sábado, 27 de diciembre de 2008

Pequeñas Semillitas 0597

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 0597 ~ Sábado 27 de Diciembre de 2008
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)



Hola !!!
Siempre que Dios ha requerido de alguien que haga algo grande, lo ha enviado a un refugio solitario. Lo ha llamado para que vaya solo. ¡Cuán solitarios andaban los profetas de Israel! Juan el Bautista estaba solo en medio de la multitud. Pablo tuvo que decir: "todos me han desamparado". Y ¿quién ha estado más solo que nuestro Señor Jesucristo?
Las victorias de Dios no las ganan las multitudes. El hombre que se atreve a ir donde otros retroceden, se encontrará solo, pero verá la Gloria de Dios...
Gordon Watt.



La Palabra de Dios : Evangelio del día



El primer día de la semana, María Magdalena fue corriendo a Simón Pedro y a donde estaba el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto». Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó.
(Juan 20, 2-8)

Comentario
Hoy, la liturgia celebra la fiesta de san Juan, apóstol y evangelista. Al siguiente día de Navidad, la Iglesia celebra la fiesta del primer mártir de la fe cristiana, san Esteban. Y el día después, la fiesta de san Juan, aquel que mejor y más profundamente penetra en el misterio del Verbo encarnado, el primer "teólogo" y modelo de todo verdadero teólogo. El pasaje de su Evangelio que hoy se propone nos ayuda a contemplar la Navidad desde la perspectiva de la Resurrección del Señor. En efecto, Juan, llegado al sepulcro vacío, «vio y creyó» (Jn 20,8). Confiados en el testimonio de los Apóstoles, nosotros nos vemos movidos en cada Navidad a "ver" y "creer".
Uno puede revivir estos mismos "ver" y "creer" a propósito del nacimiento de Jesús, el Verbo encarnado. Juan, movido por la intuición de su corazón -y, deberíamos añadir, por la "gracia"- "ve" más allá de lo que sus ojos en aquel momento pueden llegar a contemplar. En realidad, si él cree, lo hace sin "haber visto" todavía a Cristo, con lo cual ya hay ahí implícita la alabanza para aquellos que «creerán sin haber visto» (Jn 20,29), con la que culmina el vigésimo capítulo de su Evangelio.
Pedro y Juan "corren" juntos hacia el sepulcro, pero el texto nos dice que Juan «corrió más aprisa que Pedro, y llegó antes al sepulcro» (Jn 20,4). Parece como si a Juan le mueve más el deseo de estar de nuevo al lado de Aquel a quien amaba -Cristo- que no simplemente estar físicamente al lado de Pedro, ante el cual, sin embargo -con el gesto de esperarlo y de que sea él quien entre primero en el sepulcro- muestra que es Pedro quien tiene la primacía en el Colegio Apostólico. Con todo, el corazón ardiente, lleno de celo, rebosante de amor de Juan, es lo que le lleva a "correr" y a "avanzarse", en una clara invitación a que nosotros vivamos igualmente nuestra fe con este deseo tan ardiente de encontrar al Resucitado.
Rev. D. Manel Valls i Serra (Barcelona, España)




Santoral Católico


San Juan Evangelista




Juan significa: "Dios es misericordioso". Este apóstol tuvo la inmensa dicha de ser el discípulo más amado por Jesús. Y se ha hecho muy famoso por haber compuesto el cuarto evangelio.

Nació en Galilea. Era hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el Mayor. Su oficio era el de pescador. Parece que fue uno de los dos primeros discípulos de Jesús, junto con Andrés. Los dos eran también discípulos de Juan Bautista y un día al escuchar que el Bautista señalaba a Jesús y decía: "Este es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo", se fueron detrás de Él. Jesús se volvió y les dijo: "¿Qué buscan?". Ellos le respondieron: "Señor: ¿dónde habitas?". Y Jesús les dijo: "Vengan y verán". Y se fueron con él y estuvieron en su compañía toda la tarde recibiendo sus enseñanzas. Durante toda su vida, jamás Juan podrá olvidar el día, la hora y el sitio en que se encontró por primera vez con Jesucristo. Fue el momento más decisivo de su existencia.

