jueves, 27 de agosto de 2020

Pequeñas Semillitas 4428

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 15 - Número 4428 ~ Jueves 27 de Agosto de 2020
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Si la tristeza te invade... ¡Sonríe! Si el sonreír no basta... ¡Silba! Si el silbar falla... ¡Canta!
Busca dentro de ti los muchos motivos que tienes para ser feliz y estar agradecido, la tristeza se irá desvaneciendo como la nieve ante la caricia cálida del sol. Si estás triste, no le des más cuerda al abatimiento.
¡Levanta tu ánimo! Actúa como una persona feliz, y esta emoción se irá convirtiendo en una actitud permanente.
 
¡Buenos días!
Honor
Vivir con sinceridad es decidirte a hablar con la verdad en la mano aunque a veces te cueste; a no valerte de una mentira para salir de una dificultad o librarte de una responsabilidad; a no mentir para que los demás piensen algo bueno de ti; a reconocer con honestidad cuando te has equivocado sin tratar de justificarte. He aquí un camino exigente de grandeza moral.
 
El ambiente estaba cargado de tensión. Rosa Elliot llegó a la cuarta ronda del concurso nacional de ortografía. Se había pedido a la niña de 11 años que deletreara la palabra "admisión". Ella lo hizo con tan suave voz que el jurado no fue capaz de decidir si había pronunciado una "o" o una "a". Discutieron por varios minutos escuchando la grabación. Por fin, el jefe de los jueces preguntó: —¿Disculpa, Rosita, dijiste una letra "a" o una "o"? La niña, con serenidad y sin titubear, contestó que había pronunciado mal la palabra y bajó del escenario. Todo el auditorio aplaudió, incluso los periodistas presentes. Los padres de Rosita estaban muy emocionados. Aun vencida era victoriosa. En efecto, con el pasar de los años, se escribió más acerca de Rosa, que sobre el "desconocido" ganador del concurso.
 
Ser una persona que ama la verdad, aun cuando ésta vaya en contra de uno, nos reviste de gran honor. El honor es mejor que los honores Urge educar al niño a descubrir y gozar la alegría que da hablar y actuar con la verdad, comprendiendo que no debe avergonzarse de dar testimonio sincero de ella. Ojalá padres y maestros asuman esta tarea básica.
* Enviado por el P. Natalio
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: 1 Cor 1,1-9
 
Salmo: Sal 145 (144):2-7
 
Santo Evangelio: Mt 24,42-51
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre. ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien el señor puso al frente de su servidumbre para darles la comida a su tiempo? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. Yo os aseguro que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si el mal siervo aquel se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda’, y se pone a golpear a sus compañeros y come y bebe con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los hipócritas; allí será el llanto y el rechinar de dientes».
 
Comentario:
Hoy, el texto evangélico nos habla de la incertidumbre del momento en que vendrá el Señor: «No sabéis qué día vendrá» (Mt 24,42). Si queremos que nos encuentre velando en el momento de su llegada, no nos podemos distraer ni dormirnos: hay que estar siempre preparados. Jesús pone muchos ejemplos de esta atención: el que vigila por si viene un ladrón, el siervo que quiere complacer a su amo... Quizá hoy nos hablaría de un portero de fútbol que no sabe cuándo ni de qué manera le vendrá la pelota...
Pero, quizá, antes debiéramos aclarar de qué venida se nos habla. ¿Se trata de la hora de la muerte?; ¿se trata del fin del mundo? Ciertamente, son venidas del Señor que Él ha dejado expresamente en la incertidumbre para provocar en nosotros una atención constante. Pero, haciendo un cálculo de probabilidades, quizá nadie de nuestra generación será testimonio de un cataclismo universal que ponga fin a la existencia de la vida humana en este planeta. Y, por lo que se refiere a la muerte, esto sólo será una vez y basta. Mientras esto no llegue, ¿no hay ninguna otra venida más cercana ante la cual nos convenga estar siempre preparados?
«¡Cómo pasan los años! Los meses se reducen a semanas, las semanas a días, los días a horas, y las horas a segundos...» (San Francisco de Sales). Cada día, cada hora, en cada instante, el Señor está cerca de nuestra vida. A través de inspiraciones internas, a través de las personas que nos rodean, de los hechos que se van sucediendo, el Señor llama a nuestra puerta y, como dice el Apocalipsis: «Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo» (Ap 3,20). Hoy, si comulgamos, esto volverá a pasar. Hoy, si escuchamos pacientemente los problemas que otro nos confía o damos generosamente nuestro dinero para socorrer una necesidad, esto volverá a pasar. Hoy, si en nuestra oración personal recibimos —repentinamente— una inspiración inesperada, esto volverá a pasar.
* Rev. D. Albert TAULÉ i Viñas (Barcelona, España)
 
