PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
15 - Número 4405 ~ Martes 4 Agosto de 2020Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) Alabado sea Jesucristo…
Hoy
celebramos el Día del Párroco, en recuerdo de San Juan María Vianney, el Cura
de Ars.
Y
es un buen momento para rezar por nuestros párrocos y hacerles sentir nuestra
cercanía (espiritual y, hasta donde la pandemia lo permita, también física).
Es
que este año estamos viviendo una circunstancia excepcional y no deseada de alejamiento
social, que entre otras muchas cosas, ha determinado el cierre parcial de los
templos, la no realización de misas con público y la dificultad grande en
muchas de las actividades habituales de las parroquias.
De
ello se desprende que nuestros curas párrocos han sentido -y todavía sienten-
una gran soledad por la falta de presencia física de los feligreses, y en este,
su día, tenemos que hacerles sentir nuestra cercanía, nuestro afecto, nuestras
oraciones y también nuestro apoyo material para el sostenimiento de las
iglesias y sus obras.
Desde
“Pequeñas Semillitas” saludamos a todos los curas párrocos del mundo, en
especial a los que desarrollan su actividad en las condiciones más difíciles.
Que el Santo Cura de Ars sea siempre su inspirador y consiga para ellos toda
clase de bendiciones.
¡Buenos días! Pelea de hermanitos
Hoy recordamos al patrono de los curas párrocos, San
Juan María Vianney. Un hombre humilde que a duras penas pasó los exámenes antes
de ser ordenado sacerdote. Durante décadas multitudes acudían a venerarlo como
a una reliquia. Eran personas de toda clase y condición que deseaban confesarse
con el carismático Cura de Ars.
Juan Vianney poseía un
rosario que apreciaba mucho. A su hermanita, a quien superaba en dieciocho
meses, le agradó también y quiso apoderarse de él. Hubo una escena violenta
entre los hermanitos: gritos, pataleo y un amago de combate... El niñito corrió
hacia su madre, entristecido. «Hijo mío, dale tu rosario, le dijo con voz
dulce, pero firme; sí dáselo por amor de Dios». Y al instante el niño le alargó
sollozando el rosario. Notable sacrificio de un niñito de cuatro años. Para
consolarlo la madre le dio una pequeña imagen de madera de la Virgen María.
Quedó muy contento. «Cuánto amaba yo aquella imagen, nos dirá pasados setenta
años. No podía separarme de ella ni de día ni de noche. La Santísima Virgen es
mi mayor afecto; la amaba aun antes de conocerla».
Un día de 1829, después de la oración de la tarde, el
Cura de Ars acababa de subir a su habitación. De repente, un recio puñetazo
conmueve la puerta del patio. Después de dos o tres sacudidas a cuál más
violenta, el Cura se decide a bajar y abrir. Un carretero le está aguardando.
Ha dejado los animales delante de la iglesia. “Venga, le dice, es un asunto delicado;
quiero confesarme y enseguida”. Haz una oración por tu párroco en su día.
* Enviado por el P.
Natalio
La Palabra de Dios Lecturas del día ♥ Primera Lectura: Jeremías 30:1-2, 12-15, 18-22
♥ Salmo: Sal 102:16-21, 29, 22-23
♥ Santo Evangelio: Mt 14,22-36
En aquellos días, cuando la gente hubo comido, Jesús
obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de Él a la otra
orilla, mientras Él despedía a la gente. Después de despedir a la gente, subió
al monte a solas para orar; al atardecer estaba solo allí.
La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos
estadios, zarandeada por las olas, pues el viento era contrario. Y a la cuarta
vigilia de la noche vino Él hacia ellos, caminando sobre el mar. Los
discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: «Es un
fantasma», y de miedo se pusieron a gritar. Pero al instante les habló Jesús
diciendo: «¡Ánimo!, que soy yo; no temáis». Pedro le respondió: «Señor, si eres
tú, mándame ir donde tú sobre las aguas». «¡Ven!», le dijo. Bajó Pedro de la
barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús. Pero, viendo la
violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó:
«¡Señor, sálvame!». Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice:
«Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?». Subieron a la barca y amainó el viento.
Y los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo: «Verdaderamente
eres Hijo de Dios».
