PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
15 - Número 4410 ~ Domingo 9 Agosto de 2020Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) Alabado sea Jesucristo…
No
es difícil ver en la barca de los discípulos de Jesús, sacudida por las olas y
desbordada por el fuerte viento en contra, la figura de la Iglesia actual,
amenazada desde fuera por toda clase de fuerzas adversas, y tentada desde
dentro por el miedo y la poca fe. ¿Cómo leer este relato evangélico desde la
crisis en la que la Iglesia parece hoy naufragar?
Como
Pedro, también nosotros podemos vacilar y hundirnos como Pedro. Pero lo mismo
que él, podemos experimentar que Jesús extiende su mano y nos salva mientras
nos dice: “Hombres de poca fe, ¿por qué dudáis?”.
¿Por
qué dudamos tanto? ¿Por qué no estamos aprendiendo apenas nada nuevo de la
crisis? ¿Por qué seguimos buscando falsas seguridades para “sobrevivir” dentro
de nuestras comunidades, sin aprender a caminar con fe renovada hacia Jesús en
el interior mismo de la sociedad secularizada de nuestros días?
Esta
crisis no es el final de la fe cristiana. Es la purificación que necesitamos
para liberarnos de intereses mundanos, triunfalismos engañosos y deformaciones
que nos han ido alejando de Jesús a lo largo de los siglos. Él está actuando en
esta crisis. Él nos está conduciendo hacia una Iglesia más evangélica.
Reavivemos nuestra confianza en Jesús. No tengamos miedo.
(Padre José Antonio
Pagola)
¡Buenos días! Señor, creo en ti
Confiar en Dios, es depositar toda tu fe en él.
Dejarle el cuidado de tus cosas. Permitirle disponer de tu futuro, porque sabes
que te ama más que tú mismo. Reposa en él “como un niño en brazos de su madre”
(Salmo 131). Y confía, sobre todo en las pruebas, cuando las cosas resultan
incomprensibles.
Cuando llegan la
dificultad y las pruebas, en los momentos de angustia, de duda o enfermedad, es
bueno decir al Señor que seguimos creyendo en él. “Señor, tú siempre me has
dado la fuerza necesaria, y yo, aunque débil, creo en ti. Señor, tú siempre me
has dado la paz de cada día, y yo, aunque angustiado, creo en ti. Señor, tú
siempre me has guardado en las pruebas, y yo, aunque estoy en ella, creo en ti.
Señor, tú siempre has alumbrado mis tinieblas, y yo, aunque no tengo luz, creo
en ti”.
“Descarguen en el Señor todas sus inquietudes, ya que
él se ocupa de ustedes”. Si lees y meditas la Biblia, encontrarás esta
exhortación y otras semejantes. Te ayudarán a fortalecer tu confianza en Dios
que te ofrece refugio “a la sombra de sus alas mientras vienen calamidades” de
cualquier clase y magnitud. “No temas, contigo estoy, yo te amo”, te asegura
Dios.
* Enviado por el P.
Natalio
La Palabra de Dios Lecturas del día ♥ Primera Lectura: I Reyes 19:9, 11-13
♥ Salmo: Sal 85:9-14
♥ Segunda Lectura: Romanos 9:1-5
♥ Santo Evangelio: Mt 14,22-33
Después que se sació la gente, Jesús apremió a sus
discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla
mientras él despedía a la gente. Y después de despedir a la gente subió al
monte a solas para orar. Llegada la noche estaba allí solo. Mientras tanto la
barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era
contrario.
De madrugada se les acercó Jesús andando sobre el
agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de
miedo, pensando que era un fantasma. Jesús les dijo en seguida: «¡Ánimo, soy
yo, no tengáis miedo!». Pedro le contestó: «Señor, si eres tú, mándame ir hacia
ti andando sobre el agua». Él le dijo: «Ven». Pedro bajó de la barca y echó a
andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento,
le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: «Señor, sálvame». En seguida Jesús
extendió la mano, lo agarró y le dijo: «¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?». En
cuanto subieron a la barca amainó el viento. Los de la barca se postraron ante
Él diciendo: «Realmente eres Hijo de Dios».
♥ Comentario:
Hoy, la experiencia de Pedro refleja situaciones que
hemos experimentado también nosotros más de una vez. ¿Quién no ha visto hacer
aguas sus proyectos y no ha experimentado la tentación del desánimo o de la
desesperación? En circunstancias así, debemos reavivar la fe y decir con el
salmista: «Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación» (Sal 85,8).
Para la mentalidad antigua, el mar era el lugar donde
habitaban las fuerzas del mal, el reino de la muerte, amenazador para el
hombre. Al “andar sobre el agua” (cf. Mt 14,25), Jesús nos indica que con su
muerte y resurrección triunfa sobre el poder del mal y de la muerte, que nos
amenaza y busca destrozarnos. Nuestra existencia, ¿no es también como una
frágil embarcación, sacudida por las olas, que atraviesa el mar de la vida y
que espera llegar a una meta que tenga sentido?
Pedro creía tener una fe clara y una fuerza muy
consistente, pero «empezó a hundirse» (Mt 14,30); Pedro había asegurado a Jesús
que estaba dispuesto a seguirlo hasta morir, pero su debilidad lo acobardó y
negó al Maestro en los hechos de la Pasión. ¿Por qué Pedro se hunde justo
cuando empieza a andar sobre el agua? Porque, en vez de mirar a Jesucristo,
miró al mar y eso le hizo perder fuerza y, a partir de ese instante, su
confianza en el Señor se debilitó y los pies no le respondieron. Pero, Jesús le
«extendió la mano, lo agarró» (Mt 14,31) y lo salvó.
