miércoles, 20 de abril de 2016

Pequeñas Semillitas 2985

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 11 - Número 2985 ~ Miércoles 20 de Abril de 2016
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
En el Evangelio del domingo pasado, Jesús decía: “Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen…”
El verbo "conocer", en la Biblia, no tiene nada que ver con la ciencia, la inteligencia, las estadísticas, los cuestionarios de sicólogos o sociólogos. “Conocer”, en la Biblia, significa entrar en comunión íntima con la persona, establecer una relación de amor, entender sus problemas, captar su ser profundo. Cuando Dios dice "conozco" pone en juego no su entendimiento, sino su corazón. Y Jesús nos asegura: “yo los conozco”.
Como el Señor nos conoce tal cual somos, así con este modo de ser hemos de vivir el seguimiento de Jesús. ¿Qué es seguir a Jesús? Es el esfuerzo constante por repetir hoy y aquí sus pisadas, su estilo de vida, su entrega y su amor. Aunque sea rengueando y cayendo en la cuneta de la debilidad humana. No importa. Debemos levantarnos y seguir los pasos de Cristo que, como Pastor, guía y hermano mayor, nos marca un camino personal.

¡Buenos días!

Sabiduría indígena
El filósofo Platón comparaba nuestra vida con un carruaje tirado por dos corceles: uno dócil y brioso, otro rebelde y perezoso. Para que el carro avance el conductor necesita armonizar esas fuerzas contrarias. San Pablo confiesa esa lucha en su propia vida: la carne que quiere avasallar al espíritu. Un cacique iroqués te expone su experiencia con una sugestiva parábola.

El viejo cacique de la tribu charlaba junto al fuego con sus nietos acerca de la vida, y en ese momento les dijo:
— ¡Una gran pelea está ocurriendo dentro de mí!... ¡es entre dos lobos! Uno de los lobos es maldad, cobardía, ira, envidia, rencor, avaricia, falsedad, orgullo, vagancia. El otro es bondad, valor, paciencia, amistad, perdón, generosidad, sinceridad, humildad, laboriosidad. Esta misma pelea está ocurriendo dentro de cada uno de ustedes y dentro de todos los hombres de la tierra.
Los indiecitos se quedaron pensando por un rato, hasta que uno de los niños le preguntó a su abuelo:
— ¿Y cuál de los lobos crees que ganará?
El viejo cacique respondió simplemente:
—El que alimentes más, muchacho.

Excelente respuesta: ¡No hay que alimentar los vicios! De este modo nuestras malas inclinaciones no tomarán fuerza en nosotros. Y así será si nunca mentimos, nunca criticamos, nunca nos quedamos con algo del prójimo, etc., sencillamente no sabemos hacerlo porque no tenemos el mal hábito de hacerlo; pero, estemos alerta para no comenzar.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús gritó y dijo: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado; y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas. Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue: la Palabra que yo he hablado, ésa le juzgará el último día; porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar, y yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso, lo que yo hablo lo hablo como el Padre me lo ha dicho a mí». (Jn 12,44-50)

Comentario:
Hoy, Jesús grita; grita como quien dice palabras que deben ser escuchadas claramente por todos. Su grito sintetiza su misión salvadora, pues ha venido para «salvar al mundo» (Jn 12,47), pero no por sí mismo sino en nombre del «Padre que me ha enviado y me ha mandado lo que tengo que decir y hablar» (Jn 12,49).
Todavía no hace un mes que celebrábamos el Triduo Pascual: ¡cuán presente estuvo el Padre en la hora extrema, la hora de la Cruz! Como ha escrito San Juan Pablo II, «Jesús, abrumado por la previsión de la prueba que le espera, solo ante Dios, lo invoca con su habitual y tierna expresión de confianza: ‘Abbá, Padre’». En las siguientes horas, se hace patente el estrecho diálogo del Hijo con el Padre: «Padre, perdónales porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34); «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» (Lc 23,46).
La importancia de esta obra del Padre y de su enviado, se merece la respuesta personal de quien escucha. Esta respuesta es el creer, es decir, la fe (cf. Jn 12,44); fe que nos da —por el mismo Jesús— la luz para no seguir en tinieblas. Por el contrario, el que rechaza todos estos dones y manifestaciones, y no guarda esas palabras «ya tiene quien le juzgue: la Palabra» (Jn 12,48).
Aceptar a Jesús, entonces, es creer, ver, escuchar al Padre, significa no estar en tinieblas, obedecer el mandato de vida eterna. Bien nos viene la amonestación de san Juan de la Cruz: «[El Padre] todo nos lo habló junto y de una vez por esta sola Palabra (...). Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visión o revelación, no sólo sería una necedad, sino que haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, evitando querer otra alguna cosa o novedad».
* P. Julio César RAMOS González SDB (Mendoza, Argentina)