Terminada la travesía, llegaron a tierra en
Genesaret. Los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la
noticia por toda aquella comarca y le presentaron todos los enfermos. Le pedían
que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron
salvados.
♥ Comentario:
Hoy, no veremos a Jesús durmiendo en la barca
mientras ésta se hunde, ni calmando la tormenta con una sola palabra
increpatoria, suscitando así la admiración de los discípulos (cf. Mt 8,22-23).
Pero la acción de hoy no deja de ser menos desconcertante: tanto para los
primeros discípulos como para nosotros.
Jesús había obligado a los discípulos a subir a la
barca e ir hacia la otra orilla; había despedido a todo el mundo después de
haber saciado a la multitud hambrienta y había permanecido Él sólo en la
montaña, inmerso profundamente en la oración (cf. Mt 14,22-23). Los discípulos,
sin el Maestro, avanzan con dificultades. Fue entonces cuando Jesús se acercó a
la barca caminando sobre las aguas.
Como corresponde a personas normales y sensatas, los
discípulos se asustan al verle: los hombres no suelen caminar sobre el agua y,
por tanto, debían estar viendo un fantasma. Pero se equivocaban: no se trataba
de una ilusión, sino que tenían delante suyo al mismo Señor, que les invitaba
—como en tantas otras ocasiones— a no tener miedo y a confiar en Él para
desvelar en ellos la fe. Esta fe se exige, en primer lugar, a Pedro, quien
dijo: «Señor, si eres tú, mándame ir donde tú sobre las aguas» (Mt 14,28). Con
esta respuesta, Pedro mostró que la fe consiste en la obediencia a la palabra
de Cristo: no dijo «haz que camine sobre las aguas», sino que quería seguir
aquello que el mismo y único Señor le mandara para poder creer en la veracidad
de las palabras del Maestro.
Sus dudas le hicieron tambalearse en la incipiente
fe, pero condujeron a la confesión de los otros discípulos, ahora con el
Maestro presente: «Verdaderamente eres Hijo de Dios» (Mt 14,33). «El grupo de
aquellos que ya eran apóstoles, pero que todavía no creen, porque vieron que
las aguas jugaban bajo los pies del Señor y que en el movimiento agitado de las
olas los pasos del Señor eran seguros, (...) creyeron que Jesús era el
verdadero Hijo de Dios, confesándolo como tal» (San Ambrosio).
* Fray Lluc TORCAL Monje
del Monasterio de Sta. Mª de Poblet (Santa Maria de Poblet, Tarragona, España)
Santoral Católico: San Juan María VianneyEl Cura de Ars Nació en Dardilly (Lyon, Francia) el año 1786. Eran
los agitados tiempos de la Revolución Francesa. Tuvo que superar grandes
dificultades en los estudios para llegar a ordenarse de sacerdote en 1815. Fue
despedido del seminario de Lyon por insuficiencia, pero con la ayuda del abate
de Balley pudo completar los estudios. Después de la ordenación comenzó su
ministerio, pero sin licencias aún para oír confesiones. Completada su
formación, se le confió la parroquia de la pequeña aldea de Ars, que gobernó y
promocionó maravillosamente con su constante predicación, mortificación,
oración y caridad. Difundió el mensaje evangélico con la catequesis que a
diario impartía a niños y adultos, con la reconciliación que administraba a los
penitentes, con sus obras de ardiente caridad alimentada en la Eucaristía.
Estaba dotado de unas cualidades extraordinarias como confesor, lo cual hacía
que acudieran a él fieles de todas partes. Murió el 4 de agosto de 1859. Pío XI
lo nombró patrono de los párrocos.
Oración: Dios
de poder y misericordia, que hiciste admirable a san Juan María Vianney por su
celo pastoral, concédenos, por su intercesión y su ejemplo, ganar para Cristo a
nuestros hermanos y alcanzar, juntamente con ellos, los premios de la vida
eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
* Directorio Franciscano
– Aciprensa – Catholic.net
Pensamientos del Cura de
Ars "Los buenos cristianos
que trabajan en salvar su alma están siempre felices y contentos; gozan por
adelantado de la felicidad del cielo; serán felices toda la eternidad. Mientras
que los malos cristianos que se condenan siempre se quejan, murmuran, están
tristes… y lo estarán toda la eternidad."