Santoral Católico:
Santa Mónica
Madre de San Agustín
Nació en Tagaste, provincia romana al norte de África, el año 331, de familia cristiana. Educada con esmero, muy joven fue dada en matrimonio a un hombre llamado Patricio, pagano, que se convirtió y bautizó antes de morir; hombre bueno pero de carácter irascible, a quien supo amar, servir y soportar, y del que tuvo tres hijos, entre ellos san Agustín, por cuya conversión derramó muchas lágrimas y oró insistentemente a Dios. Fue un modelo de madre y de esposa; alimentó su fe con la oración y la enriqueció con sus virtudes. Educó a sus hijos en la fe, y según la costumbre de entonces los inscribió en el catecumenado pero no los bautizó. Agustín en su juventud se desvió religiosa y moralmente, lo que provocó las lágrimas y oración de la madre. Ésta lo siguió a Roma y después a Milán, donde Agustín se convirtió y recibió el bautismo de manos de san Ambrosio. Cuando volvían a África, Mónica murió en Ostia (Roma) el año 387, contenta y satisfecha de ver a su hijo convertido en siervo de Dios.
Oración: Oh Dios, consuelo de los que lloran, que acogiste piadosamente las lágrimas de santa Mónica impetrando la conversión de su hijo Agustín, concédenos, por intercesión de madre e hijo, la gracia de llorar nuestros pecados y alcanzar tu misericordia y tu perdón. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
* Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net
 
Pensamiento del día
 
“Nadie puede penetrar el sentido del Evangelio
si no ha descansado como Juan,
en íntimo coloquio, sobre el pecho de Jesús”
(Orígenes)
 
Tema del día:
Carta de un Rey a su hijo
Hace un par de días celebramos la memoria litúrgica de San Luis, Rey de Francia, que representa la figura ejemplar de gobernante cristiano, según el sentido de lo que quiere decir gobernar a los hombres en el tiempo, fundando en la revelación y en la fe cristiana. Pero, también es figura ejemplar como hombre de familia y esto puede verse reflejado en el Testamento Espiritual que deja a su hijo, antes de fallecer:
 
"Buen hijo, lo primero que te enseño es que dediques tu corazón a amar a Dios, pues sin eso, nadie puede salvarse. Guárdate de hacer nada que desagrade a Dios, es decir, el pecado mortal. Por el contrario, deberás sufrir toda clase de villanías y tormentos antes de cometer un pecado mortal. Si Dios te envía la adversidad, entonces recíbela con paciencia y da gracias a Nuestro Señor y piensa que lo has merecido y que todo se volverá en provecho tuyo. Si te da la prosperidad entonces agradécelo humildemente de suerte que no seas peor por orgullo de otra manera cuando deberías valer más por esa causa, pues no se debe guerrear contra Dios con sus dones.
 
Confiésate a menudo y escoge un confesor prudente que te sepa enseñar lo que debes hacer y lo que debes evitar y tú, te debes mantener y comportar de tal modo que tu confesor y tus amigos se atrevan a reprenderte por tus malas acciones. Asiste al servicio de la Santa Iglesia devotamente con el corazón y con la boca, especialmente a la Misa, cuando se hace la consagración.
 
Ten el corazón dulce y compasivo con los pobres, con los desdichados y con los afligidos y confórtalos y ayúdalos según puedas. Mantén las buenas costumbres de tu reino y elimina las malas. No tengas codicias contra tu pueblo y no te cargues la conciencia con impuestos. Si tienes alguna aflicción dila enseguida a tu confesor o a algún hombre sensato que no esté lleno de palabras vanas, entonces, las llevarás más fácilmente. Vela por tener en tu compañía gentes sensatas y leales, sean religiosos o seglares, que no estén llenos de codicia y habla a menudo con ellos. Y, huye y evita la compañía de los malos.
 
Escucha de buena gana la palabra de Dios y retenla en tu corazón y busca con gusto oraciones e indulgencias. Ama lo que es provechoso y bueno. Odia todo lo que es malo donde sea. Que nadie sea tan osado que diga delante de ti una palabra que atraiga y excite al pecado ni que maldiga a otro a su espalda por sus murmuraciones. No sufras tampoco que digan delante de ti ninguna villanía de Dios. Da gracias a Dios con frecuencia de todos los bienes que te ha hecho de suerte que seas digno de tener más.
 