Juan estaba después un día con su hermano Santiago, y con sus amigos Simón y Andrés, remendando las redes a la orilla del lago, cuando pasó Jesús y les dijo: "Vengan conmigo y los haré pescadores de almas". Inmediatamente, dejando a su padre y a su empresa pequeña, se fue con Cristo a dedicarse para siempre y por completo a extender el Reino de Dios.

Juan evangelista hizo parte, junto con Pedro y Santiago, del pequeño grupo de preferidos que Jesús llevaba a todas partes y que presenciaron sus más grandes milagros. Los tres estuvieron presentes en la Transfiguración, y presenciaron la resurrección de la hija de Jairo. Los tres presenciaron la agonía de Cristo en el Huerto de los Olivos. Junto con Pedro, fue este apóstol encargado por Jesús de prepararle la Última Cena.

Al ver la mamá de Santiago y Juan que Jesús los prefería tanto, y aconsejada por ellos dos, que eran bien orgullosos, se atrevió a pedirle al Señor una gracia muy especial: que cuando él empezara a reinar, nombrara a Juan primer ministro y a Santiago ministro también. Jesús le respondió que el señalar los primeros puestos en el Reino de los cielos le correspondía al Padre Celestial, y que estos ya estaban determinados para otros. Los demás apóstoles se indignaron contra estos dos vanidosos, pero Jesús aprovechó aquella ocasión para recordarles que en el Reino de los cielos ocuparán los primeros puestos los que se hayan dedicado a prestar servicios humildes a los demás.

En la Última Cena tuvo el honor de recostar su cabeza sobre el corazón de Cristo. Juan Evangelista fue el único de los apóstoles que estuvo presente en el Calvario al morir Jesús. Y recibió de Él en sus últimos momentos el más precioso de los regalos. Cristo le encomendó que se encargara de cuidar a la Madre Santísima María, como si fuera su propia madre, diciéndole: "He ahí a tu madre". Y diciendo a María: "He ahí a tu hijo".

El domingo de la resurrección, fue el primero de los apóstoles en llegar al sepulcro vacío de Jesús. Se fue corriendo con Pedro (al oír la noticia de que el sepulcro estaba vacío), pero como era más joven, corrió a mayor velocidad y llegó primero. Sin embargo por respeto a Pedro lo dejó entrar a él primero y luego entró él también y vio y creyó que Jesús había resucitado.

Después de la resurrección de Cristo, cuando la segunda pesca milagrosa, Juan fue el primero en darse cuenta de que el que estaba en la orilla era Jesús.

Después de recibir el Espíritu Santo en Pentecostés, Juan iba con Pedro un día hacia el templo y un pobre paralítico les pidió limosa. En cambio le dieron la curación instantánea de su enfermedad. Con este milagro se convirtieron cinco mil personas, pero los apóstoles fueron llevados al tribunal supremo de los judíos que les prohibió hablar de Jesucristo. Pedro y Juan les respondieron: "Tenemos que obedecer a Dios, antes que a los hombres". Los encarcelaron, pero un ángel llegó y los libertó. Otra vez los pusieron presos y les dieron 39 azotes a cada uno. Ellos salieron muy contentos de haber tenido el honor de sufrir esta afrenta por amor al Señor Jesús, y siguieron predicando por todas partes.

Juan, para cumplir el mandato de Jesús en la cruz, se encargó de cuidar a María Santísima como el más cariñoso de los hijos. Con Ella se fue a evangelizar a Éfeso y la acompañó hasta la hora de su gloriosa muerte.

