domingo, 28 de noviembre de 2021

Pequeñas Semillitas 4864

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 16 - Número 4864 ~ Domingo 28 de Noviembre de 2021.
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy, la Iglesia universal celebra el domingo primero de Adviento, iniciando un nuevo año litúrgico, y dentro de él, iniciamos concretamente, el ciclo "C".
Este es el tiempo de la espera gozosa del Señor, que nos invita a prepararnos para su vuelta gloriosa con la conversión del corazón. Es el tiempo de estar vigilantes para descubrir mejor, en las diversas circunstancias de la vida, los signos de la presencia de Jesús. A quien lo busca fielmente no dejará de mostrarle el rostro del Padre celestial.
Con el tiempo de Adviento nos prepararemos para acoger, agradecer y celebrar la venida del Hijo de Dios a vivir con nosotros y ser uno de nosotros.
Durante todo este año litúrgico que iniciamos usaremos el evangelio de Lucas. La iglesia en su reforma litúrgica después del Concilio Vaticano II nos ofreció leer todos los evangelios en el espacio de tres años que también llamamos ciclos. La finalidad de esto es que conozcamos a Jesús más plenamente al escuchar como cada evangelista lo vio o lo experimento, o lo oyó explicar por sus contemporáneos que habían conocido a los primeros testigos.
En este ciclo C, Lucas nos presenta a Jesús lleno de cercanía, de misericordia, de amor... El color litúrgico que caracteriza el Adviento es el morado, y en las misas no se canta el Gloria.
 
¡Buenos días María!
María es la Mujer vestida de Sol del Apocalipsis. Ella combate contra el gran Dragón rojo, que es Satanás y su error del ateísmo marxista. Nosotros, cristianos, estamos llamados a alistarnos en este combate bajo el Manto de Aquella que está por encima de toda la creación y solo por debajo de Dios, por eso no debemos tener miedo, sino gran confianza en María y en su ayuda, y ser valientes y emprender grandes apostolados por Dios y por las almas, pues Ella nos lleva de su mano y con la Virgen de nuestro lado no hay nada que temer. Pero para tenerla con nosotros, no debemos pecar, y ser limpios de alma y puros de corazón, porque Ella ama a los puros y se entrega a ellos. Y si somos pecadores, acudamos a sus pies, que María sabrá volvernos al camino correcto.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Jeremías 33,14-16
 
Salmo: Sal 25 (24) 4-5ab.8-9.10.14
 
Segunda Lectura: 1 Tesalonicenses 3,12-13.4,1-2
 
SANTO EVANGELIO: Lucas 21,25-28.34-36
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación.
»Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre».
 
Comentario:
Hoy, justo al comenzar un nuevo año litúrgico, hacemos el propósito de renovar nuestra ilusión y nuestra lucha personal con vista a la santidad, propia y de todos. Nos invita a ello la propia Iglesia, recordándonos en el Evangelio de hoy la necesidad de estar siempre preparados, siempre “enamorados” del Señor: «Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida» (Lc 21,34).
Pero notemos un detalle que es importante entre enamorados: esta actitud de alerta —de preparación— no puede ser intermitente, sino que ha de ser permanente. Por esto, nos dice el Señor: «Estad en vela, pues, orando en todo tiempo» (Lc 21,36). ¡En todo tiempo!: ésta es la justa medida del amor. La fidelidad no se hace a base de un “ahora sí, ahora no”. Es, por tanto, muy conveniente que nuestro ritmo de piedad y de formación espiritual sea un ritmo habitual (día a día y semana a semana). Ojalá que cada jornada de nuestra vida la vivamos con mentalidad de estrenarnos; ojalá que cada mañana —al despertarnos— logremos decir: —Hoy vuelvo a nacer (¡Gracias, Dios mío!); hoy vuelvo a recibir el Bautismo; hoy vuelvo a hacer la Primera Comunión; hoy me vuelvo a casar... Para perseverar con aire alegre hay que “re-estrenarse” y renovarse.
En esta vida no tenemos ciudad permanente. Llegará el día en que incluso «las fuerzas de los cielos serán sacudidas» (Lc 21,26). ¡Buen motivo para permanecer en estado de alerta! Pero, en este Adviento, la Iglesia añade un motivo muy bonito para nuestra gozosa preparación: ciertamente, un día los hombres «verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria» (Lc 21,27), pero ahora Dios llega a la tierra con mansedumbre y discreción; en forma de recién nacido, hasta el punto que «Cristo se vio envuelto en pañales dentro de un pesebre» (San Cirilo de Jerusalén). Sólo un espíritu atento descubre en este Niño la magnitud del amor de Dios y su salvación (cf. Sal 84,8).
* Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)
 
Palabras del Papa Francisco
 
“En este tiempo de Adviento,
pidamos al Señor que reavive en nosotros
la fe en Cristo que viene para salvarnos,
para ayudarnos a ser siempre fieles
a nuestra vocación de discípulos y misioneros”
 
Predicación del Evangelio
Hay que prepararse: el Señor viene
Cristo viene en Navidad, en Belén. Viene cada día con su palabra, en los acontecimientos y los sacramentos. En fin, vendrá seguramente al final de los tiempos para llevarnos con él a una tierra nueva donde prevalece la justicia.
 