"No es Dios quien nos
condena, somos nosotros, por nuestros pecados. Los condenados no acusan a Dios;
se acusan ellos mismos; dice: ‘He perdido a Dios, mi alma y el cielo por mi
culpa’."
"Piensan que no tiene
sentido recibir la absolución hoy, sabiendo que mañana cometerán nuevamente los
mismos pecados. Pero Dios mismo olvida en ese momento los pecados de mañana,
para darles su gracia hoy."
Tema del día: 10 datos del Cura de Ars Aquí 10 datos que tal vez no conocías acerca del Cura de Ars, sacerdote diocesano, miembro de
la Tercera Orden Franciscana y patrono de los párrocos.
1. Su primera comunión
fue accidentada
La Revolución Francesa trajo persecución contra los
sacerdotes, e incluso, después de ella tenían que disfrazarse para pasar de
incógnito. Cuando el joven Juan recibió la primera comunión, llevaron carros de
heno, los pusieron frente a las ventanas de la casa de su mamá y empezaron a
descargar el material durante la ceremonia para evitar problemas con las
autoridades. El santo siempre recordará este día, en el que derramó lágrimas de
alegría al recibir al Señor y atesoró el Rosario que su madre le regaló en
aquella ocasión.
2. Casi se retira de la
escuela de seminaristas
Cuando la Iglesia obtuvo algo de libertad en Francia,
el Padre Balley, párroco de Ecculy, abrió una pequeña escuela para jóvenes con
inquietudes vocacionales. Juan logró ingresar, pero debido a su dificultad para
los estudios, estuvo a punto de renunciar. En consecuencia, el sacerdote le
sugirió que hiciera un peregrinaje al Santuario de San Francisco de Regis.
Regresó renovado.
3. Desertó del ejército
Napoleón quería conquistar toda Europa y Juan fue
llamado al ejército porque no aparecía en la relación de ningún seminario. Cayó
gravemente enfermo y, cuando recuperó la salud, fue en busca de su regimiento
que ya se había marchado, pero en el camino volvió a enfermar. Buscó refugio
por varios días y se dio cuenta que, sin querer, se había convertido en un
desertor. Buscó a un mayor que escondía desertores y este le aconsejó que se
quedara en casa de uno de sus familiares. Adoptó el nombre de Jerome Vincent
hasta que más adelante un decreto imperial concedió amnistía a los desertores.
4. Lo expulsaron del
seminario
Juan logró ingresar al Seminario Mayor de Lyon, pero
por su insuficiente conocimiento del latín no entendía ni podía responder a los
formadores. Le pidieron que se marchara, lo que le produjo un inmenso dolor y
desaliento. Sin embargo, Padre Balley nuevamente fue en su ayuda y siguió los
estudios en privado en Ecculy, cerca de Lyon. Sus cualidades morales
sobrepasaron cualquier deficiencia académica.
5. Su maestro fue su
primer penitente
Una vez ordenado sacerdote fue enviado a ayudar al
Padre Balley, pero las autoridades diocesanas no le dieron permiso para
confesar. El Padre Balley intercedió y él mismo fue el primero en confesarse
con San Juan María Vianney. Años más tarde el Padre Balley murió en brazos del
santo, quien sufrió como si hubiera perdido a su padre.
6. Tuvo una profecía en
Ars
Las autoridades eclesiásticas lo enviaron al pequeño
pueblo de Ars porque pensaban que con sus limitaciones intelectuales no podría
servir en una comunidad grande. Sin embargo, al llegar hizo una profecía:
"la parroquia no será capaz de contener a las multitudes que vendrán hacia
aquí". Poco a poco el sacerdote se fue ganando el amor del pueblo y les
inculcó el amor a la Eucaristía, siendo su fiesta favorita el Corpus Christi.
Cuando el Papa Pío IX definió el dogma de la Inmaculada Concepción, el santo
pidió a los fieles que iluminaran sus casas en la noche y las campanas del
templo resonaron por horas. La gente de los pueblos cercanos, al ver los
destellos, pensó que el pueblo se estaba quemando y acudieron a apagar el
supuesto incendio.
