PEQUEÑAS SEMILLITAS
Número 0187 ~ Jueves 13 de Setiembre de 2007
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Hola !!!
La mitad de la belleza depende del paisaje; y la otra mitad de la persona que la mira. Los más brillantes amaneceres, los más románticos atardeceres, los paraísos más increíbles, se pueden encontrar siempre en el rostro de las personas queridas.
Cuando no hay lagos más claros y profundos que sus ojos; cuando no hay grutas de las maravillas comparables con su boca; cuando no hay lluvia que supere a su llanto; ni sol que brille más que su sonrisa...
La belleza no hace feliz al que la posee; sino a quien puede amarala y admirarla. Por éso es tan lindo mirarse cuando esos rostros se convierten en nuestros paisajes favoritos.
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica. A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames. Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente. Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que les aman. Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? ¡También los pecadores hacen otro tanto! Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente. Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque Él es bueno con los ingratos y los perversos.
»Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá».
(Lucas 6, 27-38)
Comentario
Hoy, en el Evangelio, el Señor nos pide por dos veces que amemos a los enemigos. Y seguidamente da tres concreciones positivas de este mandato: haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. Es un mandato que parece difícil de cumplir: ¿cómo podemos amar a quienes no nos aman? Es más, ¿cómo podemos amar a quienes sabemos cierto que nos quieren mal? Llegar a amar de este modo es un don de Dios, pero es preciso que estemos abiertos a él. Bien mirado, amar a los enemigos es lo más sabio humanamente hablando: el enemigo amado se verá desarmado; amarlo puede ser la condición de posibilidad para que deje de ser enemigo. En la misma línea, Jesús continúa diciendo: «Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra» (Lc 6,29). Podría parecer un exceso de mansedumbre. Ahora bien, ¿qué hizo Jesús al ser abofeteado en su pasión? Ciertamente no contraatacó, pero respondió con una firmeza tal, llena de caridad, que debió hacer reflexionar a aquel siervo airado: «Si he hablado mal, di en qué, pero si he hablado como es debido, ¿por qué me pegas?» (Jn 18,22-23).
En todas las religiones hay una máxima de oro: «No hagas a nadie lo que no quieres que te hagan a ti». Jesús es el único que la formula en positivo: «Lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente» (Lc 6,31). Esta regla de oro es el fundamento de toda la moral. Comentando este versículo, nos alecciona san Juan Crisóstomo: «Todavía hay más, porque Jesús no dijo únicamente: ‘desead todo bien para los demás’, sino ‘haced el bien a los demás’»; por eso, la máxima de oro propuesta por Jesús no se puede quedar en un mero deseo, sino que debe traducirse en obras.
Rev. D. Jaume Aymar i Ragolta (Badalona-Barcelona, España)
Santoral y Efemérides
En el Santoral Católico hoy se conmemora a San Juan Crisostomo, Arzobispo de Constantinopla.
Un cordial saludo para los amigos que llevan su nombre.
Algunos de los hechos más importantes ocurridos en un día como hoy en la Historia fueron:
- Día del bibliotecario.
1598 - Muere Felipe II de España.
1788 - New York se convierte en la capital de los Estados Unidos (ya no lo es).
1810 - La Primera Junta de Gobierno en Buenos Aires crea la Biblioteca Pública, que con el tiempo se convertiría en la Biblioteca Nacional.
1851 - Nace Walter Reed, probó que los mosquitos transmiten la fiebre amarilla.
1941 - Nace Oscar Arias, ex presidente de Costa Rica, Premio Nobel de la Paz y Premio Príncipe de Asturias por su contribución a la paz en Centroamérica.
1959 - El cohete soviético Lunik II -no tripulado- alcanza la superficie de la Luna.
1961 - Se anuncia el compromiso oficial de casamiento de Juan Carlos de Borbón y Sofía de Grecia, actuales reyes de España.
1994 - Se aprueba el programa demográfico de la ONU para 20 años, en la Conferencia sobre Población celebrada en El Cairo.
Para pensar...
Lo que no logres hoy, quizás mañana lo lograrás, no es tiempo todavía. Nunca en el breve término de un día madura el fruto, ni la espiga grana...
Anónimo
Anónimo
La unidad en la Iglesia - ¿Estamos unidos a Cristo?
1) Para saber
Cuando tenemos la desgracia de que se nos rompa un vaso de vidrio en muchos pedazos, nos damos cuenta de lo frágil que era su unidad; un golpe bastó para dejar de ser vaso.
Dicen los filósofos que hay diversos grados de unidad. Existe la unidad material como la del vaso o la de un carro. Pero hay una más fuerte. Por ejemplo, la unidad que hay entre los miembros de una familia, unidos por los lazos de sangre. O de manera similar, dos personas enamoradas están muy unidas aunque estén separadas.
También la persona mantiene una unidad: todo su cuerpo está unido gracias a su alma que lo vivifica. Por ello, si una parte de su cuerpo le duele, una mano por ejemplo, toda la persona lo resiente, y no sólo la mano. Gracias al alma se mantiene la unidad en el cuerpo humano.
