domingo, 2 de agosto de 2020

Pequeñas Semillitas 4403

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 15 - Número 4403 ~ Domingo 2 de Agosto de 2020
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
En el Evangelio de hoy, los discípulos hacen a Jesús un planteamiento realista y razonable: “Despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer”.
Ya han recibido de Jesús la atención que necesitaban. Ahora, que cada uno se vuelva a su aldea y se compre algo de comer según sus recursos y posibilidades. La reacción de Jesús es sorprendente: “No hace falta que se vayan. Dadles vosotros de comer”.
El hambre es un problema demasiado grave para desentendernos unos de otros y dejar que cada uno lo resuelva en su propio pueblo como pueda. No es el momento de separarse, sino de unirse más que nunca para compartir entre todos lo que haya, sin excluir a nadie.
Hoy, en vez de unir nuestras fuerzas para erradicar en su raíz el hambre en el mundo, solo se nos ocurre encerrarnos en nuestro “bienestar egoísta” levantando barreras cada vez más degradantes y asesinas.
¿En nombre de qué Dios los despedimos para que se hundan en su miseria? ¿Dónde están los seguidores de Jesús? ¿Cuándo se oye en nuestras eucaristías el grito de Jesús. “Dadles vosotros de comer”?
(P. José Pagola)
 
¡Buenos días!
Leyenda china
La regla de oro de las grandes religiones es el amor al prójimo. En el libro de Tobías el anciano ciego, sintiéndose cercano a la muerte, dio preciosos consejos a su hijo. Entre ellos se destaca: “No hagas a nadie lo que no te agrada a ti”. Norma fundamental y obvia, pero tantas veces transgredida por egoísmo o inconsciencia. “Al final de la vida se nos juzgará por el amor”.
 
Cierto día, un sabio visitó el infierno. Allí, vio a mucha gente sentada en torno a una mesa ricamente servida. Estaba llena de alimentos, a cual más apetitoso y exquisito. Sin embargo, todos los comensales tenían cara de hambrientos y el aspecto demacrado. Tenían que comer con palillos; pero no podían, porque eran unos palillos tan largos como un remo. Por eso, por más que estiraban su brazo, nunca conseguían llevarse nada a la boca.
Impresionado, el sabio salió del infierno y subió al cielo. Con gran asombro, vio que también allí había una mesa llena de comensales y con iguales manjares. En este caso, sin embargo, nadie tenía la cara macilenta; todos los presentes lucían un semblante alegre; respiraban salud y bienestar por los cuatro costados. Y es que, allí en el cielo, cada cual se preocupaba de alimentar con los largos palillos al que tenía enfrente.
 
“Todo lo que te guardes para ti mismo, acabará atrofiándose” (Rabindranath Tagore).  “Buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro” (Platón). “Tú ganas lo que das; lo que conservas, lo pierdes” (Refrán chino). “Comienza a manifestarse la madurez, cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos” (Albert Einstein). Está muy claro, ¿verdad?
* Enviado por el P. Natalio
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Isaías 55,1-3
 
Salmo: Sal 145,8-9.15-16.17-18
 
Segunda Lectura: Rom 8,35.37-39
 
Santo Evangelio: Mt 14,13-21
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos.
Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que, vayan a las aldeas y se compren de comer». Jesús les replicó: «No hace falta qué vayan, dadles vosotros de comer». Ellos le replicaron: «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces». Les dijo: «Traédmelos».
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y tomando los cinco panes y los dos peces alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.
 