El emperador Dominiciano quiso matar al apóstol San Juan y lo hizo echar en una olla de aceite hirviente, pero él salió de allá más joven y más sano de lo que había entrado, entonces fue desterrado de la isla de Patmos, donde fue escrito el Apocalipsis.

Después volvió otra vez a Éfeso donde escribió el Evangelio según San Juan, que es el libro que lo ha hecho tan famoso. Este libro tiene un estilo elevadísimo e impresionantemente hermoso. Agrada mucho a las almas místicas, y ha convertido a muchísimos con su lectura.

A San Juan Evangelista lo pintan con un águila al lado, porque es el escritor de la Biblia que se ha elevado a más grandes alturas de espiritualidad con sus escritos. Ningún otro libro tiene tan elevados pensamientos como en su evangelio.

Dice San Jerónimo que cuando San Juan era ya muy anciano se hacía llevar a las reuniones de los cristianos y lo único que les decía siempre era esto: "hermanos, ámense los unos a otros". Una vez le preguntaron por qué repetía siempre lo mismo, y respondió: "es que ese es el mandato de Jesús, y si lo cumplimos, todo lo demás vendrá por añadidura".

San Epifanio dice que San Juan murió hacia el año cien, a los 94 años de edad.




Pensamiento


"Dios es amor"

San Juan




Tema del día : San José y la Navidad



Señor Jesús, José, ese hombre justo y noble, recto y digno, sensible y respetuoso, hombre de corazón grande, aceptó ser tu custodio, tu protector, tu guardián.

Cuidó de María, la protegió, la ayudó para que Tú pudieras nacer sin problemas, fue él quien proveía las cosas para que Tú crecieras en el vientre de tu Madre, fue él quien se preocupaba de ti y de María, tu Virgen-Madre.

Fue él quien con su trabajo de carpintero conseguía lo que necesitaba María para alimentarla, para que pudieras crecer sano y fuerte.

Fue José quien aceptó cambiar sus planes de vivir con tu Madre, y aceptó ser tu padre dándote el nombre, haciéndote su hijo y así descendiente de David.

Señor, viendo a José como supo hacer tu voluntad, te pedimos que nosotros, podamos tener las mismas actitudes y sentimientos de José. Que vivamos como Tú nos pides.

Ayuda Señor a los padres de familia a ser cada vez más cariñosos y cercanos a sus hijos, a ser mejores esposos, más atentos y cuidadosos con sus esposas, que sean no sólo los que traigan el pan a la casa sino que sean los hombres de Dios, fieles y serviciales, hombres que den su vida cuidando, protegiendo y ayudando a su familia como lo hizo José.

Que en esta Navidad la familia esté más unida, que se quieran más, como vivieron ustedes en Nazaret.

Señor bendice a cada familia por intercesión de José y María-Virgen.

Que así sea.



Mensaje de María Reina de la Paz



Mensaje de María Reina de la Paz del 25 de diciembre de 2008

¡Queridos hijos! Ustedes corren, trabajan y acumulan, pero sin bendición. ¡Ustedes no oran! Hoy los invito a que se detengan ante el Pesebre y mediten sobre Jesús, a quien también hoy les doy, para que Él los bendiga y les ayude a comprender que sin Él no tienen futuro. Por eso, hijitos, pongan sus vidas en las manos de Jesús para que Él los guíe y proteja de todo mal. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!

www.MensajerosdelaReinadelaPaz.org



Los cinco minutos de María - por Alfonso Milagro



Juan Evangelista recibió a María por Madre. Jesús no podía otorgarle título más tierno y embellecedor que el de "Hijo de María".
Como dice la liturgia, nosotros compartimos su honor, pues también nosotros somos hijos de María. Su honor y su responsabilidad.
Amemos a María y hagamos siempre cuanto le agrada a tan buena Madre. ¡La Madre de Dios es mi Madre!

María, quiero ser buen hijo tuyo, amarte con todas mis fuerzas y todo mi corazón.


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-

pequesemillitas@gmail.com

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