San Agustín acude a la unidad que hay del alma espiritual con el cuerpo humano para explicar que de modo semejante se da la unidad entre el Espíritu Santo y la Iglesia: “Lo que nuestro espíritu, es decir, nuestra alma, es para nuestros miembros, eso mismo es el Espíritu Santo para los miembros de Cristo, para el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia” (Sermón 267,4).
El Espíritu Santo tiene una importancia esencial en la Iglesia: nos mantiene a todos los bautizados unidos entre sí, y con Jesucristo, que es la Cabeza de la Iglesia. El Concilio Vaticano II lo afirma: El Espíritu Santo “une a todos en Cristo tan íntimamente que es el Principio de la unidad de la Iglesia” (“Unitatis redintegratio”, n.2).
2) Para pensar
Caminaban dos amigos, uno de ellos era católico y el otro cristiano. Éste le decía que ambos caminos hacia Dios eran prácticamente iguales: creían en un solo Dios, en la vida eterna, en el Cielo y en el Infierno; sólo no aceptaban la autoridad del Papa. Entonces el católico se limitó a cortar una rama de un árbol diciendo: “Mira, esta rama es recia como las otras; es flexible como las otras; sólo hay una diferencia, y es que las otras están unidas al tronco, y ésta no. Y aunque la diferencia no es mucha, las ramas unidas al árbol conservarán su lozanía y su vida, crecerán y se llenarán de fruto. En cambio, la que se separó del tronco no tardará en secarse”.
Jesucristo tomó el ejemplo de la vid para expresar la necesidad de la unión que había de tener con Él: “Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer” (Jn 15, 4-6).
3) Para vivir
Hemos de vivir agradecidos con el Señor al permitirnos vivir esa unidad con Él. Y podemos favorecerla si busquemos esa unión con Cristo especialmente en nuestra oración diaria y en la Eucaristía.
Como decía Juan Pablo II: “De la verdad de nuestra unión con Jesucristo en la Eucaristía queda patente en si amamos o no amamos de verdad a nuestros compañeros (...), en cómo tratamos a los demás y en especial a nuestra familia (...), en la voluntad de reconciliarnos con nuestros enemigos, y en el perdón a quienes nos hieren u ofenden” (Phoenix Park, 29-IX-1979).
La unidad con Cristo nos llevará a vivir fomentando la unidad con todos los demás.
Pbro. José Martínez Colín
Cuando tenemos la desgracia de que se nos rompa un vaso de vidrio en muchos pedazos, nos damos cuenta de lo frágil que era su unidad; un golpe bastó para dejar de ser vaso.
Dicen los filósofos que hay diversos grados de unidad. Existe la unidad material como la del vaso o la de un carro. Pero hay una más fuerte. Por ejemplo, la unidad que hay entre los miembros de una familia, unidos por los lazos de sangre. O de manera similar, dos personas enamoradas están muy unidas aunque estén separadas.
También la persona mantiene una unidad: todo su cuerpo está unido gracias a su alma que lo vivifica. Por ello, si una parte de su cuerpo le duele, una mano por ejemplo, toda la persona lo resiente, y no sólo la mano. Gracias al alma se mantiene la unidad en el cuerpo humano.
San Agustín acude a la unidad que hay del alma espiritual con el cuerpo humano para explicar que de modo semejante se da la unidad entre el Espíritu Santo y la Iglesia: “Lo que nuestro espíritu, es decir, nuestra alma, es para nuestros miembros, eso mismo es el Espíritu Santo para los miembros de Cristo, para el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia” (Sermón 267,4).
El Espíritu Santo tiene una importancia esencial en la Iglesia: nos mantiene a todos los bautizados unidos entre sí, y con Jesucristo, que es la Cabeza de la Iglesia. El Concilio Vaticano II lo afirma: El Espíritu Santo “une a todos en Cristo tan íntimamente que es el Principio de la unidad de la Iglesia” (“Unitatis redintegratio”, n.2).
2) Para pensar
Caminaban dos amigos, uno de ellos era católico y el otro cristiano. Éste le decía que ambos caminos hacia Dios eran prácticamente iguales: creían en un solo Dios, en la vida eterna, en el Cielo y en el Infierno; sólo no aceptaban la autoridad del Papa. Entonces el católico se limitó a cortar una rama de un árbol diciendo: “Mira, esta rama es recia como las otras; es flexible como las otras; sólo hay una diferencia, y es que las otras están unidas al tronco, y ésta no. Y aunque la diferencia no es mucha, las ramas unidas al árbol conservarán su lozanía y su vida, crecerán y se llenarán de fruto. En cambio, la que se separó del tronco no tardará en secarse”.
Jesucristo tomó el ejemplo de la vid para expresar la necesidad de la unión que había de tener con Él: “Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer” (Jn 15, 4-6).
