jueves, 4 de febrero de 2010

Pequeñas Semillitas 0984

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 0984 ~ Jueves 4 de Febrero de 2010
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Hola !!!
Nos llamamos y somos seguidores de Jesús. El seguimiento no es ideología, no es moralismo o mera imitación de conductas.
¿Qué es seguir? Es tener con Jesús una relación estrecha. Es que su memoria y su presencia estén vivas en nosotros. Es reavivar sin cesar en nosotros la memoria conmovedora del crucificado y la experiencia del resucitado. Es hacer de su fe nuestra fe y hacer de su esperanza nuestra esperanza. Es apropiarnos de sus criterios y de sus actitudes y de su conducta, adecuándolas a nuestro tiempo.
José Arregi


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, Jesús llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja; sino: «Calzados con sandalias y no vistáis dos túnicas». Y les dijo: «Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta marchar de allí. Si algún lugar no os recibe y no os escuchan, marchaos de allí sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio contra ellos». Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
(Marcos 6, 7-13)

Comentario
Hoy, el Evangelio relata la primera de las misiones apostólicas. Cristo envía a los Doce a predicar, a curar todo tipo de enfermos y a preparar los caminos de la salvación definitiva. Ésta es la misión de la Iglesia, y también la de cada cristiano. El Concilio Vaticano II afirmó que «la vocación cristiana implica como tal la vocación al apostolado. Ningún miembro tiene una función pasiva. Por tanto, quien no se esforzara por el crecimiento del cuerpo sería, por ello mismo, inútil para toda la Iglesia como también para sí mismo»
El mundo actual necesita —como decía Gustave Thibon— un “suplemento de alma” para poderlo regenerar. Sólo Cristo con su doctrina es medicina para las enfermedades de todo el mundo. Éste tiene sus crisis. No se trata solamente de una parcial crisis moral, o de valores humanos: es una crisis de todo el conjunto. Y el término más preciso para definirla es el de una “crisis de alma”.
Los cristianos con la gracia y la doctrina de Jesús, nos encontramos en medio de las estructuras temporales para vivificarlas y ordenarlas hacia el Creador: «Que el mundo, por la predicación de la Iglesia, escuchando pueda creer, creyendo pueda esperar, y esperando pueda amar» (san Agustín). El cristiano no puede huir de este mundo. Tal como escribía Bernanos: «Nos has lanzado en medio de la masa, en medio de la multitud como levadura; reconquistaremos, palmo a palmo, el universo que el pecado nos ha arrebatado; Señor, te lo devolveremos tal como lo recibimos aquella primera mañana de los días, en todo su orden y en toda su santidad».
Uno de los secretos está en amar al mundo con toda el alma y vivir con amor la misión encomendada por Cristo a los Apóstoles y a todos nosotros. Con palabras de san Josemaría, «el apostolado es amor de Dios, que se desborda, con entrega de uno mismo a los otros (...). Y el afán de apostolado es la manifestación exacta, adecuada, necesaria, de la vida interior». Éste ha de ser nuestro testimonio cotidiano en medio de los hombres y a lo largo de todas las épocas.
Rev. D. Josep VALL i Mundó (Barcelona, España)


Santoral Católico
San Andrés Corsino


Lo llamaron Andrés por haber nacido en el día de la fiesta del apóstol San Andrés (30 de noviembre) en el año 1602, en Florencia, Italia.

Su juventud, a pesar de ser hijo de unos papás muy buenos y piadosos, fue dedicada al vicio y al pecado, porque tuvo la desgracia de juntarse con malas amistades, y se cumplió en él aquel antiguo refrán "El que con lobos anda, a aullar aprende". Los sabios dicen que cada cual es lo que sean sus amistades. Y Andrés se volvió malo porque sus amistades no eran nada buenas.

