaica. El recorrido por las ruinas, la impresión del silencio, la abrumadora visión del valle y el río Urubamba, la resonancia histórica de aquel escenario, de la ciudad de piedra, de aquella naturaleza, provocan una sensación que el mismo Neruda ha narrado varias veces, como un extrañamiento de sí mismo reencontrándose de pronto como si sus propias manos hubieran elevado en el pasado alguna de aquellas piedras, reconociéndose entre los antiguos habitantes de la ciudad, sintiéndose, a partir de aquí, chileno, peruano, americano, capaz de asumir una nueva profesión de fe en su poesía.
El efecto estético de aquel conjunto de sensaciones tardará dos años en sedimentarse. Precisamente será en el momento de mayor tensión política, en 1945, senador y militante del partido comunista ya, cuando en el mes de septiembre escriba los doce cantos de “Alturas de Macchu Picchu”, momento central de la escritura del Canto y uno de los más altos ejemplos de la poética nerudiana.
La publicación del “Canto general” en México, en 1950, la biografía de Neruda en este año, convertido en exiliado y, de nuevo, en viajero por el mundo, cierran un período de la vida y la obra del poeta, un período en el que éste ha puesto en pie un universo literario, cuya coherencia evolutiva es también una contraseña para entender al hombre contemporáneo. La dialéctica entre la angustia como condición del ser, el amor como salvación entre fracasos y la historia como totalidad a transformar, la dialéctica por tanto entre la angustia, el amor y la historia, ha generado hasta aquí una poética coherente en cuyos títulos están con seguridad algunas de las lecciones más universales de la literatura del siglo XX.
A partir de aquí, el sistema del poeta, que ya ha alcanzado probablemente sus cotas más altas con “Residencia en la tierra” y “Canto general”, no hará otra cosa que desarrollarse, abriendo nuevos espacios, nuevos temas, nuevos enfoques, nuevos lenguajes incluso, pero procedentes, y explicables por tanto, en la tensión poética vivida y escrita hasta ahora. La producción poética entra en 1950 en una creación torrencial, inagotable, son más de treinta títulos poéticos escritos en poco más de veinte años de escritura que resta.
La escritura de la última parte del “Canto general” coincidía con la persecución y el exilio de 1949, cuando el poeta comienza una serie de viajes (Unión Soviética, México, India, etc.) motivados por su pertenencia al Consejo Mundial de la Paz. En 1951, entre otros lugares, el poeta recorre Italia, en medio de un reconocimiento clamoroso del mundo intelectual que se enfrenta además a la decisión del gobierno de expulsar a Neruda por sus actividades. Una batalla campal en la estación ferroviaria de Roma, entre la policía y centenares de intelectuales capitaneados por Alberto Moravia, Elsa Morante, Carlo Levi, Renato Guttuso, etc., restituye a Neruda el permiso de residencia, justo en el momento en el que era conducido a la frontera. Una invitación a Capri se convierte en varios meses de estancia en la isla en 1952 y en dos obras fundamentales: “Las uvas y el viento”, que aparecerá en 1954, y “Los versos del capitán”, publicado en Nápoles en 1952. Mientras “Las uvas y el viento” es un reencuentro personal y político con Europa, a través de la nueva conciencia militante del poeta, “Los versos del capitán” es un regreso a la poesía amorosa en el que la nueva experiencia del amor, Matilde Urrutia, polariza otra tonalidad de creación hasta el punto de hacer de este libro otro ejemplo máximo de la poética nerudiana.
A mediados de 1952 se anula en Chile la persecución al poeta, que regresa a su patria, llegando a Santiago el 12 de Agosto. Neruda viaja a continuación a Temuco, en un reencuentro con sus raíces y su geografía. A partir de aquí otros viajes fuera de Chile serán frecuentes, pero cortos. Hay ahora una tendencia a vivir su tierra, a asentarse en ella, a buscar refugios en Valparaíso, Isla Negra, Santiago, adonde el poeta se encerrará con frecuencia entre recuerdos, creación y esa intimidad que ha alcanzado junto a Matilde.
A fines de 1952 comienza a escribir “Odas elementales” -algún poema sería anterior- que crean un ciclo en su poesía que dura hasta 1959. A este primer libro de odas siguen “Nuevas odas elementales” en 1956, “Tercer libro de odas”, en 1957, y “Navegaciones y regresos” en 1959. Se trata de un conjunto poético amplio y coherente con la actitud de cantar la materia elemental, que son personas, oficios, objetos, vegetaciones, animales, alimentos, flores, pájaros, árboles, etc., mediante una actitud descriptiva en la que lo elemental no es sólo la materia, sino también la lengua y la estructura de los poemas, que se desnudan y se simplifican, acortándose el verso, haciéndose más sencillo y natural el lenguaje.
El año 1957 marca una reflexión poética hacia la esfera de la intimidad. El resultado es “Estravagario” que se publicará en agosto del siguiente año, 1958, en un tiempo en el que además el poeta ha tenido que desplegar una gran actividad política en la campaña electoral recorriendo Chile y realizando múltiples actos políticos. “Estravagario” es el desarrollo poético de un ámbito personal que encontrará su textualización máxima en producciones como “Memorial de Isla Negra” (1964) o “La barcarola” (1969).