Para administrar la justicia del Derecho a tus súbditos, se leal y rígido, sin volverte a la derecha ni a la izquierda, pero ayuda al derecho y sostén la queja del pobre hasta que sea declarada la verdad. Y, si alguno tiene una acción contra ti, no creas nada hasta tanto no sepas la verdad, pues entonces tus consejeros juzgarán más atrevidamente según la verdad en pro o en contra tuya. Si tienes algo de otro por ti o por tus antepasados y la cosa es segura, devuélvela sin tardar y si es dudosa, manda a hacer una información por gentes sensatas, prudentes y diligentes. Debes poner atención en que tus gentes y tus súbditos vivan bajo ti en paz y con rectitud, sobre todo guarda las buenas villas y las costumbres de tu reino en el estado y en la franquicia en que tus antepasados las han mantenido y si hay algo que enmendar, enmiéndalo y corrígelo y mantenlas en favor y en amor pues a causa de la fuerza y de la riqueza de las grandes villas, tus súbditos y los extranjeros temerán hacer algo contra ti, especialmente tus pares y tus barones. Honra y ama a todas las personas de la Santa Iglesia y cuida de que no les quiten ni disminuyan los donativos y las limosnas que tus antepasados les hayan dado.
 
A tu padre y a tu madre ten en honor y respeto y guarda sus órdenes, da los beneficios de la Santa Iglesia a personas de bien y de vida limpia y hazlo con el consejo de hombres buenos y de gentes honradas....
 
...Y finalmente no olvides cantar misas por mi alma y decir oraciones por todo tu reino y, otórgame una parte especial y entera por todo el bien que hagas. Muy querido hijo, te doy todas las bendiciones que un buen padre puede dar a su hijo y que la Santa Trinidad y todos los Santos te guarden y te defiendan de todo mal y que Dios te de la gracia de hacer siempre su voluntad, de suerte que sea honrado por ti y que tú y yo podamos después de esta vida mortal, estar juntos con Él y alabarlo eternamente."
 
Mensaje de María Reina de la Paz 
Mensaje de María Reina de la Paz del 25 de agosto de 2020
 
“Queridos hijos: este es un tiempo de gracia. Estoy con vosotros y os llamo nuevamente, hijos míos: regresad a Dios y a la oración hasta que la oración se convierta en alegría para vosotros. Hijos míos, no tendréis futuro ni paz mientras en vuestra vida no iniciéis la conversión personal y un cambio hacia el bien. El mal cesará y la paz reinará en vuestros corazones y en el mundo. Por eso, hijos míos, orad, orad, orad. Estoy con vosotros e intercedo ante mi Hijo Jesús por cada uno de vosotros. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”
 
Nuevo vídeo
 
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de esta página
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
El 25 de marzo de 1945 la Santísima. Virgen se apareció en Ámsterdam (Holanda) a Ida Peerdeman (†1996). Esa fue la primera de 56 apariciones que ocurrieron entre los años 1945 y 1959. El 31 de mayo de 2002, el Obispo diocesano reconoció el origen sobrenatural de las apariciones
La Santísima. Virgen se manifiesta bajo una nueva advocación: “La Señora de todos los Pueblos” o “La Madre de todos los Pueblos”. En este tiempo Ella desea ser conocida y amada por todos con ese nombre.
De forma profética nos ha dado sobre todo una impresionante visión de la situación de la Iglesia y del mundo. En sus mensajes, María revela poco a poco un plan con el cual Dios quiere salvar al mundo prepararlo a una nueva efusión del Espíritu Santo por medio de la Madre. Por esto Ella da a los pueblos y a las naciones una oración:
“Señor Jesucristo, Hijo del Padre, manda ahora tu Espíritu sobre la tierra. Haz que el Espíritu Santo habite en el corazón de todos los pueblos, para que sean preservados de la corrupción, de las calamidades y de la guerra. Que la Señora de todos los pueblos, la Santísima Virgen María, sea nuestra abogada, Amén”.
 
¡Hasta mañana! con Madre Teresa
Agosto 27
¿De dónde tomarán las familias la luz, el deseo, la fuerza para vivir? De Jesús, en su Cuerpo Místico, la Iglesia. Jesús dio a su Iglesia todo lo necesario para construir la familia, ya que se dio a sí mismo en su Palabra, en sus sacramentos y en su autoridad; todo esto lo encontramos en su Iglesia. Escuchando su Palabra, las familias escuchan a Jesús Verdad. Obedeciendo sus mandamientos, siguen a Jesús Camino. Recibiendo sus sacramentos, viven en Jesús Vida.
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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