Un día el joven disipado le oyó contar a su mamá un misterioso sueño: "Poco antes de que tú nacieras, yo te vi en sueños convertido en un lobo feroz y que entrabas a un templo y allí ante la imagen de la Sma. Virgen te convertías en un manso cordero. Oh cuanto he rezado a Dios y a la Virgen para que la segunda parte de este sueño se convierta en realidad. Lobo ya lo has sido, y más malo de lo que jamás hubiéramos imaginado que ibas a llegar a ser. ¡Pero confío en que la Madre de Dios te habrá de convertir algún día en manso cordero que no ofenda al Señor! ¡Desde el día de tu nacimiento yo te consagré a Dios y a la Madre Santísima y con tu padre no hemos dejado un solo día de rezar para que te conviertas y cambies de modo de comportarte!

Estas palabras impresionaron profundamente al joven Andrés. Lleno de vergüenza y arrepentimiento se fue a la iglesia de los Padres Carmelitas y de rodillas ante la imagen de Nuestra Señora del Carmen prometió que su vida cambiaría totalmente. Preguntó a un santo sacerdote qué debería hacer para enmendar su mala vida pasada y él le aconsejó que entrara de religioso. Y así lo hizo. Se fue de fraile carmelita, y aunque sus antiguos amigotes y un tío materialista hicieron todo lo posible por convencerlo de que se quedara en el mundo en su vida de pecado y vicio, pudo más la gracia de Dios que los atractivos del mal, y se fue de religioso.

A uno que le ofrecía un elegante matrimonio le respondió: "¿Y de qué me sirve todo eso si no consigo la paz de mi alma?".

Cuando se ordenó de sacerdote, sus parientes, que eran de las riquísimas familias Corsino, le prepararon unas fiestas muy suntuosas en Florencia, su ciudad natal, pero él, sabiendo que esas fiestas lo iban a disipar en vez de enfervorizarlo, se fue a una iglesita apartada y solitaria y allá celebró muy piadosamente sus primeras misas, lejos de las fiestas mundanas que no sirven para aumentar el fervor.

Pocos años después de su ordenación sacerdotal, empezó Dios a premiarle su vida de santidad y de grandes sacrificios, concediéndole el don de obrar milagros. Profetizaba lo que iba a suceder, y sus profecías se cumplían exactamente. Bendecía enfermos y estos se curaban. Pero sobre todo lograba la conversión de grandes pecadores, como su materialista tío Juan Corsino, que ante su predicación dejó la vida mundana de pecado y empezó a dedicarse a orar y a obrar el bien.

Los jefes de la Iglesia de Fiésole se reunieron y aclamaron como obispo al Padre Andrés, pero éste salió huyendo y se escondió en un apartado convento, porque se consideraba indigno de ese cargo. Después de buscarlo inútilmente por todas partes, ya iban a elegir otro como obispo, cuando un niño anunció que el Padre Andrés estaba en el convento de los cartujos. Entonces el pueblo se fue hacia allá y lo trajo y tuvo que aceptar tan difícil cargo. Fue obispo por 24 años y ejerció su oficio con la mansedumbre de un cordero.

Aunque vivía en el palacio episcopal, su vida era la de un penitente. Totalmente dedicado a servir y a ayudar a su pueblo y a colaborar con cuanta obra fuera posible en favor de los pobres y de los pecadores, su vida individual parecía la de un monje del desierto. Dormía en el suelo sobre una estera. Dedicaba varias horas al día a la oración. Ayunaba y guardaba abstinencia continuamente. Su meditación preferida era el pensar en la Pasión y Muerte de Jesucristo.

En la dirección espiritual y confesión de las mujeres jamás las miraba al rostro y prácticamente no sabía cómo era el rostro de ninguna de ellas. No le agradaba nada que lo vivieran felicitando o llamándolo santo, pues se creía un pobre y miserable pecador. En cambio aceptaba con mucho gusto las humillaciones que le hacían.

