martes, 12 de abril de 2016

Pequeñas Semillitas 2981

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 11 - Número 2981 ~ Martes 12 de Abril de 2016
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Señor mío, necesito de tu fuerza que todo lo restaura, tu poder que sana y libera y conduce por nuevos caminos llenos de bendiciones. Tú conoces lo que hay en mi corazón: quiero amarte y servirte, no porque sea un mandato, sino porque lo acepto como una petición de amor respetuosa y lleno de gozo por hacer tu voluntad, la cual, con ella siempre me diriges y quieres lo mejor para mí. Tu palabra es como un río de agua viva, y de ella quiero que me enseñes a ser testigo fiel, proclamándola, no sólo con mi boca, sino también con mis acciones, que me ayuden a actuar con humildad y servicio. Todo el que te ama debe guardar tus mandamientos. No puedo llamarme cristiano sino cumplo con tu forma de vivir, no puedo serlo si me olvido de lo que Tú has hecho por mí. Quiero seguir tus pasos, vivir lo que Tú mismo viviste, amar lo que Tú amas, despreciar el mal que te aleja de mí. Te amo, creo en tus mandamientos, que no son otra cosa que peticiones de amor que brotan de tu sagrado corazón. Amén.
* Píldoras de Fe

¡Buenos días!

Generosidad es amor 
El mal ha entrado en el mundo por la puerta del egoísmo humano, que es negación del amor y búsqueda desenfrenada del propio bienestar. Cada día puedes empezar a ser generoso en gestos pequeños. Con la práctica se te irá abriendo el corazón, descubrirás la alegría de dar y comprobarás, maravillado, que recibes mucho más de lo que das.

Una niñita llamada Luz sufría una extraña enfermedad. Su única oportunidad era una transfusión de sangre de su hermanito de 5 años, que había sobrevivido por milagro a la misma dolencia y tenía los anticuerpos para combatirla. El doctor preguntó al niño si estaba dispuesto a dar su sangre a la hermanita. Dudó un momento, pero luego dijo: “Si, lo haré, si eso salva a Luz”. Durante la transfusión estaba acostado al lado de la hermana. Había sonrisas al ver cómo retornaba el color a las mejillas de la niña. Entonces la cara del niño se puso pálida. Miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa: “¿A qué hora empezaré a morirme?” Pensaba que le daría toda su sangre a su hermanita. Y aun así se la daba.

Cuántos hay en nuestro mismo círculo de relaciones que hoy necesitan de tu palabra, de tu sonrisa, de tu abrazo o simplemente de tu compañía. Cuánto puede ayudar la gracia del buen humor al corazón que se encuentra abatido, la palabra serena al que está irritado, la dulzura de una voz amable al que yace en el abismo de la desesperación.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, la gente dijo a Jesús: «¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Pan del cielo les dio a comer». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo». Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan». Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed». (Jn 6,30-35)

Comentario:
Hoy, en las palabras de Jesús podemos constatar la contraposición y la complementariedad entre el Antiguo y el Nuevo Testamento: el Antiguo es figura del Nuevo y en el Nuevo las promesas hechas por Dios a los padres en el Antiguo llegan a su plenitud. Así, el maná que comieron los israelitas en el desierto no era el auténtico pan del cielo, sino la figura del verdadero pan que Dios, nuestro Padre, nos ha dado en la persona de Jesucristo, a quien ha enviado como Salvador del mundo. Moisés solicitó a Dios, a favor de los israelitas, un alimento material; Jesucristo, en cambio, se da a sí mismo como alimento divino que otorga la vida.
«¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas?» (Jn 6,30), exigen incrédulos e impertinentes los judíos. ¿Les ha parecido poco el signo de la multiplicación de los panes y los peces obrada por Jesús el día anterior? ¿Por qué ayer querían proclamar rey a Jesús y hoy ya no le creen? ¡Qué inconstante es a menudo el corazón humano! Dice san Bernardo de Claraval: «Los impíos andan alrededor, porque naturalmente, quieren dar satisfacción al apetito, y neciamente despreciar el modo de conseguir el fin». Así sucedía con los judíos: sumergidos en una visión materialista, pretendían que alguien les alimentara y solucionara sus problemas, pero no querían creer; eso era todo lo que les interesaba de Jesús. ¿No es ésta la perspectiva de quien desea una religión cómoda, hecha a medida y sin compromiso?
«Señor, danos siempre de este pan» (Jn 6,34): que estas palabras, pronunciadas por los judíos desde su modo materialista de ver la realidad, sean dichas por mí con la sinceridad que me proporciona la fe; que expresen de verdad un deseo de alimentarme con Jesucristo y de vivir unido a Él para siempre.
* Rev. D. Joaquim MESEGUER García (Sant Quirze del Vallès, Barcelona, España)

Santoral Católico:
Santa Teresa de Jesús de los Andes
Monja Carmelita
Nació en Santiago de Chile el 13 de julio de 1900, en el seno de una familia acomodada y muy cristiana. Desde su niñez procuró comulgar diariamente y pasar largo rato en diálogo amistoso con Jesús, a la vez que vivía una intensa vida mariana. Profundamente afectiva, se creía incapaz de vivir separada de los suyos. Sin embargo, asumió generosa la prueba de estudiar en régimen de internado, como entrenamiento para la separación definitiva que consumaría el 7 de mayo de 1919, ingresando en las Carmelitas Descalzas de Los Andes. No alcanzó a vivir ni un año entero en el convento, pues murió de tifus el 12 de abril de 1920. Las religiosas aseguraban que había entrado ya santa. “Cristo, ese loco de amor, me ha vuelto loca”, decía ella. Alcanzó una envidiable madurez integrando en la más armoniosa síntesis lo divino y lo humano: oración, estudios, deberes hogareños... y deporte, al que era aficionadísima. Juan Pablo II la canonizó en 1993.
© Directorio Franciscano    