Esta nueva dimensión se explicaría por una concatenación biográfica en la que aparecerían los 50 años cumplidos en 1954, el divorcio con Delia del Carril y la normalización de la relación con Matilde Urrutia en 1955, y, sobre todo, el XX Congreso del PCUS, con la denuncia de los crímenes del estalinismo en 1956, provocando un debilitamiento de la fe comunista del poeta. Junto a todo esto, se manifiestan también en estos años los primeros problemas serios de salud.
Hacia 1969 comienza una etapa de escritura cuyos libros, en su mayor parte, aparecerán póstumamente. Es ese año de 1969 un momento de ineludible compromiso político: Neruda es designado por el Partido comunista candidato a la presidencia de la República. Trabaja incansablemente en actos públicos y en negociaciones para construir, con el Partido socialista, la Unidad Popular. Cuando se forma ésta, retira su candidatura y realiza una actividad intensa en la campaña para la elección de Salvador Allende. Con el triunfo de Unidad Popular es designado embajador en Francia. En 1971, el Premio Nobel de Literatura viene a plantear otro reconocimiento universal. En 1972, renuncia a la embajada por motivos de salud: el cáncer ya se ha manifestado. En 1973, en marzo, participa en la campaña electoral al Parlamento publicando “Incitación al Nixonicidio” y “Alabanza de la revolución chilena”. En Mayo lanza un mensaje a los intelectuales del mundo denunciando el acoso interior y exterior que sufre el gobierno chileno. El golpe fascista del 11 de septiembre de ese año acaba con la democracia en Chile y con las esperanzas de Neruda, que cierra sus memorias con un homenaje a Salvador Allende, muerto en la defensa del orden constitucional. El poeta muere doce días después, el 23 de septiembre de 1973, en un hospital de Santiago de Chile. Sus casas de Valparaíso y Santiago son saqueadas y las bibliotecas y recuerdos quemados. Los golpistas chilenos inauguran con esas piras de libros su nuevo orden.
Poesía
Poema número 6
de "Veinte poemas de amor y una canción desesperada"
Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas caían en el agua de tu alma.
Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi ser ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre el alma.
Siento viajar tus ojos y es distante el otoño,
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigran mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brasas.
Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.
Pablo Neruda
Meditación breve
Primero lo primero. Cuánto se simplificaría la vida si nos limitásemos a concentrar nuestra atención en la situación que ahora enfrentamos, buscando siempre nuestro rumbo a partir de los elementos de la misma.
Qué inútil es preocuparnos de lo que pueda suceder y, a pesar de ello, desperdiciamos cantidades incalculables de energía únicamente en esa actividad. Lo que está frente a nosotros es lo único que realmente ocupa nuestras vidas el día de hoy.
Nada nos llega sin un propósito. Cualquiera que sea la situación, nos inspira a actuar. Nuestros actos nos beneficiarán si decidimos trascender el ego que nos preocupa y que empequeñece nuestro pensamiento y nuestra conducta.
El rincón de los lectores
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# Marina Ruiz - Vélez-Málaga, España - 22-Setiembre-2007 marinarg03@yahoo.es
No se el día que empezó a llegar a mi ordenador "Pequeñas Semillitas". Vi que lo firmaba "Felipe de Urca" y por el contenido tan hermoso, aleccionador y espiritual creí era un Sacerdote. Cuando he sabido eras un simple cristiano comprometido, me dio bastante alegría. ¡Que necesidad tiene la Iglesia de ello!
Si Felipe, doy Gracias a Dios por la labor que vienes realizando. No te creo un "Santo" pero el camino que sigues, te llevará a ello.
Tu vida como la de todos los humanos trascurrirá entre fallos y aciertos pero... tienes que reconocer el bien que estás haciendo a tantas personas. Entre ellas me incluyo yo.
Me gustaría lo publicaras pues se que junto a mi, muchas personas dan gracias a Dios por haber creado a "Felipe de Urca"...
Esto no te va a llenar de "vanidad" sino de agradecimiento a Dios por iluminarte y estar "trabajando contigo y tus colaboradores" en Pequeñas Semillitas.
GRACIAS EN NOMBRE DE TODOS LOS QUE NOS BENEFICIAMOS.
Una amiga.
Marina
Los cinco minutos de Dios - por Alfonso Milagro
Los días van pasando; una tras otra se van arrancando las hojas del calendario; cada día faltan menos hojas por arrancar.
Los días son semejantes a ese puñado de agua que se nos escurre entre las manos, por más que lo queramos retener.
La vida va pasando, nosotros vamos pasando, pero hay algo que queda; la vida tiene una proyección que permanece; lo bueno y lo malo que en la vida hagamos deja una estela, tanto en nosotros como en los demás.
No podemos decir, con verdad, que lo que hagamos en la vida sea algo sin importancia; nada es pequeño e insignificante si trasciende al tiempo y tiene repercusión en la eternidad.
Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-
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