7. Tenía una profunda
devoción a Santa Filomena
San Juan tenía una profunda devoción a Santa
Filomena, una joven mártir de los primeros siglos del cristianismo, a quien
llamaba su “agente con Dios” y construyó una capilla en su honor y un
santuario. Cierto día enfermó de gravedad y prometió ofrecer 100 Misas en honor
de Santa Filomena. Cuando la primera Misa estaba siendo ofrecida, cayó en
éxtasis y se le escuchó murmurar varias veces “Filomena”. Al volver en sí,
exclamó que estaba curado y se lo atribuyó a la santa.
8. La tentación era
recurrente en su vida
El cura de Ars sufrió la tentación de desear la
soledad y se sentía incapaz para el servicio que brindaba en la ciudad. En una
oportunidad le rogó a su Obispo que lo dejase renunciar y hasta en tres
ocasiones llegó a irse del pueblo, pero siempre regresó.
9. Luchó pacientemente
contra el demonio
El demonio siempre molestaba al Santo Cura de Ars con
ruidos extraños y fuertes por las noches. Su intención era agotarlo para que no
tuviera fuerzas para confesar o celebrar la Eucaristía. Cierto día que el santo
se disponía revestirse para la Santa Misa, el maligno incendió su cama. San
Juan, sabiendo que el enemigo quería detener el oficio divino, dio las llaves
del cuarto a aquellos que iban a apagar el fuego y prosiguió. "El villano,
al no poder atrapar al pájaro le prende fuego a su jaula", fue lo único
que dijo. Mucho tiempo después, el Señor premió al santo con un extraordinario
poder de expulsar demonios de las personas poseídas.
10. Nunca fue nombrado
párroco
Todos conocen a San Juan María Vianney con el título
de Cura de Ars. “Poco importa la opinión de algún canonista exigente que dirá,
a nuestro juicio con razón, que el Santo no llegó a ser jurídicamente verdadero
párroco de Ars, ni aun en la última fase de su vida, cuando Ars ganó en
consideración canónica”, según explica Lamberto de Echeverría, autor del libro
El Santo Cura de Ars. El Obispo de Belley solo le concedió el título de
canónigo pero “el hecho real es que consagró prácticamente toda su vida
sacerdotal a la santificación de las almas del minúsculo pueblo de Ars y que de
esta manera unió, ya para siempre, su nombre y la fama de su santidad al del
pueblecillo”.
(Aciprensa)
Pedido especial de
oración Hoy será intervenida quirúrgicamente la señora María
Inés A., de la provincia de Entre Ríos, Argentina. Es una operación muy
delicada pues se trata de reemplazo de válvula cardíaca en paciente que hace tiempo
viene muy debilitada por anemia severa más un cuadro de insuficiencia renal importante. Elevamos nuestras oraciones a Jesús
pidiendo que la acompañe en esta instancia y guíe las manos de los médicos para
que todo sea bendecido y exitoso.
Meditaciones de
“Pequeñas Semillitas” Un maestro que vio cómo un escorpión se estaba
ahogando, decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el escorpión lo picó.
Por la reacción al dolor, el maestro lo soltó, y el animal cayó al agua y de
nuevo estaba ahogándose. El maestro intentó sacarlo otra vez, y otra vez el
escorpión lo picó.
Alguien que había observado todo, se acercó al
maestro y le dijo:
"Perdone… ¡Pero usted es terco! ¿No entiende que
cada vez que intente sacarlo del agua le picará?"
El maestro respondió: "La naturaleza del
escorpión es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar".
Y entonces, ayudándose de una hoja, el maestro sacó
al insecto del agua y le salvó la vida.
No cambies tu naturaleza si alguien te hace daño;
sólo toma precauciones. Algunos persiguen la felicidad; otros la crean.
¡Hasta mañana! con Madre
Teresa Agosto 4
Si nos volvemos a Dios, irradiamos amor y alegría en
torno nuestro, a todos los que conviven con nosotros. Del mismo modo, si
hacemos el mal, extendemos alrededor nuestro el mal. Si estamos cerca de
alguien que va por el camino del mal, hagamos todo lo posible para ayudarle y mostrarle
que Dios se preocupa por él. Oremos intensamente para que redescubra la
oración, que descubra a Dios dentro de sí y en los demás.
FELIPE -Jardinero
de Dios-(el más pequeñito de
todos) 🌸BLOG ”PEQUEÑAS
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¡Buenos días!
La Palabra de Dios
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Tema del día:
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“Pequeñas Semillitas”
¡Hasta mañana! con Madre
Teresa
FELIPE
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