Palabras del Papa Francisco 
"Todos nosotros cristianos estamos llamados
a comunicar este mensaje de Resurrección a cuantos encontramos,
especialmente a quien sufre, a quien está solo,
a quien se encuentra en condiciones precarias,
a los enfermos, a los marginados"

Tema del día:
Quédate Señor conmigo
Quédate Señor conmigo, porque necesito tenerte presente para no olvidarte. Tú sabes que fácilmente me olvido de Ti.

Quédate Señor conmigo,  porque soy tan débil y me hace tanta falta tu fortaleza para no caer tan a menudo en el pecado.

Quédate Señor conmigo, porque Tú eres mi vida y sin Ti no tengo ni sentido, ni esperanza.

Quédate Señor conmigo, porque Tú eres mi luz, y sin Ti estoy en la oscuridad.

Quédate Señor conmigo, para que me muestres cuál es Tu Voluntad.

Quédate Señor conmigo, de manera que pueda oír Tu voz y seguirte.

Quédate Señor conmigo, porque deseo amarte más y más y estar siempre en tu compañía.

Quédate Señor conmigo, si de veras quieres que yo te sea siempre fiel, no me dejes solo.

Quédate Señor conmigo, porque así como soy de pobre y así como es de pobre mi alma, deseo que aun así sea un pequeño lugar de consolación para Ti una morada para tu amor.

Quédate Señor conmigo, porque en la oscuridad de ésta vida con todos sus peligros me haces tanta falta.

Quédate Señor conmigo, ayúdame a reconocerte como lo hicieron los discípulos al partir el Pan, de manera que en cada comunión Eucarística encuentre yo la luz que disperse la oscuridad y que cada Eucaristía sea el poder que me sostenga.  La única alegría de mi corazón.

Quédate Señor conmigo, porque a la hora de mi muerte quiero hacerme uno contigo, si no puedo hacerlo ese día por la Comunión que al menos sea por tu gracia, tu Misericordia y tu Amor.

Quédate Señor conmigo, quédate Jesús, no pido grandes consolaciones divinas, ni dones, porque sé que no los merezco, solo te pido el gran regalo de tu presencia.  Oh si, solamente pido esto de ti Señor.

Quédate Señor conmigo, porque solamente a Ti ando buscando, busco tu Amor, tu Gracia, tu Voluntad, tu Corazón, tu Espíritu, porque te amo y no pido otra recompensa que poder amarte más y más con un amor más fuerte y activo.   

Quédate Señor conmigo, mira que se está haciendo tarde en mi vida, los días se terminan, la vida va pasando y la muerte, el juicio y la eternidad  cada vez están cada vez más cerca.

Señor, yo necesito renovar hoy mi fortaleza de manera que no me detenga en el camino, y para eso Señor me haces falta Tú.

Se está haciendo tarde y la muerte se aproxima día a día y tú sabes Señor que le tengo tanto miedo a la oscuridad, a las tentaciones, a la aridez, a la cruz, a los problemas, a las penas.

Oh cuánto te necesito mi Jesús, en esta noche, concédeme Señor que pueda amarte con todo mi corazón mientras esté vivo de manera que pueda seguir amándote a la perfección por toda la eternidad. 

Mi querido Jesús.

Amén.      

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por el alma de Pilar, de Bogotá, Colombia. Fue una mujer auténticamente católica, amiga de la Virgen y firme devota del Santísimo Sacramento. Por ello rezamos por el descanso de su alma y su resurrección eterna ante los ojos del Señor.

Pedimos oración por las siguientes personas de Argentina: Ramón E. G., a quien el día 13 lo operan de un tumor pulmonar; Ángela D., sometida a la quinta operación de huesos; Patricia I., que está bajo tratamiento de quimioterapia; María Angélica G., con desgarro muscular en su brazo útil. Que el Señor Misericordioso les conceda las gracias que ellos necesitan.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Los cinco minutos de Dios
Abril 12
No es humano ni cristiano juzgar que el dinero es algo malo; el dinero tiene un valor propio, que es bueno reconocer; en la escala de valores ocupa un lugar.
Pero el trabajo también es un valor y ocupa su puesto propio en la escala de valores.
Pero tanto el dinero como el trabajo son valores relativos, no absolutos; todo dependerá del uso que se haga de los mismos y de la finalidad que se les dé.
El dinero empleado para hacer el bien y obrar la justicia es un medio de practicar las virtudes humanas y sociales. El trabajo orientado hacia la realización, no solo de la materia sino también del hombre, es un medio de propia superación.
De ahí que tanto uno como otro necesiten ser orientados para que puedan permanecer en la escala de valores y no se conviertan en algo negativo, dañino.
Está bien, pues, que te agrade el dinero y el trabajo; pero estará mejor que te agrade el buen uso de ambos.
“A muchos perdió el oro, hasta los corazones de los reyes descarrió” (Eclo 8,2). “Muchos se arruinaron a causa del oro, su perdición la tenían delante” (Eclo 3,6) “Feliz el rico que se conserva íntegro y no corre detrás del oro” (Eclo 31,8)
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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