Todo lo que el obispo Andrés conseguía lo repartía entre los pobres e iba de puerta en puerta pidiendo para ellos. Iba personalmente a buscar a los pobres "vergonzantes", o sea a aquellos que en un tiempo tuvieron buena posición económica pero que habían caído en la miseria y les daba pena pedir, y él en persona les llevaba las ayudas que necesitaban. La gente decía: "Monseñor Andrés jamás niega un favor al que lo necesita, si en su mano está el poder hacerlo".

Pero en lo que más sobresalía San Andrés Corsino era en su capacidad de poner paz entre los que estaban peleados. El Sumo Pontífice lo envió a poner paz en Bolonia, donde la gente estaba dividida en dos partidos: pobres y ricos, y se odiaban espantosamente. Después de soportar muchas humillaciones y hasta cárceles, el santo logró apaciguar los ánimos. Se hicieron las paces y por muchos años aquellos dos grupos no volvieron a pelear.

A los 71 años, murió el 6 de enero de 1373 e inmediatamente el pueblo lo declaró santo y empezó a pedirle favores y a obtenerlos por montones. Después el Sumo Pontífice Urbano Octavo lo canonizó en 1629.

San Andrés Corsini: Pídele a Dios que nos conceda dedicar nuestra vida a ayudar a los pobres y poner paz entre los demás. Y a la Virgencita que te convirtió, ruégale por nosotros los que hasta ahora hemos sido lobos dañinos, para que nos convirtamos pronto como lo lograste tú, en mansos corderos del rebaño de Cristo.


Pensamiento


"Cuando veas un gigante, examina antes la posición del sol,
no vaya a ser la sombra de un pigmeo"
Von Hardenberg


Tema del día:
¿Valoramos la mansedumbre?


1) Para saber

La mansedumbre es una virtud que a veces no es muy bien vista, pues se piensa que conlleva cierta debilidad. Hoy en día, en cambio, se alaba y premia la fuerza física. Tal vez no se ha considerado que se requiere más fuerza para dominarse a uno mismo que a los demás. Por ejemplo, en un enojo, o en un momento de ira es más fácil perder el control y responder mal o gritar, que mantener la calma y callar si es preciso.

Algo muy valioso tendrá está virtud que el Señor la incluye en las Bienaventuranzas y nos invita a imitarlo: “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón” (Mt 11, 29).

2) Para pensar

Cuenta un cardenal francés llamado Journet que una mujer campesina francesa, mayor de edad, dio hospedaje a un joven chino. Este joven era ateo, tenía ideas comunistas, y trataba de convencer a la mujer de que su fe ya era cosa del pasado. La buena mujer le daba de comer y lo atendía pero, no obstante, el joven procuraba con varios argumentos, y citando a pensadores de renombre, hacerle ver que Dios no existía y que debía abandonar esas ideas. Ella se limitaba a contestarle: “Mire, joven, seguramente usted es un hombre sabio que ha estudiado mucho. Pero yo sólo se una cosa y es que Jesús nos ha dicho que amemos a los demás como él nos amo”. El joven se desesperaba pero no dejaba su empeño por convencer a la mujer.

Cierto día unos fugitivos, también comunistas, que estaban huyendo del ejército nazi, le pidieron asilo por una noche a esta mujer. Ella accedió con mucho gusto y les dejó las habitaciones incluyendo su propio cuarto y se fue a dormir a un pasillo. Les dejó ropa limpia, toallas y una cena.

A la mañana siguiente el grupo de comunistas se fue silenciosamente llevándose todo. El joven chino estaba muy indignado y furioso por el robo de esos hombres. Pero estaba aún más sorprendido de la actitud de la mujer: comprobaba que no mostraba el menor síntoma de haberse disgustado. No lo comprendía. La mujer volvía a decirle que Jesús nos pedía amar y rezar incluso por nuestros enemigos o por quienes nos hacen un mal. Fue tal la impresión que recibió este hombre chino al ver la mansedumbre de la mujer que no solamente creyó en Dios y se convirtió al catolicismo, sino que llegó a recibir años más tarde la ordenación sacerdotal.

Los mejores argumentos que favorecieron la conversión del joven, fueron el ejemplo y mansedumbre que hicieron vida las palabras de Jesús.