Después de su resurrección, el Señor no permite que
su apóstol se hunda en el remordimiento y la desesperación y le devuelve la
confianza con su perdón generoso. ¿A quién miro yo en el combate de la vida?
Cuando noto que el peso de mis pecados y errores me arrastra y me hunde, ¿dejo
que el buen Jesús alargue su mano y me salve?
* Rev. D. Joaquim
MESEGUER García (Rubí, Barcelona, España)
Palabras del Papa
Francisco “Dejémonos sorprender por la novedadque sólo Cristo puede dar.Dejemos que su ternura y su amormuevan nuestros pasos”(Papa Francisco) Predicación del
Evangelio:Nuestra fe ¡Cuánto ruido a nuestro alrededor! ¡Cuántas imágenes que,
distraen sin quererlo, nuestra atención de lo esencialmente importante!
¿Y Dios? ¿Dónde hemos dejado a Dios? Porque, a Dios,
no se le busca en lo extraordinario. Al Señor no se le encuentra en los
terremotos o señales prodigiosas como, por ejemplo, presentía Elías en el monte
Horeb. A Dios le podemos hallar en el silencio, en la soledad, en la
contemplación y, sobre todo, en la confianza.
Sí; nuestra fe es confiar en Aquel al cual seguimos.
Nuestra fe supone dar un voto de confianza, un día sí y otro también, a un
Jesús que –cuando observa nuestro corazón volcado en Él- es capaz de hacernos
caminar sobre las aguas turbulentas de nuestra vida. Pedro, el primer Papa,
tuvo indecisión, dudas, incertidumbre. Ello le valió el hundirse bajo las
mismas aguas sobre las cuales el Señor caminaba. ¿Qué ocurrió? ¿Le engañó
Jesús? ¡No! Se engañó él mismo: Pedro miraba a Jesús pero, a la vez, miraba al
fondo del mar. Pedro miraba a Cristo, y con el rabillo del ojo izquierdo,
procuraba que su manto no fuera envuelto por una tímida ola.
Nuestra fe no es un cúmulo de certezas. Pero, nuestra
fe, es vivir en la certeza de que el Señor nos acompaña. Que nada, ni nadie,
nos podrá apartar de su dulce presencia. ¿Lo sentimos así? ¿Caminamos sobre las
aguas de la vida conscientes de que, el Señor, es dueño de bravo oleaje y señor
de la repentina calma?
En los pequeños detalles de cada día. En la tormenta
(cuando nos asolan los problemas y parece que son más grandes que nuestra
capacidad para hacerles frente); en la calma (cuando sentimos una felicidad
indescriptible pero que llena de paz nuestro interior); en las luchas (cuando
procuramos afanarnos en algo y superarnos a nosotros mismos); en un saludo o un
encuentro, en un apretón de manos o en una reconciliación que teníamos como
asignatura pendiente. ¿No nos damos cuenta que, tal vez, es donde el Señor
habla y nos hace caminar sobre las aguas?
Nos hemos de acostumbrar a sentir a Dios en lo
pequeño. Vino diminuto en Belén y, en la pequeñez, Dios se quiso acercar al
hombre. No pretendamos, por ello mismo, coger la escalera de los sucesos
extraordinarios o de la grandeza, para llegarnos hasta Dios. La brisa, de la
cual nos habla la primera lectura, o las aguas bravías del Evangelio de este
día, nos pueden llevar a comprender dos cosas: el Señor nos viene de la forma
más sorprendente que podamos imaginar y, por otro lado, sólo nos exige fe.
¿Seremos capaces de ofrecérsela? ¿Lo intentamos? ¡Feliz Domingo, amigos!
¡Caminemos sobre las aguas pero, eso sí, miremos de frente al Señor!
(Padre Javier Leoz)
PoesíaEl colmo de mi nada…En el colmo de mi nadayo te evoco y te extraño…y al pensar en tu sonrisame recuerdo del dolor. Si mi nada y tu recuerdoson eternos compañeros,esperemos un mañana sin retornomás allá de las estrellas. Un día te fuiste sin decir adiós,cerrando los ojos a todo dolor;mi vida se detuvo en ese instantey ya solo conseguí sub-vivir… Mi tristeza y tu recuerdo,son el colmo de mi nada;un vacío entre mis brazosuna historia sin final…Un recuerdo... un dolor...(Ninfa Duarte) Nuevo vídeo Hay
un nuevo vídeo subido al blogde
"Pequeñas Semillitas" en
internet.Para
verlo tienes que ir al final de esta página Agradecimientos Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas
diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la
tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y
allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por
la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos
por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
♡ Desde la provincia de Entre Ríos, Argentina,
el agradecimiento a Dios nuestro Señor y a las personas que rezan por la
recuperación de María Inés, la
señora operada del corazón para recambio valvular, que evoluciona bien, ha
salido de terapia intensiva a sala común. Igualmente vamos a seguir rezando por
ella hasta su completa mejoría.
♡ Desde ciudad de México llega un agradecimiento a Dios por los buenos resultados de los análisis de la familia Morán y Galván. ¡Demos gracias al Señor!
¡Hasta mañana! con Madre
Teresa Agosto 9
Recibimos todo gratuitamente, damos todo
gratuitamente, sólo por amor a Dios. Nuestra vida de pobreza es tan necesaria
como nuestro trabajo mismo.
¡Buenos días!
La Palabra de Dios
Palabras del Papa
Francisco
¡Hasta mañana! con Madre
Teresa
FELIPE -Jardinero
de Dios-(el más pequeñito de
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