Santoral Católico:
Santa Inés de Montepulciano
Religiosa 
Nació cerca de Montepulciano (Toscana, Italia) en la segunda mitad del siglo XIII de familia noble. Su trayectoria es sorprendente y se sale de lo habitual. A los 9 años ingresó en el monasterio de las monjas penitentes «del Saco», así llamadas por su vestido. Cinco años después acompañó a la maestra de novicias a Proceno, junto a Viterbo, para fundar un monasterio del que al año siguiente, con 15 años, fue elegida superiora. Sus cualidades y su santidad, su piedad, ternura e infancia espiritual, sin que le faltaran sufrimientos e incomprensiones, llamaron la atención de todos. En 1306 volvió a Montepulciano como superiora del nuevo monasterio allí construido. Pasados unos años, la comunidad adoptó las Constituciones de las monjas dominicas y se puso bajo la dirección de los frailes predicadores. En sus últimos años Inés sobrellevó con gran paciencia los dolores de una enfermedad del aparato digestivo, y murió el 20 de abril de 1317.
Oración: Oh Dios, que enriqueciste a tu esposa Santa Inés con un admirable fervor en la oración; concédenos que, a imitación suya, teniendo siempre en ti nuestro corazón, podamos conseguir el fruto excelente de sentirnos hijos tuyos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano    

La frase de hoy

“Es una locura odiar a todas las rosas porque una te pinchó.
Renunciar a todos los sueños porque uno de ellos no se realizó”


Tema del día:
¿Quién es mi prójimo?
- Prójimo es aquel que me exige salir de mí mismo para medir si, en verdad, la fe es operativa y práctica o se quedó en simple teoría.

- Prójimo es, tal vez, el que menos entra dentro de mis esquemas. Aquel que queda lejos de mis dominios y distante de los caminos por los que yo avanzo.

- Prójimo es quien constantemente me pregunta, con aquellas interpelaciones de San Ignacio, “qué he hecho por Cristo, qué hago por Cristo y qué debo hacer por Cristo”.

- Prójimo es quien me ayuda a pasar de una fe de conocimiento a una fe practicada y volcada en los demás.

- Prójimo es quien me invita a no instalarme en una piedad fría y bajar al sufrimiento del hombre.

- Prójimo es aquel que, sin darse cuenta, es acorralado por la sociedad opulenta robándole la riqueza interior.

- Prójimo es aquel que es vapuleado por la materialidad de las cosas y, una vez utilizado, es arrinconado en el olvido.

- Prójimo es aquel que inconscientemente se deja atacar en su dignidad antes que llevar o posicionarse en contra de las ideologías dominantes.

- Prójimo es aquel que ha sido arrastrado por las corrientes de lo inmediato, de lo pragmático y luego ha quedado sin respuestas tirado en el suelo.

- Prójimo es aquel que espera un detalle por nuestra parte y no sólo teorías o lecciones magistrales.

- Prójimo es aquel que nos corta el camino que habíamos emprendido para hacernos entender que a Dios se le gana con la misericordia y no con la razón.

- Prójimo es aquel que necesita de nuestro compromiso y de nuestra palabra, de nuestro consejo y de nuestra presencia. Lo contrario y lo más fácil, a veces, es dar un rodeo a las personas y a los acontecimientos, a los problemas y a las cruces que salen a nuestro encuentro: “ojos que no ven...corazón que no siente”.

- Prójimo es aquel que creyendo vivir en la verdad ha sido asaltado por los delincuentes de la mentira y de la farsa.

- Prójimo es aquel que no puede o no sabe sostenerse por sí mismo; el zarandeado por el ladrón poderoso don dinero o el humillado por los usurpadores de conciencias y de las grandes verdades.

- Prójimo es aquel que, de la noche a la mañana, ha sido arrojado en el abismo de la incredulidad o de la desesperanza, de la tristeza o del desencanto por la vida.

- Prójimo es aquel que ha sido despojado de lo que era resorte y apoyo en su existencia por aquellos que cabalgan en el caballo del poder y del “todo vale” para que la sociedad se quede sin moral ni ética alguna.

- Prójimos son, en definitiva, las personas que salen a nuestro paso en mil circunstancias y con mil nombres y apellidos.

Nuevo vídeo

Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de esta página.

Los cinco minutos de Dios
Abril 20
No busques amigos sin defectos, pues te quedarás toda la vida sin amigos; tampoco busques los defectos de tus amigos, pues poco a poco te irán dejando y te quedarás solo.
No ames a tus amigos porque no tienen defectos; ámalos aún a pesar de sus defectos; y, si quieres, ámalos precisamente por sus defectos, por cuanto el hecho de que tengan defectos quiere decir que son más humanos.
No pretendas exigir a tus amigos que sean mejores que tú; si ciertamente lo son, agradece y aprovecha sus ejemplos y su influencia bienhechora; si no lo son, respétalos y ofréceles tu ayuda para que se mejoren; pero con paciencia, con comprensión, con bondad, con sumo respeto a la personalidad de ellos.
No pretendas cambiar a tus amigos; déjalos que sean como Dios los ha hecho; pero no te preocupes si tú no eres como ellos; también tú tienes derecho de ser como Dios te hizo; eso sí, tanto ellos como tú serán "como Dios los hizo" y no como los deshizo el pecado de la soberbia y del egoísmo. No conviene deshacer la obra de Dios.
“El amigo fiel es un refugio seguro; el que lo encuentra, ha encontrado un tesoro. Un amigo fiel no tiene precio; no hay manera de apreciar su valor. Un amigo fiel es un bálsamo de vida, que encuentran los que temen al Señor” (Eclo 6, 14-16). Tu grupo de amigos es algo que debes conservar, porque lo necesitan tú y ellos.
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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