Comentario:
Hoy, Jesús nos muestra lo mucho que desea involucrarnos en su trabajo de redención. Él, que ha creado el cielo y la tierra de la nada, hubiese podido —de igual forma— haber fácilmente creado un opíparo banquete para saciar a aquella multitud.
Pero prefirió hacer el milagro partiendo de lo único que sus discípulos podían entregarle. «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces» (Mt 14,17), le dijeron. «Traédmelos» (Mt 14,18), les respondió Jesús. Y el Señor llevó a cabo la multiplicación de tan exiguo recurso —ni tan sólo suficiente para alimentar a una familia normal— para dar de comer a unas 5000 familias.
El Señor procedió de igual forma en el festín de las bodas de Caná. Él, que creó todos los mares, podía fácilmente haber llenado con el vino más selecto aquellas tinajas de más de 100 litros, partiendo de cero. Pero, de nuevo, prefirió involucrar a sus criaturas en el milagro, haciendo que, primero, llenasen los recipientes de agua.
Y, el mismo principio, podemos apreciarlo en la celebración de la Eucaristía. Jesús empieza no de la nada, ni tampoco de cereales o de uvas, sino del pan y del vino, que ya conllevan en sí el trabajo de manos humanas.
El difunto Cardenal Francisco Javier Nguyen van Thuan, prisionero de los comunistas vietnamitas desde 1975 al 1988, se preguntaba cómo podría favorecer el Reino de Cristo y preocuparse de su rebaño mientras intentaba sobreponerse al brutal sufrimiento de su solitario confinamiento. Y, dándose cuenta de lo poco que podía hacer desde la celda de su cárcel, pensó que, al menos, cada día, podría ofrecer al Señor sus “cinco panes y dos peces” y dejar que Dios hiciese el resto. Y el Señor multiplicó aquellos pequeños esfuerzos convirtiéndolos en un testimonio que ha inspirado no sólo a los vietnamitas, sino a toda la Iglesia.
Hoy, el Señor nos pide a nosotros, sus modernos discípulos, que “demos a las multitudes algo de comer” (cf. Mt 14,16). No importa lo mucho o poco que tengamos: démoslo al Señor y dejemos que Él continúe a partir de ahí.
* Fr. Roger J. LANDRY (Hyannis, Massachusetts, Estados Unidos)
 
Palabras de San Juan Pablo II
Agregar leyenda
“Queridos jóvenes: Ahora más que nunca es urgente que seáis los ‘centinelas de la mañana’, los vigías que anuncian la luz del alba y la nueva primavera del Evangelio, de la que ya se ven los brotes. La humanidad tiene necesidad imperiosa del testimonio de jóvenes libres y valientes, que se atrevan a caminar contra corriente y a proclamar con fuerza y entusiasmo la propia fe en Dios, Señor y Salvador”.
 
Predicación del Evangelio:
“Dadles vosotros de comer”
Hoy el evangelio nos muestra un milagro de los más conocidos e impactantes para los apóstoles, ya que lo relatan los 4 evangelistas. Aparece de manera tierna y viva la misericordia de Jesús, que va unida con su poder. Jesús había pasado aquel día predicando y haciendo el bien. La gente le seguía con fervor, despreocupados hasta de las necesidades vitales, como es el comer. Pero esas necesidades estaban allí y los apóstoles se dan cuenta. Este dato de los apóstoles es interesante, porque a veces nosotros convivimos con personas que tienen problemas diversos y nosotros “pasamos de ello”, como cuando muchas personas dicen: “ese es su problema”. Jesús quiere que seamos solidarios con las necesidades del prójimo, que en muchos casos pueden ser materiales, pero en otros casos serán necesidades del espíritu.
 
Los apóstoles piensan en una solución “a su altura”: que Jesús les despida y busquen algo para comer en las aldeas cercanas. Pero Jesús hoy nos quiere dar una gran lección: que, aunque Él vaya a hacer una gran maravilla con el milagro, quiere que nosotros colaboremos con algo. Jesús podía haber hecho el milagro de muchas maneras: simplemente podía haber hecho que la gente no tuviera hambre, o podría haber hecho que bajaran del cielo muchos panes u otros manjares, recordando lo que los israelitas creían haber sucedido con el maná del desierto. Pero Jesús pide la colaboración de los apóstoles. Sólo tienen cinco panes y dos peces. Con ello dará de comer a aquella multitud. Eran unos cinco mil hombres.
 