En este primer domingo de Adviento, releemos en san Lucas lo que habíamos leído y comentado en san Marcos hace dos semanas: “Veremos al Hijo del hombre venir sobre las nubes con gran poder y gloria.” El Señor viene y es urgente que preparemos su venida.
 
San Lucas se ha presentado a sus lectores como un historiador preciso y fiel. En su obra de dos volúmenes, se dedica a demostrar que la historia bíblica entre Dios y su pueblo ha continuado en la vida del Mesías y se prolonga ahora en la vida y testimonio de los discípulos.
 
Según él, claramente, Dios es el dueño de la historia y tendrá la última palabra sobre todo. Como en san Marcos, la lectura de hoy trata sobre la vuelta del Hijo del hombre descrita en Daniel 7, 13-14. Estamos en pleno estilo apocalíptico, pero lleno de esperanza: “Lo que esperamos son unos cielos nuevos y una tierra nueva según su promesa, donde habitará la justicia.”
 
El caos que se abate a la vez sobre el cielo, la tierra y el mar, los tres espacios del universo antiguo, es el signo anunciador de la venida del mundo nuevo anunciado por el profeta Isaías. Al mismo tiempo, la caída de todo lo que se refiere a la astrología y las potencias ocultas unidas a las divinidades astrales muestra que sólo habrá una divinidad en el universo, el Dios vivo y verdadero, manifestado en Jesucristo, que nos salvará también de la muerte.
 
Así, lejos de ser la abolición de la historia, la destrucción del mundo antiguo será el verdadero punto de partida de una historia completamente nueva. Y ante todo esto, el cristiano se levanta esperando la salvación que se acerca.
(P. Felipe Santos S.D.B.)
 
De los envíos del P. Natalio
Orar con la Biblia
Hay un modo de orar con la Biblia que se llama “responsorial”. Son frases breves pero selectas, casi siempre de los salmos. Estos responsorios se llaman así porque a la frase enunciada por el solista, el coro responde (responsum) con la misma u otra distinta. A modo de novedad te ofrezco hoy el primero para que lo repitas a lo largo del día: es denso y bello. Es muy fácil memorizarlo.
 
V. Por la mañana, sácianos de tu misericordia, Señor.
R. Por la mañana, sácianos de tu misericordia, Señor.
V. Y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
R. Sácianos de tu misericordia, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Por la mañana, sácianos de tu misericordia, Señor.
 
La repetición de la idea principal: “la misericordia y ternura de Dios”, es un elemento que ayuda a una oración muy simple, impulsándonos a tener sed y hambre (¡Sácianos!) del bien infinito, anhelo del corazón. Si bien los responsorios han sido elaborados para la oración comunitaria, son excelentes para una oración personal, sólida y rica, por sus contenidos bíblicos.
* Padre Natalio
 
Poesía
Corona de Adviento
¡Oh Corona de Adviento!
Luz en la oscuridad.
Alegría que yo siento,
al mirar tu quieta paz.
Una vela al comienzo,
luego dos arderán.
Cuando son tres y cuatro,
llegará la Navidad.
 
Nuevo vídeo y artículo
 
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de esta página:
 
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Iba yo por un camino lleno de hierba, cuando de repente una voz dijo detrás de mí: "¡Mira a ver si me conoces!".
Me volví, la miré y le dije: "No me acuerdo de tu nombre".
Ella dijo: "Yo soy aquella primera pena grande que tuviste cuando joven".
Parecían sus ojos una mañana con el rocío todavía en el aire. Estuve callado un rato, y luego le dije: "¿Has perdido aquella carga inmensa de lágrimas?"
Ella sonrió sin contestarme. Comprendí que sus lágrimas habían tenido tiempo ya de aprender el lenguaje de las sonrisas.
"Una vez dijiste, -suspiró- que acariciarías tu pesar para siempre". Avergonzado respondí: "Verdad, pero los años han pasado y olvidé".
Entonces, tomé sus manos entre las mías y le dije: "Pero tú también has cambiado".
Me contestó: "Lo que fue pena un día, es ahora paz".
(Rabindranath Tagore)
 
Año de San José 
San José, hombre justo y modelo de virtudes,
es el Patrono Universal de la santa Iglesia,
y por lo tanto de todos nosotros.
Es el santo que tuvo en la tierra
la misión más grande y noble:
proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.
 
Noviembre 28
Espíritu santificador, dulce huésped del nuestro corazón, haz que experimentemos siempre la vivencia de tu infinito amor y sabiduría como el glorioso san José. Amén.
(P. Florentín Brusa, cmf)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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AMDG

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