3) Para vivir

Aunque es un buen deseo mantener la calma en situaciones difíciles, habremos experimentado lo difícil que es. Sin embargo no estamos solos para lograrlo, contamos con la ayuda de Dios para ello. Algunos recomiendan contar hasta diez antes de hablar airados. Seguramente será mejor solicitar la ayuda divina en esos momentos.

San Josemaría Escrivá nos da un consejo en su libro “Camino”: “No reprendas cuando sientes la indignación por la falta cometida. Espera al día siguiente, o más tiempo aún. Y después, tranquilo y purificada la intención, no dejes de reprender. Vas a conseguir más con una palabra afectuosa que con tres horas de pelea. Modera tu genio” (n. 10).

Esforcémonos, pues, por vivir la mansedumbre sabiendo que, además de los frutos que produce, tiene prometida la Bienaventuranza.

Pbro. José Martínez Colín


Nuevos videos y artículos


Hay nuevos videos subidos a este blog.
Te recuerdo que para verlos tienes que ir a la parte final de la página.


Hay nuevo material publicado en el blog "Juan Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
http://juanpabloinolvidable.blogspot.com/


Meditación breve


La belleza siempre nos fascina y la consideramos como el signo externo de la bondad. Para los niños pequeños, cualquier cosa que proporcione placer es buena: una piel tersa, música, luces de colores, dulces. ¡Qué decepción averiguar que el suave gatito tiene garras que rasguñan!
A medida que crecemos nuestras nociones de belleza y placer se profundizan y se vuelven más complejas. Observamos que, con frecuencia, la belleza de las personas es un reflejo de su yo espiritual, y que la belleza física es superficial e insatisfactoria a menos que esté acompañada de un espíritu generoso.
Esto es lo que se llama ordenar nuestras prioridades: decidir o descubrir que la virtud no es aburrida, sino algo esencial. La honestidad, la confiabilidad y la veracidad son algo que buscamos en los demás y que tratamos de alcanzar. Estas virtudes son mejores que las ropas o los coches.
Dice un refrán: “En la edad madura, tenemos los rostros que merecemos". Todos hemos visto el daño que el egoísmo o la disipación dejan en los rostros de antiguas bellezas. Cuando nuestros espíritus sean fuertes, duraderos y compasivos, seremos agradables a la vista.
La fuerza y la ternura son más bellas que los pómulos altos o el cabello rizado. Yo merezco esas virtudes.


Pedidos de oración


Pedimos oración por Mari Carmen, que vive en Potosí, México y que está gravemente enferma, en estado terminal, sólo mantenida con calmantes para evitarle sufrimientos. Que el Señor Misericordioso tenga piedad de ella y le conceda lo mejor.


Pedimos oración por José Luis C., de 70 años, que vive en León, España, a quien mañana operarán en Madrid por un problema grave de vejiga. Que el Buen Jesús esté su lado, lo proteja y permita su recuperación.


Pedimos oración por Sofía A., una niña de 12 años de edad, de Canals, provincia de Córdoba, Argentina, que padece cáncer y el mismo está diseminado por todo su cuerpo siendo muy grave su estado. Rogamos a la Virgen de Lourdes, cuya festividad celebraremos dentro de una semana, que interceda por ella para que Jesús obre el milagro de curarla. Jesús que todo lo puedes ¡sana a Sofía!


Por falta de trabajo o dificultades laborales, pedimos oración por María E. R. y por Luciano D. que viven en Buenos Aires, Argentina.


Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.


Ven Espíritu Santo...!


Espíritu Santo, Dios eterno, bajo cuyo poder se hallan los cielos y la tierra, humildemente postrado ante tu divina majestad te entrego enteramente y sin reservas todo mi ser.
Te suplico me concedas la hermosura y resplandor de tu pureza, tu inmutable justicia y la fuerza de tu amor. Por Cristo nuestro Señor. Así sea.
P. Florentín Brusa cmf


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-


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