Los gestos que usó Jesús: “alzando los ojos, bendijo, partió” son los mismos que realizó en la Ultima Cena para la Eucaristía. Por eso hay una gran similitud entre los dos hechos. Sin embargo, no es precisamente por los gestos, ya que eran los comunes que un padre de familia solía hacer al repartir el pan entre sus hijos. El símbolo está en que la Eucaristía es una multiplicación real de su propio Cuerpo que se nos da a todos los que queramos recibirlo, porque es para saciar el hambre espiritual.
 
Hay muchas enseñanzas en este milagro. Quizá la principal es que debemos ser solidarios en el mundo ante el hambre material y espiritual. El problema del hambre material en el mundo es muy grande. Y mientras no se solucione, no podrá haber verdadera paz, justicia y libertad. El problema del hambre es problema de egoísmo, porque el hecho es que alimentos sí hay; pero los recursos están limitados por los intereses particulares egoístas. También hay mucho dinero, pero mal empleado. Debemos escuchar lo que hoy en la primera lectura nos dice el profeta Isaías: “¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta? ¿Y el salario en lo que no da hartura?”. Por eso es necesaria una conversión espiritual. No sólo se gasta en lo que no quita el hambre y la sed, sino en lo que aumenta la angustia y la desazón.
 
Hay otra clase de hambre que Jesús ha venido a saciar. Jesús aquel día pensaba descansar y hablar íntimamente con sus apóstoles; pero se encontró con la multitud que le buscaba para escuchar la palabra de Dios “y se compadeció de ellos”. En otros lugares dice el evangelio “porque eran como ovejas sin pastor”. Hay muchos en la vida que están desorientados. Unos quieren orientarse y otros no. Lo peor suele suceder que cuanto más faltos están de la palabra de Dios, menos hambre tienen. Por eso una de las grandes colaboraciones que Dios quiere de nosotros es el suscitar interés por las cosas de Dios y suscitar interés por las cosas de nuestros hermanos. No nos contentemos con lo nuestro. La comida no es sólo la satisfacción orgánica de la persona, sino un convivir unidos para prepararnos a convivir en la eternidad.
(Padre Silverio Velasco)
 
Poesía
Canto a la vida
No importan los lentes.
No importan las canas.
Importa la vida
y vivirla con ganas.
 
No importa ser lenta
y con piel arrugada.
Importa lo vivido
y la lucha ganada.
 
No importa tampoco
la espalda doblada.
Importan la vida
y la miel cosechada.
 
No importa el tiempo
que pase y se va.
Importa la vida
a cualquier edad.
(María Cecilia Popelka)
 
Nuevo vídeo
 
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de esta página
 
Ofrecimiento para sacerdotes y religiosas
  
Formulo el siguiente ofrecimiento únicamente para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas Semillitas" por e-mail: Si desean recibir los comentarios del Evangelio del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales sobre la Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com  
Sólo deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia y a qué comunidad religiosa pertenecen.
  
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
 Desde la provincia de Buenos Aires, Argentina, nos llega la siguiente nota: “Quiero agradecer las oraciones que en este tiempo han realizado por la salud de Natividad, la cual padecía un cáncer de mama. Ella no pudo superar esta enfermedad y el día 22 de julio falleció. Muchas gracias, y pidamos que Dios la tenga en sus brazos y ayude a la familia a superar este gran dolor.”
 
Desde provincia de Santa Fe, Argentina, llega un agradecimiento a Dios y a las personas que están rezando por la salud de la señora María del Rosario, que hace justo una semana fue operada de urgencia de los intestinos y estuvo en estado crítico, en terapia intensiva, con respiración asistida, y poco a poco va presentando signos de mejoría. Damos gracias a Dios y seguimos rezando por su recuperación completa.
 
¡Hasta mañana! con Madre Teresa
Agosto 2
También nosotros estamos llamados a retirarnos, de manera intermitente, en un profundo silencio, en la soledad con Dios. Estar solos con Él, no con nuestros libros, pensamientos o recuerdos, sino en una perfecta desnudez interior, permanecer en su presencia -silencioso, vacío e inmóvil-, en actitud de espera.
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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