3) Para vivir
Hemos de vivir agradecidos con el Señor al permitirnos vivir esa unidad con Él. Y podemos favorecerla si busquemos esa unión con Cristo especialmente en nuestra oración diaria y en la Eucaristía.
Como decía Juan Pablo II: “De la verdad de nuestra unión con Jesucristo en la Eucaristía queda patente en si amamos o no amamos de verdad a nuestros compañeros (...), en cómo tratamos a los demás y en especial a nuestra familia (...), en la voluntad de reconciliarnos con nuestros enemigos, y en el perdón a quienes nos hieren u ofenden” (Phoenix Park, 29-IX-1979).
La unidad con Cristo nos llevará a vivir fomentando la unidad con todos los demás.
Pbro. José Martínez Colín
Consignas
Somos para Dios como cajitas de cristal: nada de lo nuestro se le oculta. Dice la Biblia que Dios penetra el fondo del corazón y que conoce todos nuestros pensamientos.
Historias : Saber orar
Cuentan que un humilde zapatero tenía la costumbre de hacer siempre sus oraciones en la mañana, al mediodía y en la tarde. Se servía de un libro de plegarias porque no se sentía capaz de dirigirse al Creador con sus pobres palabras.
Un día, se sintió muy mal porque, estando de viaje, olvidó su libro. Nuestro buen zapatero le dijo entonces a Dios: "Perdóname, Dios, porque necesito orar y no sé cómo. Ahora bien, ya que Tú eres un Padre de amor voy a recitar varias veces el alfabeto desde la A hasta la Z, y Tú que eres sabio y bueno podrás juntar las letras y sabrás qué es lo que yo te quiero decir".
Cuenta la historia que ese día Dios reunió a sus ángeles en el cielo y les dijo conmovido que esa era la más sincera y la más bella de las oraciones que le habían hecho en mucho tiempo. Una oración con las cualidades de la plegaria que hace milagros, cierra heridas, ilumina, fortalece y acerca los corazones, es decir, una plegaria humilde, confiada, sincera y amorosa.
¡Cuánta necesidad tenemos de estas oraciones! Todos debemos aprender a orar con el corazón, a alabar, a bendecir, a perdonar, a agradecer. Y, claro, a tener bien presente que la oración se ve en la acción, en los buenos frutos y en un compromiso por la justicia y por la paz.
En efecto, actuar sin orar es desgastarse y orar sin actuar es engañarse. Por eso comparto con ustedes este comentario al Padre Nuestro, esperando deje valiosas inquietudes en su espíritu:
Di Padre, si cada día te portas como hijo y tratas a los demás como hermanos.
Di Nuestro, si no te aíslas con tu egoísmo.
Di que estás en los cielos, cuando seas espiritual y no pienses sólo en lo material.
Di santificado sea tu Nombre, si amas a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas tus fuerzas.
Di venga a nosotros tu Reino, si de verdad Dios es tu rey y trabajas para que Él reine en todas partes.
Di hágase Tu voluntad, si la aceptas y no quieres que sólo se haga la tuya.
Di danos hoy nuestro pan, si sabes compartir con los pobres y con los que sufren.
Di perdona nuestras ofensas, si quieres cambiar y perdonar de corazón.
Di no nos dejes caer en tentación, si de verdad estás decidido a alejarte del mal.
Di líbranos del mal, si tu compromiso es por el bien.
Y di Amén si tomas en serio las palabras de esta oración.
Enviado hace tiempo por Graciela Baquerizo
Meditación breve
Cada uno de nosotros espera el amor. Es necesario esperar el amor, porque la esperanza es el camino del amor.
No hay nada más vinculante como el amor. El que ama vuelve siempre, porque el amor conoce todos los caminos.
El amor cada uno lo siente y lo vive según la gracia.
Todos llevamos dentro un milagro, a la mayoría le falta humildad para reconocerlo.
Los hombres se aman como son y como debieran ser porque el amor es un riesgo sin límites.
Un ser comienza a existir sólo cuando se le comienza a amar. Pues en el orígen de toda vida, hay siempre un acto de amo
El Señor me lleva de la mano, y yo entiendo lo que es el amor.
El rincón de los lectores
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Los cinco minutos de Dios - por Alfonso Milagro
Hay quienes corren el riesgo de comprometerse para toda su vida; hay quienes adoptan como norma de su vida el "¡no te metas!" egoísta y estéril.
Una cosa es meterse y otra muy distinta es entrometerse.
Está bien que no te entrometas en la vida de los demás; déjales su libertad personal y reconoce el derecho que tienen a mandar ellos en su vida. Pero "métete" con ellos siempre que éso les suponga un bien; métete, es decir, preocúpate por su bien, por sus problemas, por sus necesidades.
No te aisles dentro de tí mismo, no te cierres en tus propias necesidades y problemas; no limites tu preocupación solamente a tí y a los tuyos.
Convéncete más bien de que, de una u otra forma, todos los seres humanos son "los tuyos"
Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-
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